El Valladolid más milagroso



Recorrido extraño el que nos propone Paz Altés por las calles de esta ciudad, hoy revestidas de modernidad, antaño sumidas en ambiente religioso del que poco o nada se “libraba”. Los numerosos y enormes conventos que ocupaban manzanas completas de la villa han dejado poca huella, y buscar en el Valladolid actual “el milagro” resulta esfuerzo vano. Aún así, Paz ha sido tan didáctica, que algo hemos captado y mucho imaginado.
El texto y las fotos son de ella. Yo me he limitado a portar el megáfono por si hacía falta, y a sacar alguna foto en el anochecer…

 
"El Valladolid más milagroso"
Lunes, 27 de junio de 2016, 20.30 horas. Lugar de encuentro: Plaza de España (junto a la fuente).

Itinerario: Plaza de España – Esquina calle Panaderos con calle Mantería – Iglesia del Santuario – Iglesia del Salvador – Catedral –  Calle de San Juan de Dios – Convento de la Concepción –  Iglesia de San Lorenzo

Iglesia de Santa Clara. Imagen actual. Tomada de http://vallisoletvm.blogspot.com.es/
1.            La primera comunidad religiosa que se instaló en Valladolid pertenecía a la Orden de las Clarisas. Era 1247… En el Convento de Santa Clara situamos los dos primeros “milagros” de esta ruta.

     “Las advertencias sonoras de don Alfonso de Castilla”. En la segunda mitad del siglo XV, don Alonso de Castilla y su esposa, doña Juana de Zúñiga y Niño, beneficiaron grandemente al Convento de Santa Clara, primer monasterio de la historia de Valladolid, cuya fundación se remonta a 1247. Don Alonso dispuso que, a su muerte, se le enterrase en una de las capillas de los pies de la iglesia; manifestando, en su testamento, que quería permanecer solo durante toda la eternidad. Años más tarde, cuando doña Juana estaba a punto de morir, sus hijos gestionaron su enterramiento junto al difunto don Alonso. Al difunto don Alonso no le pareció bien recibir compañía en su sepultura y, entonces, cada tarde, a la hora de los rezos vespertinos, las madres clarisas comenzaron a oír golpes, ruidos, susurros y quejidos que salían del sepulcro de don Alonso de Castilla. A partir de ese momento, las madres clarisas afirman escuchar esos mismos golpes y ruidos cada vez que en la familia de los Castilla va a producirse un deceso…
     “La Inmaculada que a punto estuvo de ser decapitada”. En el coro de la iglesia de Santa Clara se exhibe una imagen de la Inmaculada Concepción, obra del virtuosismo de Gregorio Fernández. Durante la Guerra de la Independencia, a comienzos del siglo XIX, las tropas francesas intentaron despojar a esta imagen de la corona de oro que lucía para fundirla e incorporarla a su botín de guerra. Lo intentaron y lo intentaron, pero les fue imposible separar la corona de la escultura. Entonces, se dispusieron a cortar la cabeza de la Virgen, pero, justo en ese momento, la corona se desprendió de la escultura y cayó al suelo. En la actualidad, la imagen de la Inmaculada se encuentra en la clausura del convento.

Convento de los Premostratenses o "Mostenses". Desaparecido. Tomada de http://vallisoletvm.blogspot.com.es/
Escuela Normal, Colegio y Museo. Imagen actual. Tomada de http://vallisoletvm.blogspot.com.es/
2.            “El padre Arnáiz, profeta y sanador”. Tiburcio Arnáiz y Muñoz nació en Valladolid en 1865, en la calle Panaderos. Se educó en el Colegio de los Mostenses (hoy colegio García Quintana) y pronto, llamado por una intensa vocación, ingresó en el seminario. Estudio Teología y encaminó su profesión hacia la orden de los jesuitas. Fue ordenado en 1890 y destinado a Málaga, donde realizaría una larga labor pastoral y social al frente de una parroquia muy muy pobre. En Málaga, la memoria del padre Arnáiz está muy presente; y es muy popular. Su proceso de beatificación está abierto y en él se han hecho constar diversos de los milagros que hizo en vida: la sanación milagrosa de una niña, experiencias de bilocación, dones proféticos, etc. El padre Arnáiz falleció en 1926.

