La luna está creciendo y presenta junta a ella unas nubes que le dan una especial compañía. Desde mi ventana la veo con toda nitidez. Sus mares y sus montes, a pesar de ser un simple gajo, se distinguen a simple vista.
He intentado sacar una foto. Mi máquina es corrientita, muy apañada para fiestas de cumpleaños y retratos junto a un florero. Pero para cosas un poco especiales, no tiene garra, no puede.
A ello se añade que nos llegó la luz de la ciudad. Y las farolas alumbran con rabia. Leo mejor el periódico en la calle de noche que de día. ¡Qué cosas, oye tú! La civilización nos invadió.
Al final sólo he conseguido esto. No hay más.
En estos momentos de la noche, en que los grillos cantan a su son, hay silencio en las casas, y en las calles no hay nadie salvo alguna persona que va a tirar la basura a los contenedores, tengo presentes a los habitantes de los pueblos cercados por el fuego en las innumerables hogueras que hay abiertas por toda la faz de esta tierra.
No es sólo que se queme el monte. No es que los animales mueran. No es el daño a la tierra que pierde sus nutrientes y se empobrece para décadas. Es el miedo que hasta los seres humanos sentimos cuando ante el fuego nos vemos impotentes.
En esta noche apacible que disfruto, lloro con todos los que ahora temen ante el fuego. Deseo vehementemente que se haga pronto la oscuridad total en vuestros sitios, señal de que al fin se apagaron todos los incendios.
He intentado sacar una foto. Mi máquina es corrientita, muy apañada para fiestas de cumpleaños y retratos junto a un florero. Pero para cosas un poco especiales, no tiene garra, no puede.
A ello se añade que nos llegó la luz de la ciudad. Y las farolas alumbran con rabia. Leo mejor el periódico en la calle de noche que de día. ¡Qué cosas, oye tú! La civilización nos invadió.
He hecho varios intentos. Y he tenido que meterme dentro del patio para que las farolas no me estorbaran.
Al final sólo he conseguido esto. No hay más.
En estos momentos de la noche, en que los grillos cantan a su son, hay silencio en las casas, y en las calles no hay nadie salvo alguna persona que va a tirar la basura a los contenedores, tengo presentes a los habitantes de los pueblos cercados por el fuego en las innumerables hogueras que hay abiertas por toda la faz de esta tierra.
No es sólo que se queme el monte. No es que los animales mueran. No es el daño a la tierra que pierde sus nutrientes y se empobrece para décadas. Es el miedo que hasta los seres humanos sentimos cuando ante el fuego nos vemos impotentes.
En esta noche apacible que disfruto, lloro con todos los que ahora temen ante el fuego. Deseo vehementemente que se haga pronto la oscuridad total en vuestros sitios, señal de que al fin se apagaron todos los incendios.
7 comentarios:
Por aquí, mientras no llueva con fuerza, ese miedo es permanente, a pesar de la eficacia de los medios ( que acuden rapidamente y consiguen sofocar los pronto), los avisos ciudadanos (que tan pronto como se ve la mínima columna de humo llamamos a emergencias) y la ayuda de la población (que vigila).
Los locos y los malos, son legión.
Me paso algo parecido hace algunos meses, la luna estaba llena pero los condicionantes parecidos a los tuyos.En lo referente a todo lo que está ocurriendo me pregunto si el inconsciente colectivo de la humanidad está aburrido de su mismidad y desea aliviarse un tanto. Ah no, que es el cambio climático y todo lo que subyace. Un abrazo.
Me uno a tus sentimientos hacia los que están sufriendo por los fuegos.
En cuanto a la luna, cuando esté llena me iré a un lugar en el monte donde poder verla salir e intentaré captarla con mi cámara.
Saludos.
Las fotos no son buenas de calidad, pero te imaginas de igual manera esa luna creciente.
El dolor y las perdidas humanas y de la naturaleza, es grande y lo comparto tambien.
mariajesús, eso me temo, que los malos y los locos son muchos y difíciles de contener.
emejota, la mala calidad de las fotos me molesta si se pierde la razón de ponerlas, no es éste el caso. En cuanto al subconsciente, podría aliviarse de otra manera más tranquila o en otro lugar, por ejemplo en plutón. Y el cambio climático, pues no sé qué decirte, que tal sí, o tal vez no. Ven acá que te abrazo también yo.
Arobos, te advierto que una luna llena es igual que una luna llena. Pero verla en la oscuridad de la noche no tiene comparación. Yo he visto muchas, y creo que recuerdo todas. Que te salgan bien las fotos. Saludos.
Anna, me lo paso pipa viendo cada día como crece la luna, hacia la izquierda, o como decrece, a la derecha. La luna llena me impresiona, porque algunas noches parece que ocupa todo el cielo. Y algunas mañana aún se la ve en la parte contraria a la salida del sol. Miras a un lado y ves una moneda de plata; miras al lado contrario y es un medallón de oro. Precioso.
El motivo de este post es mi queja por los fuegos, y también mi condolencia con quienes los sufren.
¿Sabes Miguel Angel que aunque esté ahí la luna mirándonos a todos nunca noto su presencia? y ahora que lo pienso me siento culpable de ello al hacerla pasar desapercibida, pero es que soy tan despistada, que no me fijo en ella en la noche, y estoy segura que su presencia influye en mi estado interior, y valoro lo importante que es su presencia con su luz, que es testigo de tantas cosas, pero me siento culpable de no apreciar lo que hay ahí arriba cuando es de noche, en cambio, no me ocurre eso con el sol, que sí noto profunda su presencia, porque no me gustan los días sin sol.
Un beso, Miguel Angel.
María, a mí también me gusta el sol. Pero para belleza, la que ofrece la luna. Si tienes ocasión y puedes, obsérvala, como va creciendo y decreciendo, cómo se llena y cómo hace que la noche hable incluso aunque sea nueva. Es la señora de la noche.
Besos.
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