Trescientos jóvenes reclaman en Fuente Dorada «democracia real, ya»
Propiamente no ha sido por lentitud, aunque también; y porque igualmente doy demasiadas cosas a las vueltas, o sea justo al revés: que le zumbo mucho a la pelota y a veces y con frecuencia soy el último en coger la onda. Aunque la movida venía avisada con tiempo, lo de Camino me atropelló. Esa es la verdad. Y ahora que ya está armada, y se oyen voces y soflamas queriendo echarla por tierra y diciendo que quiénes son estos, que qué se creen, niños y niñas nacidos en la abundancia, hacía falta esta explosión de indignación, este rebose de cabreo, este grito desgarrado en medio de tanto silencio y abulia, tanto sufrimiento sordo, tanta humillación baldía. Han salido a la calle y han ocupado la plaza, donde el pueblo es soberano, el último reducto, y el primero, donde clamar libertades y derechos, reivindicar promesas rotas y sueños destruidos. Lo han hecho ellos, los que no tienen el desván lleno de fantasmas, los que no conocen el miedo al pasado ni les importa si fueron churras o merinas, los que no deben a nadie aunque muchos se lo echen en cara. Tienen de todo, escucho en la radio; viajan a donde quieren cómodamente y por cinco euros, acaba de decir alguien que fue a París en autostop cuando no estaba permitido; niños de la abundancia, piensan quienes miran con recelo; veremos lo que dura esto, comentan los sabios que frecuentan los foros donde se pontifica más que opinar y sugerir. Estaba haciéndonos falta un aldabonazo, a todos nosotros, la sociedad española entera. Ya era hora de romper esta monotonía mortecina, que si nos traía de algún sitio, no nos llevaba a ninguna parte. Como yo, mucha gente se sentía feliz con sólo depositar el voto en el día señalado. Desde que estrenamos democracia, eso era un ritual, casi sagrado. No echábamos nada en falta, con eso ya nos bastaba. No recordábamos asambleas juveniles, voto a mano alzada, gritos de a la huelga, se van a enterar. Los sueños los dejamos allá, cosas de juventud. Ahora llevamos el pelo sujeto, y vestimos colores discretos, y la voz sólo lo justo para hablar moderada. Si gritamos o corrimos, ya no. Si propusimos, alegamos, exigimos, comprobamos, reivindicamos… fue entonces. Con tener representantes oficiales, nos conformamos. Ahora vienen diciendo que eso es poco, casi ná. Que si esto es todo lo que tenemos, somos tontos por no pretender más. Una sociedad que sólo se desamordaza cada cuatro años… no es que se prodigue hablando, vienen a sugerirnos. Escuchémosles. Pregúntenles los partidos. Entérense los banqueros y quienes se han creído los dueños del mundo. Óiganles los que nunca han escuchado más que a su propio bolsillo e interés. Pálpense las jerarquías la ropa, su autoridad no les pertenece, que es delegada. Despertemos todos a su grito. Si nosotros partimos de un pasado negro, vivimos un presente pobre y nos tuvimos que inventar un futuro, ellos no ven su futuro, porque este presente de ahora repugna. No son peores, tampoco mejores. Son lo que son. Y están. Y quieren decir que no quieren no estar. Nos alertan para que contemos con ellos, nos apremian a poner en orden este “(des)orden establecido” que nos ha ido colocando poco a poco en fila de a uno, mirándonos el ombligo, las orejeras sujetas, la cabeza embotada de consignas mentirosas, el corazón adormecido. Ha estallado la primavera. Como otras primaveras. Sólo que esta es la de ahora, la que hay que disfrutar y hacerla duradera, para que no se convierta antes de tiempo en verano agostado. |
5 comentarios:
¡¡Suscrito y firmado está!!
totalmente de acuerdo, que esto sea una larga y prospera primavera.
Querido Miguel Angel, quizás o sobre todo por tu situación, ante los ¿hechos? que presentas, tus reflexiones deberían dirigirse en esta línea:
( es el final de una respuesta que Santiago Agrelo da a una tal Silvia ante los DEMOCRACIAREALYA)
""Por eso, hermana Silvia, quiero cerrar esta respuesta con una cita de una mujer que se echó a la calle porque le dolían sus hermanos: “Ofrecer a quienes viven en nuestro entorno el amor que hemos recibido, dar hasta sentir daño porque el amor auténtico hiere, es por lo que tenemos que amar hasta sentir dolor: a través de nuestro tiempo, de nuestras manos, de nuestros corazones. Tenemos que compartir todo lo que tenemos” (Teresa de Calcuta). Indignarse sin amar crea siempre nuevas víctimas. Un abrazo de tu hermano menor.""
