“Estoy de estreno”,
escribí el tres de septiembre pasado. Y lo guardé sin publicarlo. Y continuaba:
“Cansado y aburrido
de darle cada mañana a la dichosa gomita, me he regalado un ratón nuevo, el
“Magic Mouse”.
“Lo intenté por todos
los medios, activa, pasiva y superperifrástica. Ha sido imposible hacer vida
normal con el ratón que vino con la máquina. La dichosa bolita del ratón se
pringaba con todo lo que pringan mis pringosas manos, y le costaba un montón y
medio despertar de su letargo y rular como es su deber.
“Encontré por ahí
métodos milagrosos. Inventé por mi cuenta procedimientos expeditivos. Incluso
lo desarmé y destripé para proceder a una limpieza concienzuda y definitiva. Ni
aquellos funcionaron, ni éstos resolvieron la papela. Tercamente la bola se
endurecía durante la noche, y tenía un despertar lento hasta aburrir.
“Alegre e ingenuamente
hablé aquí de todo ello, y hasta es posible que a más de una persona haya
llevado a confusión, lo siento y pido humildemente perdón. Con quien usa las
manos para cualquier menester, y se pone a darle al ratón mientras friega,
cocina, da de yeso y cava el jardín no valen soluciones fáciles. Hay que ser
expeditivos. Y he decidido serlo.
“El viernes tiré de
talonario y me fui a la tienda; exactamente fue al revés, me fui y tiré. Pregunté si tenía algún inconveniente, y me
respondieron que ir a pilas. Ya, dije, algo más. No, que sepamos. Y compré esta
cosa. 72,20 €.
“Ahora la estoy
estrenando. Dicen maravillas de ella, a mí con que funcione me basta. Lo llaman
“Magic Mouse”, y es inalámbrico.
“Si por un casual
resultare que descubro alguna característica que pueda ser de utilidad para el
resto de los mortales, no quepa la menor duda de que lo haré público y notorio,
que no quiero ser para nada acaparador.
“Las cosas buenas han
de saberse, para que las disfrute todo el mundo.
Bueno pues hoy digo
que ya se gastaron las pilas que venían con el aparato. Han durado justo el mes.
Probaré unas nuevas, y si descubro que este es uno de sus posibles defectos, volveré
y lo diré.
5 comentarios:
jajajaja¡¡ el ratón de Mac, una vez que la dichosa bolita dejó de funcionar, hice lo mismo que tú, y destripado y todo es para tirar...
He comprado uno nuevo hace una semana y hasta que dure.
Veo que te has ido al nuevo raton inalambrico, sin embargo yo he repetido con el clasico conectado a puerto USB (50 € en el Corte Inglés).
A ver cuando sucumbe.
Está visto Anna, que este ratón no sirve ni para las manos delicadas de una enfermera curtida ni para las de un cura que, por más que se las lave siete mil veces al día, siempre las tiene manchadas de algo. ¡Anda que si en las de un chatarrero funcionara bien, menuda publicidad! JA, JA, JA, ;=))
jajajaja¡¡¡ la bola del raton tiene eso mismo.....
me da muchos problemas- al inalámbrico, me refiero-,
vino junto con el teclado en el lote del regalo,y el dichoso ratón es tan sensible que algunas veces lo que escribo no sé donde se mete, dice Clara que no es cosa del ratoli, sino de mis manos, y será verdad.
Nunca llego a la hora, jolines. Besos
Laura, si te da problemas de ese tipo es que tienes que regularlo desde "Preferencias del Sistema". Vas ajustando los valores del "Ratón" hasta que encuentres el ritmo que se acomoda a ti. Verás que al poco tiempo va suavecito y sin sobresaltos.
Posiblemente también tengas desajustado "Exposé", y se te muevan las ventanas a lo loco o desaparezcan sin aviso previo.
Salvo por las pilas, el inalámbrico gana al de cordoncito, te lo puedo asegurar.
Tranqui, estás justo en el momento preciso. Besos.
Publicar un comentario