En el 35º Aniversario de la Asociación de Vecinos “Poeta José Zorrilla”, de la Cañada de Puenteduero. 1976-2011
Nací en este barrio que antes se llamaba Cañada de Puente Duero. Durante estos años he visto la transformación que ha sufrido, la mayoría de las cosas para mejor. Lo primero que salta a mi mente es la calle sin asfaltar, que se llenaba de barro en cuanto llovía, y el escaso alumbrado que consistía en una bombilla que colgaba de unos palotes al lado de algunas casas. El agua corriente no existía, como mucho un pozo en el patio propio o en el del vecino, del que sacábamos agua con un caldero. No teníamos alcantarillado, lo sustituía un pozo negro que cada vecino buenamente construía. Con el tiempo fuimos metiendo el agua en las casas desde el pozo (quien lo tenía…) . Otros se abastecían de unas fuentes que pusieron en el barrio.
No teníamos autobús, ni apenas coches, nuestro medio de transporte era caminar, la bicicleta y alguna moto, esto no era del todo malo, nos manteníamos en forma y la comunicación entre vecinos era mayor.
Recuerdo mucho cuando en el verano salíamos a jugar a la calle con los niños de alrededor, mientras nuestros padres hacían tertulia en la puerta de casa.
A pesar de las carencias, tuve una infancia feliz en este barrio, donde nos pedíamos favores unos vecinos a otros y compartíamos las cosas que cada uno tenía, desde el agua del pozo hasta la televisión. La figura del vecino era importante, la unión entre todos y su lucha ha hecho que hoy tengamos el barrio como lo tenemos.
Amparo Domínguez
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