Alguien tiene la culpa, pero como no sé de quien se trata, mejor no apunto con el dedo.
Entre la mucha maleza que crece en los campos que rodean mi barrio nace a placer el estramonio. En especial los patatales parecen que le gustan. Cada día, durante mi paseo matutino, observo la rapidez con que crecen estas plantas, se hacen grandes y florecen en forma de trompetas de un blanco azulado.
Me gusta, al vencerse el verano, contemplarlas bien erguidas como un residuo primaveral entre tanta hierba seca. Pero mirarlas es una cosa, y otra bien diferente es masticarlas, destilarlas o cocerlas para ingerir lo que salga de esa manipulación en busca de una placidez o alucine, o lo que sea.
La gente de mi barrio no es demasiado leía, por eso no sabe que las brujas usaban el estramonio en sus aquelarres como pócimas mágicas. Ni que de esta planta se extraen esencias que calman dolores y otros males como asma, neuralgia facial, tos espasmódica, laringitis crónica, y cólicos nefríticos y hepáticos. Y por supuesto, no tiene ni idea de que sirvan sus hojas para alucinar y colocarse. Ni falta que le ha hecho hasta la fecha.
Mucho me temo, sin embargo, que dada la buena información/deformación que se ha dado hasta la fecha sobre muertes acaecidas por culpa del estramonio, esto se va a convertir en lugar de peregrinación de buscadores de productos alucinógenos a bajo precio.
¡Da gusto ver lo mucho y rápido que progresamos!
Había pensado no poner imágenes, más que nada para no dar pistas a posibles usuarios, pero en internet hay todo lo que uno/una quiera saber sobre el particular, de modo que no me privo del placer de hacerlo. Aquí está el cuerpo del delito:
No hay comentarios:
Publicar un comentario