ISSN: 1579-6345
ecleSALia 18
de octubre de 2011
SENSACIÓN
DE VÓMITO
… y
Mateo 22, 15-21
MARI PAZ
LÓPEZ SANTOS, pazsantos@pazsantos.com
MADRID.
ECLESALIA, 18/10/11.- A punto estaba de
decir buenas noches a mi familia, cuando me quedé
conscientemente atrapada en un reportaje de Documentos TV -“¿Planeta en
venta?”- sobre la compra de tierras en Etiopia a cargo de un empresario hindú.
No es que
me pillara de sorpresa y sé que no sólo es en África. Los países más
empobrecidos están “en venta” desde hace mucho tiempo y a precio de saldo. Si
no lo queremos saber es porque resulta difícil digerir que de sus recursos
viene buena parte del denominado estado del bienestar
de los países ricos.
Ahora se
ha puedo de moda la adquisición de tierras en las zonas más pobres del planeta,
como es el caso de Etiopia (comentaron que en ese país todo el mundo pasa
hambre) con el fin de controlar en un futuro la producción de alimentos ante
una posible crisis alimentaria. Es decir, tener la sartén por el mango para
decir quien come y quien no come.
Dicen los
medios de comunicación que países de economías emergentes y los habitualmente
emergidos están adquiriendo masivamente tierras para explotarlas como
producciones agrícolas industriales que desvían el producto a quien mejor
pague. ¿Repercute esto en quienes viven o malviven en esas tierras y que además
son la mano de obra?
Esa era la
pregunta que se formuló en el documental de anoche y que a lo largo de la media
hora que duró, me fue dejando una sensación de vómito que no consigo quitarme
mientras escribo.
El
resuelto empresario hindú había comprado un montón de hectáreas de tierra, se
había anexionado un pequeño monte que tiene valor sagrado para los habitantes
de la zona y había comenzado su negocio de cultivo de maíz. Salió, ufano, de un
super-coche dando instrucciones por el móvil a algún político de la zona pues
había que resolver un tema acuciante: los famélicos trabajadores no
querían ponerse a trabajar. Su “capataz-mano-derecha” comentó que quería ir
estableciendo un estilo de trabajo en donde incentivaría, a base de premios, a
los que más recolectaran. Un sistema de trabajo que conocemos bien, vivimos en
él: pagas en B, bonus, viajes, pisos, etc.
Mientras,
los habitantes de la zona dijeron ante las cámaras, que dependían de la Ayuda
Internacional para comer, que repartían raciones para dos o tres personas
aunque la familia fuera de ocho o diez. Después de recoger las mazorcas de maíz
e irlas metiendo en camiones, uno dijo que “preferiría que algunas se quedaran
allí en vez de tener que depender de la Ayuda Internacional”. Por cierto, el
maíz es fácil que vuelva al lugar de donde salió convertido en alimento
solidario, ya que la Ayuda Internacional es cliente del emprendedor empresario.
Confieso que la cabeza me da vueltas y persiste la sensación de vómito.
Pero, he
aquí, que vienen a mi mareada cabeza, las palabras de Jesús en el evangelio
Mateo 22,15-21: “Pagadle al César lo que es del César…”.
Con el denario (la moneda) en la mano podemos
decir, sin temor a equivocarnos, que hoy las cosas están llegando a un extremo
en que todo se traduce en dinero.
El César
es el Dinero y tiene muchas caras. Se ha mercantilizado incluso la Vida de las
personas y el César reclama lo que entiende como
suyo. Menos mal que Jesús siguió diciendo: “… y a Dios lo que es de Dios”.
Sabemos lo
que Dios nos da: la Vida para que la vivamos y no dejemos que nos la
secuestren; para que la compartamos y no nos la “despisten” por el camino
convirtiéndola en amarillo metal; nos la da para luchar de forma comprometida y
solidaria por los más débiles.
Se la
devolveremos a través de la oración que nos
mantenga en permanente conexión con Él para no desbarrar por el camino, de la acción
contra la injusticia, del compromiso con los
más débiles, de la generosidad en la acogida, del consuelo
a los que más sufre, de la denuncia de los
despojan a otros de medios para vivir dignamente, del cuidado
de la naturaleza que es fuente de vida, de la ayuda mutua y comunitaria para
fortalecernos contra el permanente ataque del César.
A ver si
la sensación de vómito va remitiendo con el antídoto del evangelio y la puesta
en marcha por la Vida.
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Ils ont partagé le monde, plus rien ne m’étonne!
Plus rien ne m’étonne!
Plus rien ne m’étonne!
Si tu me laisses la Tchétchénie,
Moi je te laisse l’Arménie
Si tu me laisse l’afghanistan
Moi je te laisses le Pakistan
Si tu ne quittes pas Haïti,
Moi je t’embarque pour Bangui
Si tu m’aides à bombarder l’Irak
Moi je t’arrange le Kurdistan.
Ils ont partagé le monde, plus rien ne m’étonne !
Plus rien ne m’étonne!
Plus rien ne m’étonne!
