Tras una semana entera apartando la vista para no ver las sanguinarias escenas de los
sanfermines que insistentemente ofrecían todas las televisiones, este mediodía,
en la comida, no pude retirar mis ojos de la pantalla. Unos niños jugaban en la
playa. De pronto, dejaron de jugar. La bomba les había arrancado de la vida.
No sé qué pasa en Palestina. Dicen y dicen, y no paran. Que si Israel,
que si Hamás, que si la ONU, que si Egipto… que si los líderes mundiales…
Seguí comiendo, pero mis tripas no lo agradecieron.
1 comentario:
Pues así estamos un@s cuant@s, con las tripas revueltas, porque siempre pierden los mismos, los niños, las mujeres, los ancianos...de cualquier guerra o de todas las guerras siempre igual... ¡qué pena por dios!
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