Y puedo ofrecerte un mogollón de ellas. Temí que las lluvias largamente
anunciadas –sabes qué, ahora te dicen cómo va a ser el tiempo con dos semanas
de adelanto– y una primavera un tanto extraña lograran un año más impedirme
hacer siquiera un manojo de lilas que poner en la capilla. Pero quiá, ha
llegado mayo con sus calores y ahí están los lilares hechos una hermosura. Hay
para dar y tomar. El próximo domingo, la Ascensión, me luzco de florista.
Han tenido que pasar once años para que se diera la conjunción de
fechas. Decididamente es tu día, feliz ascendida. Pero también es mi día, no
sólo por mi primera comunión en 1955, sino porque cada vez que llega esta
fiesta experimento, como una necesidad innata, no pertenecer a esta tierra,
estar pisando suelo sin necesitarlo, y notar que la mirada se me escapa más
allá de donde acaba el horizonte.
Como no encontraba ángulo para la foto, subí y me asomé por la ventana.
Entonces estuve tentado de tirarla hacia adentro, pensando que tal vez querrías
ver cómo han dejado el interior de remozado y rebonito. Con las vigas a la
vista, las paredes pintadas a gotelé blanco y el techo a la altura adecuada,
estas viejas naves han vuelto a nacer. Pero me contuve y seguí a la que iba, a
las lilas.
Al bajar por la escalera exterior no pude menos que fijarme en el acebo
de la esquina. Tuve que podarlo inmisericordemente para dejar espacio, ya que
por ahí han tenido que subir a catequesis durante las obras. Aún así, ha
florecido y de qué manera.
Para terminar el día, ya en la tarde me pilló una nube justo cuando
estaba de paseo con mis perrillos. No me importó la mojada porque vi un arco
iris de película. Lástima no llevar la máquina para ponértelo.
Me apetece despedirme con esta miniversión de Los Sitios de Zaragoza al
piano, que tantas veces te escuché pasándote las páginas.
Te quiero. Besos también para papá.
2 comentarios:
Como se deja verla primavera engalanando tus rincones exteriores. Así la capilla no me extraña que luzca tanto con estas flores.
Un saludo, bricolagero.
Un abrazo en este día de aniversario tan querido para ti. Me uno a tu recuerdo y me sigo emocionando también con el mío. Sin duda tu madre se asombraría con las cosas que se pueden hacer en estos días, para bien y para mal.
Las lilas están fantásticas, tienen un aspecto envidiable, son una de las flores que más me gustan por muchas razones.
Besos y abrazos
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