Llevo ya un tiempo acercándome a los
sitios a través de un lector de RSS, con lo que me pierdo en cercanía lo que
gano en eficacia informativa. Lo cual no es del todo cierto, pero se le parece.
El caso es que tarde me entero de que
una página fija en mis primeras lecturas mañaneras ha dejado de estar habitada:
Jan Puerta ha muerto.
Confieso que más que lector de su obra
he sido “mirador” a través de su manera de mirar la realidad. Cada mañana me
sentía interpelado por sus fotografías. ¡A ver con qué me sorprende hoy! Y en
efecto, siempre había novedad.
Si tierna resultó la serie de los
perros, mucho más impactante fue la de los rostros. Esa mirada, que no era
indiferente ni distante, me daba cada día una bienvenida a la vida que me
servía mucho más que el rezo de maitines. Incluso cuando eran paisajes, había
humanidad en la materia muerta.
Alguna vez dejé alguna palabra,
tarjeta de visita más que comentario. Hoy voy a entrar y diré algo, aún no sé
qué. Tal vez sólo ¡gracias!
¿Debería ser más explícito? Con él creo que no.
1 comentario:
Comparto, falleció hace unos días por atropello en Chile.
Mucha pena.
Publicar un comentario