Tardíos este año no
sé por qué razón, han terminado por abrirse al calor de julio, y han ofrecido
estos ramilletes de florecillas, cuando ya las rosas se han agostado y no queda
nada digno que poner.
Ahí estarán todo el
verano, muriendo poco a poco con dignidad, y hasta es posible que, secas del
todo, sigan adornado aún en el invierno.
Todo un ejemplo de
entereza, firmeza, persistencia y contumacia, muriendo de pie, mísmamente como
los árboles.
1 comentario:
Preciosos los ramilletes, quedan estupendamente en tu iglesia.
Besos
Publicar un comentario