He propuesto a los residentes de La Arbolada que siguieran viendo por la tele la celebración del Papa con los jóvenes mientras yo les daba la comunión, y encantados todos han asentido. Mientras me movía entre las sillas de ruedas, se la di, esta vez sin cantar, porque estaba el celebrante en plena homilía en Cuatro Vientos. Antes rezamos el Padrenuestro y al final recibimos la bendición.
Salgo para casa, y en la radio escucho que los de la JMJ no podrán comulgar sacramentalmente porque la tormenta destruyó 600.000 hostias que tenían preparadas para la ocasión. Ignoro si esto es cierto, o es una noticia artificial y de relleno.
Perplejo me pregunto si no abrirán las panaderías en los madriles un domingo como éste. O si no es posible recopilar por las muchas parroquias de la gran urbe lo que se necesite para que nadie que lo desee tenga que ayunar.
Por la tele veo que cuando llega el momento de la comunión nadie dice nada y que en un visto y no visto se pasa a los comunicados finales, como si el hecho de comer o no comer no tuviera mayor importancia en un sacramento tan de mesa y mantel.
Me resulta paradójico que se apoyen tanto unas acciones que suponen esfuerzo físico, resistencia y persistencia, y en otras, sin embargo, se espiritualice con tanta facilidad y acomodo.
En fin, et voilà. Serán tontunas mías. Si el personal se ha quedado tan contento, para qué me voy a preocupar.
2 comentarios:
Pues eso mismo, con lo fácil que es comer un trocito de pan que simbolice la Eucaristía.
Bueno consuelaté, tontunas de esas las tenemos todos/as.
Besos.
Miguel Ángel-
¡Cuanto sentido común tienes, cuantas verdades dices!, con esa inteligencia y a la vez "ingenuidad" tan como de andar por casa.
Es así; un poquito de pan hubiera bastado para alimentar a tanta muchedumbre.
Feliz domingo y felicidad para dar y repartir qué de eso tienes mucho.
Un abracico
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