Cinco años y un día




Suena a duración de condena, pero nada más lejos. Es la edad de Gumi, que hoy pasa a la categoría de can mayor. Ha crecido en este tiempo y ha madurado no sólo por la influencia y control que sobre él se hayan ejercido, sino, y sobre todo, porque él ha contribuido sobremanera en adaptarse e integrarse en la familia que le acoge. Lo hizo y lo seguirá haciendo.
Ha sido tanto su empeño en aprender que es la atracción de pequeños y grandes; un juguete que no requiere baterías recargables.
Contrasta, sin embargo, la evolución de este perrillo con la que ostenta el ser humano tipo medio. Esta crisis que no termina, ha sacado ante mis ojos una oscuridad que desconocía. O que me negaba a reconocer, no lo tengo claro.
La necesidad ha obligado a atravesar el dintel de la puerta de esta iglesia a mucha gente que antes simplemente no la veía, no quería saber de ella nada, o la despreciaba así sin más. El instinto de supervivencia ha puesto a las claras el individualismo en que se ha vivido durante demasiado tiempo, y ojala signifique también que estamos, como Gumi, aprendiendo a convivir y a integrarnos, todos, todos.
De John F. Kennedy es el alegato “no preguntes qué puede hacer tu país por ti; pregunta más bien qué puedes hacer tú por él”. Dicha esta frase en los años sesenta del pasado siglo, es actual en el siglo XXI. Quien vivió sin querer contribuir, porque lo suyo se lo había ganado con esfuerzo, ahora descubre que la solidaridad de otros le llega gratis et amore y sin pedirle ni siquiera que evolucione y madure.
Pero esto a veces tiene sus excepciones. Como por ejemplo empezar a declarar para ser merecedor de ayuda.
Voy a terminar de cumplimentar el impreso de irpf que alguien que ganó casi cinco veces mi sueldo no tuvo el detalle de realizar ni siquiera un año de su larga vida laboral. Urge, porque ahora está solo y enfermo, no tiene para comer y solicita que le atiendan.
Gumi ya es mayor y sabe que es querido. Contribuye a hacer familia. Es un perro que aprende y enseña, recibe y da, acoge cariño y reparte. ¿Estará haciéndose viejo?

Esta tarde voy a probar


Me dije después de siesta, tras hojear por internet lo que se dice y comenta.
He terminado la prueba… y he despejado mis dudas. Me explico.
Yo tenía ya asentada una manera de nadar que me servía: mezclaba estilos, a ratos apretaba y a ratos aflojaba sin dejar de bracear y patalear, terminaba casi siempre en el mismo tiempo y salía del agua relajado y los deberes hechos.
Desde que cambié, no. Durante dos meses he practicado sólo un estilo, el crol, la w la omito por innecesaria. Y el resultado es que he ido más rápido, pero me he cansado mucho al comienzo, en las primeras vueltas, y nunca he podido saber cuántas he dado porque siempre me perdía en la numeración. Y lo que es peor, sólo nadaba. No había lugar para divagar…
Decididamente eso no me hace feliz. Y yo quiero serlo mientras nado. Con vuelta americana o con vuelta a la remanguillé, no ansío competir, sino divertirme. Y de paso hacer el ejercicio físico adecuado a mi edad y condición.
Así pues, volveré a lo acostumbrado.
Quien no se ha movido un ápice de lo que acostumbra es el que acaba de pontificar que en el espectro político español no hay partido político que pueda ser votado coherentemente por una persona católica. Incluso se pregunta si “es coherente que los católicos se integren en partidos políticos que acogen en sus programas propuestas diametralmente contrarias a los valores evangélicos”. Y claro, no encuentra ninguno libre del estigma.
Tampoco se ha salido de lo habitual aquel otro que, con palabras bastante más ofensivas, ha definido al partido en el gobierno como un nido de liberales e infectado por radicalismos perniciosos.
Hay un tercero que también es de piñón fijo. Con una diferencia respecto a los dos de antes: éste sí puede mover molino. Le he escuchado unos trozos de entrevista y lo he dejado. ¿Estará convencido de lo que dice? No me lo puedo creer.
Yo he probado cambiar, y no me conviene. Estos tres personajes no. Tal vez ellos no lo quieran, puede que ni les interese. Pero no se hacen ni idea de a cuántas personas nos gustaría que lo hicieran… o se callaran.
Pero no, que sigan hablando. Así sabremos dónde están.

