Desierto de Refidim y roca de Massá |
Acabo de leer en
algún sitio que el pueblo nunca se equivoca. Que eso no se puede decir en
democracia, y que cuando las urnas hablan, a callarse todo el mundo.
Servidor, que es como
es, y que no tiene endiosado nada, ni siquiera a Dios, mucho menos a esta forma
de gobierno en la que simplemente el número cuenta, y manda por encima de todo,
incluso de la razón y de los sentimientos.
Por mi deformación ya
envejecida tiempo ha, prácticamente desde la niñez, leo más en la Biblia que en
la prensa, a pesar de que mi profe preferido me enseñó a leer las dos cosas al
mismo tiempo. Y en esta mañana en la que no he parado y por tanto no se me ha
permitido celebrar ninguna fiesta, ni ganas que tenía, mientras faenaba
recordaba. Y pensé en aquel episodio, en el desierto, en el que el pueblo de
Israel tuvo un ataque de sed. Claro, en medio de la arena el agua escasea y, o
se lleva en cantimploras o pellejos, o te aguantas, o te bebes tu propia orina,
o te mueres, sencillamente y sin más. Lejos de hacerlo, los israelitas ni
cayeron en su poca previsión; ni trataron de encontrar un intinerario más
adecuado, de oasis en oasis, por ejemplo; ni fueron capaces de beber el rocío
que pudieran recoger tras las noches frías y húmedas que se presentaran, como
yo he leído en muchos sitios, novelas incluidas. Lo que hicieron fue ponerse a
protestar y a echar en falta las cebollas de Egipto y el agua marrón del Nilo.
Por si no me acordare
del texto exactamente, voy a ponerlo aquí como recuerdo.
En
aquellos días, el pueblo, torturado por la sed, murmuró contra Moisés:
-
¿Nos has hecho salir de Egipto para hacernos morir de sed a nosotros, a
nuestros hijos y a nuestros ganados?
Clamó
Moisés al Señor y le dijo:
-¿Qué
puedo hacer con este pueblo? Poco falta para que me apedreen.
Respondió
el Señor a Moisés:
-
Preséntate al pueblo llevando contigo a algunos de los ancianos de Israel;
lleva también en tu mano el cayado con el que golpeaste el río, y vete, que
allí estaré Yo ante ti, sobre la peña, en Horeb; golpearás la peña y saldrá de
ella agua para que beba el pueblo.
Moisés
lo hizo así a la vista de los ancianos de Israel. Y puso por nombre a aquel
lugar Massá y Meribá, por la reyerta de los hijos de Israel y porque habían
tentado al Señor diciendo:
-
¿Está o no está el Señor en medio de nosotros?.
(Libro del Éxodo
17, 3-7)
Estas lecciones del
pasado me sirven mucho más que unas votaciones democráticas, especialmente
cuando éstas se hacen apremiadamente, acuciados por la necesidad, con mucho
miedo dentro del cuerpo, y sobre todo, cuando el estómago y los bolsillos están
vacíos.
Israel tuvo que
recordarse siempre Massá y Meribá, creo que aún lo hace, porque no acabó allí
la cosa. Volvió a las andadas después y muchas veces, ansiando ser sacado del
fuego de sus propios errores merced a personajes emblemáticos, entre los que
cito, por ejemplo, a una mujer como la copa de un pino: Judit, la cortacabezas.
Judit y Holofernes. Caravaggio 1599 |
Dios nos libre de
tener que desear que aparezca alguien, cimitarra en mano, que nos rescate de este
pozo de los leones en que nos hemos metido.
Profeta Daniel. Miguel Ángel. Capilla Sixtina |
Bueno, tampoco sería
mala idea que surgiera un Daniel clarividente. No habría mejor premio en esta
lotería.
5 comentarios:
No pudo estar más de acuerdo contigo. Con tu reflexión y tu elección de pasaje bíblico.
Un abrazo.
Puedo, no pudo.
¿Crees de verdad que el pueblo es soberano?.
Soberanamente tonto, que no es igual.
Y ahora ¿de dónde saldrán los profetas?.
Besos. Continúa diluviando
Bueno faltaba yo para decir que me da dolor de corazón ver cómo la gente actúa en contra de sus propios intereses sin enterarse. ¿En qué piensa la gente? Supongo que tenemos que pasar por este calvario una vez más para que las memorias vuelvan a refrescarse y se acuerden de los gobiernos del PP con Aznar a la cabeza y Marianico en todas las salsas, desde ministro de Administraciones Públicas, pasando por Educación y llegando a Interior y ministro de la Presidencia. ¿Es que la gente se ha olvidado de lo que hicieron en aquel tiempo?. Pues parece que sí, así que, ante la amnesia colectiva del personal nos toca "a ajo y agua". ¡Maldita sea! y pensar que creemos que estamos en un mundo de seres inteligentes...!!!!
Teniendo un presente tan interesante, ¿quién quiere acordarse del pasado? ¡Pues eso!
Besos para todas.
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