¿A qué está bonita la
capilla? Sí, respondieron los siete. Pero insistí: No miréis hacia allá, les
dije indicando el presbiterio abarrotado de flores; mirad hacia allá, señalando
la asamblea. Y volví a preguntarles: ¿Os parece bonita? Volvieron a responder
¡Sí!
En verdad que sí que estaba bonita…
Hoy clausuramos el
curso de catequesis en la parroquia. Y hubo lleno. En un momento dado, antes de
apagar el cirio pascual, siete jovencitos, con mayoría ponderada femenina, se
aprestaron a representar Pentecostés, la llegada del Espíritu. Señalando uno a
uno los siete Dones, encendieron sendas velas y explicaron el gesto.
Así, por ejemplo, uno
dijo que el Espíritu es Temor de Dios. Pero no mete miedo, sino todo lo
contrario; es el Amor que entra en nosotros, nos inunda y nos convierte en
templos suyos.
Y otra dijo que es
Fortaleza, y nos da valor y entereza para vivir como vivió Jesús, haciendo el
bien. Y como la palabra entereza la soltó como quien no sabe lo que es, entre todos la ayudamos. Y descubrió que para vivir como Jesús hay que ser decidida, animosa, valiente, en una palabra "entera". No se asustó sin embargo, porque vio que ahí estamos casi todos… y seguimos confiando.
Y otro más dijo que
es Piedad, porque en su ternura nos abrimos a los demás. Aquí resultó que quien hablaba tenía ternura a espuertas, sólo que creía que debía disimularla. Le convencimos de que no debía hacerlo. Y él, tan contento.
Y las siete velas
estaban delante de un ramillete de flores campestres, amapolas incluidas.
Había más flores, que
se olivaron de los jardines familiares para adornar la capilla. Hasta once,
conté. Eran ramilletes uniformados: rosas con rosas, calas con calas, noséqué
con noséqué, y así…
Sólo uno parecía un
arco iris:. Sin embargo el conjunto entero era todo irisado. Mismamente como
éramos en la asamblea: de todas las edades, sexos, condiciones y procedencias.
Y celebramos que por
el Espíritu y en el Espíritu vivimos al Aire de Jesús.
Una vez más, las
amapolas marcaron la diferencia, junto a las malvas, las margaritas y las
amarillas.
¿Y las rosas? Las
rosas lucieron hoy más que nunca. Se lo deben a las amapolas.
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Carmen, sí a ti te digo: nos podrán
quitar muchas cosas. Esto, no.
Y otra cosa más: me han dado una
receta para que las amapolas duren y duren y duren. Cortarlas muy de mañana,
con la fresca, y ponerlas en agua muy caliente. Algo pasa con ellas que se
mantienen como recién cortadas. Mañana lo compruebo y si no es verdad vengo y lo
digo.
Y termino: me habría gustado que las fotos reflejaran el momento, pero no se puede estar en misa y repicando, así que están sacadas "post eventum".
2 comentarios:
Totalmente de acuerdo. Queda añadido a esa larga lista de cosas irremediablemente nuestras. Gracias!! y un abrazo fuerte.
¡Vale! Carmen, ¿quién dijo miedo? Son unos simples tigres de papel…
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