Un blog del que soy asiduo titula así su último artículo: “Dios no tiene prisa”. Suena bien, y vale igual para un roto que para un descosido. Él lo aplica a la política. El resto, a la religión. Y en tanto el del blog comenta el momento, los demás apelan a la historia universal.
Yo, siento disentir. Presumo que Dios sí tiene prisa. Lo que pasa es que no lo demuestra. Tampoco puede hacer otra cosa.
Mientras el ser humano/inhumano siga siendo el medio por el que Dios ve, oye, habla, siente y gusta, no le queda otro remedio que dejarse llevar por nuestro ritmo.
Y nuestro ritmo, el de los seres humanos, es de pena…
5 comentarios:
Dado que mi conexión a internet va a pedales todavía y no me permite ver el vídeo, no se me ocurre gran cosa que comentar salvo que en cuestiones del pequeño tiempo particular todo depende de nuestras experiencias y de nuestros procesos celulares y con respecto al Gran Tiempo, no se me ocurre nada mejor es el silencio. UFA.
Hala, por duplicado. Serán los trasgus, que yo no he sido. Ya veo que la velocidad (ja ja, en función del tiempo para encontrar su espacio) me ha hecho equivocarme. Aunque se sobreentienda:- No se me ocurre nada mejor que el silencio.-
Por mi experiencia de años que han pasado, no de otro tipo, hay padres que se muerden las uñas ante el lento crecimiento de sus hij@s, y los hay también que se tiran de los pelos ante lo rápido que lo hacen. De nada vale ni estirar ni taponar; a la vida no se le puede poner freno ni acelerador, su ritmo es el que es.
Y salvando las distancias, si es que las hubiera, algo parecido le debe pasar a Dios con su creatura humana. ;=)
Sobre velocidades: también vale aplicarlo a este medio, internet, que a veces nos sorprende y a veces nos exaspera…
Publicar un comentario