Entonces es que está mal hecha. Se me ocurrió cuando vi a Nadal sufriendo delante de las cámaras. Me vino de repente el cuadro de Sorolla. Exigir pescado barato y ganar al de Manacor es muy cómodo, desde nuestro sillón bol. Gracias por avisarlo, Anna. En la próxima entrada trataré de expresarme mejor.
No sé si estas haciendo referencia al esfuerzo que tienen que hacer los pescadores para pescar y al esfuerzo de Nadal para ganar al oponente, y nosotros lo vemos tan normal que nos parece incluso no tener valor.
Cada día nos regalan un amanecer, un día para hacer cosas provechosas, para hacer que sea como si fuera el último día de nuestra vida y no le damos valor, nos enzarzamos en historias interminables y no nos damos cuenta del valor que tiene un día, un instante, un respiro.
Claro, Laura, me refiero al esfuerzo de cualquier ser humano para vivir, a pesar y contra lo que sea. Parece que lo políticamente correcto es no mostrar flaquezas ni debilidades, cansancio e incluso hastío. Debemos mostrarnos relajados, sonrientes y felices, como si todo resultase suave, suave, suave… Los ídolos, y los que no lo somos, estamos hechos de barro. Demasiado quebradizos. Besos.
«¿A quién compararte en tu grandeza? Mira: a un cedro del Líbano de espléndido ramaje, de fronda de amplia sombra y de talla elevada. Entre las nubes despuntaba su copa. Las aguas le hicieron crecer, el abismo le hizo subir, derramando sus aguas en torno a su plantación, enviando sus acequias a todos los árboles del campo. Por eso su tronco superaba en altura a todos los árboles del campo, sus ramas se multiplicaban, se alargaba su ramaje, por la abundancia de agua que le hacía brotar. En sus ramas anidaban todos los pájaros del cielo, bajo su fronda parían todas las bestias del campo, a su sombra se sentaban numerosas naciones. Era hermoso por su talle, por la amplitud de su ramaje, porque sus raíces se hundían en aguas abundantes. No le igualaban los demás cedros en el jardín de Dios, los cipreses no podían competir con su ramaje, los plátanos no tenían ramas como las suyas. Ningún árbol, en el jardín de Dios, le igualaba en belleza. Yo le había embellecido con follaje abundante, y le envidiaban todos los árboles de Edén, los del jardín de Dios».
(Ez 31, 2-9)
Tempus fugit, es decir, el tiempo corre veloz como una liebre…
Ricardo Cantalapiedra
Marana tha
Para escuchar, presiona en la punta de flecha de la izquierda; si quieres silencio, presiona en ‖ o 1▢
El Cabo de Gata
-
No está en el fin del mundo, pero lo parece. Llegar hasta allá supone
atravesar valles y desiertos, llanuras y perdidos, pasar pueblos y rodear
montañas...
4 comentarios:
Pues no he entendido la entrada Miguel Angel.Disculpa.
Entonces es que está mal hecha. Se me ocurrió cuando vi a Nadal sufriendo delante de las cámaras. Me vino de repente el cuadro de Sorolla. Exigir pescado barato y ganar al de Manacor es muy cómodo, desde nuestro sillón bol.
Gracias por avisarlo, Anna. En la próxima entrada trataré de expresarme mejor.
No sé si estas haciendo referencia al esfuerzo que tienen que hacer los pescadores para pescar y al esfuerzo de Nadal para ganar al oponente, y nosotros lo vemos tan normal que nos parece incluso no tener valor.
Cada día nos regalan un amanecer, un día para hacer cosas provechosas, para hacer que sea como si fuera el último día de nuestra vida y no le damos valor, nos enzarzamos en historias interminables y no nos damos cuenta del valor que tiene un día, un instante, un respiro.
Besos
Claro, Laura, me refiero al esfuerzo de cualquier ser humano para vivir, a pesar y contra lo que sea. Parece que lo políticamente correcto es no mostrar flaquezas ni debilidades, cansancio e incluso hastío. Debemos mostrarnos relajados, sonrientes y felices, como si todo resultase suave, suave, suave…
Los ídolos, y los que no lo somos, estamos hechos de barro. Demasiado quebradizos. Besos.
Publicar un comentario