Santuario Nacional de la Gran Promesa. Fotografía tomada de http://valladolidmonumental.blogspot.com.es/
3.            “Y Jesús anunció al padre Hoyos: Reinaré en España”. Bernardo de Hoyos nació en Torrelobatón en 1711 y falleció en Valladolid en 1735, con tan solo 24 años. Estudió con los jesuitas en Medina del Campo y Villagarcía y jesuita hizo sus votos como sacerdote. Cursó Teología en el Colegio de San Ambrosio, hoy Santuario Nacional, donde entró en contacto con el culto al Corazón de Jesús. Acabó sus días en el Colegio de San Ignacio, hoy parroquia de San Miguel, tras enfermar de un tifus muy rebelde. El 14 de mayo de 1733 (tenía 22 años), después de comulgar, recibió la llamada “Revelación de la Gran Promesa”: Dióseme a entender que no se me daban a gustar las riquezas de este Corazón para mí solo, sino para que por mí las gustasen otros. Pedí a toda la Santísima Trinidad la consecución de nuestros deseos, y pidiendo esta fiesta en especialidad para España, en que ni aun memoria parece hay de ella, me dijo Jesús: "Reinaré en España, y con más veneración que en otras muchas partes". El padre Hoyos fue declarado “venerable” en 1996 y beato en 2010. En estos momentos su causa de canonización sigue adelante.

Convento de la Santísima Trinidad. Reconstrucción imaginaria ofrecida por http://vallisoletvm.blogspot.com.es/
4.            “El totus tuus de San Simón”. Simón Ruiz de Navamuel y Rojas nació en Valladolid en 1522, en una casa que se encontraba donde hoy está la segunda capilla del lado del Evangelio de la catedral vallisoletana. Cuando tenía 16 años, recibió la aparición de tres ángeles vestidos con hábitos trinitarios que le invitaron a ser su compañero. En 1568 Simón tomó los hábitos e ingresó en el Convento de la Santísima Trinidad de Valladolid. Fue enviado a Salamanca y, en el viaje, se detuvo en Paradinas de San Juan para ofrecer una novena a la Virgen de las Virtudes. Estando allí, una noche, se le apareció la Virgen María con muchos ángeles y con fuego del cielo en sus manos; se lo aplicó a Simón en labios y lengua y le curó de su tartamudez. Se instaló en Madrid y, en 1601, Felipe III le encomendó la educación y cuidado espiritual de sus hijos. Simón de Rojas fue uno de los mayores apóstoles del Rosario que ha habido en la historia de la Iglesia; combatió su uso como “joya” y creó el llamado “Rosario del padre Rojas”, de 72 cuentas. Se le propusieron los obispados de Jaén y Valladolid, pero no los aceptó. Los martes de cada semana, visitaba a los presos de las cárceles de Villa y Corte, para transmitir consuelo a los condenados a muerte. Así hizo con don Rodrigo Calderón quien, tras sus encuentros con Simón de Rojas, afrontó su famosa muerte en el cadalso con tal serenidad, que “el pueblo de Madrid quedó sumido en un gran silencio”. En 1624, la Virgen le anunció su tránsito inminente. El 27 de septiembre, tras el rezo de maitines, despidió a sus compañeros con un abrazo y les regaló a todos un rosario; luego se quedó solo en el coro, orando. A la mañana siguiente, lo encontraron inconsciente en su celda. Ya no se recuperó y falleció dos días después. La ciudad de Madrid quedó conmocionada por la noticia. Isabel de Borbón envió a sus tres mejores pintores de cámara para que lo retratasen muerto. Uno de ellos era Velázquez. Además, mandó que con el hábito de Simón de Rojas se hicieran ropillas para sus hijos. Lope de Vega lloró desconsolado en un rincón de la iglesia trinitaria. El proceso de beatificación se inició muy pronto, con declaraciones de varios centenares de testigos representativos de toda la sociedad española del momento: la reina, obispos, teólogos, religiosos de varias órdenes, literatos, nobles, gente del pueblo llano… Simón de Rojas fue beatificado en 1766 y canonizado en 1988. Y una curiosidad: para San Simón de Rojas, ser esclavo de María significaba entrega total a ella: Totus tuus, era su lema. ¿Os suena?

