Aquella teología liberadora
Nunca someteré al cedro a semejante comparanza
Es solo un alto en el camino…
Así lo pensábamos y así lo vivimos. Éramos más jóvenes entonces, pero luego, cuando empezamos a madurar seguíamos pensando igual. No tenéis remedio, eso no suele suceder, nos decían. Hay que sentar la cabeza, parecéis chiquillos. Las personas evolucionan y maduran. Y conforme van haciéndose mayores pasan de progres a conservadores, de idealistas a sensatos, de inconformistas a condescendientes… de rojos a azules.
El pelo se nos ha ido clareando, y la piel arrugando; la columna inclinándose y la vista desgastándose; el apetito disminuyendo y el sueño haciéndose liviano. Sí hemos avanzando en edad, dignidad y gobierno hasta repetirnos, olvidar nombres y lugares, hablar sin saber cómo y dónde cortar, mantener silencios sin avergonzarnos de no decir nada y persistir en las ideas de entonces sin importarnos el qué dirán o pensarán de nosotros.
Ahora para ti ya esto terminó. Pero no el camino, que lo continuas en otra dimensión, lo sé. Con nuevas fuerzas, con las mismas ganas, con idéntica contundencia, y eso es lo mejor, recuperando antiguas amistades que nos adelantaron y ahora te salen al encuentro.
Cuando volvamos a encontrarnos, ya me contarás cómo te ha ido. Y yo comprobaré que a mí también ese camino terminará por desgastarme. Pero tú lo acabaste y a mí aún me reclama.
Nos volveremos a ver, claro que sí. Pero no me esperes que aún me quedan cosas por hacer, si me dan tiempo, porque las mimbres aún me sobran…
Tú presi y nosotros con estos pelos…
Flor de un día
Esta bola toda llena de pinchos lleva conmigo, o yo con ella, desde los primeros tiempos. Y me estoy refiriendo a los míos, hace más de… ¿pongamos cuarenta años? ¡Pongamos!
La he tenido junto a la ventana que da al jardín, justo al mediodía, y ha tomado el sol a raudales. De agua nunca ha estado sobrada, sí de música, palabras amables, humo de tabaco y olor a café. Y ella nunca se ha expresado; inmutable e impasible, todo me lo ha soportado.
La necesidad ha forzado cambiarla de ambiente. Linda ha necesitado espacio y ella estorbaba. No solo no se ha quejado, ¡ha florecido!