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La Lengua de las Mariposas
Hoy me he levantado como el tiempo, frío y destemplado. Y leyendo la prensa entresaco la editorial de El País, "Valorar al profesor". Ya otros blogueros mejor capacitados han comentado esta información, valorando los pro y los contra de una medida legal que proteja a los docentes en su tarea educativa.
Parece que no corren buenos tiempos para la lírica, y se procede a defenderla con cañones y tanques. Tendrán razón los que aplauden la medida, y puede que también la tengan quienes se llevan las manos a la cabeza. No les faltará tampoco a quienes, porque pertenecen al terreno privado, se lamentan de no ser agraciados por la suerte.
Yo no sé qué pensar ni qué decir.
De pequeño recuerdo que el cole me imponía; el compañero matón y pendenciero, los condiscípulos insultones que resaltaban malamente los defectos del más débil, la línea imaginaria o real que separaba en el tablero de la mesa la parte mía del de al lado, la competencia por ser más listo que el otro, los deberes que nunca conseguía terminar en casa, las notas cada viernes que tenían que firmar en casa, el profe serio y adusto que te preguntaba en público, el no saberte la lección, la angustia de salir al patio en el recreo donde campaban los más fuertes, las amistades particulares en las que refugiarte para no estar solo ante el peligro… y en casa que siempre, siempre, me quitaban la razón: "Algo habrás hecho", era la respuesta usual ante mis quejas.
Hoy parece que quienes tienen miedo son los profes; que ya se ha perdido el respeto en sentido vertical, que en el horizontal hace mucho que ya no existía.
Y llegan y dicen que entre la poli en las aulas a poner orden, porque quien antes era dios ahora necesita pasarse por el frenopático o quedarse en casa rumiando su desgracia.
Y yo, que tardé un poco en conseguir que el cole no me hiciera más daño, esta mañana fría y destemplada recuerdo una peli que vi hace ya algún tiempo, y no sé por qué me viene a la memoria, pero me viene, y es suficiente.
Un profe de escuela de pueblo, una muchachada que se abre a la vida de su mano, una comunidad rural como tantas otras, un lío social que no entendí nunca, un cambio de situación inexplicable, y al final un niño con cara de esperpento apedreando al maestro.
¿Qué circunstancias hicieron que aquella terrible escena pareciera mismamente real?
Será cuestión de que todos y todas hagamos una muy seria reflexión.
Yo, siendo sincero, hubiera deseado -si me hubieran preguntado- haber tenido un maestro como éste:
10 comentarios:
Supongo que sabes que el guión de la película está basado en un relato de Manuel Rivas, un escritor que recuerda y describe la misma escuela que tú recuerdas, represiva y memorística. No sé si el problema reside, en relación con la noticia que comentas, en que hemos pasado de una escuela de gendarmes a una escuela de aprendices: aprendices de profesor, de padres, de joven,... sin advertir que se trata de una escuela, un lugar para el conocimiento y la formación de hombres, mujeres o varones, sin advertir que la escuela también está, fundamentalmente, para ayudar a indagar en cada uno hasta encontrarse, o hasta no encontrarse, pero a indagar sin descanso.
Un abrazo.
Hay mucho que decir y debatir en este tema, estimado Mavs.
Lo que si esta claro es que la educación ha de empezar en la casa: los padres somos los obligados a educar a nuestros hijos en el respeto.
Los hijos son lo que los padres hacen de ellos.
Ahora bien, introducir medidas para proteger a los profesores: me parece bien.
¿Hasta donde se puede llegar, es decir, cuales son los limites?
No lo se, amigo; es cuestión de pensarlo y debatirlo largo y tendido.
Estupenda entrada.
Un abrazo.
Es una buena película. Muestra de manera racional aquello tan irracional. Pasar de ser una persona a un sujeto prescindible.
Como docente disfruto de enseñar y echo en falta la buena educación, esa que se enseña en la casa y en la calle. Anécdotas hay tantas, y ninguna se parece a la película que nombras. En serio.
La educación de nuestros niños y de nuestras niñas debe ser el objetivo prioritario de toda la sociedad: familias, educadores, leyes educativas, etc.; esto que acabo de decir es obvio y todo el mundo estamos de acuerdo.
¿Dónde fallamos cuando se dan casos concretos de incivismo? Habrá que analizar esos casos concretos de forma individualizada y ver si las causas, para evitarlas, son extensivas al resto de la sociedad infantil, adolescente y juvenil.
