Los lunes, acabado el curso de catequesis, me dejan libre mucho tiempo, que dedico a labores de jardinería y mantenimiento. Vamos, para disfrutar de lo que tengo.
En esas estaba y llega Manuela, una vecina de la calle de al lado. Trae un plato y dice que son nísperos, que las ha cogido de la huerta de no se quién. Que los pruebe.
A media mañana, justo después de la compra (hoy quería asarme pollo), vienen Pilar y Rafa, de La Cañada, que trabajan un huerto ecológico para jubilados en INEA, y dejan unas lechugas. Pruébalas, son de roble.
Justo acabada la siesta, se presenta el vecino del 9, Héctor, con un fardel de guisantes. Para que los pruebes, que el domingo fui a mi pueblo. Dicho pueblo es Mazariegos, justito al lado del mío, de Palencia, por supuesto.
Como estaba de más, me puse en plan cocinilla a desgranarlos en un banco del patio, al tiempo que decía hola y adiós a la gente que pasaba por la calle.
El Gumi, a todo esto, metiendo el hociquillo en la bolsa de guisantes, más que nada por curiosear. Le espanté varias veces y al fin conseguí que se fuera.
Oigo la puerta de la verja y es Rosario, otra vecina. Trae una fuentona de cerezas. También estuvo en su pueblo el domingo, y volvió cargada, a lo que se ve. Que esto es para ti. Qué grandes. A ver, son del Valle del Jerte, dice toda ufana.
Antes de misa, otra vecina, María, se me presenta con otra bolsa, que igualmente estuvo en su pueblo, del norte de Palencia, y también vino con carga. Cerezas.
Esta es la muestra completa de los dichos productos de los pueblos de mi gente.
A mí las cerezas me gustan mucho más que los guisantes, dónde se va a comparar. Me gustan de todos los tamaños y colores. Pero como más disfruto es subido al árbol y dándole al gusto.
Como ahora no puede ser, me conformo con lo que llega. Y mirad lo que llega. La de la izquierda es más grande y carnosa. Pero la de la derecha es una pizca acidilla, que a mí me chifla. Para eso es de mi tierra.
Gumi, viendo que no sacaba nada en sustancia, se dedicó a sus asuntos, vigilando… o curioseando… o tal vez haciéndose el musito por si acaso se acercaba por aquí alguno de los muchos gatos que nos frecuentan.
¡Al fin! No había manera de sacarle de esta guisa. Se ha dejado y me lo ha permitido. ¡Todo vuestro!
Pero que nadie piense que esto sucede todos los días. Es que hoy es lunes, y ayer fue domingo, y le dio a mucha gente por disfrutar del pueblo y volver con cosas ricas.
2 comentarios:
Hola, soy Zola. Eme se ha ido a dormir. Hummmm que maravilla, yo también metería el hocico. Gumi guapísimo. Beso.
A Gaia le encanta la fruta, toda la fruta. Los guisantes, menos. De todas formas no peligran los fruteros, ella espera paciente a que se le de un pedacito de aquí y otro de allá.
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