Me repito, como la cebolla… O ¿es el ajo el que repite?

Resulta que lo que colgué ayer es todo un "clásico", Duetto buffo di due gatti, de Gioachino Rossini. Y yo con estos pelos.
He encontrado esto, que creo que mejora lo de los chalaves. Además es todo un gustazo ver a dos señoras de categoría planetaria, doña Montserrat Caballé y doña Concha Velasco, maullando con soltura, tronío y muuuuucha simpatía.



Disfrutad y reíros.

Y ahora un vídeo

No me puedo resistir a colocar esto, que me acaba de llegar por correo:




Gracias Mª Pilar.

Una de fotos

Este es un mural en el techo de un bar de fumadores.










Ahora, "Suelo pintado en un baño"



Imagínate que estás en una fiesta,
en la planta 10ª
y
tienes que ir al servicio...

Abres la puerta y .....

(RECUERDA QUE ESTÁ PINTADO)

Te da un vuelco el corazón…
Te quedas sin respiración…

¿VERDAD?
MIRA ABAJO:








¿A que te haría titubear? ¿Entrarías al servicio?

Si las prisas se te iban en ir bajando la cremallera, ¿con qué mano te agarrarías y adónde?

Me voy y dejaréis de verme, pero… volveré. No me he ido, que estoy aquí

Con el título “El regreso”, Saramago retornó a su Cuaderno. Fue el día 11. 

Se despidió avisándolo. Volvió sin anunciarlo, pero justificándolo. 

Ayer repitió con “Formentor”, para excusar una ausencia. 

Y es posible que hoy vuelve a escribir…, está por ver, que aún es de madrugada.

Saramago sigue en su blog. Si se despidió, si regresó, si se ausentó…, tal vez no se trate de otra cosa que de Literatura. 

Pues seguiremos leyendo el “Cuaderno de Saramago”, el tiempo que sea pertinente.


Nadar y guardar la ropa

Lo intenté en el río de mi pueblo, el Valdeginate, pero, tan escaso de agua, no me lo permitió.
Aprendí a nadar como tantos otros de mi época en el convento, en una alberca de riego, toda la chavalada “chapucando”, a lo que entonces llamábamos “estilo perro”; o séase, como Dios le da a entender a cada quien.

Luego fui mejorando en acequias y canales, que piscina-piscina no la caté hasta que ya fui mayor y me invitaron.

Me hice nadador en el Pisuerga, cuando sus aguas venían sucias, pero no contaminadas. En verano era el mejor momento, que el río estaba manso, aunque imponente. Pero también lo hacíamos en primavera, con la fresca, más bien frío, después de una tabla de gimnasia por las pistas del seminario nuevo.
Luego llegó el mar, ya mucho más tarde, y eso no me parecía nado sino juego. Esas puñeteras olas no son serias, y le toman a uno el pelo, y a un inexperto nadador como yo no le permiten el lucimiento ni tampoco el progreso.

Así fui trampeando con el agua, hasta que llegado el momento, simplemente lo dejé. Vamos, que ni me apetecía visitar a las amistades con piscina, por si acaso me decían “ponte el bañador y vente para acá”.

Siempre fui muy bruto. Nunca tuve cuidado. Cargar y descargar camiones, subir y bajar pesos, hacer esfuerzos sin medida, ¡quién ha de tener cuidado! Además, tampoco lo podía tener: campamentos de verano, obras una tras otra, hacer lo que hay que hacer porque no va a venir nadie a hacértelo, en fin, eso, la vida y sus afanes.

Total, que un mal día di un mal resbalón y, en la caída, me hice daño. Siempre había tenido algún dolor, más bien molestia, aquí o allá. Pero a partir de aquella maldita caída todo fue distinto. Todo el día “arriñonado”, con un cinturón por la cintura que no me dejaba en paz. Y al caer la tarde era el cuello y la cabeza: mareo, náuseas, ganas de tumbarme en la cama, incomodidad estando echado, inútil total; no era capaz de concentrarme, de mantener una conversación con un mínimo de atención, de estar leyendo siquiera un rato…
De Campamento 1980. La Aliseda de Tormes (Ávila)
La médica, yo siempre he tenido médica desde que recuerdo, aconseja placas de lumbares y cervicales, reposo y rehabilitación. Nada, no hay alivio ni mejoría. “Es que ya estás tocado, que tienes desgaste aquí y allí, y unas crestas nosequé que, claro, es normal para tu edad…”

Alguien, en plan amigo, me dice que nade, que no hay otra solución. ¿Nadar yo? ¡Si hace más de diez años que no lo hago! Prueba a ver, que mal no te hará.

