La fiesta de aquel año, 3 de Junio de 1990, tuvimos que celebrarla de prestado, porque el grupo era numeroso y excesivo para nuestras pequeñas dependencias. Nos dejaron un lugar mucho mayor, donde cabíamos todos, pequeños y grandes. Eran veintidós, niñas y niños, y todos querían hacer algo sin destacarse. Fue así como decidimos convertirnos en constructores. La materialización no fue difícil, hijos e hijas de trabajadores del ramo al fin y al cabo. Levantaríamos una pared, y cada pieza llevaría un mensaje que en conjunto expresara un sentir común, un código de referencia, una normativa que asumiéramos observar y cumplir sin que nadie se sintiera obligado a ello.
Fue así como a bote pronto fueron saliendo palabras con significado: justicia, amor, trabajo, esperanza… Todas asequibles, al alcance de la mano. Se hizo una primera selección y luego la definitiva; y para que quedara bien claro lo que pretendíamos, añadimos una pequeña frase que explicara o complementara cada una.
Al fin, la cosa quedó tal como se ve:
Estos niños, aunque aún son pequeños, quieren colaborar ya con nosotros, los mayores, para trabajar por el mundo en que vivimos dentro de nuestra Comunidad Cristiana. Por eso, quieren contribuir con
1-2. LUCES y FLORES, porque esto es una fiesta
3. JUSTICIA, porque es la base de la convivencia
4. PAZ, para que todos vivamos tranquilos
5. El TRABAJO de cada día, para que todos podamos comer
6. CONFIANZA, para que seamos personas
7. UNIDAD, para que avancemos todos juntos
8. COMPRENSIÓN, para que nos entendamos
9. ESPERANZA, para que construyamos el futuro
10. ORACIÓN, para que Dios nos ayude
11-12. Más LUCES, porque queremos que nuestra fiesta sea muy alegre
13. GENEROSIDAD, para que compartamos sin egoísmo
14. TOLERANCIA, para que nadie condene a nadie
15. AMOR, para que todo sea posible
16. GANAS DE VIVIR, porque es lo más natural de la vida
17. FE en Dios, porque es el Padre de todos
18. ALEGRÍA, porque así todo es más fácil
19. AMISTAD, para que nadie se encuentre solo
20. SOLIDARIDAD, para que a nadie le falte lo importante
21-22. PAN y VINO, para recordar a Jesús
En años posteriores dejamos las tareas albañileriles porque ya no se reconocían en ellas, hijos e hijas al fin y al cabo de profesores, médicos y similares; pero asumieron la idea y entre todos fuimos convirtiéndola en credo al que cada grupo añadía o completaba según las circunstancias y las personas, para proclamarlo juntos pero también para entregarlo como legado a los siguientes. Como diciendo, esto es lo que creemos; vosotros haced lo que queráis, pero por si os sirve tomadlo, es también vuestro.
Así, de esa manera, hemos ido dando forma al credo que queremos de sentido a nuestra vida. Que tiene una parte inamovible, y otra parte que es irrenunciable. Y sólo varía en la manera de decirlo, que es negociable y móvil en la medida en que se entienda y sirva. Porque de lo contrario, ¡para qué vamos a perder el tiempo!
2 comentarios:
me gusta mucho el plural, de tu credo.
creemos...no creo sólo...por que no existo sólo,
porque si mi fé, sólo es mía,
es muy poco...muy poco.
un saludo Miguel Angel.
floren, perdóname, se me había pasado este comentario. Pienso que es lícito decir “creo”, en singular. Al fin y al cabo el acto de fe, la adhesión a, debe brotar de lo más profundo de un@ mism@. Pero cuando se ha llegado ahí llevad@ de la mano de otras personas, es natural que se añada ese matiz común: es mi fe, es también nuestra fe.
Sí, me veo reflejado en la fe de otras muchas personas; aunque cada quien ponga el acento en las letras que mejor le parezcan. Eso nos significa dentro de la unidad.
Un saludo.
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