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Las flores en el monolito
Hoy no hay foto, ya saldrá en los medios, que con las prisas no llevé la cámara…
¡Qué rápidos son los de El Mundo, ya han colgado unas cuantas! ¡Si ha sido a las 13:00 horas el acto!
Y como ya han salido aquí están:
Nos hemos convocado en torno al monolito, recordando y rindiendo homenaje a los que se fueron aquel aciago 11 de noviembre de 1989, porque nos fueron arrebatados por quienes encarnaban el Mal.
Éramos muchas y muchos. Han hablado algunas y algunos. Íbamos con flores y allí las hemos dejado. Y nos hemos vuelto a lo de siempre, a seguir, a continuar.
Catalina Montes, Alicia Martín Baró, José María Tojeira, niños y niñas, jóvenas y jóvenes, canosas y canosos, con versos, sentimientos, canciones…
Y una anécdota. Tojeira, el jesuita ahora rector de la UCA, y entonces el Provincial, la contó.
«Estábamos en la Casa Presidencial de San Salvador. El gobierno salvadoreño concedía a nuestros hermanos la mayor distinción con que el país honra a sus hijos ilustres. Hasta entonces jamás se habló en público de ellos como personas relevantes. El pueblo sí, siempre lo ha hecho, recordándolos como ciudadanos y cristianos de tronío. Era la primera vez que oficialmente eran tenidos en cuenta.
En un momento dado, y fuera de todo protocolo, un grupo allí presente pidió la palabra. Les fue concedida. Se presentaron como miembros de una pequeña comunidad indígena, Jayaque, a la que Nacho había acompañado. Hablaron de aquellos tiempos, y de agradecimientos y de nostalgias, de luchas y de fiestas, de celebraciones y penalidades; para terminar solicitaron de nuevo permiso. Con el protocolo ya hecho totalmente añicos, les fue concedido. El grupo, animado por guitarras, entonó el Habrá un día en que todos…
Para mí fue lo más emocionante porque un grupo de campesinos en la Casa Presidencial decían que tenían esperanza en que un día llegase la libertad a El Salvador».
Seguro que si hubiera estado allí Labordeta mismamente les da un beso. Yo no lo hago, porque estoy aquí y ellos allá. Pero me repito y vuelvo a colocar este vídeo de este pedazo de baturro que ya es todo un personaje universal. Nacho, el de la guitarra, se lo enseñó a los suyos, y éstos llevan más de veinte años cantándolo:
Día Internacional de Lucha contra la violencia de género (III)
Solo una vez me ha ocurrido, y es terrible.
“Paciencia, hija, es tu marido. Aguanta, y que Dios te ayude”. Eso dicen que escuchaban cuando accedían al confesonario.
“Es tu marido. Y algo malo habrás hecho. Espera y verás cómo las cosas se van solucionando. Además, están los niños…”. Dicen que les decían sus padres, cuando a ellos acudían en busca de refugio y protección.
“Él tiene el derecho de su parte y usted no puede marcharse de casa. En todo caso, si las cosas llegan a mayores, la ley tratará de protegerla”. Dicen también que así respondían los jueces y las autoridades correspondientes cuando llegaba el asunto hasta allá arriba.
Aquellos tiempos no son estos tiempos, han cambiado muchas cosas.
Hoy acaba de morir la víctima número 50 en lo que va de año, a manos de su “compañero”, en la intimidad de su hogar.
“Paciencia, hija, es tu marido. Aguanta, y que Dios te ayude”. Eso dicen que escuchaban cuando accedían al confesonario.
“Es tu marido. Y algo malo habrás hecho. Espera y verás cómo las cosas se van solucionando. Además, están los niños…”. Dicen que les decían sus padres, cuando a ellos acudían en busca de refugio y protección.
“Él tiene el derecho de su parte y usted no puede marcharse de casa. En todo caso, si las cosas llegan a mayores, la ley tratará de protegerla”. Dicen también que así respondían los jueces y las autoridades correspondientes cuando llegaba el asunto hasta allá arriba.
Aquellos tiempos no son estos tiempos, han cambiado muchas cosas.
Hoy acaba de morir la víctima número 50 en lo que va de año, a manos de su “compañero”, en la intimidad de su hogar.
¡¡¡No a la violencia machista!!!
¡¡¡No al silencio cómplice!!!
¡¡¡Tolerancia 0 ante la violencia de género!!!
Día Internacional de Lucha contra la violencia de género (II)
Solo una vez me ha ocurrido, y es terrible.
Oír a una mujer hecha y derecha, ya abuela por partida doble, y escucharla estas palabras: “El compañero de mi madre me violó”, te deja mismamente noqueado.
Si añade: “Y mi madre lo sabía, y no hizo nada”, ya no sabes dónde diablos meterte; su mirada te llena de vergüenza porque, aunque tú acabas de enterarte, en algo y de alguna manera has contribuido y/o participado en esa mierda.
Y si continúa: ”Tenía siete años cuando mi madre se iba a trabajar y nos dejaba solos, en la única cama que teníamos, de lo único de que eres capaz en esos momentos es de llorar también como ella, aguantándote las ganas de abrazarla, porque no te atreves ni remotamente a hacerla revivir las sensaciones físicas que ella aún no ha conseguido olvidar.
Callas y lloras; escuchas y acompañas; y te aguantas las ganas de salir a buscar al desagraciado y partirle la cara; ya no es posible: está muerto.
Muerta está esta sociedad que hace que esto se silencie; que obligue a las víctimas a callar, a sufrir y a consentir.
Muertas estamos las personas que por acción y omisión permitimos que el 25% de las mujeres, -eso dicen las estadísticas, seguro que es mucho mayor el número- haya sido violado.
Oír a una mujer hecha y derecha, ya abuela por partida doble, y escucharla estas palabras: “El compañero de mi madre me violó”, te deja mismamente noqueado.
Si añade: “Y mi madre lo sabía, y no hizo nada”, ya no sabes dónde diablos meterte; su mirada te llena de vergüenza porque, aunque tú acabas de enterarte, en algo y de alguna manera has contribuido y/o participado en esa mierda.
Y si continúa: ”Tenía siete años cuando mi madre se iba a trabajar y nos dejaba solos, en la única cama que teníamos, de lo único de que eres capaz en esos momentos es de llorar también como ella, aguantándote las ganas de abrazarla, porque no te atreves ni remotamente a hacerla revivir las sensaciones físicas que ella aún no ha conseguido olvidar.
Callas y lloras; escuchas y acompañas; y te aguantas las ganas de salir a buscar al desagraciado y partirle la cara; ya no es posible: está muerto.
Muerta está esta sociedad que hace que esto se silencie; que obligue a las víctimas a callar, a sufrir y a consentir.
Muertas estamos las personas que por acción y omisión permitimos que el 25% de las mujeres, -eso dicen las estadísticas, seguro que es mucho mayor el número- haya sido violado.
¡¡¡No a la violencia machista!!!
¡¡¡No al silencio complice!!!
Día Internacional de Lucha contra la violencia de género (I)
25 de noviembre: Día Internacional de Lucha contra la violencia de género
El 25 de noviembre fué declarado día Internacional contra la Violencia hacia la mujer en el Ier Encuentro Feminista de Latinoamérica y del Caribe celebrado en Bogotá (Colombia) en julio de 1981.