Un día me acerco a una piscina municipal, saco la entrada, -2,60 €-, y entro. Ya con el bañador, al borde de la piscina, observo el agua…, y estoy así más o menos cuarto de hora. El que nada en esa calle, al llegar hasta mí, saca la cabeza, me mira y me dice: ¿Te vas a meter o no? Respondo: Si hace más de diez años que no nado, no sé ni por dónde empezar. Y el otro va y dice: ¡Salta de una vez, joder!

Y salté. Y desde entonces no he dejado un solo día de ir a hacer mi sesión de natación: media hora & 48 largos. Llueva, atruene, queme el sol, azote el viento, tenga trabajo o reunión, vaya para allá o para acá, no importa qué me ocupe el día, yo cargo mi mochila y, si no es en una es en otra, entro en una piscina y hago lo que tengo que hacer, nadar.

No os vayáis a pensar que no hay días de pereza, de falta de tiempo, de imposibilidad horaria, incluso de ausencias justificadas o no. Vaya si los hay. Pues entonces, el día siguiente, ración doble.

También hay, por supuesto, y son los más, días de disfrute, de relajo, incluso de compadreo con otros que también van a lo mismo, y según parece se han hecho el mismo propósito y están en el mismo plan.

Lo que quiero decir es que desde que nado a diario la espalda ya no molesta, el cuello como que no existe, y, si es que tengo contracturado el trapecio, ni se queja ni me duele.

Santo remedio.

Tal vez se me habría curado con el tiempo y con algún medicamento de los que me fueron prescritos y que me negué a tomar. Posiblemente ya se pasó y nunca más vuélvame a pasar. Seguramente fue cosa de un momento y ya está curado.

Yo seguiré nadando todos los días,
  • primero, porque disfruto y me siento hasta más joven;
  • segundo, porque me relaja si voy de noche, me espabila si voy en la mañana, y me estimula si es por la tarde;
  • tercero, porque he bajado de barriga, he estabilizado el peso y la tensión, calzo algún número menos de talla de pantalones y mi piel se ha puesto suave suave, como la de un bebé;
  • cuarto, porque no sudo en pleno ejercicio, ni me huelen los pies;
  • quinto, porque por más que me esfuerce algún día no sufro tirones, torceduras, esguinces ni otras lesiones;
  • sexto, porque tengo mono: me ha enganchado a mí esto de ir a nadar;
  • séptimo, porque me sale cada sesión de baño a 0,30 €, ¿a que es barato?;
  • octavo, porque como como una fiera;
  • noveno, porque duermo como un lirón; y…
  • décimo, porque cada día lo hago mejor.
1982 Acequia. Pinar (Valladolid)
Claro que en honor a la verdad hay que decirlo bien alto: mi ciudad cuenta con una red de piscinas municipales que ya la quisieran otras de más postín. Desde las 8:00 horas hasta las 22:30, todos los días del año menos Navidad, Año Nuevo y Reyes.

¿No os parece que es un auténtico lujo?

Otra mañana colgado de la máquina

Estoy con la mesa puesta, a punto de empezar a meterme el primer bocado, y suena el teléfono: que si quiero donar sangre, que hace tiempo que no voy, y que cuándo me viene bien.

Diez meses han tardado en llamarme. También yo me he descuidado y no he aparecido por allí para recordarlo.

El caso es que me piden que haga una aféresis de plaquetas.

Como lo conté entonces, no vuelvo a repetir la historia, que es la misma: 66 minutos enchufado a una máquina que piensa por sí sola, que toma tu sangre y la manipula, separando algo de plasma y alguna plaqueta, devolviéndotela con el añadido de algo que parece suero salino.

No hay ningún dolor, no sientes nada malo en tu cuerpo, todo son atenciones de las cariñosas enfermeras que te vigilan en todo momento y se prodigan contigo en atenciones mil.

Es cierto que resulta un poco pesado, porque quieras que no se te pasa la mañana en pruebas y espera.

