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La cuesta de San Antón



Fotografía tomada de http://ojodecastromocho.blogspot.com.es

Mi pueblo tiene una cosita que no la tienen otros: la cuesta, al pie de Santa María. Por San Antón, tras la santa misa, burros y caballos, mulas y yeguas, el 17 de enero honraban al santo llevando sobre sí aguerridos jinetes a lo largo de la corta pero empinada subida hasta el rellano de la iglesia de la Reina de los Ángeles, justo enfrente de mi casa. Sólo fui testigo de este evento hasta los cuatro años; luego ya no tuve ocasión, estaba en la ciudad y en el colegio.
¿Qué recuerdo de aquello? Poco, y suficiente. Los animales bonitamente enjaezados, los mozos enardecidos por llegar arriba los primeros, y el pueblo casi entero jaleando y disfrutando. Y mucho frío.
Por entonces, un poco antes o un poco después, matábamos al marrano y agarrándole del rabo lo llevábamos a la hoguera para que se churruscaran los pelos, –las cerdas–, y poder luego comer las orejas asadas sin pelillos en la boca.
No recuerdo haber llevado ovejas, gallinas, conejos o similares para que recibieran bendición alguna; tal vez no fuera costumbre; puede que no lo consideráramos; quizá pensáramos no la necesitaran los que en todo proveían en nuestro beneficio con su trabajo, su leche, sus huevos, su carne…
Tanto dependíamos en todo de los animalitos que los cuidábamos hasta el extremo de dar casi la vida por ellos. A cambio, los exprimíamos a conciencia. Del cerdo, hasta el rabo; de las gallinas, hasta las plumas; y de las ovejas, hasta las cagalitas. Las mulas y équidos eran la clase superior dentro del gremio: sin ellas y ellos no había pan que llevar a la boca. La cecina era el último aprovechamiento, tras una vida trabajada hasta la consunción.
Fotografía tomada de http://ojodecastromocho.blogspot.com.es
San Antón era un santo muy querido en mi pueblo. Creo que aún lo sigue siendo. Urbanita como soy desde que dejé Castromocho, sigo en comunión con toda clase de animales. Ahora disfruto de esta compañía, ellos son mi alegría y mi responsabilidad.
Gumi, Luna y Tano
Y de san Antón ¿qué? Pues lo que dicen las crónicas: que fue un señor que se deshizo de sus bienes para irse a vivir en solitario una existencia austera; le imitaron y desde entonces se le conoce como el santo del desierto, porque fue en la Tebaida donde se curtió frente a las duras tentaciones, y donde ejerció como padre del eremitismo porque hizo de ser anacoreta escuela. Lo de los animales vino después, y arraigó tanto que no hay mascota que se precie que no se acerque hoy al Salvador para que Pepe le eche la bendición.
Fotografía tomada de http://www.elnortedecastilla.es

Un cierto pueblo de nombre Canena



En el siglo XIX tenía doscientas casas, o sea las mismas que mi pueblo, Castromocho, por las mismas fechas. Ahora aquél ha ascendido a 2083 habitantes, y éste se ha reducido a 283. Curioso que un cero, que no vale nada, produzca tal efecto.
Mi pueblo no tiene nada reseñable, salvo lo que ya he ido indicando en este blog. Y Canena, supongo que tampoco. Ha tenido que ser una frase en una homilía del cura párroco de la villa el motivo para que yo me interesara y descubriera las semejanzas y las diferencias entre ambos.
Son mesetarios. Equidistantes del mar. Clima riguroso. De secano; uno olivarero, otro cerealista. En el andaluz, castillo en pie; en el castellano, castillo en tierra. Terrible paradoja. En el mío ni un árbol; en el otro, un bosque lo circunda, aunque parezca tratarse de repoblación.
En iglesias gana el palentino, pero pierde en plazas hoteleras. Y un festival de música marca claramente diferencias a favor del de Jaén. Tiene lugar en verano y es muy versátil; ópera, jazz, bandas, piano, guitarra… En el patio de Columnas o en el de Armas, a elegir.
Si don Miguel Hernández tildó de “aceituneros altivos” a los andaluces de Jaén, a nosotros nadie nos homenajeó jamás por ser palentinos. Y eso que de por aquí eran entre otros, doña Ximena, esposa de mío Cid, y Jorque Manrique, poeta largo y profundo.
¡Y Victorio Macho, que esculpió el santo Cristo del Otero!
 