Si tu me laisses l’uranium,
Moi je te laisse l’aluminium
Si tu me laisse tes gisements,
Moi je t’aides à chasser les Talibans
Si tu me donnes beaucoup de blé,
Moi je fais la guerre à tes côtés
Si tu me laisses extraire ton or,
Moi je t’aides à mettre le général dehors.
Ils ont partagé le monde, plus rien ne m’étonne !
Plus rien ne m’étonne!
Plus rien ne m’étonne!
Ils ont partagé Africa, sans nous consulter
Il s’étonnent que nous soyons désunis.
Une partie de l’empire Maldingue
Se trouva chez les Wollofs.
Une partie de l’empire Mossi,
Se trouva dans le Ghana.
Une partie de l’empire Soussou,
Se trouva dans l’empire Maldingue.
Une partie de l’empire Maldingue,
Se trouva chez les Mossi.
Ils ont partagé Africa, sans nous consulter!
Sans nous demander!
Sans nous aviser!
Ils ont partagé le monde, plus rien ne m’étonne!
Plus rien ne m’étonne!
Plus rien ne m’étonne!
Se han repartido el mundo, ¡ya nada me sorprende!
¡Ya nada me sorprende!
¡Ya nada me sorprende!
Si tú me dejas Chechenia,
Yo te doy Armenia.
Si tú me das Afganistán,
Yo te voy a dejar Pakistán.
Si no quieres dejar Haití,
Yo te embarco para Bangui.
Si me ayudas a bombardear Irak,
Yo te consigo Kurdistán.
Se han repartido el mundo, ¡ya nada me sorprende!
¡Ya nada me sorprende!
¡Ya nada me sorprende!
Si me dejas el uranio,
Yo te dejo el aluminio.
Si me dejas tus yacimientos,
Yo te ayudo a cazar Talibanes.
Si me das suficiente trigo,
Yo hago la guerra a tus costes.
Si me dejas extraer oro,
Yo te ayudo a echar al general.
Se han repartido el mundo, ¡ya nada me sorprende!
¡Ya nada me sorprende!
¡Ya nada me sorprende!
Se han repartido África, sin consultarnos.
Se asombran de que estemos desnutridos.
Parte del imperio Maldinga,
Está entre los Wollofs.
Parte del imperio Mossi,
Se encuentra en Ghana.
Parte del imperio Soussou,
Está en el imperio Maldinga.
Parte del imperio Maldinga,
Se encuentra entre los Mossi.
¡Se han repartido África, sin consultarnos!
¡Sin preguntarnos!
¡Sin advertirnos!
Se han repartido el mundo, ¡ya nada me sorprende!
¡Ya nada me sorprende!
¡Ya nada me sorprende!
6 comentarios:
Tú, no, pero hay quien se sorprende de que se digan cosas así, en francés, en castellano o en inglés, en Madrid o Nueva York. Pero ¿qué quieren estos jóvenes de BMW e iPod un sábado por las calles?, dicen algunos. Pues denuncian esto y dicen que esto es injusto. Todavía hay quien se sorprende, sí.
No estoy sorprendido porque esta mañana he recibido esto, que confirma lo que casi a diario veo en mi parroquia:
AÑO XI / 9.300 ejemplares
ISSN: 1579-6345
ecleSALia 17 de octubre de 2011
EL MIEDO DE LOS POBRES
"Su grito ha llegado hasta mi... voy a bajar a liberarlos"
JOSÉ MORENO LOSADA, sacerdote capellán de la UEx y consiliario de Acción Católica, jmorenol@unex.es
BADAJOZ.
ECLESALIA, 17/1'/11.- Hoy se ha acercado Carmen a mi despacho para preguntarme cómo conectar con universitarios nuevos para invitarlos a la asamblea de comienzo de curso del movimiento de estudiantes de Acción Católica en Badajoz. Se ha interesado por mi madre y mi estado de ánimo, de salud, etc. Ella, dulce y amable como siempre; le he preguntado por su madre que se operó hace poco tiempo, y por su familia, en especial cómo les iba el bar que abrieron hace unos meses. Su madre y su padre han trabajado toda su vida intensamente, en muchos lugares de España, siempre trabajos sacrificados dentro de la hostelería, han sido muchos hermanos, cinco, los han criado bien, ya trabajan fuera del hogar y están casados tres, en casa quedan Carmen y una hermana, las pequeñas que son universitarias, estudian química y Psicopedagogía.
La madre ya recibe la prejubilación, el padre tras una enfermedad larga y seria, ya no tiene derecho a nada y le consideran hábil para trabajar. Viven en un piso de protección, de estos últimos que ofrecieron a ciudadanos que tenían suerte y que estaban valorados en setenta mil euros, lo van pagando poco a poco. Pero la situación estaba siendo difícil, Carmen con su beca protege y apoya a su hermana que no la consigue en su carrera, y después la familia. Esto les llevó a arrendar un bar y abrirlo, es lo que saben hacer. Las cosas con la crisis no van muy bien, abren el bar todos los días desde las ocho de la mañana hasta que queda el último cliente bien entrada la noche; viven a más de diez kilómetros, y pasan el día ahí en este establecimiento. Las hijas van a comer allí con ellos, y echan una mano en la siesta para que descansen los padres. Hasta ahora se van manteniendo, y “van comiendo del bar” como dice ella; pero no están sacando ni para el jornal de su padre, aunque todos están apoyando.
