Salimos gozosos a nuestro paseo matutino por el pinar, a disfrutar de olores, sabores y sudores… cuando nos topamos con el detritus de una noche de farra.
Para no herir sensibilidades no hay fotos.
¡Malditos los que allá por donde pasan dejan su “huella” como firma que los identifica!
Sirvan para esta ocasión las imágenes pinariegas de la margen derecha de este blog.
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