Este gerundio –el primero– no creo
que esté autorizado, pero está de actualidad. United Kindong lo ha puesto en
primera plana para escarnio general, porque cada quien lo lleva alojado en su
mochila para por si acaso. No sólo son tiempos malos para el asociacionismo;
corren vientos huracanados de individualismo y de “sálveme yo por encima de
cualquiera”.
En La Cañada lo sabemos muy bien,
está grabado en nuestra historia. La unión hace la fuerza funcionó y están los
resultados a la vista. Pero pudo más el “yo”, “me” y “mí” que el “nosotros” que
hizo posible lo que llegamos a ser y aún sigue coleando…
Pero languideciendo, hay que
reconocerlo.
Gracias por este pregón, señor
concejal, con que nos has regalado en la inauguración de las fiestas del
barrio. Tus amables palabras no devuelven el pasado, pero lo colocan en su
punto.
Aunque atinado, no muy oportuno me
parece el motivo musical que acompaña a las imágenes recuerdo de las fiestas
del pasado 2015, visionadas a continuación. A su pesar, la letra de “Dulce
introducción al caos”, de Extremoduro, sirve de acicate, al menos para mí, para
no cejar ni consentir aflojar la tensión… necesaria para sentirme vivo. Donde
nunca pasa nada, de vez en cuando algo interesante nos sorprende.
Animados y doblemente jóvenes
entusiasmantes, nos ofrecieron retazos de Zarzuela, como ya lo hicieran… en aquellos
lejanos años ochenta, pletóricos de ganas, incertidumbre y todo por alcanzar.
El tiempo no pasa en balde, deja su huella; mas no tiene –ni le corresponde– la
última palabra.
Claro que ahora las partituras
musicales van en tablet, y eso mola cantidad.
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