La vida tiene precio


Manuel García Viejo (Folgoso de la Ribera, 10/10/1935 - Madrid 25/09/2014)

Y no sólo económico. No lo digo yo, lo dice mucha gente. Por eso importa mucho cómo usarla. Se puede malgastar, y es una pena; y también hacerla fructífera, lo cual hace que pueda no importar el coste.
De esta noche no paso sin hacerme un examen serio sobre este asunto.
Tomando mate en buena compañía…

No se me ocurre otra cosa, lo siento



No amaneció. Así de simple. Hoy el día empezó como la noche, oscuro y amenazante. Aún así nos armamos de valor, –la decisión ya estaba tomada–, y nos fuimos para el monte. Eso sí, bien pertrechados, porque tampoco hay que hacerse el camicace. Eso queda para los nipones.
Pero hete aquí que poco a poco el día dejó de ser noche, serían como las 09:04 horas, y el cielo se fue abriendo.
Vete tú a saber qué pasará mañana. Hoy termina como empezó. Negro.

Paciencia



Decía mi mamá que más pueden caricias que sopapos. En realidad sus palabras eran éstas: "Más se consigue con miel que con hiel". Y no sé qué tal aplicó este ripio a su conducta. A mí desde luego sólo me tocó el culo a golpe de zapatilla. En fin, eran otros tiempos.
El caso es que una bestial tormenta ha puesto a la vista mi paciencia con la pintada de hace año y medio. La cosa va lenta, pero segura. Véase la prueba.
14/11/2012
20/09/14
Ante la falta de alternativas, seguiremos con el plan previsto: greda al mono. O dicho de otro modo: caricias en lugar de tortazos. Que no conviene ponerse a matar moscas a cañonazos.


No han sido 10, sino 15 los litros que han caído por aquí en tan sólo cuarto de hora. Tanta agua ha sobrevenido sobre mi ciudad, que no quiero ni acercarme para no perecer ahogado en los charcos que aún perduren. Y han pasado más de cinco horas.
El caso es que también ha entrado agua en la iglesia. Ahora mismito vengo a descansar tras la dura recogida. No hay fotos, porque las prisas no lo han permitido. Pero, sin saber aún por dónde, ha tenido que ser un auténtico torrente digno de haberse contemplado. Lástima. La próxima no me descuido.
Esta tarde podré celebrar sin tener que usar flotador. Ya todo ha vuelto a su normalidad.

¡99!


Una mañana de tal calibre algo tenía que significar. Amenazaba lluvia la meteorología desde bien temprano, pero lo único que mostraba el cielo era un enorme arco iris de lado a lado según subíamos el alto de Zaratán. Nubes sí había, pero el sol insistía en todo lo alto y avisaba no querer dejar de estar. Y ahí estaba, a pesar de la lluvia fina que empezó a caer. Iniciábamos nuestro paseo, y no era plan arrugarse y desistir.
A poco la nube oscura se alejó y dejó el cielo sembrado de claros por los que pasaba una luz esplendorosa. El silencio en el páramo era total.
Gumi y Berto nos acompañaron hasta que el segundo dijo basta, y se marchó, –o se quedó–, a sus asuntos. El peque correteó alejándose/acercándose sin perdernos ojo por las pajas, a lo ancho y largo de la paramera.  Al llegar, nos relajamos y almorzamos. Merecido descanso.