Empieza la cosa por rellenar un documento en el que expones que no tienes ninguna circunstancia que te impida donar sangre: es fácil, es contestar Sí o No a unas 30 preguntas sobre enfermedades y dolencias.

Toma de tensión y control de hematocrito. Yo lo tengo bien, tirando a bajo; pero vale.

Firmas una autorización, para que lo que donas sea administrado por quien lo recibe con libertad y responsabilidad.

Si es conveniente y se ve necesario, como en mi caso, te hacen un “sistemático” para no correr riesgos.

Si todo está en orden, preparan la maquinita de marras introduciendo en su ordenador los datos que los diversos análisis han aportado.

-“Salen 66 minutos, que se pueden convertir en 70. ¿Estás dispuesto a ello”, me pregunta la de blanco.

Ya puesto a echar la mañana, ¿qué más dan minutos más? Asientes y te dicen que esperes, que van a preparar la máquina tomadora.

Y al poco, unos quince minutos más, te llaman, te tumbas, te enchufan y empieza a manar el líquido en un proceso de ida y vuelta.

Así quedas, más o menos, (y no soy yo el que está ahí enganchado), con máquina y cuidadora:


http://www.fbstib.org/imgdb/foto_parnot855.jpg

Y se acaba todo 62 minutos después. Tú estás bien, fuera hay dos bolsas de color marrón claro que valen auténtico oro en paño que ahí dejas. Las “muchachas” de la bata te sonríen y despiden, y tú te sales contento de haber ganado a la máquina 4 minutazos. ¡Estaba seguro que mi sangre es mejor de lo que se creyó esta “listilla”! (La tal máquina debe ser yanqui o alemana, y ya digo que hasta piensa, y de vez en cuando pita y emite mensajes, recordándote que debes abrir y cerrar la mano conforme ella succiona, que la presión hay que mantenerla para que el proceso discurra suave y correctamente).


Internauta, lector/a amigo/a, ¡hazte donante de sangre!

Para más información se puede buscar en Internet con sólo escribir en el motor de búsqueda aféresis. La Clínica de Navarra tiene buena información, pero también Cruz Roja.

Figuras al aire libre

Hace un tiempo me llegó esto por correo en formato pps. Ignoraba si se trataba de la obra de una sola persona o de una recopilación de varias.

Como soy un manipulador lo he adaptado a mi manera, suprimiendo la música y la injerencia de "instrumentos extraños" que siempre nos teledirigen a lugares poco recomendables.

Lo he pasado por googles.documents y lo he enganchado a este blog. El inconveniente es que se ha convertido en manual, pero eso mismo es la ventaja, que lo vemos a nuestro aire y a nuestro ritmo.

¡Que lo disfrutéis.


La Lengua de las Mariposas

Hoy me he levantado como el tiempo, frío y destemplado. Y leyendo la prensa entresaco la editorial de El País, "Valorar al profesor". 

Ya otros blogueros mejor capacitados han comentado esta información, valorando los pro y los contra de una medida legal que proteja a los docentes en su tarea educativa.

Parece que no corren buenos tiempos para la lírica, y se procede a defenderla con cañones y tanques. Tendrán razón los que aplauden la medida, y puede que también la tengan quienes se llevan las manos a la cabeza. No les faltará tampoco a quienes, porque pertenecen al terreno privado, se lamentan de no ser agraciados por la suerte.

Yo no sé qué pensar ni qué decir.

De pequeño recuerdo que el cole me imponía; el compañero matón y pendenciero, los condiscípulos insultones que resaltaban malamente los defectos del más débil, la línea imaginaria o real que separaba en el tablero de la mesa la parte mía del de al lado, la competencia por ser más listo que el otro, los deberes que nunca conseguía terminar en casa, las notas cada viernes que tenían que firmar en casa, el profe serio y adusto que te preguntaba en público, el no saberte la lección, la angustia de salir al patio en el recreo donde campaban los más fuertes, las amistades particulares en las que refugiarte para no estar solo ante el peligro… y en casa que siempre, siempre, me quitaban la razón: "Algo habrás hecho", era la respuesta usual ante mis quejas.

Hoy parece que quienes tienen miedo son los profes; que ya se ha perdido el respeto en sentido vertical, que en el horizontal hace mucho que ya no existía.

