La avería que hemos padecido en Blogger ha dejado por ahí ciertas cosillas extraviadas. Para algunas personas ha debido ser muy grave, ya que les iba en ello casi la vida, al menos la vida política y tal vez la económica.
No ha sido así en mi caso, no tan importante. A no ser que vaya descubriendo poco a poco que todo lo que aquí tengo metido o dejado, desde que empecé va a hacer tres años, esté manga por hombro, y/o sea del todo punto irrecuperable.
En un primer análisis veo que mi artículo sobre política perruna del pasado día 12 se ha mudado, perdiendo la primera acepción y conservando la segunda. Titulándose en un principio “De lo incipiente… a lo definitivo. De donde se deduce que no merece la pena hablar de política” ha quedado en un simple y mucho más explícito “De lo incipiente… a lo definitivo”.
Me place que sea así. Y doy gracias a quien fuera que motivó la avería bloggera que haya desaparecido una tediosa disertación sobre política que no tenía sustancia, ni era oportuna, ni estaba bien hecha, ni había sido atendida por aquellos a quienes pretendía ir dirigida. Tal fue que dio lugar a un comentario poco atinado y a una respuesta por mi parte mucho menos acertada. Y si estaba de más, mejor ha sido que borre Blogger, porque servidor no tira nada, aunque no sirva o estorbe.
No obstante sí se conservan en ese lugar mis dos amigos, Gumi y Berto, en posición desenfadada, como puede apreciarse con sólo hacer un click.
A sugerencias de mi asesor preferido en estas cuestiones informáticas, he instalado en mi máquina una cosa que se dice Time Machine, que te va guardando las cosas que haces por los siglos de los siglos, no importa que lo tires a la papelera o lo transformes, lo añadas o lo restes; de manera que a la vuelta de unos años puedas ir y ver qué escribiste en el mayo del terremoto, y si te parece traerlo al presente. Pero tiene un inconveniente, hay que guardarlo previamente, para que el aparatejo de marras lo procese.
No lo hice así con el artículo en cuestión, que fue a vuela pluma y en plan disertación. La letra, pues, no la tengo, ni ganas de recordarla ahora. Pero sí está a mano esto otro que allí falta y aquí mola. "Estas cosas" de semejante manera me escuchaban, mientras yo trataba de enseñarles… ¿inútilmente?
Y para terminar, una reflexión. Que también uno sabe hacerlas.
Ya me daría yo con un canto en los dientes si pudiera borrar de mi vida, de manera que no quedara ni siquiera el recuerdo, cuanto de poco agraciado o directamente malo hago, pienso, escribo, digo… No me tocará esa suerte. O como solían decir por mi pueblo, "no me joderá el humo". Y Blogger, el pobre, sólo tiene poder dentro de este sitio, no aquí afuera. Así que debo ser mucho más cuidadoso con todo lo que de mí salga, para lo cual debo prestar mucha más atención a lo que dentro de mí cuece.
No puedo exigir a mi ángel de la guarda, que es un pedazo de santo, que haga más por mí. Sería excesivo.
1 comentario:
Una reflexión entrañable que dice mucho de tí.
Yo también tengo perritos.
Un saludo
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