Eso pudiera creerse
que ha ocurrido hoy mientras celebrábamos la Fiesta del Cordero, Eid al-Adha.
Pero no, sólo hemos intentado comprender. Y no ha sido fácil*.
Como siempre Yankhoba
y Mariamma, junto con sus hijos, nos recibieron a los cuatro cristianos, es un
decir, que íbamos a compartir esta fiesta, con la puerta abierta de par en par,
la sonrisa de oreja a oreja y la mesa puesta.
Omitimos el ritual
del ¡Eid Mubarak!, así como la petición de perdón por parte del anfitrión,
porque no había entre los presentes nada que echarse en cara ni por asomo. Así
que pasamos directamente al buen yantar.
En un momento dado
alguien preguntó por qué el ramadán cambiaba de fecha. Yankhoba inició una
explicación a partir de las fases de la luna, pero o no quiso o no supo
rematarla. En su lugar, servidor que entra en Internet con más frecuencia de lo
que debería, iba con la lección aprendida, y la soltó de corrido: El ramadán es
el mes de ayuno que los musulmanes realizan en recuerdo del traslado o hégira
de Mahoma desde La Meca a Medina, ocurrida en el año 622 de la era cristiana.
Tiene lugar en el noveno mes lunar del año musulmán, cuya cronología se inicia
precisamente con la Hégira. Ocurre que no coinciden nuestros meses cristianos
con los meses musulmanes, porque el año musulmán consta de once días menos. De
modo que es algo complicado hacer el cálculo. Eso por una parte. Pero es que
además, ¿cuándo comienzan los meses musulmanes? Según la teoría, cuando se
percibe el primer cuarto creciente de la luna. Como esto depende no sólo del
ojo que mira, sino de cómo la luna se deja contemplar, se ha fijado como dato
para todo el mundo islámico que un mes empieza dos días después de la luna
nueva. Por eso el mes de Ramadán va adelantándose respecto de nuestro
calendario europeo. Este año 2013, año 1434 de la Hégira, el Ramadán está comprendido entre el 10
de julio y el 8 de agosto. Setenta días después, día 15 de octubre, se celebra
la Fiesta del Cordero.
No hubo aplausos,
porque nadie escuchó la disertación más centrados en dar cuenta del cordero
asado y en su punto, y del arroz en pepitoria que estaban para chuparse los
dedos.
Hubo más delicadezas
y para terminar, puesto que nada de vino ni de licores, tarta, helado y
buñuelos de la afamada casa vallisoletana Belaria.
Continuamos
departiendo sobre cuestiones varias en la sobremesa y los peques aprovecharon
para demostrarnos hasta donde llegan en sus estudios.
Ahora que vengan a
decirnos sobre el intercambio socioculturalreligioso y el diálogo de civilizaciones…
* ¿Hay alguien capaz de entender este galimatías?
Dado que el calendario musulmán cuenta por años lunares de 354 días, 8h, 48m y 38 s, 33 años suyos equivalen a 32 años solares y 4 días, 18h y 48m. Sin embargo, intercala también 11 años de 355 días en cada ciclo de 30 años.
La conversión de los años musulmanes a la era cristiana se realiza sumando 621, si el año de la hégira no pasa de 32. Si pasa de 32, se lo divide por 33, se resta el cociente al año dado y se le suma 622 al resultado.
Para la conversión inversa, cuando el año sea menor de 641, se restará 621; si está entre el 641 y 653 se restará 620, y si pasa de 653, se restará 621, dividiendo el resultado por 33 y añadiendo al cociente el dividendo obtendremos el año de la Hégira (o alguna vez el siguiente).
Dado que el calendario musulmán cuenta por años lunares de 354 días, 8h, 48m y 38 s, 33 años suyos equivalen a 32 años solares y 4 días, 18h y 48m. Sin embargo, intercala también 11 años de 355 días en cada ciclo de 30 años.
La conversión de los años musulmanes a la era cristiana se realiza sumando 621, si el año de la hégira no pasa de 32. Si pasa de 32, se lo divide por 33, se resta el cociente al año dado y se le suma 622 al resultado.
Para la conversión inversa, cuando el año sea menor de 641, se restará 621; si está entre el 641 y 653 se restará 620, y si pasa de 653, se restará 621, dividiendo el resultado por 33 y añadiendo al cociente el dividendo obtendremos el año de la Hégira (o alguna vez el siguiente).
1 comentario:
Bueno, bueno amigo, lo de discutir es un hablar ¿se llamará ahora así a ponerse ciegos de comida?.
Los musulmanes tienen sus fiestas y no están tan lejos de las nuestras.
Compartir siempre es enriquecer el espíritu, ellos son muy buenos anfitriones, es un honor tener esa familia cerca.
Ya veo como han crecido los niños y lo aplicados que se les ve.
Un abrazo
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