Y llegan y dicen que entre la poli en las aulas a poner orden, porque quien antes era dios ahora necesita pasarse por el frenopático o quedarse en casa rumiando su desgracia.

Y yo, que tardé un poco en conseguir que el cole no me hiciera más daño, esta mañana fría y destemplada recuerdo una peli que vi hace ya algún tiempo, y no sé por qué me viene a la memoria, pero me viene, y es suficiente.

Un profe de escuela de pueblo, una muchachada que se abre a la vida de su mano, una comunidad rural como tantas otras, un lío social que no entendí nunca, un cambio de situación inexplicable, y al final un niño con cara de esperpento apedreando al maestro.

La Lengua de las Mariposas

¿Qué circunstancias hicieron que aquella terrible escena pareciera mismamente real?

Será cuestión de que todos y todas hagamos una muy seria reflexión.

Yo, siendo sincero, hubiera deseado -si me hubieran preguntado- haber tenido un maestro como éste:


Jesús, ese peligroso delincuente

Llevo todo el día dándole vueltas a este asunto, y llega la hora de cerrarlo, el día, y no he conseguido gran cosa.

Resulta que hoy pretendía escribir algo en este blog. Pero ha sido una jornada normal, es decir, plana, sin nada especial que reseñar. Y a punto de dar las 0:00 horas me encuentro con que no tengo nada que escribir.

Corto por lo sano y empiezo por lo que tengo más a mano.

He terminado de leer un folletito que me llegó ayer en el correo real, en el que un cartero en moto de color amarillo deposita cartas y revistas de las que se tocan y se huelen. Son pocas páginas, apenas 30, y las empecé anoche, entre las sábanas, y acabo de terminarlas antes de cenar.

Miedo a Jesús, de José I. González Faus SJ, Cuaderno nº 163 de Cristianisme i Justícia

Sí, la tesis que el autor mantiene es la misma que el título expresa: Jesús da miedo. Con un prólogo -Avisos para navegantes-, tres capítulos -Por qué Jesús seduce y molesta tanto, La llamada a una forma insólita de vida, Miedo a Jesús: un diagnóstico-, y una conclusión: «No temáis», a González Faus le basta para hacer un recorrido rápido pero suficientemente profundo sobre Jesús y su carácter subversivo respecto de cuanto sobre Dios es capaz el ser humano de construir.

En una primera conclusión, tras analizar algunos de los cambios que fuerza la existencia de Jesús sobre nuestras componendas, Faus constata, y con él todos los demás, que «Dios no es de los nuestros».

"Y Dios no es de los nuestros, por algo que expresaron muy gráficamente los primeros creyentes, mirando a Jesús: no tomó su divinidad como una razón para la propia dignidad, un fundamento para el propio poder y una riqueza para el propio provecho, al contrario, renunció a ella para presentarse con figura de esclavo y como un hombre cualquiera (Fil 2, 7ss). Por eso, aunque era el Hijo, aprendió en la dureza de su vida, lo más difícil de la condición humana (cf. Heb 5, 8). Pero precisamente en ese hecho de que la comunicación de Dios se hiciera fragilidad humana ("carne" en los términos semitas de la época), precisamente ahí «hemos visto la Gloria» de Dios (Jn 1, 14). Ahí está la gloria de Dios: no en nuestro incienso, nuestras sedas, nuestras capas pontificias de armiño y nuestras músicas (por bellas que puedan ser), ni mucho menos en que los llamados "príncipes de la Iglesia" se revistan con lencería femenina, sino en Su solidaridad increíble con lo menos aparente y lo más despreciado de la condición humana."