En este encuentro las mujeres denunciaron la violencia de género a nivel doméstico y la violación y el acoso sexual a nivel de estados incluyendo la tortura y los abusos sufridos por prisioneras políticas.
Se eligió el 25 de noviembre para conmemorar el violento asesinato de las hermanas Mirabal (Patria, Minerva y Maria Teresa), tres activistas políticas asesinadas el 25 de noviembre de 1960 en manos por la policía secreta del dictador Rafael Trujillo en la República Dominicana.
Sus cadáveres destrozados aparecieron en el fondo de un precipio. Para el movimiento popular y feminista de República Dominicana históricamente estas mujeres han simbolizado la lucha y la resistencia.
Más información sobre las hermanas Miraval en el artículo: 25 de noviembre, homenaje a las Hermanas Miraval por Ana Mariñez Álvarez
En 1999, la ONU dio caracter oficial a esta fecha
El 25 de noviembre... conmemoración de la muerte de las hermanas Mirabal.
El 29 de noviembre - Desde el Parlamento Europeo la diputada Emma Bonino propone convocar en esta fecha un Día Internacional de Lucha contra la Mutilación Genital Femenina. Más información
El 1 de diciembre Día Internacional de Lucha contra el Sida
El 6 de diciembre marca el aniversario de la Masacre de Montreal, cuando un hombre disparó a 14 universitarias por ser feministas.
El 10 de diciembre es la fecha en la que se conmemora la firma en 1948 de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Con tales fechas, el Centro de Liderazgo Global de las Mujeres, CGWL inició hace diez años la campaña internacional "16 días de activismo contra la violencia hacia las mujeres".
En este encuentro las mujeres denunciaron la violencia de género a nivel doméstico y la violación y el acoso sexual a nivel de estados incluyendo la tortura y los abusos sufridos por prisioneras políticas.
Se eligió el 25 de noviembre para conmemorar el violento asesinato de las hermanas Mirabal (Patria, Minerva y Maria Teresa), tres activistas políticas asesinadas el 25 de noviembre de 1960 en manos por la policía secreta del dictador Rafael Trujillo en la República Dominicana.
Sus cadáveres destrozados aparecieron en el fondo de un precipio. Para el movimiento popular y feminista de República Dominicana históricamente estas mujeres han simbolizado la lucha y la resistencia.
Más información sobre las hermanas Miraval en el artículo: 25 de noviembre, homenaje a las Hermanas Miraval por Ana Mariñez Álvarez
En 1999, la ONU dio caracter oficial a esta fecha
El 25 de noviembre... conmemoración de la muerte de las hermanas Mirabal.
El 29 de noviembre - Desde el Parlamento Europeo la diputada Emma Bonino propone convocar en esta fecha un Día Internacional de Lucha contra la Mutilación Genital Femenina. Más información
El 1 de diciembre Día Internacional de Lucha contra el Sida
El 6 de diciembre marca el aniversario de la Masacre de Montreal, cuando un hombre disparó a 14 universitarias por ser feministas.
El 10 de diciembre es la fecha en la que se conmemora la firma en 1948 de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Con tales fechas, el Centro de Liderazgo Global de las Mujeres, CGWL inició hace diez años la campaña internacional "16 días de activismo contra la violencia hacia las mujeres".
[Página copiada de Educación en valores. Educación para el desarrollo]
El tercer párpado
Gumi tiene tres párpados. No tenía ni idea de ello, hasta que Jesús, El Jefe, lo apuntó.
Resulta que al cumplir dos meses, nuestro cachorrillo, que está hecho un auténtico toro, ha salido al campo. Se hace cuatro kilómetros todos los días, entre pinos, niebla, hierbas de diversos aromas y carreras detrás de Berto, el padre de la criatura que ya empieza a ser más contemporizador con su hijo. ¡Uf, lo que le ha costado!
El caso es que el jueves, apreciamos en el ojo izquierdo del pezqueñín un derrame. Supusimos que se había golpeado con alguna rama o que le habría entrado alguna mota de la mierda que rebusca según corre.
El derrame resultó ser al día siguiente un abultamiento en el lagrimal. Eso ya nos alarmó, y avisamos al 112. Enterado El Jefe, ya digo Jesús, llegó con una jeringa llena de cortisona, ya sospechando lo que había en este asunto. Le pinchó primero, y luego le miró. Y dijo que podía ser algo sobre un tercer párpado, pero que él de eso no sabía gran cosa. Y así quedó el asunto, y se marchó, que tenía urgencias.
Me quedé un tanto mosqueado, porque Jesús, ya digo El Jefe, no suele dar tan magras explicaciones. Él generalmente llega, observa y actúa. Y en la práctica generalidad de las situaciones, vence; igual que aquel romano de veni, vidi, vinci.
Anduve inquieto el finde, y el domingo caí en la cuenta de que Internet está aquí, y sabe mucho de todo, o nada de nada, según y cómo. E investigué.
Pues es el caso que los gatos y los perros tienen tres párpados y dos lagrimales en cada ojo. Qué tíos, asín cualquiera. Los seres humanos también tendríamos que tenerlos, pero por el camino de la evolución se quedaron en algún recodo, criando malvas. Este tercer párpado o "membrana nictitante" es una proteccion adicional que actúa instantáea y fugazmente en caso de peligro para el ojo, recubriéndolo por entero y replegándose después. Y es tan rápido su abrir y cerrarse que, a pesar de que cubre por completo el ojo, no es posible detectar su movimiento.
En ciertas razas de perros este tercer párpado sobresale algo en la base junto al lagrimal. Y no tiene más importancia que marcar una seña de esa raza, dándoles a los animalitos un cierto aire de haberse pasado la noche entera de farra o de no haber pegado el ojo por culpa de un dolor de muelas.
Ocurre, sin embargo, que en los beagly, como el Gumi, puede darse una debilidad en la bolsa que contiene este tercer párpado cuando está en reposo, y permite que rebose, saliéndose un poco o incluso de forma llamativa.
Es el caso que tenéis en la foto: Gumi, mostrando esa masa sonrosada en su ojo vivaracho.
Pues dicen los entendidos que eso se llama "prolapso de la glándula lagrimal del tercer párpado". Que normalmente no tiene importancia, y que avisa de alguna infección, o de la presencia de parásitos. Que suele aparecer en el primer año de la vida del animal, y que si remite, no significa nada serio.
Pero puede ocurrir que no remita, y que siga ahí. Entonces, siguen diciendo los entendidos, puede dejarse tal cual, porque no ocasiona ningún trastorno al sujeto animal. Pero si el sujeto humano que se considera propietario del sujeto animal tiene gusto por la estética, puede requerir a un especialista para que lo corrija con una técnica que jamás deberá suponer la supresión de este aditamento. De modo que no se trata de cortar nada, sino de volver a colocar en su bolsita lo desparramado, para que siga cumpliendo su misión, pero con medida.
¿Qué se calló El Jefe, me refiero a Jesús, porque no le dio la gana decirlo, no porque no lo supiese? Que la presencia de esa protuberancia o excrescencia, nada perjudicial en sí misma, sí podía ser aviso de algún otro mal, oculto y desconocido, que podría desenmascararse en un futuro cercano o lejano.
