El Valladolid más milagroso



Recorrido extraño el que nos propone Paz Altés por las calles de esta ciudad, hoy revestidas de modernidad, antaño sumidas en ambiente religioso del que poco o nada se “libraba”. Los numerosos y enormes conventos que ocupaban manzanas completas de la villa han dejado poca huella, y buscar en el Valladolid actual “el milagro” resulta esfuerzo vano. Aún así, Paz ha sido tan didáctica, que algo hemos captado y mucho imaginado.
El texto y las fotos son de ella. Yo me he limitado a portar el megáfono por si hacía falta, y a sacar alguna foto en el anochecer…

 
"El Valladolid más milagroso"
Lunes, 27 de junio de 2016, 20.30 horas. Lugar de encuentro: Plaza de España (junto a la fuente).

Itinerario: Plaza de España – Esquina calle Panaderos con calle Mantería – Iglesia del Santuario – Iglesia del Salvador – Catedral –  Calle de San Juan de Dios – Convento de la Concepción –  Iglesia de San Lorenzo

Iglesia de Santa Clara. Imagen actual. Tomada de http://vallisoletvm.blogspot.com.es/
1.            La primera comunidad religiosa que se instaló en Valladolid pertenecía a la Orden de las Clarisas. Era 1247… En el Convento de Santa Clara situamos los dos primeros “milagros” de esta ruta.

     “Las advertencias sonoras de don Alfonso de Castilla”. En la segunda mitad del siglo XV, don Alonso de Castilla y su esposa, doña Juana de Zúñiga y Niño, beneficiaron grandemente al Convento de Santa Clara, primer monasterio de la historia de Valladolid, cuya fundación se remonta a 1247. Don Alonso dispuso que, a su muerte, se le enterrase en una de las capillas de los pies de la iglesia; manifestando, en su testamento, que quería permanecer solo durante toda la eternidad. Años más tarde, cuando doña Juana estaba a punto de morir, sus hijos gestionaron su enterramiento junto al difunto don Alonso. Al difunto don Alonso no le pareció bien recibir compañía en su sepultura y, entonces, cada tarde, a la hora de los rezos vespertinos, las madres clarisas comenzaron a oír golpes, ruidos, susurros y quejidos que salían del sepulcro de don Alonso de Castilla. A partir de ese momento, las madres clarisas afirman escuchar esos mismos golpes y ruidos cada vez que en la familia de los Castilla va a producirse un deceso…
     “La Inmaculada que a punto estuvo de ser decapitada”. En el coro de la iglesia de Santa Clara se exhibe una imagen de la Inmaculada Concepción, obra del virtuosismo de Gregorio Fernández. Durante la Guerra de la Independencia, a comienzos del siglo XIX, las tropas francesas intentaron despojar a esta imagen de la corona de oro que lucía para fundirla e incorporarla a su botín de guerra. Lo intentaron y lo intentaron, pero les fue imposible separar la corona de la escultura. Entonces, se dispusieron a cortar la cabeza de la Virgen, pero, justo en ese momento, la corona se desprendió de la escultura y cayó al suelo. En la actualidad, la imagen de la Inmaculada se encuentra en la clausura del convento.

Convento de los Premostratenses o "Mostenses". Desaparecido. Tomada de http://vallisoletvm.blogspot.com.es/
Escuela Normal, Colegio y Museo. Imagen actual. Tomada de http://vallisoletvm.blogspot.com.es/
2.            “El padre Arnáiz, profeta y sanador”. Tiburcio Arnáiz y Muñoz nació en Valladolid en 1865, en la calle Panaderos. Se educó en el Colegio de los Mostenses (hoy colegio García Quintana) y pronto, llamado por una intensa vocación, ingresó en el seminario. Estudio Teología y encaminó su profesión hacia la orden de los jesuitas. Fue ordenado en 1890 y destinado a Málaga, donde realizaría una larga labor pastoral y social al frente de una parroquia muy muy pobre. En Málaga, la memoria del padre Arnáiz está muy presente; y es muy popular. Su proceso de beatificación está abierto y en él se han hecho constar diversos de los milagros que hizo en vida: la sanación milagrosa de una niña, experiencias de bilocación, dones proféticos, etc. El padre Arnáiz falleció en 1926.