¡Molinero!



Creo que no hay pueblo o aldea en la que no haya existido un molino. El pan necesita harina, y el grano hay que molerlo en algún lugar. Por tanto molinero o molinera es palabra tan común en esta tierra como el pan de cada día.
En mi pueblo conocí dos fábricas de harina; la de Castrillo y la de Nuestra Señora de los Ángeles. Funcionaban a base de motor; el tipo de combustible supongo que sería la electricidad, aunque cabe la posibilidad de que en sus principios fuera de otro tipo.
En mi pueblo el agua sólo sirve para beber, porque no pasa casi nada por su río, el Valdeginate. Un poco alejado pasa el canal, –la ría–, y ese sí que ha movido fábricas y ha llenado y vaciado exclusas para hacer posible el tráfico fluvial de cereales y otros productos agrarios. Como de eso ya hablé, ahora no digo ni pío.
Tardé tiempo en conocer el uso del agua como energía, pero ya sólo como pasado, salvo cuando lo venía en el NO-DO, que ocurría fijo fijo cada tarde de domingo.
El caso es que el tiempo que estuve en Montealegre me sirvió para conocer los restos de sus trece molinos, que se dice bien, trece; todo su valle está plagado (lo estaba entonces, cuando lo pateé) de restos de fábrica en piedra, ruedas de molino y canalizaciones que denotan lo mucho que aprovecharon los lugareños la fuerza del poco agua que discurre por aquel arroyo, otrora cangrejero.
Pongo aquí algunas fotos que conservo.




Este otro está en Castromonte. Es el molino nuevo; del molino viejo, si existió, no quedan restos.



Qué tiene, pues, de extraño que el grito de ¡molinero! fuera usual en aquellos tiempos en que cada casa habitada debía proveerse de harina para amasar el pan. Tarde o temprano se veían en la necesidad de acercarse al molino con la carga de cereal destinada al autoconsumo. Sí, ir a visitar al molinero era tan habitual como ir hoy al ambulatorio a por las medicinas.

Don Domnino


Don Domnino y Don Dionisio

Nos comíamos la m, y así le decíamos don Donino. Y él atendía siempre. Era el cura de mi pueblo cuando yo era niño. El señor párroco.
Había también otro, que era hijo del pueblo, o sea nacido allí; era don Dionisio. En la foto a la derecha, porque el de la izquierda es don Domnino.
Ya digo que era el párroco de San Esteban, el titular de la parroquia. Y don Dionisio tenía una cosa a modo de capellanía, y regía la otra iglesia, la de Santa María, donde a mí me bautizaron.
Así que don Domnino y don Dionisio fueron los primeros curas que conocí. Luego traté a más, pero no demasiados. Hasta ahora, que sigo poco más o menos igual que entonces.
Esa foto la he pescado de la página web de mi pueblo, Castromocho. La tenía en conserva para ver si le encontraba uso. Y hoy, al mirar el santoral, lo he encontrado, hoy es su día:
En Cesarea de Palestina, santo Domnino, mártir, joven médico, que al comienzo de la persecución bajo el emperador Diocleciano fue condenado a las minas de Fanensia, donde, tras padecer crueles vejaciones, por orden del prefecto Urbano le entregaron al fuego, en el año quinto de la persecución, al haberse mantenido firme en la confesión de la fe.
«Urbano entregó a las llamas a un hombre que ya era ilustre por muchas otras confesiones de la fe. Su nombre era Domnino, bien conocido por todos en Palestina por su valentía enorme. Después de esto el mismo juez, que era un cruel planificador del sufrimiento, y un inventor de dispositivos contra la doctrina de Cristo, planeó penas contra la piedad de las que nunca se había oído hablar: condenó a tres para combate pugilístico singular, y entregó para que fuera devorado por las fieras a Ausencio, un anciano santo y honesto. A otros hombres ya adultos los hizo eunucos, y los condenó a las minas, y a otros, después de severas torturas, los echó en la cárcel». (Eusebio de Cesarea, Los mártires de Palestina, capítulo 7, párr. 4)
El don Domnino que yo conocí ni era joven, ni médico, ni me consta que le hicieran eunuco, ni tuvo que mostrar cuán valiente fuera, ni le pasaron por el fuego y creo que nació y murió sin salir de su provincia natal, Palencia. Sólo fue el cura de mi pueblo y murió de natural.
Supongo que a él algo le deberé cuando, en plena crisis existencial en la adolescencia, deshojé mi margarita personal, sí/no/sí, me quiere/no me quiere, y me tiré en plancha para ver si me aceptaban en esto de ser cura.
Algo también tuvo él que mover por algún sitio, porque de otra manera no llego a comprender cómo es que en aquella incierta rifa me tocó premio. Y tuvo que ser en la prórroga, porque en el tiempo reglamentario no hubo manera.
Lo cierto es que si de santo Domnino dicen bien poco las Actas del Martirologio Romano, de mi don Domnino tampoco tengo otra cosa que añadir. Fue cura de pueblo, el mío, y allí vivió y murió.