Al llegar a este punto, se me han saltado las alarmas: Gumi puede estar enfermo. Y ciertamente no lo parece, miradlo ahí cómo intenta morderme el dedo. Del mismo modo me agarra de los pantalones, me rompe los calcetines (ya van tres pares) o me mesa directamente las barbas. Pero pudiera estarlo…
Dos meses. El mayor de la manada. El más fuerte y también el más vivaracho. El torbellino que ha puesto a Moli y a Berto contra las cuerdas. El mismo que viste y calza, puede ser que enquiste una enfermedad…, que no quiero ni nombrar en este blog.
No cedo a la tentación de trascendentalizar este tema, extrapolándola a otras situaciones, y me quedo sólo con la consideración de que "es sólo un perro", repitiendo las palabras de otro Jesús, primo del Jefe, también veterinario, que sabe más de lo que parece de salud y de enfermedad, y no sólo de animales…
Yo os comunico que viva mucho o viva poco, qué más da, voy a disfrutar de este enano que ha llegado, no sé si en provisorio o definitivo, que sólo quiere jugar y que le saquen de paseo, que come y duerme a pierna suelta, y que en estos veinte días que está en casa ha engordado más de un par de kilos.
22 de Noviembre. Día de los SIN TECHO 2009
Fue ayer, pero también lo es hoy e igualmente lo será mañana. Día de Los Sin Techo.
SU HISTORIA ES PARTE DE LA NUESTRA, Todos contamos | |
La esperanza que tenemos en que todo ser humano pueda desarrollarse en plenitud, en igualdad de oportunidades, pudiendo acceder a los derechos sociales, económicos, culturales… nos viene de la lucha diaria que por la justicia, la igualdad de oportunidades, la solidaridad… están llevando a cabo tantos hombres y mujeres en nuestro país. Unos, llamados “los excluidos” o “personas en situación de exclusión”, y otros, voluntarios y contratados que acompañan, y son acompañados, por los primeros.
|
Acercarnos a ellos, a su realidad, es también acercarnos a nosotros mismos: a nuestros sueños susceptibles de no verse realizados, a las limitaciones de las que no podemos desprendernos, a los vacíos que amenazan constantemente, a los derechos raramente satisfechos, a necesidades inexcusables, a la soledad siempre presente…, a PERSONAS.
Si tienes tiempo puedes visionar este trabajo, emitido por la Cuatro, que no ha perdido actualidad a pesar de no ser reciente. Y mientras lo haces, puedes escuchar esta canción.
----- Original Message -----
Declaro que he recibido anoche este mensaje:
«Sé siempre amigo de tus amigos... nunca se sabe qué puede ocurrir el día de mañana...
¿Entendido?»
Fin del mensaje
* * * * *
Me gustan mucho los perros. Tengo incluso tres en casa, y, en cuanto puedo, me escapo a un lugar donde hay algunos más. Y después de saludarnos mutuamente, nos vamos al campo a disfrutar de la mutua y recíproca compañía.
Pero este mensaje recibido no sé cómo tomarlo. ¿Será una amenaza? ¿Será un consejo? ¿Será, simplemente una premonición y advertencia de lo que me pueda ocurrir cuando el Gumi haya crecido?
Como no lo tengo nada claro, apelo a quienes me visitáis para que me orientéis, porque estoy mismamente desnortado.
¡Ah! ¡Y gracias, Jesús, me ha resultado muy simpático!
¿Ayer fue 20 de Noviembre?
Si no me pellizco, creo que aún estoy dormido. Pero no, estoy despierto, hoy es día 21, y ayer ni me acordé que fue 20 de Noviembre.
Empiezo a entrar en la normalidad.
Por eso y porque Portugal está ahí al lado y tuvo su momento de ilusionante alegría, claveles rojos en ristre, quiero que escuchéis "Grándola, Vila Morena".
¡Que tengáis un buen día!
Grândola, vila morena
Terra da fraternidade,
O povo é quem mais ordena
Dentro de ti, ó cidade.
Dentro de ti, ó cidade
O povo é quem mais ordena,
Terra da fraternidade
Grândola, vila morena.
Em cada esquina um amigo
Em cada rosto igualdade,
Grândola, vila morena
Terra da fraternidade.
Terra da fraternidade
Grândola, vila morena
Em cada rosto igualdade
O povo é quem mais ordena.
À sombra duma azinheira
Que já não sabia a idade
Jurei ter por companheira
Grândola a tua vontade
Grândola a tua vontade
Jurei ter por companheira,
À sombra duma azinheira
Que já não sabia a idade.
Terra da fraternidade,
O povo é quem mais ordena
Dentro de ti, ó cidade.
Dentro de ti, ó cidade
O povo é quem mais ordena,
Terra da fraternidade
Grândola, vila morena.
Em cada esquina um amigo
Em cada rosto igualdade,
Grândola, vila morena
Terra da fraternidade.
Terra da fraternidade
Grândola, vila morena
Em cada rosto igualdade
O povo é quem mais ordena.
À sombra duma azinheira
Que já não sabia a idade
Jurei ter por companheira
Grândola a tua vontade
Grândola a tua vontade
Jurei ter por companheira,
À sombra duma azinheira
Que já não sabia a idade.
La vida sigue igual
Fernando Manero, mí ínclito paisano y admirado bloguero, aconseja llevar siempre la cámara de la mano, porque la ocasión la pintan calva.
Una vez le hice caso, y pillé el pinar amaneciendo. Otra vez, aproveché una nevada para inmortalizarla, que por aquí duran bien poco.
Hoy me estreno como videomaquinista. Aprovecho que Gumi sale al campo por primera vez, tras haber superado, y con éxito, una parvovirosis y una parasitosis. Es decir, estuvo hecho una caca, pero se ha recuperado. Ahí lo tenéis.
Y tranquilos, el paseo dura una hora, pero el vídeo sólo unos minutos. En cualquier caso, no perdéis nada por verlo.
Se me ha muerto el pez
He interrumpido la lectura/estudio de un largo artículo de Andrés Torres Queiruga, “Repensar la Resurrección” (Editorial: Trotta, S.A., 2003, 20,00 €), porque tengo que comunicaros que se me ha muerto el pez.
Tal vez os parecerá una bobada, pero es mi bobada.
Hace ya…, ni me acuerdo el tiempo, que llegó a eso del atardecer Francisco, un vecino y parroquiano; traía en una mano la caña y en otra un cubo mediado de agua. El buen hombre se había pasado un buen rato pescando en la charca; él practica lo que llaman pesca sin muerte: devuelve lo que cobra. Claro que lo que cobra son pececillos que no valdrían ni para llenar un bocado.
Dicen que hace tiempo alguien tiró al río la pecera que le regalaron en cierta ocasión. Desde entonces en las acequias de riego hay pececillos, unos de colores y otros grises.
Porque mi barrio tiene, perdón, tenía acequia. Hace de esto ya mucho, mucho tiempo. Porque mi barrio estaba en medio de la nada, una nada cultivada o en erial, porque ya estaban encima, amenazantes, las urbanizaciones de adosados. La acequia atravesaba el barrio, y por ella corría un hilín de agua. Para poder aprovecharlo, un agricultor profundizó y amuralló un cornijal de su tierra y ahí, conectándolo con la acequia, tenía su alberca. Ni grande, ni pequeña, lo justo. Era casi como una piscina de pueblo, tierra todo alrededor. El verano, rebosante; el invierno, un barrizal.