Los cambios que provoca Jesús a los que se refiere el autor, sólo citándolos a vuela pluma son:
- Dos palabras: Abba-Reino, para hablar de la parentalidad de Dios, que significa que Dios es amor, tomando el amor como lo contrario al poder.
- Dos protagonistas: enfermos y pobres-excluídos, a quienes declara dichosos porque Dios es de ellos.
- Dos conductas: curaciones y comidas, que tenían por comensales a los fronterizos de aquella sociedad, o se realizaban en circunstancias al margen o en abierta oposición a las normas y leyes establecidas, y que Jesús presentaba como señales de que el Reino de Dios estaba llegando (Mt 12, 28)
- Dos actitudes: exigir al de dentro-comprender al de fuera, apoyándose Jesús en "la noción de ´elección de Dios´ que, entendida bíblicamente, nunca es privilegio para uno mismo y ´destino manifiesto´, sino gratuidad, servicio y universalidad: llamada para los demás»: alegrarse con lo bueno de los demás y no cerrar los ojos a lo que debe ser corregido en nosotros, en lugar de esa autocomplacncia y desprecio hacia lo otro que, de entrada, nos caracteriza a todos.
- Dos palabras cambiadas: samaritano y fariseo que, invertidos sus significados, pasan a referirse respectivamente a lo mejor en humanidad que hay en nosotros y a lo peor que puede hacernos una religiosidad que manipula a Dios.
- Dos reacciones: seguimiento y conflictividad, las dos reacciones posibles ante este Jesús inmanejable. «Jesús desató un movimiento de seguidores que acabaron dando la vida por él y también implantanto en el mundo una revolución que no parecía llamada a triunfar, dada la ignorancia y el nivel social de sus primeros seguidores. Pero desató también una hostilidad que fue creciendo vertiginosamente hasta quitarle de en medio de la manera más humillante y violenta posible».
- Dos posibilidades: Dios es así o Jesús es un blasfemo. Jesús «¿era un blasfemo imperdonable o era la revelación misma de Dios? De modo que si Jesús era así, es porque revelaba a Dios y revelaba que Dios es un Dios de los pobres y que se escapa de todo intento de codificarlo religiosamente».

A partir del texto evangélico de Mt 16, 13-28, donde se pone en duda la divinidad de Jesucristo (y la identidad de Dios que ahí se revela), González Faus va a probar que lo que Jesús está ofreciendo es una concepción de la Divinidad no como triunfo, sino como entrega.

Y lo hace desde los tres esquemas bíblicos éxodo-tierra prometida, exilio-retorno y muerte-resurrección. Las tres parejas "tienen una base histórica. El binomio éxodo-tierra arranca de la dura realidad de un pueblo brutalmente oprimido. El binomio exilio-regreso nace de la experiencia histórica de un pueblo pecador. Y en perfecta sintonía con ello, el binomio muerte-Resurrección nace del seno de una historia concreta que fue la vida particular de aquel Hombre particular. La muerte de Jesús fue la consecuencia de su vida: no fue un malentendido circunstancial ni una necesidad de la justicia incomprensible de un sádico poder divino… Aquella muerte concreta… revela al Dios de Jesús".

¡Cómo no va a dar miedo Jesús, tan humano que se rompe, si el Dios que transparenta no es el omnipotente sino el omnimisericorde! «Jesús no revela más divinidad que la de su figura humana y ese es el escándalo de la encarnación de Dios». Y el bueno de Pedro, que afirmó su fe en Jesús: «Tú eres el Mesías», se ganó de Jesús -«Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar, tú piensas como los hombres, no como Dios», porque rechazaba el rostro humano del maestro, ansiando un cristo diluido entre nubes y poder.

Recordando la frase de Leonardo Boff, "Así de humano sólo puede serlo el mismo Dios" como resumen de la experiencia de muchos que convivieron con Jesús, Faus concluye: "Pero tanta calidad humana nos parece inaccesible, y más cuanto más y mejor nos conocemos: Jesús, el Jesús real, no el sustituido por un cristo sin rostro, nos convierte en imperativo lo que era la tentación de la serpiente: «ser como Dios». Pero la idea de Dios ha quedado vuelta del revés en esa promesa: porque se trata de ser «misericordiosos como el Padre celestial» (Lc 6, 36). [En palabras del evangelista Juan: «Dios es amor».]  Y esto resulta seductor, pero también sobrecogedor para nuestra pequeñez."

«No temáis» es la última palabra. Lo que realmente produce vértigo es la humanidad de Jesús, aparentemente tan fácil, que comprendemos cuán difícil es sólo cuando tratamos de modelar la propia humanidad. "Aquí se besan otra vez la seducción y el vértigo. Y aquí precisamente somos remitidos a esa aventura de una entrega radical y confiada que llamamos fe. (…) Quizá pues sí que necesitamos volver una y otra vez sobre aquellas palabras que forman parte del discurso de despedida de Jesús en el cuarto evangelio: «tened confianza; yo he vencido al mundo» (Jn 16, 33)."