San Esteban, protomártir




La parroquia de mi pueblo está dedicada a San Esteban, el primer cristiano mártir.  Con todo respeto hacia los demás pueblos y sus santos, no puedo dejar de indicar la importancia de tener a este ser humano como titular. Podría aducir muchas razones, pero como no soy dado al apabulle del contrario, sólo aportaré dos:
1. Fue elegido democráticamente.
2. Su elocuencia fue tal, que está recogido su último, y al parecer único, discurso en el Libro de los Hechos de los Apóstoles que, lejos de limitarse a citarle, le dedica casi tres capítulos enteros.
Palabra que digo la verdad. Hela aquí:
6 1Por aquellos días, al multiplicarse los discípulos, hubo quejas de los helenistas contra los hebreos, porque sus viudas eran desatendidas en la asistencia cotidiana. 2Los Doce convocaron la asamblea de los discípulos y dijeron:
-«No parece bien que nosotros abandonemos la Palabra de Dios por servir a las mesas. 3Por tanto, hermanos, buscad de entre vosotros a siete hombres, de buena fama, llenos de Espíritu y de sabiduría, y los nombraremos para este cargo; 4mientras que nosotros nos dedicaremos a la oración y al ministerio de la Palabra».
5Pareció bien la propuesta a toda la asamblea y escogieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Pármenas y a Nicolás, prosélito de Antioquía; 6los presentaron a los apóstoles, e hicieron oración y les impusieron las manos.
7La Palabra de Dios iba creciendo; en Jerusalén se multiplicó considerablemente el número de los discípulos, y multitud de sacerdotes iban aceptando la fe.
8Esteban, lleno de gracia y de poder, realizaba entre el pueblo grandes prodigios y señales. 9Se levantaron unos de la sinagoga llamada de los Libertos, cirenenses y alejandrinos, y otros de Cilicia y Asia, y se pusieron a disputar con Esteban; 10pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba. 11Entonces instigaron a unos hombres que dijeran: «Nosotros hemos oído a éste pronunciar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios». 12De esta forma amotinaron al pueblo, a los ancianos y escribas; vinieron de improviso, le prendieron y le condujeron al Sanedrín. 13Presentaron entonces testigos falsos que declararon:
-«Este hombre no para de hablar contra el Lugar Santo y de la Ley; 14pues le hemos oído decir que Jesús, ese Nazareno, destruiría este Lugar y cambiaría las costumbres que Moisés nos ha transmitido».
15Fijando en él la mirada todos los que estaban sentados en el Sanedrín, vieron su rostro como el rostro de un ángel.
7 1El Sumo Sacerdote preguntó:
-«¿Es así?».
2Esteban respondió:
-«Hermanos y padres, escuchad. El Dios de la gloria se apareció a nuestro padre Abrahán cuando estaba en Mesopotamia, antes de que se estableciese en Jarán 3y le dijo: Sal de tu tierra y de tu parentela y vete a la tierra que yo te muestre. 4Entonces salió de la tierra de los caldeos y se estableció en Jarán. Y después de morir su padre, Dios le hizo emigrar de allí a esta tierra que vosotros habitáis ahora. 5Y no le dio en ella en heredad ni la medida de la planta del pie; sino que prometió dársela en posesión a él y a su descendencia después de él, aunque no tenía ningún hijo. 6Dios habló así: Tus descendientes residirán como forasteros en tierra extraña y les esclavizarán y les maltratarán durante cuatrocientos años. 7Pero yo juzgaré -dijo Dios- a la nación a la que sirvan como esclavos, y después saldrán y me darán culto en este lugar. 8Le dio, además, la alianza de la circuncisión; y así, al engendrar a Isaac, Abrahán le circuncidó el octavo día, y lo mismo Isaac a Jacob, y Jacob a los doce patriarcas.
9Los patriarcas, envidiosos de José, le vendieron con destino a Egipto. Pero Dios estaba con él 10y lo libró de todas sus tribulaciones y le dio gracia y sabiduría ante Faraón, rey de Egipto, quien le nombró gobernador de Egipto y de toda su casa. 11Sobrevino entonces en todo Egipto y Canaán hambre y gran tribulación; nuestros padres no encontraban víveres. 12Pero al oír Jacob que había trigo en Egipto, envió a nuestros padres una primera vez; 13la segunda vez José se dio a conocer a sus hermanos y conoció Faraón el linaje de José. 14José envió a buscar a su padre Jacob y a toda su parentela que se componía de setenta y cinco personas. 15Jacob bajó a Egipto donde murió él y también nuestros padres; 16y fueron trasladados a Siquem y depositados en el sepulcro que compró Abrahán a precio de plata a los hijos de Jamor, padre de Siquem.
17Conforme se iba acercando el tiempo de la promesa que Dios había hecho a Abrahán, creció el pueblo y se multiplicó en Egipto, 18hasta que se alzó un nuevo rey en Egipto que no se acordó de José. 19Obrando astutamente contra nuestro linaje, este rey maltrató a nuestros padres hasta obligarles a exponer sus niños, para que no vivieran. 20En esta coyuntura nació Moisés, que era hermoso a los ojos de Dios. Durante tres meses fue criado en la casa de su padre; 21después fue expuesto y le recogió la hija de Faraón, quien le crió como hijo suyo. 22Moisés fue educado en toda la sabiduría de los egipcios y fue poderoso en sus palabras y en sus obras.
