Un año tiene
trescientos sesenta y cinco días, salvo los bisiestos, que confirman la regla.
En tantos días suceden tantísimas cosas que su lista no cabría ni siquiera en
internet. Y si además consideramos todos los años juntos que componen la
historia humana, mucho menos.
Cada día es
susceptible de que durante su transcurso ocurran los más variados sucesos; unos
reseñables, otros para olvidar. Estadísticamente no hay razón que alegar para
que un día contenga más hechos que otro; o sea, que en esto todos los días son
iguales. O deberían serlo. Pero no.
Ocurre que el uno de
octubre destaca sobre los demás. El cúmulo de acontecimientos que han tenido
lugar en este día, no digo que sea el mayor, pero se puede considerar como
parejo al de otro u otros días de máxima concurrencia.
Aparte de los
momentos históricos que tan exhaustivamente recogen los que se dedican a
efemérides, wikipedia incluida, yo tengo mi primero de octubre particular. No
se trata de una fecha que recuerde cada vez; no. Ni aniversario, ni
conmemoración, ni homenaje, ni si quiera una flor, menos una corona.
El primero de octubre
de 1975 tuve que incorporarme a mi primer destino como profesional de clerecía.
Aquel día entré triunfalmente en los pueblos que me habían sido asignados para
el pastoreo: Montealegre y Palacios de Campos. El segundo tiene claro el
apellido, está en Tierra de Campos. El primero se encuentra a medio camino
entre los alcores de Torozos y las tierras bajas. Oficialmente lleva el “de
Campos”, pero casi nadie lo utiliza porque no es del todo exacto.
En su favor he de
decir que, por su posición estratégica de estar a media ladera, constituye un
magnífico mirador de estos campos mesetarios de la antigua Castilla. Y si se
agudiza la vista y el día está claro, los Montes de León están tan cerca que se
tocan.
Como cura párroco de
ambos pueblos tuve que hacerme cargo de estas preciosidades que a continuación
expongo:
Iglesia Parroquial de Santa María e Iglesia de San Pedro. Montealegre |
Ermita de la Virgen de Serosas. Montealegre |
Montealegre desde la ermita de Serosas. |
Aquí debería estar el retablo plateresco de San Pedro, pero lamentablemente no está en Internet. Y yo tengo sólo diapositivas sin digitalizar. Lo siento.
Para que el personal se haga una idea, su autor es con toda probabilidad el creador de este otro retablo, no demasiado distante, aunque en otra zona muy distinta de la misma provincia.
Para que el personal se haga una idea, su autor es con toda probabilidad el creador de este otro retablo, no demasiado distante, aunque en otra zona muy distinta de la misma provincia.
Retablo de San Pelayo. Olivares de Duero
|
Iglesia parroquial de Santa María. Palacios de Campos |
Ermita del Cristo. Palacios de Campos |
Puedo decir que cuidé
de todas ellas con entusiasmo, y que las dejé en buen estado. Las recibí
rehabilitadas por mi antecesor, Vicente; las mejoré en lo que fue necesario,
casi nada. Según tengo entendido actualmente gozan de muy buena salud.
Hay algo más: fui
ofrecido por la archidiócesis como ministro ordenado al servicio pastoral de
las personas que habitaban en ambos pueblos. Por supuesto no pongo aquí foto
alguna, aunque las tengo, y comentar… ya lo he hecho algunas veces en este
blog, y posiblemente siga haciéndolo, pero con medida.
Y no. No estuve encargado del Castillo de Montealegre. Romano de toda romanidad. Castillo al que cantó Jorge Guillén, a quien no tuve el gusto de conocer, por el canto de una peseta, de las de entonces. Fue al pueblo, donde tiene raíces, a despedir a Vicente, creo, mi predecesor en el cargo; de paso fue homenajeado y él dejó en la piedra sus palabras.
Así se expresó el poeta:
Lápida a la entrada del Castillo de Montealegre |
Un Montealegre
Ya no defiente tu muro,
Castillo ya no cercado,
Sino ese Tiempo futuro
Que en tu estado
–Una oquedad entre pocas
Piedras–
Incesantemente invocas.
Con tal tesón, si declinas,
No te arredras
Que se doran tiempo y ruinas.
Jorge Guillén. Cántico. Ed. Sudamericana. Buenos Aires1962
3 comentarios:
..pues anda que no tienen chollo, por donde pasas, si les arreglas el alma y casa
Pues ha de ser un dia para recordar el primer destino en el año 1975.
Es verdad que han pasado años acumulando experiencias y para algo ha de servir...no sé, digo yo.
Como dentro de un mes se decide mi futuro laboral,llevo unos dias tambien recordando mis inicios, allá por el 1972, muy jovencita, empecé mi andadura en el hospital...
No podré acabar mi ciclo laboral y mira que lo siento de veras.
Un abrazo.
Maggi, arreglar cosillas se me da algo; eso que dices tú son palabras muy mayores, y no llego a tanto. ¿Qué te parece si lo dejamos sólo en “cho”?
Anna, no te creas. Acumulación de años sí, recuerdos también, buenos y menos. Y cambias de lugar, y a otra cosa, mariposa.
Sé de alegres jubilad@s que ya ni quieren acordarse de lo que es fichar con el sueño retenido.
Pero el ciclo vital sigue, y eso es lo que importa. A partir de ahí toda tu vida es completamente tuya, y podrás hacer lo que te plazca.
Un saludo cariñoso
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