Cuando todos los medios de comunicación insisten de forma machacona en estos casos concretos como si de una hecatombe social se tratase, yo, en este pequeño comentario, quiero romper una lanza por la inmensa mayoría de niños y niñas que son ejemplares en su comportamiento y que, injustamente, se ven criminalizados al meter a todos en el mismo saco de salvajismo, irresponsablilidad, agresividad, violenlencia, etc.
He sido profesora de secundaria toda la vida laboral, he amado a mis alumnos y alumnas, y me duele que se hable tan negativamente de ellos y de ellas.
La verdadera educación está en la familia.,si en esta falla, falla en todos los sitios.
Un tema para discutir largo y tendido como dice Cornelius.
Saludos
Juan, que pensamiento y que acierto en lo que dices,indagar permanentemente, enseñar a descubrirse,( el reto mas difícil de mi vida).
"Enseñe a escoger a sus alumnos un trabajo que les guste y no tendrán que trabajar el resto de sus vidas"Confucio. Un abrazo Laura
Siempre ha sido objeto de debate el tema de la escuela y las relaciones profesor-alumno. Hoy se ha deteriorado porque no se ha amparado la labor docente, se ha minimizado el papel del enseñante y se han hecho experimentos, en parte basados en el cuestionamiento de la autoridad profesoral, que han tenido un resultado lamentable. Administraciones, medios de comunicación, series televisivas ridiculizadoras de la figura del profesor, estimulo del coleguismo y el compadreo, padres ignorantes y faltos de autoridad con sus hijos, crisis de la educación y el respeto en el seno de la familia, defensa de una jerarquia de valores a corto plazo, pragmatismo sin control, fetiches absurdos... todo se ha concitado para considerar al profesor algo sin importancia, un ser criticable hiciera lo que hiciera. No creo, sin embargo, que esta situación se produjera cuando Rivas describe aquella experiencia en Galicia a comienzos de la guerra civil. Entonces el maestro era valorado y admirado, hasta que la intransigencia y el odio a los que enseñaban (con particular inquina hacia los maestros de escuela) cambio de pronto la actitud de respeto por una postura vengativa, eminentemente ideológica que la peli describe de maravilla. Pero, insito, a mi modo de ver son dos épocas diferentes, en las que las causas que explican el rechazo al profesor responden a motivaciones bien distintas.
Amigo Miguel Ángel, dice no sé quién que para educar a un niño hace falta un pueblo. Y lo que no tenemos, precisamente, es un pueblo. Porque cuando decimos esa palabra hablamos de algo más, mucho más, que unas casas y unas personas; hablamos de cultura y de respeto, de colectividad y de generosidad. Pienso que esta sociedad tiene lo que se merece y que toda autoridad está pervertida, pues ¿qué modelo son los que nos mandan? ¿Qué modelo son nuestros políticos, por ejemplo? La corrupción -no sólo la económica-, la ausencia de pensamiento, el engaño, el individualismo y el desprecio del otro, todo eso es como agua sucia que cala desde arriba hacia abajo, pues así está dispuesto, arriba y abajo. De esto viene esa violencia de algunos jóvenes y de tantos mayores. ¿Cómo les podemos pedir que no sean violentos, si toda la sociedad lo es? De todos modos, medidas como esa no arreglan mucho. Ya sabes el dicho: lo que no se gaste en educación se gastará en policía. Posiblemente, hay a quienes les conviene gastar en policía y no en educación. Un abrazo
Querría contestaros de uno en uno, y agradeceros que enriquezcáis entre todos este pobre artículo o post que he colocado aquí más por impulso emotivo que otra cosa.
Reconozco que no se pueden ni se debe hacer, como he osado yo, ni exposiciones ni juicios simples y simplistas; que todo es más complejo. Atináis en cuanto afirmáis y desearía que fuera tenido en cuenta por quienes tienen peso suficiente para inducir la necesaria reflexión social y el consiguiente cambio en lo que sea necesario.
Juan, Laura, Carmen, Ana, Fernando, Cornelius, Clares y Rosa, en lo que os conozco tenéis oportunidad y capacidad de hacerlo, y me consta que lo estáis intentando. No desistáis.
Un saludo y un abrazo.
Hola, Migue Ángel: Me gustaría ir a Guatemala a conocer a Suazo. Espero hacerlo pronto. Gracias por refrendar con tu comentario lo que creía.
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