23Cuando cumplió la edad de cuarenta años, se le ocurrió la idea de visitar a sus hermanos, los hijos de Israel. 24Y al ver que uno de ellos era maltratado, tomó su defensa y vengó al oprimido matando al egipcio. 25Pensaba él que sus hermanos comprenderían que Dios les daría la salvación por su mano; pero ellos no lo comprendieron. 26Al día siguiente se les presentó mientras estaban peleándose y trataba de ponerles en paz diciendo: “Amigos, que sois hermanos, ¿por qué os maltratáis uno al otro?” 27Pero el que maltrataba a su compañero le rechazó diciendo: “¿Quién te ha nombrado jefe y juez sobre nosotros? 28¿Es que quieres matarme a mí como mataste ayer al egipcio?” 29Al oír esto Moisés huyó y vivió como forastero en la tierra de Madián, donde tuvo dos hijos.
30Al cabo de cuarenta años se le apareció un ángel en el desierto del monte Sinaí, sobre la llama de una zarza ardiendo. 31Moisés se maravilló al ver la visión, y al acercarse a mirarla, se dejó oír la voz del Señor: 32“Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob”. Moisés temblaba y no se atrevía a mirar. 33El Señor le dijo: “Quítate las sandalias de los pies, pues el lugar donde estás es tierra santa. 34Bien vista tengo la opresión de mi pueblo que está en Egipto y he oído sus gemidos y he bajado a librarles. Y ahora ven, que te enviaré a Egipto.
35A este Moisés, de quien renegaron diciéndole: ¿quién te ha nombrado jefe y juez?, a éste envió Dios como jefe y redentor por mano del ángel que se le apareció en la zarza. 36Éste les sacó, realizando prodigios y señales en la tierra de Egipto, en el mar Rojo y en el desierto por cuarenta años. 37Este es el Moisés que dijo a los israelitas: Dios os suscitará un profeta como yo de entre vuestros hermanos. 38Este es el que, en la asamblea del desierto, estuvo con el ángel que le hablaba en el monte Sinaí, y con nuestros padres; el que recibió palabras de vida para comunicárnoslas; 39este es aquel a quien no quisieron obedecer nuestros padres, sino que le rechazaron para volver su corazón hacia Egipto, 40y dijeron a Aarón: “Haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque este Moisés que nos sacó de la tierra de Egipto no sabemos qué ha sido de él. 41E hicieron aquellos días un becerro y ofrecieron un sacrificio al ídolo e hicieron una fiesta a las obras de sus manos. 42Entonces Dios se apartó de ellos y los entregó al culto del ejército del cielo, como está escrito en el libro de los Profetas:
¿Es que me ofrecisteis víctimas y sacrificios
durante cuarenta años en el desierto, casa de Israel?
43Os llevasteis la tienda de Moloc
y la estrella del dios Refán,
las imágenes que hicisteis para adorarlas;
pues yo os llevará más allá de Babilonia.
44Nuestros padres tenían en el desierto la Tienda del Testimonio, como mandó el que dijo a Moisés que la hiciera según el modelo que había visto. 45Nuestros padres que les sucedieron la recibieron y la introdujeron bajo el mando de Josué en el país ocupado por los gentiles, a los que Dios expulsó delante de nuestros padres, hasta los días de David, 46que halló gracia ante Dios y pidió encontrar una Morada para la casa de Jacob. 47Pero fue Salomón el que le edificó Casa, 48aunque el Altísimo no habita en casas hechas por mano de hombre como dice el profeta:
49El cielo es mi trono
y la tierra el escabel de mis pies.
Dice el Señor: ¿Qué Casa me edificaréis?
O ¿cuál será el lugar de mi descanso?
50¿Es que no ha hecho mi mano todas estas cosas?
51¡Duros de cerviz, incircuncisos de corazón y de oídos! ¡Vosotros siempre resistís al Espíritu Santo! ¡Como fueron vuestros padres así sois vosotros! 52¿A qué profeta no persiguieron vuestros padres? Ellos mataron a los que anunciaban de antemano la venida del Justo, de aquel a quien vosotros ahora habéis traicionado y asesinado; 53vosotros que recibisteis la Ley por mediación de ángeles y no la habéis guardado».
54Al oír esto, sus corazones se consumían de rabia y rechinaban sus dientes contra él.
55Pero él, lleno del Espíritu Santo, miró fijamente al cielo y vio la gloria de Dios y a Jesús que estaba en pie a la diestra de Dios; 56y dijo:
-«Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre que está en pie a la diestra de Dios.
57Entonces, gritando fuertemente, se taparon sus oídos y se precipitaron todos a una sobre él; 58le echaron fuera de la ciudad y empezaron a apedrearle. Los testigos pusieron sus vestidos a los pies de un joven llamado Saulo. 59Mientras le apedreaban, Esteban hacía esta invocación:
-«Señor Jesús, recibe mi espíritu».
60Después dobló las rodillas y dijo con fuerte voz:
-«Señor, no les tengas en cuenta este pecado».
Y diciendo esto, se durmió.
8 1Saulo aprobaba su muerte. Aquel día se desató una gran persecución contra la Iglesia de Jerusalén. Todos, a excepción de los apóstoles, se dispersaron por las regiones de Judea y Samaría. 2Unos hombres piadosos sepultaron a Esteban e hicieron gran duelo por él. 3Entretanto Saulo hacía estragos en la Iglesia; entraba por las casas, se llevaba por la fuerza hombres y mujeres, y los metía en la cárcel. (Hechos 6-8, 3)

