I
Me llamo Pilar, pero también Astou. Mis papás querían mantener en mí los dos orígenes que debo tener, así que hicieron esto conmigo, ponerme Astou Pilar. Pero soy Pilar, porque nací aquí. Ya soy mayor, porque voy a cumplir tres años dentro de poco, casi en Navidad.
Ya me conocéis, porque Miguel Ángel os ha hablado de mí más de una vez. No sé si os ha contado lo más interesante, porque a mí no me preguntó. Por eso, aunque a lo mejor repita cosas, voy a poneros al día.
Mi papá es de otro país. Y se vino porque allí no podía vivir con su trabajo, y él quería casarse con mi mamá, y encargarme a mí en cuanto pudiera. Pero allí no quería hacerlo. El caso es que se vino y luego trajo a mi mamá, y luego me encargaron a mí. No me preguntéis, que yo no entiendo nada, sólo repito lo que me ha contado mi papá, y mi papá es muy listo.
A mi papá sólo lo tengo desde el viernes hasta el domingo, porque se marcha muy lejos. Dice que está trabajando.
El caso es que ya soy mayor, ya voy a la escuela y bien pronto voy a hacer tres años.
Y sabéis qué, este verano mi papá y mi mamá me llevaron a un sitio donde conocí a Carlota. Es muy chuli, y me dejó que me pusiera encima de ella. Con lo que debo pesar, ella se estuvo muy quietecita, se ve que está acostumbrada a esas cosas. Y cuando ya me cansé, -en realidad no me cansé, sino que fue por educación-, le dije al señor amigo de mi papá que me bajara.
Jo, que bien se estaba encima de Carlota.
II
Hola, me llamo Carlota. Y también este ser blancuzco y con pelos en la cara, que siempre me acaricia entre los ojos cuando va al prado, y me da azotitos en mi grupa, os ha hablado ya de mí, según me ha contado mi amo. No sé qué sabréis de mi vida, pero yo ya soy muy mayor, porque voy a hacer tres años muy pronto. Antes de que desaparezcan las heladas y vuelvan a brotar las yemas de los árboles, tendré tres años y ya podré ir con los otros a pasear llevando a alguien, porque hasta ahora estoy sin estrenar. Dice mi amo que antes de los tres, ni hablar de ello. Y como es él el que manda… Así que algunas veces salgo con ellos, y me llevan del ramal, pero eso no es nada diver.
El caso es que este verano me he estrenado antes de tiempo. Y no es para tanto como dicen los otros. La cabezada, una cosa rara que te ponen y que te enjaula desde el morro hasta las orejas, ya me la han puesto muchas veces. Pero eso otro que va encima, que se ata por la barriga y que te aprieta, eso no. Pero como vino Pilar, entonces dijeron que aunque era pronto no pasaba nada.
Me pusieron una manta y encima la otra cosa más. Y cuando comprobaron que estaba bien firme, subieron a Pilar y así estuvo un buen rato.
Yo me mantuve quieta, casi sin respirar, no se fuera a caer y se hiciera daño. Y como soy ya mayor aguanté y hasta me sacaron fotos.
Estoy deseando ser mayor del todo, para poder caminar sin ir del ramal. Voy a demostrar a mi amo que tengo mucha fuerza, y que le puedo llevar a dónde el quiera. Y si el de las barbas me lo pide, también le llevo a él.
¡Tengo unas ganas de ser ya mayor!
III
Yo soy Miguel Ángel y también ya soy mayor. No tanto como estas dos cosas tan bonitas que hoy me tienen ocupado, pero ya mismo me pongo a llegar a su edad en un plis plás.
Astou Pilar y Carlota estaban destinadas a encontrarse. Era su destino. Todas las fuerzas de la madre naturaleza se habían coaligado para que así sucediera. Y por fin, ocurrió.
La niña que nació en España en lugar de hacerlo en Senegal, y la potrita que nació de una yegua condenada al matadero y salvada por la campanada que dio el Jefe llevándosela a tiempo a casa, ambas nacidas en invierno, este verano por fin se encontraron, se saludaron y firmaron un pacto eterno de amistad y de juegos.
Seguirán creciendo y jugando felices juntas porque tienen toda la vida por delante, y un futuro que no se torció porque, como ocurre tantas veces en la vida, sonó a tiempo la campana.
Me he entretenido en barajar unas cuantas fotos de su corta existencia, desperdiciando los últimos metrajes de estas vacaciones veraniegas, y las he adobado con música para que resulten más atractivas. Doy fe de que todo es artesanal, sin mezcla de artificio, y que las imágenes que se exponen concuerdan plenamente con los originales.
4 comentarios:
Vaya abuelito de prestado estas hecho. Luego vas y nos plantas los equinos, hala con el gorro,la barba y el buen rastreador al costado. Ese encanto de criatura, después más mayorcita, del calibre de mi nieto con su nuevo hermanito, y para colmo nos cuentas esa historia tan dulce. Todo bien acompañadito por esas melodias tan suaves. Sinceramente.....bueno mejor guardo silencio... que soy persona prudente, aunque me imagino que no hace falta escribir más para imaginarlo. Por cierto, a que sabias que te favorece la barba y la gorra. Pues tu no eres el único en usarla con frecuencia, bueno la barba no, evidentemente. Un abrazo.
En las fotos bien se ve (y tu lo sabes) Pilar y Carlota te quieren.
(Usas tirantes, como Fraga Iribarne...perdón, perdón)
¡El abuelito feliz! ¡cómo te gusta ¿eh?!.
Preciosas ambas y el montaje estupendo.
Besos
emejota, no debieras trasnochar tanto, que luego dejas las frases a medio terminar, no controlas del todo tus emociones y dejas flecos por aquí y por allá. Querer decirlo y guardar silencio no son posibles a la par, o dices o callas. A mí me da igual que me da lo mismo, pero por preferir, prefiero que lo digas. Que la imaginación es la loca de la casa y luego todo lo trastoca.
Esa barba me acompaña desde mis 20. Empezó por ser bigote, transparente de frente y apenas sombra al perfil; luego fue perilla en dulce, y terminó por ser lo que ahora es, en color mostaza oscuro, salteada de dorados.
Y el sombrero, que no gorra (nunca he llevado), porque soy de campo, y el sol me hace injusticia, desde siempre.
mariajesús, sí que lo sé. Y más gente, aunque no me lo merezca. En realidad soy un descastado, que no tengo detalles con la gente cercana a mí. Tierno por dentro y puerco espín por fuera. Y así me va.
Los tirantes me han ocasionado más de un problema por esa misma circunstancia. Yo quiero creer que ande yo caliente y ríase la gente, pero la gente pasa de mis calenturas y sonríe de soslayo cuando me ven los tirantes fabricados por ligas de las medias. Me las recomienda mi mercera favorita, Maricarmen, y me van de maravillas. Pero este verano estoy en un suspiro por culpa del calor; he estado sin ellos, y los pantalones todo el tiempo han estado escurriéndoseme por efecto de la gravedad y de mi falta de caderas.
Deja a Fraga en sus quehaceres, y no lo mientes, que por aquí como si no existiese desde que dijo aquello de que la calle era suya. ¡Qué más quisiera o hubiera querido!
Julia, es que no es posible evitarlo. El tiempo no me lo permite. Pilar y Carlota vienen empujando, y esa fuerza no hay quien la pare. ¡Socorro!
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