Hay que estar muy
loco para querer venir a este mundo, tal como está –así lo estamos dejando–, y
poner aquí la tienda. Hay que estar de atar para meterse en nuestra carne, y no
pedir una cirugía estética, hacerse una liposucción o vacunarse siquiera contra
la idiotez. Hay que estar majara, muy majara, para llegar hasta acá, sabiendo
cómo somos.
Pero se ha empeñado,
y no ha sido un pronto. No sé cómo lo hará esta vez; sí sé cómo lo hizo la
primera, y la segunda, y las demás…
Se va a encontrar
todo cerrado porque esta noche ni gatos por la calle; todo el mundo encerrado
en casa con la familia. Ni hoteles, ni restaurantes, ni un mal bar de
carretera, nada.
Seguro que encontrará
algún rincón en las afueras, y allí esperará acontecimientos.
Pienso salir de madrugada
por si me lo encuentro.
Entre tanto, escucho
este villancico con el que nos hemos machacado el cuerpo durante este Adviento.
2 comentarios:
Pues mi puerta estará, como siempre , abierta.
Besos
Eso está muy bien. Pero con extraños ten la puesta la cadena, y si sales, echa la llave. No es cinismo, es simple prevención. Quien evita la ocasión, evita el peligro.
Besos
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