El caso es que a mí no me bautizaron en la parroquia, porque tuve bula y se me concedió que fuera en la iglesia de la Virgen de los Ángeles, situada justo a la otra parte del pueblo, y también casi en los límites del caserío.
No me hubiera importado absolutamente nada que no me hubieran concedido este privilegio, porque el templo parroquial es cuasi catedralicio. Cierto que es algo más moderna, pero su consistencia no ofrece la menor duda: esa es la parroquia. Puede consultarse http://www.castromocho.com/san_esteban.html y comprobar lo que estoy diciendo.
Le traigo a colación porque hoy, 26 de diciembre, es su fiesta. Y si el santoral sitúa a San Esteban al día siguiente de Navidad, digo yo que algo querrá indicarnos.
Aprovecho la ocasión que me brinda San Esteban para echar un “speech” de mi cosecha. Corren tiempos en que muchos largan a sus anchas lo primero que se les ocurre, o lo que han reflexionado largamente, que también; y lo hacen en el ejercicio de su correspondiente derecho a expresarse libremente. Digan lo que digan, no suele pasar a continuación nada de nada, salvo que alguien se sienta injuriado y entable la consiguiente querella. Pero no suele ser así, salvo en las cosas esas de los cotilleos de la tele y demás.
Normalmente cuando se larga de esa forma, la cara se le pone a uno de cemento, y ni se inmuta ni se desdice cuando se le indica o sugiere que miente o que fantasea o que está injuriando…
San Esteban sabía muy bien que se la estaba jugando, a vida o muerte. Y apostó, echándole bemoles al asunto. Le mataron, por supuesto, pero él hizo lo que tenía que hacer, y dijo lo que había que decir.
Ahora recordamos a Esteban, desconocemos los nombres de sus asesinos y a un tal Saulo se le tiene en cuenta sólo y únicamente porque fue capaz de aprender algo de todo aquel asunto.