En ese estanque regadil los chavales del barrio se bañaban y pescaban, porque llegaron los peces. Y ahí pescó Francisco lo que me trajo aquel día en el caldero.
La pesca maravillosa de aquel día fueron cinco peces de estanque, más bien de pecera, o sea, de unos tres o cuatro centímetros más o menos.
Cogí el encargo que me traía Francisco, a todo esto emigrante y jubilado en Francia, más teniente que audiente, palentino del norte y casado con la Conso, la mujer más vieja del barrio. Un encargo así no se puede improvisar dónde instalarlo, de modo que en aquel momento lo situé en la bañera, con una cuarta de agua.
Al día siguiente, en el taller de enfrente (que ahora es una iglesia sui generis, la iglesia de mi parroquia) que trajinaban metales, me merqué restos del aluminio con el que hacían cerrajería varia, -puertas, ventanas, galerías- y con unos vidrios y masilla, fabriqué todo un señor acuario. 36 litros, eso es lo que cabía.
Y ahí eché la pesca. No os he dicho que Francisco cuando llenó su cubo con agua de la charca cazó otro pez, más bien pececín, casi invisible, que fue también a la bañera, y después al flamante acuario que me había construido. Medía exactamente medio centímetro, que lo medí, y era tan fino que si estaba de frente, parecía la cabeza de un alfiler, y si estaba de lateral, un trozo de hilo dentro del agua. Nunca había visto una cosa tan pequeña, y tan viva.
Pasó el tiempo, fueron cayendo peces a un ritmo descompasado: uno a los pocos días, otros algunos meses después, y llegó un momento en que sólo quedó el pequeñín.
Ni que decir tiene que le busqué compañeros; en ocasiones pidiéndoselos a los chavales con caña; en otras, en una tienda de animales de la ciudad. No hubo manera de que la compañía fuera duradera. Al final siempre quedaba el pezqueñín.
Y así ha sido hasta ahora, en que acabo de ver que él también se ha muerto.
He de decir en su honor que nunca emitió más sonido que el chapoteo, en la noche, cuando me acercaba con las escamas de alimento que él recibía con ansia.
Nunca le puse nombre. Nunca respondió de manera que fuera inteligible para mí, salvo la ya mencionada. Nunca se quejó ni del agua, ni de la luz artificial que le puse encima, para que en la noche yo pudiera disfrutar mientras cenaba de sus movimientos suaves y armoniosos. Nunca, tampoco, se quejó de la comida. Fue, simplemente, un compañero, cuya presencia nunca fue molesta. Ignoro, a estas alturas, si yo lo fui para él.
Decir ahora cuántos niños y niñas se agacharon en mi cuarto de estar a contemplarlo es hablar de un barrio que fue isla en medio del campo y ahora es la prolongación de la ciudad, que por aquí se ha extendido en construcciones modernas que, barriendo todo lo que había, -acequia, cultivos, fincas-, se ha convertido en una zona guay, que pronto tendrá su campo de golf, que ya tiene clubes sociales varios y de piscinas, ni os cuento. Y dos rondas, la interior y la exterior, que directamente no crucifican.
Y es también hablar de un tiempo en que los niños jugaban en el campo, en la calle, en la acequia. Y los jubilados no tenían que mirar para ambos lados antes de ir a ninguna parte, porque de coches, poquitos. Y las vecinas se sentaban a la puerta a jugar a la brisca después de haber hecho las labores. Y alguien venía con unos tomates de su huerta, y te ofrecía para la cena…
De modo que calculando a ojo de buen cubero, el pobre pez mío, que acaba de morir, puede ser que tuviera unos veinte años. Toda una vida.
¿Qué será ahora del acuario? ¿Cómo ocupar el espacio que hasta ahora ha sido el suyo, y que ya no tiene sentido que mantenga?
¿Dónde buscar algún pez que quiera venirse a vivir conmigo?
That is the question.
Tal vez os parecerá una bobada, pero es mi bobada.
Hace ya…, ni me acuerdo el tiempo, que llegó a eso del atardecer Francisco, un vecino y parroquiano; traía en una mano la caña y en otra un cubo mediado de agua. El buen hombre se había pasado un buen rato pescando en la charca; él practica lo que llaman pesca sin muerte: devuelve lo que cobra. Claro que lo que cobra son pececillos que no valdrían ni para llenar un bocado.
Dicen que hace tiempo alguien tiró al río la pecera que le regalaron en cierta ocasión. Desde entonces en las acequias de riego hay pececillos, unos de colores y otros grises.
Porque mi barrio tiene, perdón, tenía acequia. Hace de esto ya mucho, mucho tiempo. Porque mi barrio estaba en medio de la nada, una nada cultivada o en erial, porque ya estaban encima, amenazantes, las urbanizaciones de adosados. La acequia atravesaba el barrio, y por ella corría un hilín de agua. Para poder aprovecharlo, un agricultor profundizó y amuralló un cornijal de su tierra y ahí, conectándolo con la acequia, tenía su alberca. Ni grande, ni pequeña, lo justo. Era casi como una piscina de pueblo, tierra todo alrededor. El verano, rebosante; el invierno, un barrizal.
En ese estanque regadil los chavales del barrio se bañaban y pescaban, porque llegaron los peces. Y ahí pescó Francisco lo que me trajo aquel día en el caldero.
La pesca maravillosa de aquel día fueron cinco peces de estanque, más bien de pecera, o sea, de unos tres o cuatro centímetros más o menos.
Cogí el encargo que me traía Francisco, a todo esto emigrante y jubilado en Francia, más teniente que audiente, palentino del norte y casado con la Conso, la mujer más vieja del barrio. Un encargo así no se puede improvisar dónde instalarlo, de modo que en aquel momento lo situé en la bañera, con una cuarta de agua.
Al día siguiente, en el taller de enfrente (que ahora es una iglesia sui generis, la iglesia de mi parroquia) que trajinaban metales, me merqué restos del aluminio con el que hacían cerrajería varia, -puertas, ventanas, galerías- y con unos vidrios y masilla, fabriqué todo un señor acuario. 36 litros, eso es lo que cabía.
Y ahí eché la pesca. No os he dicho que Francisco cuando llenó su cubo con agua de la charca cazó otro pez, más bien pececín, casi invisible, que fue también a la bañera, y después al flamante acuario que me había construido. Medía exactamente medio centímetro, que lo medí, y era tan fino que si estaba de frente, parecía la cabeza de un alfiler, y si estaba de lateral, un trozo de hilo dentro del agua. Nunca había visto una cosa tan pequeña, y tan viva.
Pasó el tiempo, fueron cayendo peces a un ritmo descompasado: uno a los pocos días, otros algunos meses después, y llegó un momento en que sólo quedó el pequeñín.
Ni que decir tiene que le busqué compañeros; en ocasiones pidiéndoselos a los chavales con caña; en otras, en una tienda de animales de la ciudad. No hubo manera de que la compañía fuera duradera. Al final siempre quedaba el pezqueñín.
Y así ha sido hasta ahora, en que acabo de ver que él también se ha muerto.
He de decir en su honor que nunca emitió más sonido que el chapoteo, en la noche, cuando me acercaba con las escamas de alimento que él recibía con ansia.