Incluye José Ignacio González Faus, ya al final, un texto raro -«Hoy la Iglesia se ha convertido para muchos en el principal obstáculo para la fe. En ella sólo puede verse la lucha por el poder humano, el mezquino teatro de quienes con sus observaciones quieren absolutizar el cristianismo oficial y paralizar el verdadero espíritu del cristianismo». (J. Ratzinger, Introducción al cristianismo, Salamanca, Sígueme 1970, pág. 301)- pero rabiosamente actual.

Baltasar Garzón, juez

No me duelen prendas cuando digo que a mis ídolos les huelen los sobacos. Lo dije una vez, y lo repito ahora.

Como a todo “perro pichichi”, a mí también se me han subido a la chepa personas que además de captar mi atención, me han maravillado por su hacer y de alguna manera se han convertido en, -no un modelo a imitar, ¡pobre de mí!-, un cierto ideal que me gustaría, si pudiera, alcanzar. 

Eso ocurrió durante un tiempo, tampoco demasiado largo, lo normal. Enseguida descubrí que el ser humano es humano, o sea, es lo que es, nada menos y nada más. 

A partir de entonces admiro a personas, pero no las idealizo. Relativizo, pudiéramos entender, e intento tener en cuenta el aspecto que “me cuadra” descuidando los que no me molan en absoluto. O sea, puro utilitarismo. 

Viene esto a cuento de Baltasar Garzón, el juez estrella, que por estar en el candelero dicen los que dicen que vende su alma al diablo. 

Allá con lo que digan los que siempre están diciendo. 

Baltasar Garzón, y junto a él el juez Emilio Calatayud, para mí, es -son- quien me reconcilia con esa cosa tan excelsa, tan inalcanzable, tan lejana y tan inmaterial que, desde los tiempos más antiguos, representa la diosa de los ojos tapados, la balanza y la espada.
No digo más, porque mucho mejor que yo lo expresan estos blogs amigos cuyos textos deseo que leáis:

A Tea, con cariño, en el día de su partida


Tea ha dejado su casa. También ha dejado su calle, su patio y…, su huerto.

Tea ya no puede estar en donde ha estado la mayor parte de su vida.

Aquel endiablado y envidiable dinamismo que le permitía trajinar en esto y en aquello, andar de acá para allá, de la huerta a casa, de la iglesia a la calle, y de la compra al médico, se ha apagado por culpa de los años acumulados y de su cuerpo que se niega a soportar la soledad y la austeridad a que le tenía acostumbrado, que no sometido.

Desde ahora nos espera en una residencia para personas necesitadas de cuidados especializados, imposible de dispensar y de recibir en una pequeña casita molinera de hace más de 40 años…

Faltando Tea ¡qué será del huerto!, ausente la mano amiga que lo acarició y con mimo le hizo producir bellas flores y dulces ciruelas; el banco de Tea en la iglesia se ha vaciado, y el patio ha dejado de ser lugar de acogida y amable conversación; la calle también huérfana de quien por ella, antes a paso ligero, luego arrastrando los pies, tanto afanó e hilvanó conversación con unos y con otros.

Tenía que ser así, era inevitable; “así es la vida”, decimos, los hombros encogidos, cuando no sabemos o no tenemos otra cosa mejor que decir.

Pues eso, Tea, que nos dejas a todos un poco solos…

Según el Banco de España…

Los españoles conservan 1.750 millones de euros en pesetas aún sin canjear

Los españoles conservan 1.750 millones de euros en pesetas aún sin canjear  (Imagen: ARCHIVO)
  • Es una cantidad que supera el actual valor en Bolsa de empresas como Iberia, Antena 3 o Banco pastor.
  • El Banco de España ha canjeado unos 11 millones de euros este año.
  • A finales de julio había 933 millones de euros en billetes sin canjear y otros 817 millones en monedas de la antigua divisa.
–––––––––––––––––––––––––––––
A ojo, son aproximadamente trescientos mil millones (300.000.000.000) de pesetas. ¿Dónde están? ¿Tiene algún misterio esconderlos? ¿Pueden servir de garantía para el futuro, perfectamente empeorable? ¿Constituirán en su conjunto el tesoro de la misteriosa isla de Robert Louis Stevenson? Y lo que es más interesante: ¿caben todos juntos debajo de una baldosa o en el interior de un calcetín?