Y yo me atrevo a añadir: ¡basta ya de hablar, de exigir…, derechos, derechos y más derechos!
Pero resulta que nadie se lanza a la calle para promover y ¿exigir? deberes, deberes y más deberes. Sin embargo la “única” forma y manera para que los otros obtengan sus derechos es la de que cada uno de nosotros cumplamos y realicemos nuestros deberes. Claro esto no es bonito ni para los políticos ni para los DEMOCRACIAREALYA, que también son políticos disfrazados de buenos. Y tampoco se estaría en la línea de los extrasuperguays de hoy día.
Mónica, qué menos que firmar. Saludos a través del mar.
José Luis, los que caminamos en otoño disfrutamos un montón recordando los colores vivos. Algo nos toca, ya lo creo. Un abrazo que llegue hasta el Mediterráneo.
Para Elena
En apenas dos comentarios que has hecho en mi blog, ¡cómo voy a conocerte! Pero así es esto. Y doy por supuesto, que puede ser mucho suponer, que tú a mí sí. Eso que llevas de ventaja.
Una vez me dijiste no comprender. Para mí estaba claro de toda claridad. Y por supuesto no pienso ir a que me lo miren.
Esta última, me induces a responder con un argumento de autoridad. No está mal. Eso han hecho conmigo durante toda mi vida. O lo han intentado.
Hablas de obligaciones. De reconocerlas, asumirlas y llevarlas a la práctica. Tú dices “deberes”; bien, casi es lo mismo.
Ocurre que uno procede de una educación a base de mandatos, órdenes, obediencia, sumisión, silencio…
Hablas de Teresa de Calcuta. Yo te digo de Helder Cámara. Tú citas a la monja, yo te cito al clérigo: «Cuando doy de comer al hambriento, me llaman santo. Cuando pregunto por qué hay hambre, me llaman comunista». Aquella llegará a santa. Este otro está por ver. Teresa recibió dineros, aplausos y al final muchas reverencias. El obispo fue tachado de marxista. Es posible que ni ella ni él removieran conciencias, no cambiaron el mundo. Monseñor Cámara colaboró a que yo cambiara.
Estos jóvenes y jóvenas, no sé qué edad tendrán, tienen más madurez humana que la que hemos demostrado hasta ahora el resto, al menos de un tiempo a esta parte. Si hicimos bien una transición democrática, y fue un momento magnífico, ahora estamos como el padre Duero, dormitando en la planicie.
Indignarse, finalmente, no puede hacerse sin amor, lo diga quien lo diga. Ante lo indigno, no cabe otra postura.
¡Ah! No me olvido de los besos, muchos y de todos los tamaños.
Yo estuve allí, con ellos, con mi hija también, los vi, firmé, participé de una asamblea organizativa, vi cómo barrían una chica joven estupenda y un chico, joven también estupendo y con muchos piercings. Vi una gran seriedad en todas las acciones, no había ni un sólo mal gesto, ni una voz más alta que otra, las ideas claras, la organización casi perfecta, la solidaridad más que nunca se palpaba... esto se parece mucho a una "clase" de personas jóvenes responsables, demócratas, respetuosos y REIVINDICANDO DERECHOS PARA PODER TENER DEBERES con esta sociedad que pretende que deben querer lo que se les dice que es bueno sin que ellos piensen por sí mismos. Ellos saben pensar, son enormes en capacidades, ¡cuánto está desperdiciando de bueno la "clase" dirigente por la mediocridad de sus componentes!. Porque esto es lo que hay ahora, mucha, muchísima mediocridad en todos los niveles de los que mandan, sea en el ámbito que sea, gentes con miras de poquito alcance, a penas lo suyo y nada más.
Resumiendo: este movimiento es un gran bofetón a todos aquellos que no hacen más que pretender el poder "no se sabe muy bien pa'qué" (¿quizá para llenarse los bolsillos? ¿para creerse alguien mejor que los demás? cortedad de miras, ya digo).
¡¡¡¡Larga vida al 15-M!!!!
Son la bomba, ahora han montado un huerto en plena Puerta del Sol donde ¡NO HAY NI UN SÓLO ÁRBOL! (las actuaciones de la señá Aguirre y del señor Gallardón, una plaza supervisitada yerma y llena de asfalto, sólo eso, como ellos y su caradura)
Míguel, besos y mi reflexión está hecha, gracias por darme el sitio y la oportunidad para hacerla.
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