Nunca le puse nombre. Nunca respondió de manera que fuera inteligible para mí, salvo la ya mencionada. Nunca se quejó ni del agua, ni de la luz artificial que le puse encima, para que en la noche yo pudiera disfrutar mientras cenaba de sus movimientos suaves y armoniosos. Nunca, tampoco, se quejó de la comida. Fue, simplemente, un compañero, cuya presencia nunca fue molesta. Ignoro, a estas alturas, si yo lo fui para él.
Decir ahora cuántos niños y niñas se agacharon en mi cuarto de estar a contemplarlo es hablar de un barrio que fue isla en medio del campo y ahora es la prolongación de la ciudad, que por aquí se ha extendido en construcciones modernas que, barriendo todo lo que había, -acequia, cultivos, fincas-, se ha convertido en una zona guay, que pronto tendrá su campo de golf, que ya tiene clubes sociales varios y de piscinas, ni os cuento. Y dos rondas, la interior y la exterior, que directamente no crucifican.
Y es también hablar de un tiempo en que los niños jugaban en el campo, en la calle, en la acequia. Y los jubilados no tenían que mirar para ambos lados antes de ir a ninguna parte, porque de coches, poquitos. Y las vecinas se sentaban a la puerta a jugar a la brisca después de haber hecho las labores. Y alguien venía con unos tomates de su huerta, y te ofrecía para la cena…
De modo que calculando a ojo de buen cubero, el pobre pez mío, que acaba de morir, puede ser que tuviera unos veinte años. Toda una vida.
¿Qué será ahora del acuario? ¿Cómo ocupar el espacio que hasta ahora ha sido el suyo, y que ya no tiene sentido que mantenga?
¿Dónde buscar algún pez que quiera venirse a vivir conmigo?
That is the question.
De parte del señor alcalde, se hace saber…
Publico esta dirección porque me parece muy interesante y acabo ahora mismo de encontrarla. Se trata de "Confesiones de un médico", el Blog de Ángel García Forcada. Entrar ahí merece la pena, os lo aseguro.
No os preocupe no memorizarla, desde ahora la añado en mi lista de la derecha; ahí la tendréis disponible.
Vivir... con el alma aferrada a un dulce recuerdo que lloro otra vez...
que veinte años no es nada,
que febril la mirada,
errante en las sombras,
te busca y te nombra…
Alicia Martín Baró muestra una fotografía de su hermano
- Ignacio Martín-Baró
- Biografía: Nació en Valladolid el 7 de noviembre de 1942 y residía en Centroamérica desde 1962.
- Formación: Era el vicerrector de la Universidad Centroamericana (UCA) en el momento de su asesinato y director del departamento de Psicología. Sus estudios y obras estaban encaminados a responder a la dura represión política que se registraba en la zona, el menosprecio a los derechos humanos y la creciente exclusión sociosocial y económica en América Latina. Entre 1988 y 1989 trabajó además como párroco de la comunidad de Jayaque, pueblo campesino incrustado entre las fincas cafeteras. Dicen que su voz fue la única escuchada por los testigos. Gritó a sus asesinos: «Esto es una injusticia, ustedes son carroña».
- Ignacio Ellacuría
- Biografía: Nació en Portugalete en el 9/11/30. Hijo de un médico oftalmólogo, era el cuarto de cinco hermanos. Curso, estudios de Humanidades y Filosofía en Quito (Ecuador) y Teología en Innsbruck (Austria). En 1967 fue destinado a El Salvador. Rector de la Universidad de los jesuitas desde 1979 hasta el momento de su muerte. Quienes lo conocieron destacan su capacidad de entrega a los más débiles.
- Amando López Quintana
- Biografía: Nacido en Cubo de Bureba (Burgos) el 6/2/36, residía en Centroamérica desde 1953, destinado durante muchos años en Nicaragua.
- En El Salvador: Desde 1984, profesor de Teología en el centro de reflexión teológica y religión de la UCA. Entre los jesuitas se recuerda su imagen de hombre bondadoso, callado pero con una sonrisa contagiosa... y fumador de pipa.
- Segundo Montes Mozo
- Biografía: Nacido en Valladolid el 15 de mayo de 1933, vivía en Centroamérica desde 1949. Era el superior de la residencia y director del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Centroamericana, institución que investigaba y denunciaba las violaciones de los derechos humanos cometidos en el país.
- Formación: Ingresó en el noviciado de la Compañía de Jesús en Orduña, el 15 de agosto de 1950. Continuó su formación en Santa Tecla (El Salvador), Quito (Ecuador) e Innsbruck (Austria). Regresó a El Salvador en 1966 y fue rector del colegio Externado San José entre 1973 y 1976. Desde 1970 colaboraba con la Universidad Centroamericana, donde fue trasladado definitivamente en 1976 como profesor de Sociología.
- Juan Ramón Moreno
- Biografía: Navarro (nació en Villatuerta el 29/8/33), era el secretario provincial de los jesuitas de Centroamérica. Trabajaba en la zona desde 1951 y era profesor de Teología en la UCA. Además, en 1985 se le encomendó la organización de la biblioteca del Centro de Reflexión Teológica, que hoy lleva su nombre, ya que se encargó de recopilar y catalogar todos los libros que la componen.
- Joaquín López y López
- Biografía: Nacido el 16/8/18, era el único de los jesuitas asesinados que había nacido en El Salvador. Era director del movimiento de educación popular Fe y Alegría (ocho mil alumnos), que fundó además en el año 1969. Hombre callado, en los meses previos a su asesinato, los médicos le diagnosticaron un cáncer de próstata que, sin embargo, no le apartó de sus quehaceres diarios.
- Elba Julia Ramos (5/3/47-16/11/89)
- Celina Maricet Ramos (27/2/73-16/11/89)
- Biografía: Salvadoreñas, mujeres, trabajadoras. No son unas desconocidas. Habrían sido unas mártires anónimas, como la inmensa mayoría de las víctimas de El Salvador, si no hubieran estado aquella noche en el lugar en donde estaban.
El Norte de Castilla
«La herida sigue abierta y aún sangra en la memoria colectiva no sólo de Valladolid, sino también de El Salvador y Centroamérica, donde los nombres de dos jesuitas vallisoletanos, Segundo Montes e Ignacio Martín Baró, son recordados con orgullo y ensalzados con actos póstumos, homenajes y condecoraciones, redoblados durante estos días porque el calendario se ha empeñado en clavar agujas en el recuerdo. Este lunes se cumplen 20 años del brutal asesinato de seis jesuitas -entre ellos, los dos vallisoletanos- en El Salvador.
Allí era la madrugada de un jueves, del jueves 16 de noviembre de 1989, con el país centroamericano golpeado por una Guerra Civil que hundía sus raíces en 1980 y cuyos ecos llegarían hasta 1992, con 75.000 personas muertas en ambos bandos. Aquella noche, aquel jueves, un grupo de uniformados -en el marco de una ofensiva emprendida por la entonces guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, hoy partido del Gobierno- entraba a las 2.30 horas en la residencia de los jesuitas de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), en San Salvador.
Con metralletas
Los militares -que veían a los jesuitas como corrosivos teólogos de la liberación y cómplices del comunismo- empuñaron las metralletas y, a sangre fría (un lema recurrente allí y entonces era: 'Haga patria, mate un cura'), asesinaron a los seis sacerdotes (que dormían en sus camas) y a dos mujeres, Julia Elba, la cocinera de la casa religiosa, y Celina, su hija de 15 años, que habían solicitado a los jesuitas quedarse con ellos en la residencia de la Universidad, ya que la violencia y los combates se habían intensificado esos días en la capital. Después de la salva de disparos, y no contentos con asesinarlos, los militares lanzaron una bomba incendiaria en el inmueble. «Algunos de los asesinados, que fueron arrastrados hasta el exterior, tenían destrozadas las cabezas», contaba el periódico. Porque al día siguiente, Valladolid se desayunaba con la trágica noticia y una fotografía estremecedora en la primera página de EL NORTE.
