Hubo un tiempo en que miraba a los demás, y casi siempre los veía arriba. No sé si estaban o no, si mucho o poco, pero algo más que yo desde luego que sí.
Llegas al mundo, te nacen, y te encuentras que todo está hecho. Observas, imitas, obedeces, aprendes. Siempre hay alguien que te dice cómo hacer, qué decir, dónde ponerte, hacia dónde dirigirte…
Supones, a veces te lo hacen ver, que quien está más arriba sabe. No importa cuánto; más que tú, por supuesto.
Llega un momento en que te piden que opines, que elijas, que decidas. Te ofrecen alternativas, si hay suerte; si no, votas lo que hay. Sigues suponiendo que el de más arriba está más preparado, es más listo, tiene más recursos, conoce más gente, sabe estar mucho mejor…
Así te pasas más de media vida, tal que en el limbo de los que oyen, ven y callan; y a lo más, contribuyes con que todo siga tal cual.
Pero llega un momento y ¡zas!, alguien viene a ti y te dice: ¡Te toca!
Y desde ese momento subes un peldaño, o más, y ocupas la parte de arriba. A partir de entonces ya hay gente debajo. Has pasado a ocupar hueco en el espacio de los que saben, pueden, dirigen, deciden, corrigen…
¿En qué momento has pasado de no saber a saber?, ¿de estar no preparado a estarlo? ¿Qué cantidad de saber, preparación, adecuación ha hecho falta para dar ese salto?
Mi pobre experiencia me dice que no hay más razón que la edad. El simple y solo paso de los años te hace la gracia de acceder al lugar de más arriba que ha quedado vacío porque ya no está quien lo ocupaba.
Así nos vamos haciendo mayores, tranquila, pero inexorablemente.
Pero si ocurriera de otra manera, ¡pobre del que aúpen antes de tiempo! ¡Menuda carga le echan encima!
Esta foto no pinta nada aquí, pero la debía. En cierta ocasión la coloqué en una entrada, pero la copia era tan pequeña que apenas se apreciaba. Ahora que mi hermano me ha cedido el original os la puedo ofrecer. Somos los dos. El más alto es él, y yo el más bajo. Estamos en el corral de la casa del pueblo, donde nos nacieron y criaron. Corrían los años 50, del siglo pasado. Estábamos probando subir el primer peldaño, no de la vida, de la subida al patio. Luego recorreríamos caminos y cañadas diversos, por esos mundos de Dios, y nos fuimos igualando, sólo en el tamaño, que en el resto él abulta mucho más que yo.
7 comentarios:
emejota: ?????
Grito bien fuerte.
¡ GUAPETONES!
Miguel Ángel, un besico.
¿Qué te pasa, por qué gritas? ¿qué le ha pasado a emejota?, Dios, qué susto me has dado.
Bueno al tema; los años, pero no sólo, son los que hacen que tengamos que subir al escalón superior porque, se supone, que a medida que pasan vamos adquiriendo ciertos conocimientos que los que vienen detrás no han podido adquirir aún, así que: "los años y la experiencia son los dueños de la ciencia" según reza el refrán y que mi madre repetía con cierta asiduidad.
Nos toca, o mejor, nos lleva tocando ya hace un rato y dentro de poco ya no nos tocará, otros vendrán, ya están viniendo, ya están aquí y a pesar de que les toque ¡qué mal lo hacen la mayoría! (lo siento, estos tiempos ya sabes que me gustan, en algunas cosas, más bien poco).
¡Ah! ya lo pillo, interrogas por ventura a emejota por si fuera la autora del primer comentario suprimido?
Algo lenta he estado esta vez...
B esos
Un adelanto de la felicitación coral de adviento.
http://www.youtube.com/watch?v=nmmgsDfmPSI
Ja,ja, parece que juego al escondite, pero no, es que me faltaba añadir que que lindos son los críos, todos. Estais muy lindos tu hermano de hombrecito y tu todavía con los pololos.(¿5 y 2?) Un fuerte abrazo.
María Luisa, grita lo que te plazca, entre la música y las fotos, ese piropo me sabe a rechupete. ¡Guapón!, me decía mi abuela Jesusa; pero también “cabildero”, que nunca supe lo que significa. ¡Cosas de abuelas! Besos fuertes, fuertes…
Julia, no uno, dos comentarios ha suprimido. Claro que es como si no, porque en el tercero lo ha vuelto a poner casi todo y algo más que le faltaba.
Ya veo que tu madre, la señora Tomasa, no hablaba por experiencia, que a ella la tocó antes de tiempo… igual que a alguna otra más.
Besos
emejota, exacto, debían ser respectivamente 5 y 2. Ya ves, mi hermano estrenó lo de hombrecito bien pronto, que a mí no me tocó hasta casi los quince. Siempre ha habido clases, y ser el pequeño entonces no estaba de moda. TBO
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