Iglesia del Santísimo Salvador. Imagen actual. Tomada de http://www.wikiwand.com/
5.            ¡Tente, bobo!, dijo fray Pedro”. En esta iglesia se venera a San Pedro Regalado, patrón de Valladolid desde su canonización en 1746 y de los toreros desde mediados del siglo XX. A Pedro Regalado o Pedro de la Costanilla, nacido judío en el Valladolid de 1390 –y religioso franciscano desde que lo reclutara fray Pedro de Villacreces–, se le atribuyen muchísimos milagros: bilocación, curaciones, etc., aunque quizás el más popular sea el conocido como “Tente bobo”: “Saliendo San Pedro Regalado del convento del Abrojo para Valladolid, sin saber que hubiese fiesta de toros, se escapó uno de la plaza y le acometió furioso. El santo, después de implorar al cielo, le mandó que se postrase y lo ejecutó rendido. Quitóle el santo las garrochas y, echándole la bendición, le mandó que se fuese sin que hiciese mal a nadie, lo que ejecutó el bruto” (así lo narra el pintor Diego de Frutos en su famoso lienzo). Popularmente, se dice que San Pedro Regalado, al parar a aquel toro, le increpó diciendo: “Tente, bobo”.

Palacio Arzobispal. Imagen actual. Tomada de twiga_swala, en http://www.flickriver.com/
6.            “Marina Escobar, la mujer de los mil y un prodigios”. Marina de Escobar nació en Valladolid en 1554. Desde joven llevó una profunda vida de piedad; hizo voto de castidad y pobreza. Se dice que intentó profesar al lado de Santa Teresa, pero que esta no lo consideró oportuno. Marina Escobar fundó entonces la rama española de la Orden Brigidina, pero falleció antes de poder ingresar en el primer monasterio. Fue una mujer de débil salud, que, a partir de los cincuenta permaneció confinada en su cama, en la casa heredada de sus padres en la hoy calle San Juan de Dios (junto al Palacio Arzobispal), desde donde, ejerció como consejera espiritual –y de otra índole– de las gentes de la Corte. Desde su habitación, doña Marina visionó la muerte de Rodrigo Calderón; tuvo encuentros frecuentes con Cristo, la Virgen, los santos y fue transportada en ocasiones por los ángeles. Sanó milagrosamente a la hija de Felipe III, Ana de Austria, cuando esta tenía ocho meses. Marina de Escobar tuvo muchísimas revelaciones divinas y visiones que fueron registradas por su confesor, el jesuita Luis de Lapuente. La Iglesia reconoce su condición de “venerable”.

Convento de Nuestra Señora de la Concepción. Imagen actual. Tomada de http://valladolidmonumental.blogspot.com.es/
7.            “La rosa eterna de la madre Sorazu”. María de los Ángeles Sorazu, nació en Zumaya (Guipuzcoa) en 1873 y falleció en Valladolid en 1921, a los 48 años de edad. Pasó con su familia desgracias y privaciones. Entró a los trece años a trabajar como doncella con una familia de San Sebastián y después se empleó en una fábrica textil en Tolosa. Su confesor le recomendó que estudiara música para poder entrar en un convento sin tener que depositar una dote. Así lo hizo y con 18 años, ingresó como cantora de coro, en el Convento de la Purísima Concepción de Valladolid. Recibió como nombre Sor María de los Ángeles. En 1904, fue elegida abadesa, cargo que desempeñó hasta su fallecimiento. A comienzos del siglo XX, sor Ángeles y su inseparable compañera sor Natividad, plantaron sendos cipreses en un rincón del claustro del convento. Cuando los árboles crecieron, sus troncos se unieron de forma prodigiosa. Al fallecer, fue enterrada en el claustro con un catecismo del padre Astete, tal y como ella quería. A mediados de siglo, las hermanas quisieron reunir en una cripta los restos de las hermanas enterradas en tierra durante décadas. Evidentemente, era imposible identificar los restos exhumados, pero –en palabras de la abadesa–: “El Señor de los Cielos nos alumbró en su grandísima bondad y encontramos un féretro en perfecto estado de conservación, protegido por las raíces del ciprés plantado por sor Ángeles”. En su interior se encontraron fragmentos del catecismo de Astete… En el convento se venera una rosa que no se marchita y que permanece viva sobre el sepulcro de Ángeles Sorazu, desde que la depositara allí una joven que había sido curada por intersección de sor Ángeles…

