Este título(1) de ahora no tiene ningún significado especial. Simplemente me ha sonado bien y me ha dado por ponerlo, sin que necesariamente tenga relación con lo que ahora voy a escribir. Porque de eso se trata, de un escrito.
En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre tengo conocimiento desde mi más tierna pubertad, -no en balde lo atravesé en muchas ocasiones a bordo de un 600 camino de la tierra de los amores de mi madre, Alacant-, Mota del Cuervo, nació hace ya un tiempo un señor que ahora se intitula filósofo y escritor.
Este buen señor ha escrito en cierto lugar un sueño que él ha tenido, y que nos invita a compartir. “EL PAPA QUE, HASTA UN ATEO, ANHELARÍA”, publicado en Diario de Castilla La Mancha, http://www.dclm.es/noticia.php?noticia=101820
Corrí veloz a leerlo, pensando que sería del estilo de otros sueños que abren la mente, entusiasman el corazón y ponen pilas nuevas a las ganas adormecidas que todo el mundo tiene por hacer las cosas bien, o sea mejor de lo que las estamos haciendo.
Ni me entusiasmó, ni me abrió la mente, ni encontré las baterías recién cargadas que tanto necesito.
Cuenta el autor que soñó que el actual Papa, Benedicto dieciséis, bendito sea el pobre, se había escapado de su refugio antinuclear para aparecer en un campo de refugiados del África más famélica, y desde allí amenazaba con matarse de hambre si las cosas no cambiaban. El mundo entero se revolucionó, las instituciones internacionales se conmovieron, y los de siempre se aprestaron a capturarle para reducirle a la cordura.
Esta gesta, tan familiar y semejante a la de otro personaje ínclito de la zona, bien pudiera ser adjetivada de quijotesca, pero no lo es. Don Quijote se armó de adarga y armadura, se juntó con Rocinante y Sancho, y salió al encuentro de gigantes y malandrines, y a vencerlos en simpar y desigual combate. Tuvo sueños, pero eran propios, y los vivió con gran entusiasmo y quebranto.
El sueño de este otro manchego falla porque él no hace lo que sueña, sólo sueña lo que quiere que otros hagan, en tanto él se dedica a filosofar y escribir.
A mí ya sólo me impresionan los que encarnan lo que piensan, ésos son auténticos profetas. Los demás… no me interesan. Aunque lea sus historias, y hasta me entretengan.
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(1) "Templar gaitas” es recurrir a contemplaciones y miramientos con ciertas personas para evitar contrariarlas y enojarlas. Para algunos expertos, como Seijas Patiño, el modismo proviene “del modo como en los instrumentos de cuerda y viento se tocan todas las llaves y registros para armonizar los tonos”. En este caso, el verbo templar se utiliza en el sentido de afinar.
Otros autores, sin embargo, opinan que el origen de la frase es otro distinto. Antiguamente, gaita se usaba como sinónimo de lavativa, el instrumento con forma de perilla que se emplea para administrar un enema y que en cierto modo recuerda al instrumento musical. Además, templar es también entibiar o suavizar, por ejemplo, el agua demasiado caliente. De ser así, templar gaitas equivaldría a entibiar el contenido de una lavativa, para que el paciente sobrelleve mejor este poco agradable tratamiento médico.
4 comentarios:
Eres muy generoso dedicándole tu tiempo y tu esfuerzo a un señor que se intitula filósofo y escritor, que sólo ha publicado un libro de medio pelo. En fin, sin comentarios.
http://youtu.be/uVEsU4VBy0Q
Cualquiera puede comprometerse con lo que sueña, piensa o filosofa, pero es que no cuaquiera es o puede ser Papa, y el sueño va por el impacto que hubiese producido no ya el sueño al completo, sino un gesto fuerte de todo un Papa, los mismo que lo ha tenido su visita a Madrid en otra línea.
¡Gracias Juan! por tu “no comentario” y a ti también emejota, más bien María José por esa ensalada gaitera tan deliciosa.
¡Gracias Ana! Tu visita siempre me resulta grata. Sólo te hago una aclaración a tu comentario:
El autor del sueño dice en su mismo escrito: «En un tórrido agosto de 1984 un hermoso sueño me quitó la fe». Así comienza. A partir de ahí ya no me importa lo que diga, y menos sobre lo que debería hacer o no hacer el Papa. Si su vida depende de sueños y ensoñaciones, la de otras personas suelen tener mayores fundamentos. Y si su sueño fue tan hermoso, ¿a qué viene ahora a restregarlo ante las narices de los demás? Quédese, pues, con lo suyo.
Y en cuanto al signo que pide, como que me da cierta verguenza hacer esta cita, pero voy a vencerla. Es ésta: ”Los fariseos y saduceos se acercaron a Jesús con la intención de tenderle una trampa y le pidieron que les mostrase una señal del cielo. Él les respondió:
-«Por la tarde decís: «Va a hacer buen tiempo, porque el cielo está rojizo». Y por la mañana: «Hoy hará malo, porque el cielo está rojizo y cargado». Sabéis discernir el aspecto del cielo, pero no los signos de los tiempos. Esta generación perversa e infiel reclama un signo, pero sólo les darán el signo de Jonás».
Y sin más, los dejó y se marchó”. (Mateo 16, 1-4)
Que se complementa, a mi ver, con este paralelo de Lucas: ”Y a la gente se puso a decirle:
-«Cuando veis levantarse una nube sobre el poniente decís en seguida: «Va a llover», y así es. Y cuando sentís soplar el viento del sur, decir: «Va a hacer calor», y así sucede. ¡Hipócritas! Si sabéis discernir el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo es que no sabéis discernir el tiempo presente? ¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?” (Lucas 12, 54-59).
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