Mi caaaasa

     Lo peor de estos días pasados ha resultado ser el desmontaje. "Antes de" todo es hacer preparativos, pensando cómo hacerlo, buscando cosas, ingeniándolo para que resulte guay y barato. Con esmero se lleva a cabo, sin pensar -o pensándolo- en el tiempo que ello ocupe. Una vez todo dispuesto, ¡a disfrutaaaaar!

     Y se pasa bien, muy bien. Las Navidades son bonitas. A mí, al menos, me lo parecen. Pero duran poco, muy poco; apenas dos semanas o quince días. Y cuando acaban, hay que desmontar todo para dejarlo tal como estaba antes. De tal manera que "después de" todo parezca que sigue igual que "antes de"; ha sido como un paréntesis del que no queda ni rastro. Pero queda, vaya si queda.

     No voy ahora a enumerar las cosas que me han quedado, porque eso sólo tiene interés para mí y para los míos. Pero sí puedo deciros que en el salón comedor donde he sido incluido cariñosamente para festejar tres momentos cumbre de estos días, se ha mantenido instalada y extendida la enorme mesa en torno a la cual hemos compartido bocados exquisitos, charla distendida, risas sin medida, tragos que llenaban el paladar, chistes buenos y peores, y amistad y cariño extensivos (hay que ver la de cosas que caben junto a una buena mesa). Pero ya no está, ha pasado desmontada al trastero, -es un decir-, a la espera de otro motivo que festejar, que parece que no se va a demorar demasiado. También me ha quedado cumplido el punto 4 de mi carta a la reyes y alguna parte del punto 11. Del resto, se irá viendo. Y en cuanto al Niño que colocamos en la capilla con los pucheros y los aperos, la estrella blanca de porespan y los rótulos de las paredes, también ha quedado todo recogido y guardado cuidadosamente, a la espera de otra Navidad, que ya está al caer.

     Pero entre otras cosas que han caído estos días, está esta felicitación que me ha mandado un castromochino, a quien quiero corresponder como hijo bien nacido de aquel pueblo.
     Es la plaza mayor, con el ayuntamiento navideñamente engalanado, la fuente con su estrella en alto y un parque infantil en el mismo lugar donde hace la tira colocábamos nuestros taburetes para disfrutar de los cómicos que de tarde en tarde nos visitaban con sus juergas y teatro, en aquellas tarde-noches de verano. Los fuegos artificiales supongo que son eso, artificiales; lo mismo que la vela con muérdago y la ristra de bombillas que apagadas cincunvalan el cuadrilátero visual. Otra estrella sobre el balcón principal y la cinta luminosa en la fachada de la casa consistorial sí lucen, aunque no parezca una escena habitada… Ya decía mi abuelo materno que en Castromocho, cuando entrabas, no veías ni perros por la calle. No es que no seamos hospitalarios, qué va; es que somos lentos en salir de casa para recibir al recién llegado. Pero cuando salimos a la calle, ¡ah entonces!, entonces nadie nos supera en capacidad de acogida. ¡Pues buenos somos los de mi pueblo!

     Pero la sorpresa oculta que incluía esta felicitación está en esta otra foto, no importa que a la esbelta torre de Santa María le hayan cortado justo la punta y su veleta; es que no cabía en el encuadre. Lo que sí ha cabido, y de cuerpo entero, es mi casa. Esta que ahí aparece es; donde nací y donde aprendí a caerme sin romperme un hueso; el lugar que tengo pegado a mis recuerdos infantiles y donde indefectiblemente pasaba los veranos hasta que mi padre dijo: basta, no coges un costal más, esto para ti se acabó. Y se terminó. Pues bueno era mi padre.
     A lo que iba. Esa de ahí es mi casa. Mejor dicho, lo fue. Ya no lo es. Pero sigue siendo "mi caaaaasa".