Iglesia de San Lorenzo. Imagen actual. Tomada de http://pasos-palios.blogspot.com.es/
8. “Un milagro, bien vale una iglesia nueva”. El gran benefactor de la iglesia de San Lorenzo fue Pedro Niño y se dice que fue por los prodigios que la Virgen obró en su hija Guiomar, sanándola, primero, y resucitándola, después, tras su muerte. La tradición dice que don Pedro sustituyó el manto de la Virgen para llevar el verdadero a su casa y así imponérselo a su hija muy enferma. En primera instancia, la niña sanó; pero, algún tiempo después, falleció súbitamente. Don Pedro Niño tuvo por cierto que la causa de esta muerte era el asunto del manto e imploró nuevamente a la Virgen de San Lorenzo la curación de su hija, prometiéndole la edificación de un nuevo templo si esta se producía. 




Si Don Pedro levantara la cabeza, volvería a dejarla caer del susto que le diera el nuevo edificio que es ahora casa de la Patrona. Ejemplo de lo que no se debe hacer, y muestra de cómo en esta ciudad se han tratado palacios, conventos, iglesias y casonas con historia.
Aprovechando el paseo que Paz dirigía según el curso de la santidad vallisoletana, recogí algunos detalles urbanos que aún conservan cierta dignidad.
Las prisas y la noche no dieron para más…



a

¿Sorpasso? ¡Sorpresa!



Entre que era domingo y me debía a mis obligaciones y que estuve ocupando los tiempos libres en subir videos a youtube para mi publicación de ayer, además de acercarme religiosamente a la otra mesa para depositar el voto y alguna otra cosilla más, no me ocupé ni preocupé en absoluto de cuál pudiera ser el resultado final de esta jornada en la que gozosamente se concentra toda nuestra actividad democrática.
He de decir que también fui engañado por los futurólogos; me creí a pies juntillas el resultado que pronosticaban. No tengo palabras. Claro que tampoco hacen falta; a la vista está. Dígase lo que se diga, todos han ganado, nadie tiene que repasar lo hecho y dicho en este tiempo, y a partir de ahora… más de lo mismo.
Reconozco que estoy sorprendido. Aún así, no me pesa. Al contrario, estoy deseando que sigan sorprendiéndome. A ver con qué nos salen ahora…
Por mi parte, sigo en la pura normalidad. Eso creo, al menos. Acabo de entregar mi muestra para que la analicen, porque mi médica favorita quiere que pase control anual. Sea pues. En esto no espero novedades que resulten preocupantes. Ya veremos…

Lo que no pude ver, estando presente





Una ceremonia así no es frecuente en estos pagos. No digo que no las haya habido, sino que una tan especial como ésta, constituye un episodio único en la vida de una persona como yo. Por eso quería verla completa y no perderme detalle. Estuve lo que duró, y oír oí, pero ver, casi nada. Por eso he buscado para completar mi información sobre este particular.
La ordenación episcopal de Luis ha supuesto todo un conjunto de sucesos, desde que se publicó su designación el pasado día 4 de abril, cuyo centro lo constituye la Eucaristía dentro de la cual tiene lugar. A tan magna ceremonia asisten las fuerzas vivas de la ciudad y mitrados de los contornos y algo más allá, concretamente veintiséis. Curas, imposible calcular. Pueblo fiel, a rebosar.
La liturgia correspondió a la fiesta del Sagrado Corazón, la que tocaba. Y todo discurrió como es usual, salvo la ordenación episcopal propiamente dicha, que se encajó entre las lecturas y el ofertorio.
Destaco este momento en que el hermano del elegido tras leer la Primera Lectura cede el ambón a su hija para que recite el Salmo. En cuanto entonó el responsorio, una pléyade de fotógrafos la ocultaron de mi vista. Ahora puedo disfrutarla.