Santuario Nacional de la Gran Promesa. Fotografía tomada de http://valladolidmonumental.blogspot.com.es/
3.            “Y Jesús anunció al padre Hoyos: Reinaré en España”. Bernardo de Hoyos nació en Torrelobatón en 1711 y falleció en Valladolid en 1735, con tan solo 24 años. Estudió con los jesuitas en Medina del Campo y Villagarcía y jesuita hizo sus votos como sacerdote. Cursó Teología en el Colegio de San Ambrosio, hoy Santuario Nacional, donde entró en contacto con el culto al Corazón de Jesús. Acabó sus días en el Colegio de San Ignacio, hoy parroquia de San Miguel, tras enfermar de un tifus muy rebelde. El 14 de mayo de 1733 (tenía 22 años), después de comulgar, recibió la llamada “Revelación de la Gran Promesa”: Dióseme a entender que no se me daban a gustar las riquezas de este Corazón para mí solo, sino para que por mí las gustasen otros. Pedí a toda la Santísima Trinidad la consecución de nuestros deseos, y pidiendo esta fiesta en especialidad para España, en que ni aun memoria parece hay de ella, me dijo Jesús: "Reinaré en España, y con más veneración que en otras muchas partes". El padre Hoyos fue declarado “venerable” en 1996 y beato en 2010. En estos momentos su causa de canonización sigue adelante.

Convento de la Santísima Trinidad. Reconstrucción imaginaria ofrecida por http://vallisoletvm.blogspot.com.es/
4.            “El totus tuus de San Simón”. Simón Ruiz de Navamuel y Rojas nació en Valladolid en 1522, en una casa que se encontraba donde hoy está la segunda capilla del lado del Evangelio de la catedral vallisoletana. Cuando tenía 16 años, recibió la aparición de tres ángeles vestidos con hábitos trinitarios que le invitaron a ser su compañero. En 1568 Simón tomó los hábitos e ingresó en el Convento de la Santísima Trinidad de Valladolid. Fue enviado a Salamanca y, en el viaje, se detuvo en Paradinas de San Juan para ofrecer una novena a la Virgen de las Virtudes. Estando allí, una noche, se le apareció la Virgen María con muchos ángeles y con fuego del cielo en sus manos; se lo aplicó a Simón en labios y lengua y le curó de su tartamudez. Se instaló en Madrid y, en 1601, Felipe III le encomendó la educación y cuidado espiritual de sus hijos. Simón de Rojas fue uno de los mayores apóstoles del Rosario que ha habido en la historia de la Iglesia; combatió su uso como “joya” y creó el llamado “Rosario del padre Rojas”, de 72 cuentas. Se le propusieron los obispados de Jaén y Valladolid, pero no los aceptó. Los martes de cada semana, visitaba a los presos de las cárceles de Villa y Corte, para transmitir consuelo a los condenados a muerte. Así hizo con don Rodrigo Calderón quien, tras sus encuentros con Simón de Rojas, afrontó su famosa muerte en el cadalso con tal serenidad, que “el pueblo de Madrid quedó sumido en un gran silencio”. En 1624, la Virgen le anunció su tránsito inminente. El 27 de septiembre, tras el rezo de maitines, despidió a sus compañeros con un abrazo y les regaló a todos un rosario; luego se quedó solo en el coro, orando. A la mañana siguiente, lo encontraron inconsciente en su celda. Ya no se recuperó y falleció dos días después. La ciudad de Madrid quedó conmocionada por la noticia. Isabel de Borbón envió a sus tres mejores pintores de cámara para que lo retratasen muerto. Uno de ellos era Velázquez. Además, mandó que con el hábito de Simón de Rojas se hicieran ropillas para sus hijos. Lope de Vega lloró desconsolado en un rincón de la iglesia trinitaria. El proceso de beatificación se inició muy pronto, con declaraciones de varios centenares de testigos representativos de toda la sociedad española del momento: la reina, obispos, teólogos, religiosos de varias órdenes, literatos, nobles, gente del pueblo llano… Simón de Rojas fue beatificado en 1766 y canonizado en 1988. Y una curiosidad: para San Simón de Rojas, ser esclavo de María significaba entrega total a ella: Totus tuus, era su lema. ¿Os suena?

Iglesia del Santísimo Salvador. Imagen actual. Tomada de http://www.wikiwand.com/
5.            ¡Tente, bobo!, dijo fray Pedro”. En esta iglesia se venera a San Pedro Regalado, patrón de Valladolid desde su canonización en 1746 y de los toreros desde mediados del siglo XX. A Pedro Regalado o Pedro de la Costanilla, nacido judío en el Valladolid de 1390 –y religioso franciscano desde que lo reclutara fray Pedro de Villacreces–, se le atribuyen muchísimos milagros: bilocación, curaciones, etc., aunque quizás el más popular sea el conocido como “Tente bobo”: “Saliendo San Pedro Regalado del convento del Abrojo para Valladolid, sin saber que hubiese fiesta de toros, se escapó uno de la plaza y le acometió furioso. El santo, después de implorar al cielo, le mandó que se postrase y lo ejecutó rendido. Quitóle el santo las garrochas y, echándole la bendición, le mandó que se fuese sin que hiciese mal a nadie, lo que ejecutó el bruto” (así lo narra el pintor Diego de Frutos en su famoso lienzo). Popularmente, se dice que San Pedro Regalado, al parar a aquel toro, le increpó diciendo: “Tente, bobo”.