     (Gracias Paco, ha sido todo un detalle. Feliz Año 2011)

Alguna vez tenía que hablar de mi pueblo



La foto que en estos momentos encabeza este blog es una magnífica panorámica de mi pueblo. No sé cómo el fotógrafo que la sacó consiguió abarcar el pueblo entero, de norte a sur. Lo consiguió y tiene su mérito. Porque o el objetivo es especial, o ha tenido que borrar del mapa la vieja estación del tren de vía estrecha y las naves industriales que la rodean, incluida la fábrica de harina.




Esta otra foto debe estar sacada desde el aire (lo digo porque los castromochinos solemos andar pisando la tierra, y no se sabe de nadie que haya volado por allá, pero a la vista del suceso, alguien ha debido surcar los espacios siderales), y comprende íntegro el caserío, desde el lado opuesto.


La siguiente, también desde el aire, se queda a medio camino en el giro, y ofrece otra perspectiva:



Desde lejos se aprecia la inmensidad de Campos, donde está ubicado el pueblo. Está tomada desde el Mirador de Tierra de Campos, de Autilla del Pino:


Ayer fue San Esteban, titular de la parroquia. Se lo comió la Sagrada Familia, que tiene más tronío y ocupa el domingo siguiente a la Navidad según el calendario. No lo hice cuando debía y lo hago ahora, al día siguiente. Es mi testimonio al pueblo en el que nací.




Pero a mi me bautizaron en la Iglesia de Santa María, que es así de preciosa:


Para más información a las personas curiosas que se acerquen por aquí ofrezco la página web que tiene abierta mi pueblo: castromocho.com

Termino ofreciendo la fachada de la casa donde me nacieron, que servidor no había dicho ni mu:


Es justamente la del fondo, que ofrece tres de sus cuatro balcones, uno de ellos con las contraventanas abiertas, tras los arbolitos de la derecha, según se mira.

¡Felicidades, Roberto!

Castromocho, provincia de Palencia. Tal día como hoy, hace 65 años, nació Roberto, mi hermano.

A la izquierda la imponente mole de la iglesia de San Esteban, parroquia del pueblo, donde fue bautizado.

Justo al lado contrario, (no digo derecha para no dar pistas, que luego todo se saca de quicio) está la iglesia de Santa María, donde fui bautizado yo. Tuve bula, no os vayáis a pensar que lo hicieron de tapadillo. Hubo permiso y demás. Esta Virgen de los Ángeles es la patrona del pueblo y la que da lugar a las fiestas más solemnes de la localidad. La torre dicen que fue fuerte prerromano. Yo no sé, que entonces estaba en otra parte. Pero la conozco muy bien, que fui monaguillo en ella. Es toda de tapial, con más de tres metros de pared y está en lo alto de una peña. La remata un tejado piramidal con teja morisca que al amanecer brilla de manera singular. Lo sé porque la ventana de donde dormía da justo enfrente. Con esas luces despertaba. Cosas…

Y justo en el medio la Torre del reloj. Cuatro calles dan a ella, las cuatro en cuesta. Es como el centro del pueblo, y desde el cruce se otea todo el caserío, tejados, huertos (si es que queda alguno) y campos.
Si hubiera nacido como yo, el campo habría tenido este aspecto, porque sería primavera. Ya lo véis, cuatro árboles de nada y campos de cereal hasta el infinito. Aquí están verdes, pero…
Pero como nació en agosto, esta imagen es más aproximada.
Un palomar por todo adorno, y algo de señal en los linderos es su aspecto más emblemático. De no ser por estos accidentes, todo sería homogéneo y rabiosamente plano.
Un día Roberto fue a vernos al campamento de verano que organizamos un año (¿podría ser 1980?) en La Aliseda de Tormes, provincia de Ávila. Le liamos a primera hora para que dirigiera una tabla de gimnasia. Ahí están en plena faena.

No pongo más fotos, que él es muy mirado con estas cosas y no quiere para nada verse reflejado en la pantalla y estar en boca de todos.

Encontré esta cosa diminuta que debe tener en algún lugar su réplica en mayor tamaño. Como ahora no estoy por la labor de buscar entre mis cosas, la pongo y que se vea lo que se vea. No doy más, lo siento.
Somos los dos, él y yo. Yo soy el de la derecha, ya lo dije antes.

Roberto, felicidades, y que cumplas muchos más.


P. D.

Por cierto, mi pueblo tiene punto com, que entre muchos han hecho una cosa muy chula y la exhiben con todo lujo y detalle. Pasad si queréis y ved: Castromocho.com

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