Tras la lectura del Evangelio y la invocación al Espíritu Santo con el canto Veni Creator…


1. Presentación del elegido con la lectura del Mandato Apostólico

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FRANCISCO, OBISPO, Siervo de los Siervos de Dios, a nuestro querido hijo Luis Javier Argüello García, Vicario General de la Sede Metropolitana de Valladolid, nombrado Obispo Auxiliar de la misma Iglesia con el título de Ipagro, nuestro saludo y Bendición Apostólica.
Puesto que los cargos de los Pastores resultan cada día más agotadores, suele el Romano Pontífice asignarles Obispos colaboradores. Y deseando atender la solicitud, en la que Nuestro Venerable Hermano Ricardo Blázquez Pérez, Cardenal de la Santa Iglesia Romana, Arzobispo Metropolitano de Valladolid, pidió recientemente un Obispo Auxiliar, hemos considerado, querido hijo, que tú, dotado de cualidades comprobadas y perito en los asuntos eclesiásticos de ese lugar, eres el idóneo para desempeñar dicho cargo.
Así pues, con el consejo de la Congregación para los Obispos, por Nuestra Potestad Apostólica, te elegimos Obispo Auxiliar de Valladolid y te asignamos el título de Ipagro, con todos los derechos y obligaciones anejos a la dignidad episcopal y a tal cargo, según norma del derecho.
Puedes recibir con nuestra anuencia la ordenación de cualquier Obispo católico fuera de la ciudad de Roma, cumpliendo las normas litúrgicas y haciendo de antemano la profesión de fe católica y el juramento de fidelidad a Nos y a Nuestros Sucesores según el Código de Derecho Canónico.
Procura finalmente, querido hijo, que, siguiendo los luminosos ejemplos de Cristo, Maestro divino, que “no vino a ser servido sino a servir” (Mt 20, 28), trabajes tan diligentemente que proporciones al experto Prelado de Valladolid, en la querida España, la ayuda deseada, y seas para sus fieles de la máxima utilidad.
Los dones del Espíritu Paráclico, con la protección de la Bienaventurada Virgen María, te sostengan y consuelen siempre.
Dado en Roma, junto a San Pedro, el día catorce del mes de abril, del año dos mil dieciséis, Jubileo de la Misericordia, cuarto de Nuestro Pontificado.
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Marcelo Rossetti, protonotario apostólico


2. Promesa del elegido
Sí, quiero, con la ayuda de Dios.

3. Súplica litánica
Escucha, Señor, nuestra oración,
para que al derramar sobre este siervo tuyo la plenitud de la gracia sacerdotal,
descienda sobre él la fuerza de tu bendición.

4. Imposición de Manos

5. Plegaria de Ordenación
…INFUNDE AHORA SOBRE ÉSTE TU ELEGIDO
LA FUERZA QUE DE TI PROCEDE:
EL ESPÍRITU DE GOBIERNO
QUE DISTE A TU AMADO HIJO JESUCRISTO,
Y ÉL, A SU VEZ, COMUNICÓ A LOS SANTOS APÓSTOLES,
QUIENES ESTABLECIERON LA IGLESIA
COMO SANTUARIO TUYO
EN CADA LUGAR,
PARA GLORIA
Y ALABANZA INCESANTE DE TU NOMBRE.

6. Unción con el Santo Crisma
Dios, que te ha hecho partícipe del sumo sacerdocio de Cristo,
derrame sobre ti el bálsamo de la unción,
y con sus bendiciones te haga abundar en frutos.

7. Entrega de los Signos del Ministerio

a) El Evangelio
Recibe el Evangelio,
y proclama la Palabra de Dios con deseo de instruir y con toda paciencia.

b) El Anillo
Recibe este anillo, signo de fidelidad,
y permanece fiel a la Iglesia, Esposa de Cristo. 

c) La Mitra
Recibe la mitra,
brille en ti el resplandor de la santidad,
para que, cuando aparezca el Príncipe de los pastores,
merezcas recibir la corona de gloria que no se marchita.

d) El Báculo
Recibe el báculo, signo del ministerio episcopal,
y cuida de todo el rebaño que el Espíritu Santo te ha encargado guardar,
como pastor de la Iglesia de Dios.