Palabra que servidor de ustedes no entiende absolutamente nada. Si alguien de los presentes tuviera la amabilidad de echarme un capote…

A vueltas, otra vez, con los crucifijos

Hace ya un tiempo escribí sobre el asunto polémico de la presencia de símbolos religiosos en los lugares públicos, en una sociedad que quiere ser respetuosa con todas las creencias, increencia incluida, y todas las personas.

Allí ya dije todo lo que yo pienso sobre esto: “A propósito de los crucifijos

He encontrado este otro artículo, con el que estoy de acuerdo. No tiene que haber polémicas, ni trifulcas, ni lamentos; menos, rasgarse las vestiduras; y nada, en absoluto, increpar a la parte contraria ni de buenas ni de malas maneras.

Cruces y Cristos... paredes y parados...

02.09.09 | 16:50. Archivado en Santiago Agrelo
Parece que alguien se propone una tarea ardua. Me refiero a la de retirar crucifijos de los lugares públicos. Tarea ardua, por no decir imposible, y no porque los cristianos vayan a crear dificultades –a los cristianos se les exige ser respetuosos con todo el mundo-, sino por la naturaleza misma de la empresa, pues se trata de retirar, no estatuas o ídolos, sino símbolos, y los símbolos se rebelan cuando alguien pretende suprimirlos, ya sea con razones o con leyes.
El crucifijo recuerda y representa –simboliza- a un hombre que pasó por el mundo haciendo el bien, y que fue violentado por la injusticia de los poderosos, acosado sobre todo por los poderes religiosos de su tiempo.
El crucifijo recuerda y representa a los humildes que nadie toma en consideración, a los oprimidos que no se rinden, a los excluidos que mantienen la esperanza.
Además, para muchos, el crucifijo recuerda y representa el amor que Dios les tiene y al que Dios los llama, la gracia y la justicia que Dios les ofrece y que ellos agradecen, la paz que sólo de Dios les puede venir y que nadie les puede quitar.
Se podrá retirar de los espacios públicos un símbolo, pero otros mil lo sustituirán. Por las aulas de las escuelas se pasearán la A y la Z, que evocan el principio y el fin; la T y la X, que forman la cruz; las JHS, que van diciendo «Jesús». ¡Hablará de Cristo todo el abecedario!
Y los niños dibujarán peces y panes y racimos, y el profesor hablará sentado en su cátedra y detrás de una mesa, y peces, pan y uvas, cátedra y mesa hablarán a su modo de un hombre de nombre Jesús, que se hizo palabra y comida para la vida de todos. Y desde las páginas de cualquier libro, se asomará al horizonte de la mirada el perfil de un velero, y entre las velas los ojos adivinarán la cruz. Con la cruz echaremos el ancla, y a la cruz amarraremos las estachas de nuestra embarcación.
¡Hasta el Juan Sebastián de Elcano habrá de ser desmantelado si no se quiere que los símbolos hablen de Cristo! Y si, cargados de razón, nos empeñásemos en que las paredes de los espacios públicos han de quedar en blanco, no podríamos evitar que aquel blanco, que ha superado los controles más escrupulosos de la laicidad, nos hablase de un hombre al que la resurrección revistió con luz de inmortalidad.
Y luego aún quedan ellos, los de siempre, hombres y mujeres que llenan los espacios públicos. Se podrá retirar de allí un crucifijo, todos los crucifijos, pero mientras no se retire al hombre, allí estará Cristo, con su cruz y con la nuestra.
Mejor nos iría, si nos dedicáramos todos a bajar de sus cruces a los pobres cristos: Menos preocupación por las paredes, y más atención a los parados, a los inmigrantes, a los sin techo, a los discapacitados, a los excluidos… ¡a Cristo!
+ Fr. Santiago Agrelo
Arzobispo de Tánger
Santiago Agrelo expresa su opinión, está en su derecho. Quienes expresan la suya, en sentido contrario, también ejercen el suyo. Haya paz, haya respeto mutuo, haya menos agresividad y dejemos que las paredes sustenten nuestros edificios y las personas, nuestra sociedad.
Que ya sabemos de sobra que mientras existan parados, inmigrantes, sin techo, discapacitados, excluidos, violencia de género masculino-femenino-y-neutro, explotación del ser humano, intransigencia-intolerancia, pobres de solemnidad y ricos de pura pornografía, no hacen falta otras imágenes ni símbolos, porque lo que éstos querrían expresar YA ESTÁ SUFICIENTEMENTE EXPRESADO.

