Esto es que decidí modificar el blog. No lo había ni pensado desde que allá, por junio de 2008, me aventuré en este mundo de la publicación vía Internet.
Enseguida me di cuenta de que aquí el tiempo pasa muy deprisa; mejor dicho, el tiempo no, las cosas; el tiempo va a su ritmo, pero la informática corre muy veloz. Me vi, pues, con que la plantilla era muy vieja, y sólo cambiándola tendría acceso a las novedades que veía en otros blogs.
Lo intenté. Probé varias cosillas. Ninguna se acompasaba con mis gustos. Uno es como es, y a estas alturas de la vida no me da la gana cambiar el mundo en sus cimientos, que son los míos. De modo y manera que tras diversas e infructuosas pruebas, decidí dejarlo como estaba; con su vieja plantilla, su color aluminio a juego con mi imac, su anchura que es una desmesura, -lo comprendo-, y su ventana emergente para comentarios.
Quité la panorámica de mi pueblo, Castromocho. La tenía puesta porque hacía bien. Pero ya no es actual. Soy de ciudad; mejor dicho, de barrio. Qué pongo en su lugar fue la pregunta que no tardé mucho en responderme. ¡No podía ser de otra manera!
¡A desalambrar el mundo! Así encontré esta viñeta, con este título, en una revista de Homilética.
Junto al dibujo de J. PRAT que coloreé a mi manera quedaba un espacio vacío; mucho espacio; muy vacío.
Bien pensado, colocado en el justo medio no quedaría mal. Pero no me parecía…
Así que decidí ajuntarlo a una frase, a un texto.
Ya sé que hay bibliotecas enteras de dichos famosos, redondos, sonoros, multifuncionales, rotundos, polivalentes y polisirvientes. Y si no lo fueran, al conocer quiénes los dijeron, qué personas importantes están en su origen, nadie sería capaz de opinar lo contrario.
Pero no quería nada ajeno. ¿Sería yo capaz? Probé.
Y probé, y probé…
Y cuando la idea iba suelta y de corrido, era la composición la que fallaba: una letra cambiada o ausente, un espacio de más o de menos, el color que desentonaba o el tipo que no convenía. Y así, seguí probando.
¡Por fin! Y descansé.
Un correo privado me avisa, hay error: ¿venta o ventana? ¡Andá, pues es verdad! Venta es una cosa, y ventana otra. En ambas habría sentido, con las dos se podría. Pero son distintos los modos de posicionarse ante ellas. La venta es un lugar donde entrar; la ventana, por donde asomarse. Una venta ofrece mesa, cama y hospedaje. Una ventana, simple paso; de luz, por ejemplo; de miradas, discretas o indiscretas; de aire, hacia afuera o hacia adentro; de dar, las buenas tardes por ejemplo, o de recibir, el
piropo de una ronda también por ejemplo.
No quiero ser venta, me dijo el blog. Seríamos demasiados. ¡Tiene que ser ventana!
En vano intenté argumentar que una ventana en una tienda de campaña, como que no. Pero insistió. Y tuve que ceder.
Luego vino lo de la sonrisa. Lo pesqué en la hoja del taco del calendario del Sagrado Corazón de Jesús que la editorial Mensajero me envía diariamente a mi correo. La frase en cuestión pertenece a Victor Ruiz Iriarte. Y me gustó.
Jugando y probando a sonreír y mostrar cosas, fui hilvanando diversos textos, unos mejores y otros peores. Photoshop fue la herramienta y Picasa el almacén. Subiendo jpgs, uno tras otro, hasta diez, terminé con lo que hay.
El que figura ahora es el último. ¿Será el definitivo?
6 comentarios:
Pues si Miguel Angel, con todas las sonrisas del mundo, has renovado la cabecera de tu blog y a mi me gusta.
Sea como fuere tus crónicas las sigo porque son las cosas que te suceden, con unas me identifico más que con otras, pero ya te dije que me siento bien leyendo y visitando este blog, que me trae paz.
Te mando un abrazo y mi recuerdo.
Sabrás que estás en búsqueda y captura. En cuanto me entere de la gratificación que ofrecen por ti, me pongo manos a la obra. Como Moli, y sobre todo con Berto y Gumi, no será difícil dar contigo.
Gracias por tu gentileza.
Te tenia en el google reader y de repente desapareciste y perdi tu contacto. Ahora, te he vuelto a reencontrar y me he añadido a tus seguidores para no perderte de vista de nuevo, pues me gusta lo que escribes y como lo dices.
Un abrazo
Bien por ti, Míguel. Renovarse o... seguir igual. Eres un valiente. Besos
jajajajja, y yo que soy todo lo contrario...enseguida me aburre el llok de mi blog y traigo de cabeza a más de uno que me lee, que no sabe dónde está entrando cada vez que entra.
De todas formas en cuanto a cabeceras se refiere creo que he dado con una de las que (sino la más que)más me gusta, y también he sufrido lo mío para agregar el texto y el título.
Me gustan tus cambios, me gusta el texto y me gusta la anchura y el contenido de tu columna lateral. El color aluminio lo que menos. Pero como te dicen más arriba lo importante es el contenido y ese si que está bien!!
Abrazos blogueros.
Nerim, ya es raro que falle google reader; pero en internet cualquier cosa puede ocurrir. Está bien eso de hacerte seguidora; yo tengo una artimaña para hacer eso mismo sin delatarme: un almacén particular sólo con enlaces que me interesan. De esta manera no se me llena el correo de mensajes y spam.
¿Todo? ¡Mujer! todo es demasiado.
Un abrazo
Julia, en efecto, renovarse o morir no es mejor que seguir viviendo aunque no haya renovación. Muchas veces el suicidio es una pura cobardía. Besos.
Carmen, no te rías… la edad ayuda a no caer en la rutina aunque el horario sea fijo y el menú también. Es sorprendente cómo dentro de la monotonía de la vida se puede vivir anárquicamente. El aburrimiento está en la cabeza… principalmente. También puede ser localizado en alguna otra parte del cuerpo, pero eso es materia reservada.
Aunque como dijo alguien, hace muuuuuuuuucho tiempo, [y Julia lo podrá recordar, que también es madrileña], eso son bobadas, y la persona aburrida… es aburrida.
Pero si tú opinas de otra manera, tendrás razón. Y no lo digo por ceder, sino porque será así… Abrazos
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