Terminada la Comunión, llegaron los Gestos Finales:

El saludo del nuevo obispo al Pueblo


El comunicado del nuevo obispo
 ¡Veni lumen cordium!

[Nota final: no entiendo cómo en una ceremonia de este calibre, en la catedral, se permite que actúen tan "por libre" y como "al asalto" los reporteros gráficos. ¡¿Tendrá que ser así?!]

¿Brexit… iendo? ¡Resistiendo!



Este gerundio –el primero– no creo que esté autorizado, pero está de actualidad. United Kindong lo ha puesto en primera plana para escarnio general, porque cada quien lo lleva alojado en su mochila para por si acaso. No sólo son tiempos malos para el asociacionismo; corren vientos huracanados de individualismo y de “sálveme yo por encima de cualquiera”.
En La Cañada lo sabemos muy bien, está grabado en nuestra historia. La unión hace la fuerza funcionó y están los resultados a la vista. Pero pudo más el “yo”, “me” y “mí” que el “nosotros” que hizo posible lo que llegamos a ser y aún sigue coleando…
Pero languideciendo, hay que reconocerlo.

Gracias por este pregón, señor concejal, con que nos has regalado en la inauguración de las fiestas del barrio. Tus amables palabras no devuelven el pasado, pero lo colocan en su punto.

Aunque atinado, no muy oportuno me parece el motivo musical que acompaña a las imágenes recuerdo de las fiestas del pasado 2015, visionadas a continuación. A su pesar, la letra de “Dulce introducción al caos”, de Extremoduro, sirve de acicate, al menos para mí, para no cejar ni consentir aflojar la tensión… necesaria para sentirme vivo. Donde nunca pasa nada, de vez en cuando algo interesante nos sorprende.

Animados y doblemente jóvenes entusiasmantes, nos ofrecieron retazos de Zarzuela, como ya lo hicieran… en aquellos lejanos años ochenta, pletóricos de ganas, incertidumbre y todo por alcanzar. El tiempo no pasa en balde, deja su huella; mas no tiene –ni le corresponde– la última palabra.
Claro que ahora las partituras musicales van en tablet, y eso mola cantidad.

Cervantes en Valladolid, Valladolid en Cervantes



Como lo prometido es deuda, Paz Altés nos invita a ver nuestra ciudad al hilo de lo que vivió y escribió aquí el autor del Quijote, Miguel de Cervantes. Estaba pendiente desde hace tiempo, y a las 20:30 horas del lunes día 20, nos cita en la fuente de la Plaza de Zorrilla para callejear con sentido por estas calles de sobra conocidas, pero no suficientemente contempladas.
En medio de un tráfico aún sonoro, de paseantes sin prisas y de terrazas a rebosar, ante un sol potente en su ocaso, comenzamos.

Cervantes en Valladolid, Valladolid en Cervantes

Casa de Cervantes – Calle de Miguel Íscar – Casa Mantilla –Calle de Santiago esquina con calle de Santa María – Antigua Acera de San Francisco – Plaza de Fuente Dorada – Plaza de la Universidad


1.º La casa de Cervantes y familia. [Casa de Cervantes]

Es posible que Miguel de Cervantes aprendiese a leer y a escribir en Valladolid, porque la primera vez que vino a nuestra ciudad tenía 5 años. Fue en 1551 y, durante casi dos años, el niño Miguel y su familia se instalaron en una casa alquilada, de dos pisos, en la Acera de Sancti Spiritus (frente al Hospital Militar). Cervantes llegó acompañado de su abuela paterna (Leonor), su tía María Cervantes y una hija de esta (Martina), sus padres (Leonor y Rodrigo), sus hermanos Andrea, Luisa y Rodrigo. En Valladolid nació la benjamina: Magdalena. En ese tiempo, la familia vivía del dinero de la tía María (que había vendido una casa en Alcalá) y del poco dinero que ingresaba Rodrigo Cervantes, como “sacamuelas, sangrador y barbero”.