Allí se veía a una de las víctimas tendida en el suelo, boca abajo, con un enorme charco de sangre a su alrededor, el líquido vital metiéndose en las juntas de las baldosas. Al fondo, la cama desecha de la que fue arrancada la víctima y a su alrededor armarios llenos de papeles. «Seis jesuitas y dos mujeres, asesinados por elementos uniformados en San Salvador», titulaba el periódico ese día. Hoy, 20 años después, la memoria sigue viva y lo demuestra el ramo de flores que abraza el monolito erigido en 1991, en recuerdo a los dos vallisoletanos asesinados, en la calle Francisco Javier Martín Abril. El Ayuntamiento también les dedicó una calle en Arturo León; en Parquesol está el colegio Ignacio Martín Baró y en la calle Núñez de Arce tiene su sede la Fundación Segundo y Santiago Montes.
Hoy, 20 años después, la herida sigue abierta porque la Justicia aún no se ha decidido a cerrarla. Un jurado compuesto por cinco personas elegidas por sorteo acordó el 29 de septiembre de 1991 absolver a siete de los nueve militares acusados del asesinato porque el Ejército salvadoreño «no aportó pruebas suficientes». Dos años después, la Comisión de la Verdad, hizo público un informe -entregado a la ONU- en el que concluía que René Ponce, el ministro de Defensa, dio la orden de matar al rector de la Universidad Centroamericana, Ignacio Ellacuría, «sin dejar testigos». No sirvió de nada, la Asamblea Legislativa de El Salvador aprobó una amnistía general y los dos únicos condenados quedaron en libertad. Todos de rositas. Hoy son empresarios, jubilados, altos cargos del Ejército. Y libres. Este enero, la Audiencia Nacional ha admitido a trámite una querella de la Asociación Pro Derechos Humanos de España contra 14 militares de El Salvador para que se reabra el caso.»
Monolito que recuerda a los mártires de El Salvador en una céntrica calle vallisoletana.
El horror de El Salvador
José Jiménez Lozano
Sólo a duras penas, con la poderosa ayuda de los Estados Unidos, todo un ejército regular como el de El Salvador sólo será capaz de expulsar a la guerrilla que ha tomado la capital. Una vez más ha mostrado su incapacidad absoluta, y, por si fuera poco, a través de los famosos «incontrolados», «escuadrones de la muerte» y «grupos paramilitares», u otro tipo de asesinos, si no directamente, que quizás nunca se diga aunque se sabrá, han asesinado a un grupo de jesuitas -entre ellos varios españoles- de la Universidad de San Salvador culpables naturalmente de no aceptar el 'status quo' de pobreza y miseria, explotación y marginación decretado para la mayoría de la población salvadoreña. Así son las cosas, y asuntos como los de la «teología de la liberación», alusión a extremismos y otras zarandajas sólo son indecentes arreglos de exculpación de un crimen más. ¿Qué va a hacer, ahora, un Gobierno de extrema derecha humillado, un Ejército cuya victoria es la de sus protectores pero no la suya? Es de temer que lo peor. Y decir lo peor en un país donde tanta barbarie ha sido ensayada es decir mucho. ¿Se hará con la bendición o el silencio de los demás países? La cuestión centroamericana hace ya mucho tiempo que, por encima de toda denominación política, todo pretexto político, toda acción política, toda ideología política, es una cuestión de mínima ética de supervivencia del hombre como hombre, o de vigencia -mayor vigencia aún que en el pasado- de predominio del más fuerte al margen de todo Derecho y toda civilidad. Y la reflexión vale para los Gobiernos y las guerrillas, las formaciones militares que difícilmente pueden llamarse ejércitos y la población civil, de cualquier condición y estado. Centroamérica puede convertirse en un gigantesco incendio, ensayado ya desde hace años.
[Ese artículo fue publicado en El Norte de Castilla el 19 de noviembre de 1989]
También han hablado de esto:
- John Sobrino: LOS MÁRTIRES DE LA UCA. EXIGENCIA Y GRACIA. (Discurso pronunciado en la Universidad de Santa Clara, California, el 5 de noviembre de 2009)
- El Tratévere: «Los Jesuitas recuerdan a Ellacuría y sacerdotes asesinados en El Salvador»
- Revista Ecclesia: Los Jesuitas recuerdan a los sacerdotes asesinados en El Salvador, 20 años después
- Alicia Martín Baró: «Los viernes, Nacho cambiaba los libros por el petate y se iba con los humildes»
- Agencia EFE: La abogada en caso jesuitas aspira que El Salvador honre obligaciones con España
- RTVE: El Salvador condecora a los jesuitas asesinados en 1989, de los que cinco eran españoles
- El Correo: El legado de Ellacuría
La calma siempre llega, aunque sea tras la tempestad
Eso mira Berta, la madre, dónde estará la enana, tan tímida como la progenitora.
Ahí está, aislada y apartada. Con cara de ¡a mí no me miréis, jolínes, que siempre me miran todos!
Pero, tranquilos, que cuando él vuelva, ahí seguirán estando, y con más agua que ahora, y bien vestidos y verdes…
Estos están haciendo acopio para el viaje. Es hora de dejar en paz a Berta, que ya ha hecho lo que tenía que hacer.
Y Berta, que se lo barruntaba, ni siquiera sale a despedirles. Mira, sí, con mirada tierna, pero desde allá arriba, que si se acerca a lo mejor tenemos más que palabras. Así que, adiós, adiós.
Este es Tuno, el más grande de la manada. Está ya de despedida, se va. Maribel le da los últimos consejos: obedece, come lo que te pongan y no te cagues ni te mees por cualquier sitio, que dejas ya el corral y vas a casa nueva.
ni sabe qué es una encina, aunque ésta sea una más entre muchas…
ni siquiera haya jugado al escondite entre los árboles, aunque ahora están casi pelados…
que lo dice Carlota, que nació aquí y se lo conoce bien todo, todito, todo. Ella ya tiene casi dos años. Es muy mayor.
Tuno ahora se llama Gumi, Gumi segundo, porque el título quedó vacío al irse para Cantabria Gumi primero, y le llaman ahora, eso creo, Jacob (vaya nombrecito para un perro, mezcla de Trufa y de Berto).
Puesto que ya no hay Gumi primero, Gumi segundo será Gumi, a secas. Y ha cambiado de amos, de escenario y hasta de juegos. Ahora vive en la capital.
Pero sigue siendo un tuno, un auténtico tunante, y se deja querer…
Puesto que ya no hay Gumi primero, Gumi segundo será Gumi, a secas. Y ha cambiado de amos, de escenario y hasta de juegos. Ahora vive en la capital.
Pero sigue siendo un tuno, un auténtico tunante, y se deja querer…
y se pone, más que mimoso, tiernón…
y se pone hasta vigilante por si hay que dar aviso…
Los obispos españoles no sólo contra el mundo; también contra los fieles cristianos
Todos los medios informativos se han hecho eco de la voz de los obispos españoles, expresada por el portavoz de la CEE Martínez Camino.
