Pues a mí me gusta mucho el hígado, debí decir en alguna ocasión. El jefe, que lo oiría, me dijo por persona interpuesta: ni se te ocurra comprar hígado, cuando quieras, me lo pides. Debió ser cuando lo de las vacas locas, porque cuando la colza fue ya hace demasiado tiempo. El caso es que de vez en cuando, en el frigo o encima de la mesa, en casa o en el pueblo, aparece una bolsa, una caja, un paquete, en fin, con algo de matadero.
Una vez ocurrió que me hizo ir a recoger un enorme hígado de vaca. Era una víscera descomunal y pesaba que si Dios quiere qué. Cuando lo desenvolsé no sabía ni por dónde agarrarlo. Porque, a parte de no tener asas, la cosa es toda resbalosa, y se escurre entre las manos; y cuanto más aprietas, antes lo pierdes. Total, que en aquella ocasión tuve que aprender el oficio de cortador(1), que es que me faltaba en el curriculum. Y bien que lo ejercité; ya debieran haberme dado el carné, que me lo gané con creces.
Esta vez la cosa ha sido más comedida. Paso a poner en imágenes todo el recorrido, para que no resulte tan pringosa la explicación. Visualmente se puede uno/a hacer una idea bastante aproximada. No obstante y para que no haya lugar a dudas, es posible que de vez en cuando deje caer alguna morcilla (2).
Recepción
Primera aproximación
Desencajone
Preparativos faeniles (3)
Pesaje (4)
Estado de la cuestión, que nada tiene que ver con la cuestión de estado
Tomándome mi tiempo, es decir, en plena tienta… del asunto
Corte por lo sano
Primera dentellada
Primer plano de la misma tajada
A media faena, y yo con esta pinta
Berto espera, o acompaña. No lo tengo claro (5)
Menudillo a un lado. De otra parte, todas las piezas como la primera.
Listo para servir… o para lo que disponga quien manda en esta casa.
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(1) Cortador: Dícese de aquella persona, generalmente sexo masculino, que recogía ganado del pueblo que, por las circunstancias que fueren, habían de recibir matarile. Se encargaba de todo el proceso, hasta llegar al mostrador de su tienda. En ese momento entraba en danza otra persona, generalmente de sexo femenino y a poder ser la esposa del anteriormente mencionado. Ella se encargaba de entendérselas con el público demandante, también de sexo femenino en la generalidad, casi unanimidad, de los casos.
(2) Morcilla: Coloquialmente, añadidura abusiva de palabras o cláusulas de su invención, que hacen los comediantes. Es decir, nada que ver en este caso con los menesteres propio de cortador. Hago constar, no obstante, que más que morcillas aquí y ahora se trata propiamente de bocadillos, o bocaditos, siendo finos; aunque falte la línea curva circunvalatoria, las frases están emparedadas entre fotos, y así tienen cierta semejanza con unos "sanjacobos".
(3) En la imagen puede apreciarse que dos de los utensilios cortantes son de procedencia foránea. El de la izquierda, sin embargo, es nacional, y puede que sea de acero toledano. En cuanto a la piedra de afilar, es de la tierra por supuesto; regalo de un segador a guadaña jubilado, que me la dejó en herencia. Total para qué la quería él si ya ni ejerce ni hay alfalfas que segar por estos lares. «Te hará a tí más servicio en la cocina», me soltó al dármela.
(4) La báscula no miente: 4,650 kgs.
(5) Tengo que decir, en honor a la verdad, que Berto es de pocas palabras. Incluso de ninguna, diría yo. Desde que le vi lo dije: este es como Buster Keaton, un auténtico "cara de palo".
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