La segunda vez que Cervantes vino a Valladolid tenía 57 años –una persona bastante mayor para la época–. Era el verano de 1603 y la Corte de Felipe III acababa de instalarse en la ciudad, que ya había ganado la condición como tal (1596). Miguel de Cervantes venía de Sevilla (donde había estado en prisión) y le acompañaban: sus hermanas Magdalena y Andrea; su hija natural, Isabel; su sobrina Constanza; y una sirvienta, María de Ceballos. Muy pronto, en Valladolid, comenzó a conocérselas como “las Cervantas”. En el camino de Sevilla a Valladolid, Cervantes dejó el manuscrito de El Quijote, al impresor madrileño Francisco de Robles. En esta segunda estancia en Valladolid, la familia vivía de lo que “las Cervantas” ganaban cosiendo y lavando “para fuera”; y de los pocos ingresos que a Miguel de Cervantes le proporcionaba la literatura.

Miguel de Cervantes arrendó una de las viviendas que Juan de Nates acababa de construir en el llamado Rastro de los Carneros –matadero de reses del lugar–. A Juan de Nates, le sucedieron diversos propietarios, hasta que en 1912, Alfonso XIII –con dinero propio– (representado por el marqués de Vega Inclán) y la Hispanic Society (representado por Archer Huntington) las adquirieron a sus entonces propietarias por 40.000 pesetas. Cervantes y su familia ocuparon una de las viviendas del segundo piso del número 14. En el bajo de la casa había una taberna; y en cada piso, vecinos a izquierda y derecha. En 1866, el profesor José Santamaría de Hita, que llevaba tiempo estudiando el inmueble, descubrió en una de las paredes del portal una sencilla cruz grabada, que se interpretó como certificación de que aquella era la casa en la que había fallecido Gaspar de Ezpeleta y, por lo tanto, la casa en la que había vivido Cervantes en 1605. Cervantes y su familia residieron en Valladolid hasta 1608, dos años después de que la Corte volviera a Madrid.



2.º La muerte del caballero Ezpeleta. [calle de Miguel Íscar]

El 27 de junio de 1605, hacia las 11 de la noche, un embozado salió al paso del caballero navarro Gaspar de Ezpeleta, a la altura del puente sobre el Esgueva, frente al Rastro de los Carneros. El hombre asaltó a Ezpeleta, le propinó dos estocadas y huyó. A los gritos de socorro del herido acudió Luis de Garibay quien, con ayuda de Miguel de Cervantes (que también salió de casa para ayudar), llevó a Ezpeleta hasta casa de su madre, Luisa de Montoya, titular de la vivienda de enfrente de la de la familia Cervantes, en el segundo piso del número 14 de la calle nueva del Rastro. Ezpeleta falleció al día siguiente, de madrugada. Para entonces, el alcalde de villa y corte ya había iniciado pesquisas para averiguar qué había pasado.


3.º El hospital de El casamiento engañoso / El coloquio de los perros. [Casa Mantilla]

"Salía del Hospital de la Resurrección, que está en Valladolid, fuera de la Puerta del Campo, un soldado que, por servirle su espada de báculo y por la flaqueza de sus piernas y amarillez de su rostro, mostraba bien claro que, aunque no era el tiempo muy caluroso, debía de haber sudado en veinte días todo el humor que quizá granjeó en una hora. Iba haciendo pinitos y dando traspiés, como convaleciente; y al entrar por la puerta de la ciudad, vio que hacia él venía un su amigo, a quien no había visto en más de seis meses; el cual, santiguándose como si viera alguna mala visión, llegándose a él, le dijo: -¿Qué es esto, señor alférez Campuzano?"


5.º Cervantes, interrogado en la Cárcel de Corte. [Calle de Santiago, esquina a calle de Santa María]

Durante la estancia de la Corte de Felipe III en Valladolid, los asuntos de orden público que acontecían en el lugar los juzgaba el llamado “alcalde de villa y corte”, cuyo “cuartel general” era la “cárcel de corte”, la cual, desde 1603 se encontraba en la conocida como Casa del Canónigo (hoy calle de Santiago, 15). Tras el asesinato de Gaspar de Ezpeleta, todos los vecinos de las casas del Rastro e inmediaciones fueron interrogados en dicha “cárcel”, aunque ninguno de ellos fue realmente encarcelado sino que todos volvieron a casa bajo fianza, cuando el interrogatorio finalizó. El expediente en el que se recoge todo este proceso, viajó a Madrid cuando la Corte volvió allí, en 1606. En la actualidad se conserva en la Real Academia Española. Además de a los vecinos, el alcalde de villa y corte también tomó declaración, entre otros, a Gaspar de Ezpeleta en su lecho de muerte –en su declaración no aclaró la identidad del asaltante– y a la patrona de la pensión en la que se hospedaba Ezpeleta en la calle de los Manteros (hoy Mantería). Esta última puso a los investigadores sobre la pista de la verdadera “vida” que llevaba Gaspar de Ezpeleta y contó cómo, después de conocerse su muerte, una mujer había ido a verla diciéndole que Ezpeleta le había robado unas joyas. Al parecer, esta mujer, que estaba casada, era una de las amantes de Ezpeleta…