Palacio Arzobispal. Imagen actual. Tomada de twiga_swala, en http://www.flickriver.com/
6.            “Marina Escobar, la mujer de los mil y un prodigios”. Marina de Escobar nació en Valladolid en 1554. Desde joven llevó una profunda vida de piedad; hizo voto de castidad y pobreza. Se dice que intentó profesar al lado de Santa Teresa, pero que esta no lo consideró oportuno. Marina Escobar fundó entonces la rama española de la Orden Brigidina, pero falleció antes de poder ingresar en el primer monasterio. Fue una mujer de débil salud, que, a partir de los cincuenta permaneció confinada en su cama, en la casa heredada de sus padres en la hoy calle San Juan de Dios (junto al Palacio Arzobispal), desde donde, ejerció como consejera espiritual –y de otra índole– de las gentes de la Corte. Desde su habitación, doña Marina visionó la muerte de Rodrigo Calderón; tuvo encuentros frecuentes con Cristo, la Virgen, los santos y fue transportada en ocasiones por los ángeles. Sanó milagrosamente a la hija de Felipe III, Ana de Austria, cuando esta tenía ocho meses. Marina de Escobar tuvo muchísimas revelaciones divinas y visiones que fueron registradas por su confesor, el jesuita Luis de Lapuente. La Iglesia reconoce su condición de “venerable”.

Convento de Nuestra Señora de la Concepción. Imagen actual. Tomada de http://valladolidmonumental.blogspot.com.es/
7.            “La rosa eterna de la madre Sorazu”. María de los Ángeles Sorazu, nació en Zumaya (Guipuzcoa) en 1873 y falleció en Valladolid en 1921, a los 48 años de edad. Pasó con su familia desgracias y privaciones. Entró a los trece años a trabajar como doncella con una familia de San Sebastián y después se empleó en una fábrica textil en Tolosa. Su confesor le recomendó que estudiara música para poder entrar en un convento sin tener que depositar una dote. Así lo hizo y con 18 años, ingresó como cantora de coro, en el Convento de la Purísima Concepción de Valladolid. Recibió como nombre Sor María de los Ángeles. En 1904, fue elegida abadesa, cargo que desempeñó hasta su fallecimiento. A comienzos del siglo XX, sor Ángeles y su inseparable compañera sor Natividad, plantaron sendos cipreses en un rincón del claustro del convento. Cuando los árboles crecieron, sus troncos se unieron de forma prodigiosa. Al fallecer, fue enterrada en el claustro con un catecismo del padre Astete, tal y como ella quería. A mediados de siglo, las hermanas quisieron reunir en una cripta los restos de las hermanas enterradas en tierra durante décadas. Evidentemente, era imposible identificar los restos exhumados, pero –en palabras de la abadesa–: “El Señor de los Cielos nos alumbró en su grandísima bondad y encontramos un féretro en perfecto estado de conservación, protegido por las raíces del ciprés plantado por sor Ángeles”. En su interior se encontraron fragmentos del catecismo de Astete… En el convento se venera una rosa que no se marchita y que permanece viva sobre el sepulcro de Ángeles Sorazu, desde que la depositara allí una joven que había sido curada por intersección de sor Ángeles…

Iglesia de San Lorenzo. Imagen actual. Tomada de http://pasos-palios.blogspot.com.es/
8. “Un milagro, bien vale una iglesia nueva”. El gran benefactor de la iglesia de San Lorenzo fue Pedro Niño y se dice que fue por los prodigios que la Virgen obró en su hija Guiomar, sanándola, primero, y resucitándola, después, tras su muerte. La tradición dice que don Pedro sustituyó el manto de la Virgen para llevar el verdadero a su casa y así imponérselo a su hija muy enferma. En primera instancia, la niña sanó; pero, algún tiempo después, falleció súbitamente. Don Pedro Niño tuvo por cierto que la causa de esta muerte era el asunto del manto e imploró nuevamente a la Virgen de San Lorenzo la curación de su hija, prometiéndole la edificación de un nuevo templo si esta se producía. 




Si Don Pedro levantara la cabeza, volvería a dejarla caer del susto que le diera el nuevo edificio que es ahora casa de la Patrona. Ejemplo de lo que no se debe hacer, y muestra de cómo en esta ciudad se han tratado palacios, conventos, iglesias y casonas con historia.
Aprovechando el paseo que Paz dirigía según el curso de la santidad vallisoletana, recogí algunos detalles urbanos que aún conservan cierta dignidad.
Las prisas y la noche no dieron para más…



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