También conocido como
San Ignacio de Loyola. Todo lo que pueda saberse y conocerse de él está a
disposición de quien quiera comprobarlo en Internet y en cualquier otro lugar.
Por eso no añado ni quito nada a su biografía.
¿Qué decir, pues?
Sólo se me ocurre añadir que este vasco, que fue primero guerrero y luego cura,
está en el origen de la Cía, que pasó por momentos de esplendor y de miseria,
que desarrolló muchas y grandes empresas y terminó por ser expulsada, prohibida
y creo que hasta disuelta. Tanto concuerda con la canción de Cecilia que dice “Dama, dama de alta cuna, de baja cama, señora de su señor,
amante de un vividor, dama que hace lo que le viene en gana…”, como con el
don Juan que argumenta “Yo a las cabañas bajé, yo a
los palacios subí, yo los claustros escalé y en todas partes dejé memoria
amarga de mí…”
Ha tenido enemigos
por todas partes a lo largo de su dilatada historia, pero también amigos
incondicionales y “hasta la muerte”. El papa negro, por primera vez está por
encima del papa blanco, o al menos se podría pensar que es así. Lo cual da una
idea de que los jesuitas, los hijos de San Ignacio, siempre estarán en el filo
de la navaja, al albur de las contingencias y expuestos a mil y una desventuras.
Digo que un amiguete
esejota musicalizó una plegaria suya, y que quiero cantarla aquí y ahora, dado
que no he encontrado esa versión en ninguna parte.
Que José Luis
Saborido Cursach me perdone por atropellarle de esta manera. Es el autor de la
letra y de la música, a partir de esta oración de su santo fundador:
Tomad,
Señor y recibid
toda
mi libertad, mi memoria,
entendimiento
y voluntad.
Tomad,
Señor y recibid.
Vos
me lo disteis,
a
vos Señor lo torno,
todo
es vuestro, disponed
conforme
a vuestra voluntad.
Tomad,
Señor y recibid.
Dadme
vuestro amor y gracia,
que
esto sólo me basta.
Tomad,
Señor y recibid.
2 comentarios:
Me encanta la buena voluntad que le has puesto al cantar esta oración, pero a capella queda un poco sosona. Otro día le pones unos acordes de guitarra para acompañar.
Me ha gustado oirte cantar. Te apaludo.
Saludos.
Ya que otra cosa no puedo poner en casi nada de lo que hago, buena voluntad nunca me falta; es más, intento que sea más que buena, la mejor.
Resulta que utilicé Photo Booth para grabarme, pero las dos veces primeras no acerté y sólo conseguí dos fotografías. Así que a la tercera, y como tenía prisa porque ya me apretaba el horario, lo hice sin guitarra. Si es un poco sosa, incluso con guitarra. Pero cantada por un buen grupo de varones, como se la escuché a un grupo de novicios en Villagarcía de Campos en el acto de sus primeros votos, impresiona.
Gracias por esos aplausos. No se merecen.
También yo te saludo cordialmente.
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