6.º Los consejos de El licenciado Vidriera en la Acera de San Francisco. [Plaza Mayor, antigua Acera de San Francisco]

"No pregunto eso, sino que cuál es mejor lugar: ¿Valladolid o Madrid? Y respondió: De Madrid, los estremos; de Valladolid, los medios. No lo entiendo repitió el que se lo preguntaba. Y dijo: De Madrid, cielo y suelo; de Valladolid, los entresuelos.”

Aquí, en la Acera de San Francisco, había a comienzos del siglo XVII, un gran convento franciscano. En él quiso enterrarse Gaspar de Ezpeleta y así se hizo. Para sufragar sus últimas voluntades, su amigo, el marqués de Falces, vendió las pertenencias de Ezpeleta. Para ello tuvo que solicitar al alcalde de villa y corte que se las entregase y fue entonces cuando, al cotejar los objetos que el finado llevaba encima y lo que de él se había recogido en la pensión en que vivía, se vio que en los bolsillos del jubón había dos pares de pendientes cuya descripción coincidía con los que la amante de Ezpeleta había echado en falta. En el mismo bolsillo se encontró también un papel escrito y bien doblado. Pero lo que allí ponía no fue registrado en el expediente, presuntamente porque el alcalde de villa y corte quiso encubrir algo o a alguien… Ahí acaba esa historia…


7.º El caño dorado en La ilustre fregona. [Plaza de Fuente Dorada]

“Los mancebos, con solo un criado y a caballo en dos muy buenas y caseras mulas, salieron a ver la fuente de Argales, famosa por su antigüedad y sus aguas, a despecho del Caño Dorado y de la reverenda Priora, con paz sea dicho de Leganitos y de la estremadísima fuente Castellana, en cuya competencia pueden callar Corpa y la Pizarra de la Mancha. Llegaron a Argales, y cuando creyó el criado que sacaba Avendaño de las bolsas del cojín alguna cosa con que beber, vio que sacó una carta cerrada, diciéndole que luego al punto volviese a la ciudad y se la diese a su ayo, y que en dándosela les esperase en la puerta del Campo.”

Hemos visto que Cervantes escribió en Valladolid El licenciado vidriera y El casamiento engañoso/El coloquio de los perros. En ambas obras, parte de la acción acontece en Valladolid. Sin embargo, hay otras obras cervantinas en la que también se nombra a Valladolid, aunque el escritor no las escribiese aquí. A saber: La gitanilla (se cita la iglesia de San Llorente), La Galatea (se cita el río Pisuerga), La ilustre fregona (se cita la Fuente Dorada) y Los habladores (se cita la plaza del Ochavo).


8.º La estatua de Cervantes y otros homenajes vallisoletanos a Miguel de Cervantes. [Plaza de la Universidad]

Desde que en 1866, se declaró oficialmente que la Casa de Cervantes en el Rastro era auténtica, Valladolid ha protagonizado diversos gestos en homenaje al autor de El Quijote: colocación de la estatua de Mariano Pérez Mínguez (1877 y 1889); asignación de nombres cervantinos a calles de la ciudad (calle de Cervantes; calle del Licenciado Vidriera; calle de La Galatea; Pasaje de Dulcinea…); asignación de nombre a un colegio público (C.P. “Miguel de Cervantes”, Delicias); asignación de nombre al teatro construido por Nicasio Pérez (operativo hasta 1929) en la calle de Santa Lucía: Teatro Cervantes; asignación de nombre a un segundo teatro en la calle del Santuario; etc.