El artículo citado lo tomé de Religión Digital

Saramago se va, lo deja…

Saramago se despide de su blog "El Cuaderno de Saramago".

Todas las mañanas me desayunaba con su artículo, pasaba el rato leyéndolo.

No era definitiva su palabra, pero era ponderada y emitía juicios y valoraciones a tener en cuenta.

No gustaba a todos, ya lo tenía observado. Así es la vida y los colores, para gustos. Claro que también hay quien no quiere ver, o, viendo, niega.

El caso es que ya no va a seguir, porque no quiere, porque tiene mucho más que hacer, porque esto no era demasiado importante, ¡qué más da!

Se cierra un blog, otro más, y ya van…, tropecientos.

Y se abren otros, y también mucha purrela.

Habrá que estar atentos a la morralla y quedarse con la perla, si se la encuentra.

Hola, soy Berto

Quiero hablaros de un nuevo inquilino en esta jaula de grillos que es mi vida. Mejor no, que lo haga él, que sabe hacerlo.

Me presento: soy Berto.
Tengo tres años largos. Soy de raza, al menos eso es lo que dicen. Beagle, que se pronuncia más o menos “bíguel”. Y tiene gracia la cosa, porque suena también más o menos como “míguel”, una de las formas con que se nombra por estos lugares al que es ahora mi amo.

El caso es que vengo a sustituir a Pancho, que está de faena, que ya le toca. Lo suyo, de Pancho, es la caza, y ahora está disfrutando tras las codornices; o son los conejos…; bueno, tras lo que sea, que yo de eso no tengo ni idea. Pancho se ha marchado porque han tocado a rebato y él es muy cumplidor.

Y hoy toca hablar de mí. Soy tranquilo, afectuoso, como un oso de peluche pero sin algodones que me cubran, ya que mi pelo, como podéis observar es corto. Muy suave al tacto, y brillante. Siempre estoy limpio, no importa por dónde me meta.

En casa me pego a los pies del jefe, y si se descuida se tropieza con mi cuerpo robusto y macizo. Que va a la cocina, allá me llego yo. Que está sentado leyendo o al ordenador, me arrebujo bien pegado a sus pies. Que sale al patio, yo me aposto tras la puerta y al volver él, si no tengo cuidado, me pilla y me hace chillar. Sólo cuando se va a la cama sé que ya no es momento de historias y me tumbo en el sillón de orejas.
Si me dejan solo, lloro amargamente. Así que procuran que esté siempre acompañado de Moli, que es veterana, y sabe de soledades y también de ausencia total de horarios, salvo para la salida al campo.
Soy de Carlos. Pero Carlos vive de alquiler, y el casero se lo tiene prohibido: nada de animales de compañía en esta casa. Y mientras consigue ganarse al buen señor, para que le permita mi grata convivencia, voy a estar aquí. Por tanto mi estancia en esta casa puede durar, o no durar, depende.

Y ya está. Ah, me olvidaba lo más importante. En el campo soy autista. Quiero decir que una vez pesco un rastro, de lo que sea, ya no hay manera de hacerme entrar el razón: empino el culo, levanto el rabo, agacho el hocico hacia la “huella”, y soy más bruto que un arado y más terco que una mula. Si me dejan, me pierdo y no vuelven a verme hasta pasados unos días. Por eso, de momento, salgo atado y bien atado.
Por lo demás, soy pacífico, conquistador –ni se sabe ya cuántos lances amorosos he tenido-, de mirada tierna con ese cerco oscuro que rodea mis ojazos, y una auténtica pesadez cuando me sacan de paseo: todo el mundo se queda mirándome. Y hay quien me abraza y ¡hasta me besa! ¡Puaf, qué asco de humanos babosones!

¿A que no lo ha hecho mal, el tipo este? ¡No, si labia tiene un rato!
Os voy a contar un secreto: tiene manía a la máquina de fotos. Para conseguir esta pose, le he tenido que engañar. ¡El muy bandido!
Si hay ocasión de ello, volveré a hablar de Berto y de sus aventuras. O dejaré que sea él quien nos las cuente.