Hoy me decía Carmen, que están preocupados, porque están yendo los inspectores; hasta ahora viendo sus permisos, y todo lo que se refiere a sanidad e higiene…
Pero tienen miedo porque les dicen que también están llegando los inspectores de trabajo, y que como su madre va a hacer la comida, limpiar el bar, y organizar los aperitivos y raciones, y ellas ayudan unas horas, como les pillen, tendrán multas del orden de dieciocho mil euros y a su madre le pueden quitar la paga de prejubilación. Eso les hace vivir con miedo y en tensión. Me decía “siempre tenemos algo”, aunque ella les anima y les cuida, porque ahora su padre no está tan deprimido y nervioso como estaba antes, y todos están mejor en casa.
Esta tarde en la parroquia teníamos una oración, y el hilo central era como Dios se hace presente en la pobreza y en la limitación; que nos salva desde la debilidad y se identifica con ella. Hemos aportado hechos de vida, y yo he puesto mi conversación con Carmen, su pobreza, sencillez, debilidad, y a la vez confianza, lucha, entrega, animosidad, deseo de transformar la realidad. Recuerdo que un día entré en secretaria con ella, para pedir que le hicieran un trámite burocrático antes de tiempo porque se iba a venir a preparar la asamblea nacional de estudiantes a Salamanca, y la administrativa que nos atendió dijo que lo haría con muchísimo gusto, porque su hija que es alumna de la facultad y ha coincidido con Carmen en clase, le ha dicho en más de una ocasión que Carmen es la mejor chica de toda la facultad. Es débil y es la mejor para su compañeros. Dios se hace fuerte en la debilidad.
Por eso en el niño Jesús, que ha ido pasando de mano en mano en la oración comunitaria parroquial, yo he visto su rostro, su bar y su familia, he pensado en todos los miedos y los sufrimientos de los sencillos y los pobres, trabajadores y honrados, y he recordado dos textos de la sagrada escritura:
El del éxodo, cuando Dios le dice a Moisés que el grito de los pobres de su pueblo ha llegado hasta sus oídos, a su corazón, y que él va a bajar a liberarlos, frente al Faraón que los oprime.Y el de Lucas cuando nos dice que ahí está la señal: “Encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”, o “asustado en el trabajo duro y largo de un bar sencillo de barrio”
Todo esto en medio de las noticias de las indemnizaciones para los altos mandatarios de la cajas de ahorro, supervisados por políticos y el banco de España. Seguro que ellos no tienen miedo, ni los unos ni los otros. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
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Llevan muchas décadas repartiéndose el mundo.
Alguna vez me habéis leído contar mi viaje a Ethiopía, el avión lleno de ingenieros-empresarios chinos, para construir las presas de contención del agua en el Alto Nilo, esto en Sudan. Después me enteré que a cambio obtendría los beneficios durante mas de 60 años así cualquier organismo que quisiera tener agua para producir sus cosechas estaría bajo el auspicio del gobierno chino.
En Addis Abeba las cosas no eran diferentes, el país estaba en manos de capital no solo chino, sino alemán e hindú, cada uno se reparte un negocio, unos las tierras, otros los abastecimientos de agua, otro las carreteras e infraestructuras, al mismo tiempo están quejosos de que los trabajadores etíopes son vagos y no quieren responsabilidades en el trabajo, algunos trabajan tan solo por la comida de un día, si van a trabajar comen sino no tiene el poco de comida que les dan, los ves escondiendo el trozo de pan entre la camiseta para llevar algo a casa .
Hace tiempo, demasiado, que el planeta está escorado.
Un abrazo
Yo no tengo palabras. Sólo impotencia...
Laura, acabo de encontrar un texto de un tal Montesinos, que recoge en sus escritos Bartolomé de las Casas, y que denuncia eso mismo que dices, sólo que tiene casi quinientos años. Tal vez lo cuelgue un día de estos en el blog. Fíjate, pero pienso que este planeta está mal hecho desde el principio del principio. ¿Qué hicieron los persas, los griegos, los romanos, los españoles, los ingleses, los franceses, los belgas, los alemanes, los holandeses, los italianos…? Lo mismo, repartirse la tarta. Siempre es lo mismo.
Besos, como siempre, sólo que esto es de otra manera.
Carmen, no me engañes: no hay impotencia, tampoco carencia de palabras. Ya estás haciendo por tu parte mucho más de lo que expresas. Lo que ocurre es que tarda en verse el resultado; incluso nunca aparece en la superficie, salvo cuando se produce un socavón. Hay mucho trabajo subterráneo, lo sé yo y lo sabes tú. Hay una corriente imparable de subversión que vertebra nuestra historia. No está todo dicho ni nada es imposible. Como termina su canto Labordeta, "también será posible que esa hermosa mañana ni tú ni yo ni el otro la lleguemos a ver, pero habrá que forzarla para que pueda ser…"
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