Porque el dinero anda
siempre entre las cosas, se hable de él o se silencie su presencia. Salvo que
volviéramos a la edad de las cavernas, o un poco más cerca a las economías de
subsistencia o de trueque, porque entonces hablaríamos de otra cosa; del
gobierno, por ejemplo.
Pues es que hoy toca
hacerlo del maldito dinero. Maldito porque por él sufrimos hasta dar la vida.
Aunque bendito sea, ya que nos facilita mucho demasiadas cosas.
El caso es que en la
parroquia me han dado un aviso. Oye, tú, el servicio que haces a las
residencias que asistes, ¿lo haces desde la parroquia, no? Pues entonces que se
note que también esas empresas son parroquia. Que apoquinen con los gastos
generales que les correspondan.
Me quedé en suspenso.
Nunca he cobrado por nada. Sólo mi sueldo. Los seiscientos y pico euros. Y
ahora, que soy pensionista, la pensión a cargo del estado. Además disfruto, es
verdad, de casa, luz, lumbre y teléfono; garaje, patio y jardín; todo ello para cuidarlo y
también disfrutarlo. En total salgo bien, demasiado bien. No necesito más.
Incluso tengo para dar y tomar. Por eso el aviso que me dan me plantea dilemas…
Sin embargo reconozco
que cuando me apalabré, dije que debían colaborar con las necesidades de la
parroquia. Y eso pareció bien. Pero se quedó en nada. Reconozco que no les
vendrá mal un toque.
Y el toque que me
parece oportuno es el siguiente. Un carro de comestibles, más o menos, viene a
costar cien euros. Puede oscilar entre sesenta y los doscientos cincuenta,
según mi experiencia en comprar para repartir. Así que hemos fijado que la
residencia más grande, contribuya con ciento cincuenta euros al mes; es decir,
un carro de alimentos más variados. Y las otras dos, que son más pequeñas, con
cien euros; o sea, un carro algo más pequeño, por ejemplo, que contenga 50
kilos de pasta, 30 kg. de harina, 30 kg. de azúcar y otros 30 de legumbre.
Que nadie se lleve
las manos a la cabeza, porque tengo aquí la factura de mi última compra y
además de eso, llevaba latinas de atún y tomate frito en paks de tres, sopa de
carne en tetrabrik y creo que también metí sardinas en lata. ¿Que cómo pude?
Pudiendo. Y el corsa lo trajo a casa.
Acabo de presentar la
oferta, y ahora estoy esperando la respuesta de los gestores correspondientes.
Lo malo es si me
contestan que así no vale. Que nones.
¿Cómo salgo entonces
de este atolladero?
4 comentarios:
Pues a mi me parece estupendo que apoquinen de manera moderada y solidaria con los mas necesitados. El que quiera cura que lo pague que a él, al cura, o sea a ti mismamente, Míguel, ya te pagamos la pensión el resto de los ciudadanos (y a mi también pero yo coticé religiosamente los 46 años de trabajo y no sé si vuestro sueldo de curas cotiza igualmente al régimen general de la seguridad social -ya me dirás-); a lo que vamos, que esas residencias, sean públicas o privadas, ofrecen unos servicios que son sufragados por el presupuesto que tengan, así que, entre los servicios ofertados está el servicio religioso católico, o sea el tuyo, que deberá ser presupuestado oportunamente si quieren hacer las cosas bien. Ya está bien de que el personal crea que tus servicios son gratis total que, por lo que a ti te toca, así es, pero alguien te paga y eso no es a pachas o a escote entre todos, el que quiera que pague y si las residencias son mayoritariamente confesionales católicas pues está claro.
En resumen: que paguen lo que les has pedido y que dejen de hacer el rácano que seguro que lo despilfarran en mil tontás más. Cuentas con mi apoyo pero también apoyo que se denuncie de una vez el concordato y que la iglesia católica haga como las demás confesiones, que se autofinancie de una santa vez (ya sé que tú también estás a favor de...).
Besos
P.D. Laura tiene problemas técnicos con telefónica desde el jueves pasado y por eso no entra en el blog. Me ha pedido que te lo comente.
¡Por fin se ha solucionado lo de telefónica!.
Ya me pondré al día de tus entradas.
En relación al carro solidario, que acarreen lo que les corresponda.
Seguro que te viene la inspiración, ten confianza.
Besos
Sí cotizamos al régimen general, pero con alguna particularidad: cotizamos para cubrir la atención médica y la pensión, sobre la base del sueldo base. Y he cotizado desde el principio, o sea desde 1975. Calcula.
¿Denunciar el concordato? Sea, pues. Pero no está claro que lo quieran ambas partes. No se dicen por ahí muchas verdades sobre este particular. Y deberían saberlas los que votan, para no andar a ciegas. Te puedo decir que en este país el estado recibe más que entrega a cuenta de las cosas que le cubre gente de la Iglesia Católica. Sin embargo, no está bien que las cosas no estén separadas y claritas.
Besos
te has cruzado en el camino de mi respuesta a Julia y no me has dado ni tiempo de preguntar por ese problemilla con telefónica. Ya veo que no hace falta.
De eso se trata, de dar y recibir, o de recibir y dar; en reciprocidad, que es muy bonito.
Besos
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