Estaba claro que la doctrina oficial de la Iglesia Católica condena el aborto, como uno de los pecados más graves que se puedan cometer.
Estaba claro que la Iglesia, por medio de sus representantes, iba a dar la batalla en toda regla contra cualquier ley que permitiera, ampliara y/o facilitara la interrupción voluntaria del embarazo, fuera promovida por el gobierno que fuera, laico, religioso o mediopensionista.
Estaba, cómo no, clarísimo, que la Iglesia iba a amonestar muy seriamente a los miembros de la misma para que ni se les ocurriera dar su voto a aquellas opciones políticas que incluyeran en sus programas leyes permisivas del aborto.
Y también y finalmente, estaba más que claro que la Iglesia, por medio de sus maestros, iba a dar la cara contra el aborto con todas las armas que en su arsenal encontrase.
Sin embargo, acaba de aclararse, que no lo estaba: quién iba a utilizar esas armas y cómo se las iba a apañar.
Yo, modestamente, ni soy entendido en moral, ni especialista en bioética, ni puedo competir con quien además de obispo, ha sido profesor de esas materias en una alta universidad. Pero eso de salir a la plaza pública y amenazar y meter miedo a todo quisque con que si va a estar en pecado público si vota en el sentido que se teme, es demasiado tomate. Ya lo fue cuando se habló de asesinato, contra viento y marea de quienes saben de eso porque están en ello. Lo fue cuando salieron en comandita a manifestarse en la calle, donde sólo salían para procesionar en las festividades, ocupando lugares y horarios al personal. Lo sigue siendo ahora, cuando, en su arremeter fiero y obcecado no paran en buscar herramientas nuevas, o antiguas, para atacar a los fuera y para enervar a los dentro: no sólo pecado; además, pecado mortal; y a mayores, pecado público; y por si fuera poco, herejía.
Está por ver qué tendrán que buscar a partir de ahora para inducir a las ovejas de este redil, que les está quedado demasiado grande, los pobres…
Hablando de muros…
Tal día como hoy, hace ya veinte años, fuimos testigos, unos en directo, otros in situ y muchos otros más a toro pasado y en la distancia, de la caída del mítico muro de Berlín, que dividía desde la segunda guerra mundial a Alemania en dos partes, en sentido casi vertical.
Fue un hecho histórico, que trajo como consecuencia, entre otras, el fin de la llamada guerra fría que enfrentaba al occidente "libre" y al oriente "prisionero".
Con tal circunstancia, muchos bloguers se han visto en la oportunidad de tocar este tema, y glosar el aniversario de las más diversas maneras.
Yo sólo he contactado con algunos, los que me son más cercanos. Pero seguro que si se busca con un poco de paciencia y de tesón, salen cientos de miles, que esto de Internet es lo que tiene, que algunos piensan y crean, y el resto copia y pega y en el mejor de los casos, también lee. He aquí algunas citas:
Yo no tengo una opinión propia y redonda que pueda ofrecer aquí; sólo unos apuntes, cogidos con alfileres y que aún he de madurar y completar. Y todo partiendo de que la realidad es poliédrica y puede verse e interpretarse de muchas maneras; y que nada es blanco-blanco o negro-negro, sino que nos tenemos que mover entre grises y claroscuros. Es nuestro sino.
Como apunta Pedro Miguel Lamet, si cayó este muro, otros muros se mantienen, incluso se refuerzan. Tal es lo que él piensa, tal vez lo tomó de Galeano, que ya lo dijo hace un tiempo, allá por 2006. A mí me lo ha recordado el Lanzador de botellas al mar, que está aquí justo al lado.
Él pone el vídeo, ahí lo podéis ver; yo pongo el texto para que leyéndolo despacio, se entienda mejor, tomado de este lugar:
Sección: Sáhara Occidental
Título: MUROS (Saharauis), por Eduardo Galeano en La Jornada, Mexico, 24-4-06 Texto del artículo:
El Muro de Berlín era la noticia de cada día. De la mañana a la noche
leíamos, veíamos, escuchábamos: el Muro de la Vergüenza, el Muro de la
Infamia, la Cortina de Hierro...
Por fin, ese muro, que merecía caer, cayó. Pero otros muros han brotado,
siguen brotando, en el mundo, y aunque son mucho más grandes que el de
Berlín, de ellos se habla poco o nada.
Poco se habla del muro que Estados Unidos está alzando en la frontera
mexicana, y poco se habla de las alambradas de Ceuta y Melilla.
Casi nada se habla del Muro de Cisjordania, que perpetúa la ocupación
israelí de tierras palestinas y de aquí a poco será 15 veces más largo que
el Muro de Berlín.
Y nada, nada de nada, se habla del Muro de Marruecos, que desde hace 20 años
perpetúa la ocupación marroquí del Sáhara occidental. Este muro, minado de
punta a punta y de punta a punta vigilado por miles de soldados, mide 60
veces más que el Muro de Berlín.
¿Por qué será que hay muros tan altisonantes y muros tan mudos? ¿Será por
los muros de la incomunicación, que los grandes medios de comunicación
construyen cada día?
En julio de 2004, la Corte Internacional de Justicia de La Haya sentenció
que el Muro de Cisjordania violaba el derecho internacional y mandó que se
demoliera. Hasta ahora, Israel no se ha enterado.
En octubre de 1975, la misma Corte había dictaminado: "No se establece la
existencia de vínculo alguno de soberanía entre el Sahara Occidental y
Marruecos". Nos quedamos cortos si decimos que Marruecos fue sordo. Fue
peor: al día siguiente de esta resolución desató la invasión, la llamada
Marcha verde, y poco después se apoderó a sangre y fuego de esas vastas
tierras ajenas y expulsó a la mayoría de la población.
Y ahí sigue.
Mil y una resoluciones de las Naciones Unidas han confirmado el derecho a la
autodeterminación del pueblo saharaui.
¿De qué han servido esas resoluciones? Se iba a hacer un plesbiscito, para
que la población decidiera su destino. Para asegurarse la victoria, el
monarca de Marruecos llenó de marroquíes el territorio invadido. Pero al
poco tiempo, ni siquiera los marroquíes fueron dignos de su confianza. Y el
rey, que había dicho sí, dijo que quién sabe. Y después dijo no, y ahora su
hijo, heredero del trono, también dice no. La negativa equivale a una
confesión. Negando el derecho de voto, Marruecos confiesa que ha robado un
país.
¿Lo seguiremos aceptando, como si tal cosa? ¿Aceptando que en la democracia
universal los súbditos sólo podemos ejercer el derecho de obediencia?
¿De qué han servido las mil y una resoluciones de las Naciones Unidas contra
la ocupación israelí de los territorios palestinos? ¿Y las mil y una
resoluciones contra el bloqueo de Cuba?
El viejo proverbio enseña:
La hipocresía es el impuesto que el vicio paga a la virtud.
El patriotismo es, hoy por hoy, un privilegio de las naciones dominantes.
Cuando lo practican las naciones dominadas, el patriotismo se hace
sospechoso de populismo o terrorismo, o simplemente no merece la menor
atención.
Los patriotas saharauis, que desde hace 30 años luchan por recuperar su
lugar en el mundo, han logrado el reconocimiento diplomático de 82 países.
