A lo largo de mi vida he visto que el fuego, ese elemento primordial que junto con el agua, el aire y la tierra constituye la realidad que habito y vivo, también puede ser destructor y matar toda vida y sentido.
No han sido numerosos, pero significativos.
1. Un monumento
El 9 de septiembre de 1968 un incendio destruye por completo la cubierta de la emblemática iglesia de San Pablo, de Valladolid.
Fui testigo privilegiado. Desde la ventana de la habitación individual que ocupaba el último año de mi estancia en el Seminario Mayor de Valladolid, contemplé, desolado como la totalidad de la población vallisoletana, cómo el empinado tejado de pizarra de la iglesia de San Pablo desaparecía entre llamas y humo. Los enormes troncos que componían su estructura fueron comida fácil para un fuego que se inició, al parecer, por un cortocircuito en los viejos cables eléctricos, que más que viejos estaban aviejados por la desidia humana, la falta de dinero y la labor callada de ratones.
A pesar del tiempo transcurrido, en mis ojos aún están aquellas imágenes. Tenía yo 20 años, y creo que lloré de rabia, de pena y de impotencia.
A partir de aquel día y durante todo un curso mi primera imagen del día, al abrir los cuarterones, era un edificio chamuscado, pelón y desolado.
Ahora luce este templo con todo esplendor. Tejado nuevo y más plano. Protección contra alimañas (llegué a contar en su tejado más de treinta nidos de cigüeña). Medidas antiincendio. Protección antihumedades. Una fachada limpia y hermosa. En fin, una gozada. Pero el susto fue mayúsculo.
2. Una casa
Año 1977, arde una impresionante casona en un perdido pueblo de Castilla: Palacios de Campos.
No recuerdo bien, pero creo que fue un lunes, ya no sé de qué mes ni semana. Me despiertan y me avisan de un incendio en el otro pueblo que llevo, que yo soy el señor párroco.
Me visto corriendo y sin más allí me presento. No es la iglesia, no, es la casa de Jesús. Jesús y Maribel son un matrimonio ya mayor pero todavía en buen uso. Trabajan para un señor importante que es profesor por Valencia, donde ocupa cátedra y honores. Aquí tiene labranza y ellos son los cachicanes. Ocupan una parte pequeña de una gran casa solariega. Viven con una hija, que el hijo está fuera.
Se despertaron asustados, envueltos en humo, y salieron a la noche tal como estaban. Y así seguían, porque todo se lo llevó el fuego. Nunca había visto yo arder hasta la tierra. Pues allí se dio, salía humo de las paredes, lo único que quedó en pie.
La casa era de tapial, pero del bueno. Una casa para durar mil años, siempre y cuando estuviera bien de tejado, y no probada por el fuego. El agua no la había tocado hasta entonces, que sus sucesivos amos se cuidaron de ello. Pero con el fuego accidental y decisivo, llegó también el agua necesaria del parque móvil de bomberos, y terminaron con ella.
En la calle quedó aquella familia. Por la tarde, Jesús va y me dice que ahí tengo la cartilla con los dineros de la cogida de palomas, que está bien y no se quemó. Pues tienes firma en ella, dije yo, vete a Rioseco y compra lo que necesites. No señor, que es dinero del cura. Pues precisamente por eso, razón de más para que hagas lo que te digo. No quise hacerle más razonamiento, habida cuenta de que no le iba a convencer de que aquel dinero era más suyo que mío, y por supuesto tanto como de la parroquia.
Al año, más o menos, el señorito construyó otra vivienda más apañada y moderna, y allí los dejé habitando cuando fui a despedirme.
3. Una belleza de la creación
1991, devorador incendio en el Desfiladero de Las Cambras, entrada natural al Cañón de Añisclo, en el Parque Nacional de Monte Perdido, Huesca.
Si en el 88 descubrí los Pirineos, en el 89 visité Pineta. Y de paso me inventé, vaya pegote el mío, el desfiladero de las Cambras. Es paso obligado para entrar en el Valle de Añisclo, también llamado cañón. Todo ello es una preciosidad, pero la entrada, o sea Las Cambras, lo mejor. Es verdad que era complicado moverse por su interior, con una carretera muy estrecha, de doble dirección, con continuas paradas para dejar paso, y de muy lento pasear.
Creo que fue ese año, o tal vez el siguiente, que, rebosando entusiasmo, me lo recorrí diecisiete veces. Y sólo estuve por allí quince días.
A la misma entrada, junto al río Bellós, o Vellós, a la izquierda existe un merendero de icona donde hay bancos y barbacoas para usar libremente. El diablo quiso que en un día de 1991 unos domingueros fueran unos descuidados o unos temerarios, vaya usted a saber, y dejaran que el fuego se expandiera. El resultado fue una quema brutal de aquel bosque de pino pirenaico. Imposible explicar cómo quedó todo aquello.
He vuelto a pasar por allí, ya con menos ganas, pero obligado por recorrer los andurriales de Las Sestrales, la Fon Blanca, el Bosque de Hayas Jóvenes, el Collado de Añisclo, y la ermita de San Urbez.
Ahora la cosa está más controlada. Sólo para entrar, que la salida es por otra parte. Ni hablar de hacer fuego. Y por supuesto, la vigilancia vigila. Ya era hora.
6 comentarios:
Al menos en ninguno de ellos hubo intención.
Tus experiencias alrededor del fuego destructor...
La naturalez lucha una y otra vez para sobrevivir...
¡ qué fuerza tiene!
Está visto que el fuego te acompaña. Un abrazo.
¡¡Jo Míguel!! pues vaya, qué de cosas ¿no?. Sí que te has medido con este elemento, en sitios grandes y muy especiales. Lo que más siento es lo de Pirineos que los otros, al fin y al cabo, se reconstruyen en un pis pas comparado con lo que la naturaleza tarda en "reconstruir" su parte.
Besos ¡narrador!
La Iglesia que fachada hermosamente trabjada!!!!!!
Contesandote tu comentario del maiz adjuntoo de wikipedia
El maíz, choclo, millo o elote (Zea mays) es una planta gramínea anual originaria de América introducida en Europa en el siglo XVI. Actualmente, es el cereal con mayor volumen de producción en el mundo, superando al trigo y el arroz ([1] ). En la mayor parte de los países de América, el maíz constituye la base histórica de la alimentación regional y uno de los aspectos centrales de las culturas mesoamericana y andina.
Respecto a las leyendas en esta HERMOSA AMERICA Las hay sy son amenas y sencillas con sabor a naturaleza.
En mi blog en Narraciones cuentos y leyendas, he colocado varias por si las quieres leer.
Cariños
mariajesús, no hubo intención, sí descuido en los tres casos. Eso también es punible. En esta sociedad si no hay amenaza y miedo, no nos enteramos.
Anna, el fuego de cerca impresiona. Es una fuerza que igual que apasiona e hipnotiza, aterra.
emejota, hay compañías más gratificantes. De todas maneras el fuego a solas no lo quiero ni en pintura.
Julia, tienes razón, aún en los Pirineos se nota el destrozo. En otras partes, cuando sólo es matorral, se pasa mucho antes.
Abuela, esa fachada de San Pablo es inmensa. Por eso la he puesto tan grande como pude. El año pasado terminaron una reparación muy completa, y ha quedado resplandeciente. Es un retablo al aire libre, y servía en aquellos tiempos, s.XVI, como escenario para autos religiosos, representaciones piadosas y catequéticas para el pueblo, que aprendía así.
Gracias por la información sobre el maíz. Por aquí tenemos otras historias y leyendas.
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