Esclusa 30 del Canal de Castilla. Grijota, Palencia |
Cada vez que iba a mi
pueblo pasaba por la 30. No había nada más que añadir, con eso ya nos
entendíamos. Lo mismo que si decíamos “la ría”; de sobra sabíamos que nos
estábamos refiriendo al ramal del canal de Castilla que pasaba por el campo de mi
pueblo. Es verdad que discurría esta vía acuática lejos del caserío, pero
habíamos de atravesarla tanto si nos dirigíamos hacia el oeste, Villarramiel y
Villalón, como si era Palencia la estación término. Y ahí, precisamente, en
Grijota, a tiro de piedra de la capital, estaba la 30.
La 30 es la esclusa
que lleva ese número de orden si contamos desde el principio, arriba de la
provincia, en Alar del Rey, donde nace, del Pisuerga, el Canal [1].
Fábrica de harinas "La 30". Grijota, Palencia |
La 30 es una
preciosidad de construcción, de una ingeniería hidráulica que apabulla, que
además de salvar una altura que el agua por sí sola no podría, permitió
utilizar su fuerza para mover toda una fábrica de harinas.
El caso es que decir
la 30 era como decir estar en casa, cuando se salía de Palencia; o llegar a la
capital, cuando era el pueblo el lugar de partida. Era tan familiar que formaba
parte de nuestro vocabulario.
Pero decir “la ría”
era otro cantar. Por entonces no nos servía para nada, porque en tanto secano
no había forma de aprovechar su agua por falta de ingenio, medios o ganas. Así
que a lo más, lo usaban los mozos del pueblo los domingos para irse a bañar.
Puente sobre el Canal. Villarramiel, Palencia |
Y ahí estaba el tema.
Allí murieron bastantes, en edad aún prometedora, presas de las aguas
traidoras, que en las estrecheces y angosturas de los puentes que la
atravesaban, producían remolinos y pozas infernarles, más mortales aún por invisibles
y nada señaladas. El hijo de Alipio, el hortelano, murió ahogado en ese lugar, bajo ese puente, al lado de las ruinas, que entonces eran viviendas del personal que cuidaba de "la ría". Lo sé, que por entonces yo era monaguillo. Fue mi bautizo en funerales.
Puente sobre el río Valdeginate. Castromocho, Palencia |
Puente nuevo. Castromocho, Palencia |
Eran otros tiempos,
es verdad. Se caminaba al paso humano o al trote animal. Se llegaba cuando se
podía, y el reloj lo usaban sólo los señores mayores, desde el bolsillo inferior del
chaleco, colgante de una cadena enganchada en el ojal superior o inferior,
según se quisiera hacer ostentación o no del artilugio.
Pasaron aquellos
(tiempos), y entró la prisa, y la necesidad de no ceder el paso en puentes y
viaductos. La carretera general se desvió para saltar por encima del Canal sin
retenciones; y las motobombas empezaron a izar agua con que regar campos ya
necesitados, porque se habían mutado a regadíos. Donde había un burro, dos
machos y tres mulas hay ahora un tractor disforme, unos aperos descomunales y un
par o dos de coches de alta cilindrada. Las calles tranquilas de los pueblos
pasaron a la historia. A las diez en la cama estés, es costumbre ya olvidada.
Luz y taquígrafos también de noche, que las calles han de estar iluminadas
hasta en los pueblos.
Y así.
Naveros del Pisuerga. Palencia |
Lo de Naveros de
Pisuerga [2] no es un punto negro, sino de un verde intenso. Un lugar paradisíaco
para vivir a ritmo del golpe de oz. Para dormir arrullado por el canto del agua
que cae del aliviadero. Para mirar al cielo desde la orilla del Canal y desear
que el tiempo no corra, el sol se pare y las chicharras continúen su holganza.
Para soñar en los atardeceres mientras nos acercamos a casa para cenar unas
sopas de ajo y un par de huevos fritos. Para salir a la puerta y contar viejas
historias con los vecinos, ahora que aún es verano.
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[1] El Canal de
Castilla es una obra hidráulica que pretendía unir Castilla la Vieja con el
puerto de Santander, a fin de sacar del interior el trigo que tanto hacía falta
en los países de Europa del Norte. Comenzó su construcción en el siglo XVIII, y
quedó inconcluso. Actualmente tiene tres ramales que circulan por Palencia,
Burgos y Valladolid. Numerosas construcciones, -esclusas, puentes, dársenas y
fábricas- lo orlan a lo largo de su recorrido.
Mucha más información
en Wikipedia y en El rincón del vago, entre otros lugares.
[2] Naveros de
Pisuerga acaba de ser tristemente noticia de portada por un accidente
automovilístico en el que han fallecido seis personas de varias familias.
Anteriormente hubo otros accidentes, y en total suman catorce muertes. Una
curva fatídica al embocar el puente sobre Canal para acceder al pueblo ha sido
señalada como punto negro para la circulación.
2 comentarios:
Bonito relato con recuerdos tristes incorporados. Tu pueblo, Castromocho, andamos pues de nostalgias y recuerdos de otros tiempos, que nunca se sabe si, visto lo visto, fueron mejores o no; y como todo en esta vida la relatividad está presente: fueron mejores para unas cosas y peores para otras. Yo echo de menos de esos tiempos la inocencia en general de nuestro entorno, o quizá porque éramos niños el candor y la inocencia nos hacían percibir las cosas de esa manera y ahora la memoria nos los devuelve tal cual, candorosos.
Sea como fuere, tú sigues muy presente en tu tierra otros no lo estamos tanto, la gran ciudad es un traga recuerdos.
Besos
Hola Julia, no es del todo exacto lo de la nostalgia. Es cierto que este accidente me ha hecho recordar otros muy cercanos a mi historia. Lo que trato de expresar es que es una pena que los mismos lugareños no cuiden lo suyo. Si los muchos puntos anacrónicos que existen en la geografía, digo anacrónicos porque no se compaginan con las nuevas tecnologías, se van a borrar por molestos, los mismos pueblos tendrían que desaparecer. Y es precisamente lo más propio de ellos lo que les da valor ahora, que en las ciudades no los tenemos: la calma, el poco ruido o casi silencio, la ausencia de aglomeraciones molestas, lo natural…
En fin, esas cosas que si quiera por unos días tantos quieren disfrutar en vacaciones.
El Canal es una preciosidad, y puede estropearse del todo si le ponen hierros y armaduras… Para eso casi mejor si lo tapan.
Besos.
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