Entre ellos, mi país, el Uruguay, que recientemente se ha sumado a la gran
mayoría de los países latinoamericanos y africanos.
Pero Europa, no. Ningún país europeo ha reconocido a la República Saharaui.
España, tampoco. Este es un grave caso de irresponsabilidad, o quizá de
amnesia, o al menos de desamor. Hasta hace 30 años el Sahara era colonia de
España, y España tenía el deber legal y moral de amparar su independencia.
¿Qué dejó allí el dominio imperial? Al cabo de un siglo, ¿a cuántos
universitarios formó? En total, tres: un médico, un abogado y un perito
mercantil. Eso dejó. Y dejó una traición. España sirvió en bandeja esa
tierra y esas gentes para que fueran devoradas por el reino de Marruecos.
Desde entonces, el Sahara es la última colonia del Africa. Le han usurpado
la independencia.
¿Por qué será que los ojos se niegan a ver lo que rompe los ojos?
¿Será porque los saharauis han sido una moneda de cambio, ofrecida por
empresas y países que compran a Marruecos lo que Marruecos vende aunque no
sea suyo?
Hace un par de años, Javier Corcuera entrevistó, en un hospital de Bagdad, a
una víctima de los bombardeos contra Irak. Una bomba le había destrozado un
brazo. Y ella, que tenía ocho años de edad y había sufrido once operaciones,
dijo:
-Ojalá no tuviéramos petróleo.
Quizás el pueblo del Sahara es culpable porque en sus largas costas reside
el mayor tesoro pesquero del océano Atlántico y porque bajo las inmensidades
de arena, que tan vacías parecen, yace la mayor reserva mundial de fosfatos
y quizá también hay petróleo, gas y uranio.
En el Corán podría estar, aunque no esté, esta profecía:
Las riquezas naturales serán la maldición de las gentes.
Los campamentos de refugiados, al sur de Argelia, están en el más desierto
de los desiertos. Es una vastísima nada, rodeada de nada, donde sólo crecen
las piedras. Y sin embargo, en esas arideces, y en las zonas liberadas, que
no son mucho mejores, los saharauis han sido capaces de crear la sociedad
más abierta, y la menos machista, de todo el mundo musulmán.
Este milagro de los saharauis, que son muy pobres y muy pocos, no sólo se
explica por su porfiada voluntad de ser libres, que eso sí que sobra en esos
lugares donde todo falta: también se explica, en gran medida, por la
solidaridad internacional.
Y la mayor parte de la ayuda proviene de los pueblos de España. Su energía
solidaria, memoria y fuente de dignidad, es mucho más poderosa que los
vaivenes de los gobiernos y los mezquinos cálculos de las empresas.
Digo solidaridad, no caridad. La caridad humilla. No se equivoca el
proverbio africano que dice: La mano que recibe está siempre debajo de la
mano que da.
Los saharauis esperan. Están condenados a pena de angustia perpetua y de
perpetua nostalgia. Los campamentos de refugiados llevan los nombres de sus
ciudades secuestradas, sus perdidos lugares de encuentro, sus querencias: El
Aaiún, Smara...
Ellos se llaman hijos de las nubes, porque desde siempre persiguen la
lluvia.
Desde hace más de 30 años persiguen, también, la justicia, que en el mundo
de nuestro tiempo parece más esquiva que el agua en el desierto.
Artículo de www.profesionalespcm.org insertado por: El administrador web - Fecha: 28/04/2006 - Modificar
Sería bueno, a partir de aquí, tomar otros hilos y tocar otros palillos, que, sin usar la palabreja, sí hacen alusión y referencia a muros, paredes, fronteras, que separan, dividen, incomunican, aíslan y encierran a millones de seres humanos, en este mundo de la comunicación y de la libertad.
Porque nuestras ciudades, al menos las que yo conozco, han evolucionado, han mejorado su estampa, y como consecuencia ya no hay lugares negros, al margen, a las afueras, mal iluminados y peor comunicados, donde de noche no se pueda caminar y de día, pichí-pichí. No, ya no hay líneas divisorias claras y precisas: la vía del tren, la circunvalación, el río que nos riega…
Pero barreras y muros sigue habiendo. No serán físicos, pero son reales y tan difíciles o más de atravesar que si lo fueran. Los que están tras ellos encerrados son invisibles, no llaman la atención, como si no existieran mismamente.
A veces nos asaltan desde las noticias, como surgidos de la nada. Y nos pegan un revolcón a los que vivimos placenteramente en esta Arcadia feliz de la modernidad. Luego, tras los deportes y el tiempo nos sacudimos la bata de estar en casa y seguimos con el café de sobremesa. ¡Qué susto!
Voces amigas nos hacen llegar continuamente información de allende el mar, y también de esta otra parte más cercana. A veces, esas voces, cuando hablan en público, se convierten en moscas cojoneras. Y sacan el color rubicundo a la cara encementada de los que hinchan los pulmones para decirnos que estamos fetén, y que todo está tan bajo control, que somos la hostia.
Os invito a dar un paseo por los lugares de gentes como, por ejemplo, Cáritas, Manos Unidas, Intermón, Médicos sin fronteras, Servicio Jesuita a refugiados, para estar un poco al día de esa miseria que aún sigue ahí bien viva, y que seguirá ahí por los siglos de los siglos…, salvo que, como ocurrió en Berlín hace sólo veinte años, y hartos de tantos muros y muretes, salgamos a la calle dispuestos a tirarlos, piedra a piedra, empujón tras empujón, con las manos desnudas y con los corazones decididos.
Porque nuestras ciudades, al menos las que yo conozco, han evolucionado, han mejorado su estampa, y como consecuencia ya no hay lugares negros, al margen, a las afueras, mal iluminados y peor comunicados, donde de noche no se pueda caminar y de día, pichí-pichí. No, ya no hay líneas divisorias claras y precisas: la vía del tren, la circunvalación, el río que nos riega…
Pero barreras y muros sigue habiendo. No serán físicos, pero son reales y tan difíciles o más de atravesar que si lo fueran. Los que están tras ellos encerrados son invisibles, no llaman la atención, como si no existieran mismamente.
A veces nos asaltan desde las noticias, como surgidos de la nada. Y nos pegan un revolcón a los que vivimos placenteramente en esta Arcadia feliz de la modernidad. Luego, tras los deportes y el tiempo nos sacudimos la bata de estar en casa y seguimos con el café de sobremesa. ¡Qué susto!
Voces amigas nos hacen llegar continuamente información de allende el mar, y también de esta otra parte más cercana. A veces, esas voces, cuando hablan en público, se convierten en moscas cojoneras. Y sacan el color rubicundo a la cara encementada de los que hinchan los pulmones para decirnos que estamos fetén, y que todo está tan bajo control, que somos la hostia.
Os invito a dar un paseo por los lugares de gentes como, por ejemplo, Cáritas, Manos Unidas, Intermón, Médicos sin fronteras, Servicio Jesuita a refugiados, para estar un poco al día de esa miseria que aún sigue ahí bien viva, y que seguirá ahí por los siglos de los siglos…, salvo que, como ocurrió en Berlín hace sólo veinte años, y hartos de tantos muros y muretes, salgamos a la calle dispuestos a tirarlos, piedra a piedra, empujón tras empujón, con las manos desnudas y con los corazones decididos.