Amusco es un pueblo de la provincia de Palencia, que dista del mío exactamente 41 km. Pertenece,
como Castromocho, a la Tierra de Campos. Y mantiene en sí mismo una desproporción desde tiempos inmemoriales, toda la población que lo constituye cabe varias veces en su iglesia parroquial; como sucede en mi pueblo.
La mía es una tierra de gentes de profundas convicciones religiosas, cuyos símbolos más visibles son los enormes templos que dominan los caseríos.
Pero no queda ahí. También se expresa en el culto y en las diferentes expresiones de la religiosidad que se llevan a cabo a lo largo del año, y muy especialmente al hilo de las actividades agrícolas y el sucederse de las estaciones.
Iglesia de San Pedro |
Firmemente asentados sobre la tierra que le da su consistencia y alimento, hombres y mujeres tienen sin embargo la mirada puesta en el infinito horizonte, y en su amplio cielo. De ahí que muchos hijos e hijas de estos pueblos hayan elegido o respondido a la vocación religiosa, bien para realizarla por aquí, o viajar con ella y por ella hacia tierras de ultramar. No es raro, pues, que en algún pueblo palentino celebren el día de sus hijos e hijas misioneros y congreguen una cantidad de ellos muy superior a la de los actuales habitantes.
Ocurre en mi pueblo, también; y en Amusco sólo lo supongo. Pero no andaré muy desencaminado, porque salvo de otro pueblo de la tierra, en la provincia de Valladolid, Montealegre, de Amusco he conocido, y sin hacer ningún esfuerzo, cuatro curas coetáneos.
Al primero que tuve el gusto fue a Javier. Recién venido de misiones, enfermo y maltrecho por querer vivir como allá vivían por entonces los lugareños, estaba estigmatizado por Burundi. Le duró mucho recuperar la salud física y recomponerse en lo anímico. Y cuando lo logró, o ya estaba en vías de conseguirlo, pidió la secularización y se casó con Mariajesús. En La Cabrera leonesa los dejé viviendo, hace ya bastantes años.
También conocí a Juanjo. Ya apuntaba por entonces maneras de teólogo, recién doctorado por Salamanca. Comimos juntos y departimos, no por ser erudito, sino por paisanaje con Javier.
Y mucho más tarde me topé con dos hermanos, los Mateo, con los que sólo y apenas tuve esporádicos y circunstanciales encuentros.
Transcurridos los años, salta una noticia que convierte a Amusco en primera línea de la primera página de algunos medios periodísticos de esta autonomía. Juan José Tamayo, natural de este pueblo palentino, es puesto en la picota por el obispo de la diócesis debido a que ha sido invitado a dar una conferencia en una biblioteca pública de la ciudad.
Triste motivo para Amusco verse en tal tesitura. Sonrojo para los amusquenses que uno de entre ellos aparezca en los papeles no para ser honrado, sino para lo contrario. Baldón para una tierra que se ufana de sus mejores personas más allá de sus propios límites y fronteras.
Ermita de Ntra. Sra. de las Fuentes |
Palencia tiene dos zonas muy claramente marcadas: el llano y la montaña. Sin embargo encierra mayor variedad de lo que aparenta, a pesar de que volviendo desde el norte hacia el sur, todo parezca uniforme y sin fisuras: el Alcor, la ribera del Carrión, el Cerrato, la ribera del Pisuerga. Y en lo religioso, idem. No convendría citar nombres, para no señalar; pero sólo a modo de ejemplo, pongamos… monseñor Castellanos y monseñor Munilla. Ahora está otro, valenciano, cuyo nombre es Esteban, monseñor Escudero.
A los dos primeros se les conoce; a Castellanos se le quiere; de Munilla gustó su gesto cuando la explosión de gas. A Esteban Escudero Torres…
He tenido que acudir a Wikipedia. Lo siento.
2 comentarios:
Creo que la cita es de Pedro Casaldáliga, “por la tierra se va a Dios”
Estuve pensando en lo que escribí ayer en tu blog, somos esclavos de las palabras, más si estas quedan escritas, y odiar es una desafortunada palabra, creo que nunca he odiado, nunca he negado a nadie el saludo. Quizás la palabra seria “rabia”, siento rabia de esta moral relativa en que todo es defendible, en que no hay buenos y malos, ni bien ni mal, en la que “cada uno piensa como quiere” seria el máximo cuerpo doctrinal, que casualidad que muchos defensores y practicantes de esta moralidad siempre disparen hacia los débiles y nunca hacia el poder.
Siento rabia de todos estos “muertos vivientes” que juzgan a todos bajo su “verdad”, y la imponen y “odian” al resto. Precisamente en la noticia que enlazas sobre Tamayo, hay un comentario (y blog “alma liberal”) que responde perfectamente a este prototipo Alicia madre, esposa y católica, para que no haya duda. Por supuesto el Obispado de Palencia en la misma línea, pero casualidad de las casualidades, para repartir la misma medicina hacia el poder, hacia la deshumanización y destrucción que provoca el “becerro de oro”, para eso no hay esa “mala leche”, para eso el evangelio no propone nada, solo sumisión y acato al poder establecido.
La iglesia siempre se llevó mal con el socialismo, con las revoluciones, con el cambio, siempre le gusto estar bajo el ala del poder de turno. Tamayo encaja mal en esta Iglesia.
No tengo un nombre al lado del mío, ni cristiano, ni católico…….pero ateo o agnóstico nunca tuvieron cabida en mi corazón. Me gusta el evangelio de algunos, mucho, me gusta como casa con la política, como la humaniza, como la diviniza. Me gustan las palabras y las obras de aquellos que han encarnado este evangelio, que han muerto por él, no me importa arrodillarme bajo su Cruz, bajo su Dios, bajo este Jesucristo…..me siento bien, creo que mejor que en ninguna otra Casa.
Ando en casa, curando un proceso gripal, por eso ando con más tiempo para teclear y hacer visitas. Al final: no sé nada, mi propia finitud. Eso sí, relativos muchos, absolutos los justos y necesarios, pero absolutos al fin y al cabo. No quiero ser “un muerto viviente”.
Gracias por “tus” tierras.
Cura esa gripe, que es fruto del tiempo éste, seco y soleado cuando debiera ser otro bien distinto. Y no te preocupes por las palabras, que no tienen por qué esclavizar en este mundo del blog, en el que las prisas y/o los despistes no dejan lugar a la precisión, pero permiten la propia expresión y la comunicación. Si te decía que el odio no tiene sentido, la rabia por sí sola tampoco. Ahí lo ves, este buen señor queriendo impedir ayudó a dar notoriedad a un acto que creo que le interesaba más de lo que reconocía, y al que no asistió por pura vergüenza.
En cuanto a los adjetivos a que aludes, he indagado; la tal buena señora ha resultado ser una auténtica “perla”, de las que brillan con harta frecuencia en este proceloso mar de los blogs y de los comentarios en Internet. Si es verdad que se definen a sí mismos, igualmente se autodescalifican.
Ahí quedan, por lo demás, todas tus palabras, que una vez escritas son reversibles –la papelera está justo debajo-, porque como bien dices, absolutos sólo los justos y necesarios. Pues ¿no somos al fin y al cabo finitos? No obstante, yo me honro con ellas, y te las agradezco.
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