Desde que viera cómo
el doctor House, de cuatro, guiara por videoconferencia a una investigadora
encerrada en una estación en el ártico a operarse de un tumor mamario, creo que
soy también capaz de sacarme una espina de la planta del pie o arrancarme los
pelos rebeldes de mis pabellones auriculares. Pero tomarme la tensión no.
Aún así Toñi, hará
casi un mes, me soltó un viernes por la tarde que iba a traer un cacharro para
que me hiciera un control de mi tensión arterial.
Me lo tomé en serio,
y decidí hacerlo con todas las de la ley. Si había que hacerlo, que fuera bien
hecho. Así que suprimí de un plumazo primero el café, y el miércoles siguiente
el poco tabaco que gastaba.
La prueba, sin
embargo, no empezó hasta el día 18 de marzo.
Iba a durar diez
días, hasta el 27. Debía tomarme la tensión con este aparatejo dos veces al
día, tres tomas cada vez. Y debía considerar las dos últimas, despreciando la
primera por entender que es la menos fiable.
Así pues, limpio de sustancias
estimulantes y en la intimidad de mi hogar, todo lo tranquilo que uno puede
estar recién levantado, a las 07:30, o antes de salir por la tarde con mis
amigos de cuatro patas, a las 18:00, procedí a realizar las mediciones
pertinentes.
Juro por mis canas
que los números que marcaba el aparato no se parecían nada entre sí. Si la
primera medición de la mañana era más alta que las otras dos, la de la tarde
era la más baja. Y al día siguiente la mayor era la del medio. Eso sí, en
ningún caso la diástole superó el 8,9 en tanto que la sístole osciló entre 181
y 122 a lo largo de las más de sesenta mediciones. Del pulso, qué decir, que
entre 44 y 58.
Al final, la media
resultó con estos valores: 135,57/79,98/49,64, correspondientes a sístole,
diástole y pulso.
Dictamen médico:
normal.
He de decir que por
si acaso también suprimí durante estos diez días la ingestión de la pastillita
de simvastatina, no fuera que tuviera alguna influencia sobre mi sistema
vascular.
Terminado el
experimento, porque así lo he considerado, he vuelto a mi rutina, es decir
cafelito en almuerzo y comida, cuatro tercios de cigarrito repartidos en
almuerzo, comida, merienda y cena, y simvastatina antes de plegar bajo las
sábanas.
Y una duda que ya no
me importa no haber despejado. Mi cuerpo es así, y en cuanto ve una bata blanca
o un aparato de medir tensión se altera que es un primor. ¿Seré tan
sugestionable?
Hoy, para
desquitarme, y en una piscina casi vacía por culpa del Barça y del PSG, hice en
treinta y un minutos la serie completa que otros días me ocupan más de treinta
y siete.
Que gustazo entrar en
casa y sentir que huele a café y a tabaco, como siempre ha sido. Mi
caaaaaaaasa.
Y esta frase que
acabo de pescar; pertenece al recién papa Francisco: «Frente a Magdalena
que llora, es posible pedir al Señor la gracia de las lágrimas», porque «en ocasiones, en la
vida, los anteojos para ver a Jesús son las lágrimas».
3 comentarios:
Pues me parece bien, Miguel Angel. El cafe de la mañana yo no lo puedo suprimir. El tabaco si lo hice por cuestión de supervivencia, ahora me matara el exceso de peso...y tú fumas muy poco. Tienes HTA (Hipertensión Arterial) de bata blanca, así que a vivir que son dos días y la mitad, noches. ...a nadar y a moverse. Dios dirá.
Besos
Anna
Pues eso Míguel, pero si tomaste todas las medidas a la vez, a saber: dejar el café, dejar el cigarrito, dejar la pastillita, ¿cuál de ellos es el causante de...?
Mi madre tenía una fórmula infalible cuando sentía que el estómago le daba la lata -ardor sobre todo- empezaba por descartar cosas: primero el café, si se resolvía el asunto esa era la causa y lo eliminaba definitivamente sustituyéndolo por algo más inofensivo.Y así procedía con lo que detectaba que no le sentaba bien. Ya sabes que vivió hasta casi los 98, dos meses le faltaban para cumplirlos y en casi perfecto estado.
De todas formas mi diagnóstico ya lo sabes, eres un tío muy saludable en todos los sentidos, ah, y además eres donante ¿qué más se puede pedir?
Besos, gupetón
Eso es lo que intento hacer, Anna, vivir despierto durante el día y dormido durante la noche. Lo voy consiguiendo, aunque a veces me sobresalten con mi salud, que a pesar de las amenazas la tengo a toda prueba.
Nado sin vigilar la ropa y me muevo para que no me pille el cielo si se cae. Besos
Julia es que en esta prueba el control lo ponía Toñi. Cuando me parezca la repito bajo mi control, y haré lo que tú dices: ir descartando cosas de una en una. El aparato ya lo tengo, que me lo han regalado anticipadamente por mi cumple. Pero no tengo demasiadas ganas de usarlo. Tal vez en verano…
Besos, guapa
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