Ya al mediodía llegó la noticia. Isabel cumple. Un siglo menos uno. Nos lo notificó con una sabrosa tarta.
Bien, casi centenaria. Feliz cumpleaños, y a por otro, y otro, y los que sean menester. Los que sean, serán bien recibidos.
Con permiso de los meapilas liturgistas, le cantamos el feliz en tu día el comenzar nuestra eucaristía. No podíamos por menos.

¡Esto no pasa la itv!


Yo sólo quería saber si podíamos arreglar el tejado, y recibí esta respuesta.
Su ojo cualificado fue sacando a la luz todas las goteras que tiene esta edificación que sirve a las gentes del lugar desde junio de 1981. Y son tantas y tan graves, tan costosas de reparar y tan complejo el intentar resolverlas, que lo único que cabe decir es que ¡esto es una ruina!
En realidad no dijo nada que no se supiera. Bien lo conocemos, porque como gatos panza arriba nos hemos visto siempre para sacar algún partido provechoso de este montón de paredes que se levantaron para contener vacas, gallinas y cerdos, y ahora se usan para otros menesteres mucho más exigentes.
La primera propuesta suya fue: ¿Os bastaría con la mitad de lo que tenéis? Me encogí de hombros y solté: Nos hemos apañado siempre con lo que hemos tenido, aunque fuera cambiando el mobiliario cuatro veces en un día. Pero no quisiéramos perder lo que tenemos. Es que si hiciéramos una edificación nueva de una sola planta, resolveríamos todos los problemas, –remató el entendido. Aquí tenéis más de doscientos metros, y con la mitad… Callé, ¡qué iba a responder!
No obstante, y ante mi silenciosa oposición, volvió con la segunda propuesta: en todo caso, y para que esto sigua igual, un arreglo puede hacerse, y no costoso, para salir del paso. Volvió a sonarme a viejo, estuve a punto de replicar.
Me consta que lo ha hablado con la superioridad, y que están en el asunto. Espero sepan dar una respuesta para resolver lo que empezó de forma tan provisional. Hace tiempo que debió zanjarse esta cuestión, porque la realidad de mi entorno ha cambiado demasiado en estos casi treinta y cuatro años y, ni la población actual ni la legalidad vigente, puede/debe aguantar mantener el stato quo.
Exactamente –o casi– igual opino del asunto independentista. Lo que se hizo como para salir del paso, aunque muchos dijeran que era concluyente, salió a medias. A la vista está. Ha faltado claridad y valentía para afrontar el asunto de frente y con afán de, aunando todos los sentires, dejarlo definitivo. No se hizo, no nos engañemos. Y ahora no vale apelar a la ley, porque no es suficiente por no ser igualmente reconocida y aceptada. Siéntense a dialogar, como yo he solicitado tantas veces en el asunto que me atañe, quienes deban hacerlo y no se levanten de ella hasta que todos coincidan en algo concreto y… ojala redondo e indiscutible. 
Y por cierto, hay en este asunto un detalle que me mosquea sobremanera. La multitud que en Cataluña está por la escisión está a la vista. ¿Dónde está el otro grupo, a todas luces mucho mayor, que no lo está? A mí no me salen los números, y trato de hacer cálculos; claro que no soy matemático. La mayoría silenciosa, o, según me dicen, “temerosa”, debería saber que en esto no vale aquello de “no sabe no contesta”. O ¿es que están esperando a ver si lo pueden expresar con la papela?
Estoy a la espera. Sé que no hay posibilidad alguna de darle a este asunto una solución terminada que no sea tirarlo todo y hacerlo nuevo. Pero… puesto que ya no va a ser igual de completo, por muy nuevo y moderno que fuera, yo estoy dispuesto a continuar con lo que hay hasta mi retiro.
¿Me lo consentirán, ahora que acabo de lanzar la piedra al agua?

Por Valladolid no pasan cruceros



Claro que tampoco hay playa. La perdimos cuando Santander se convirtió en Cantabria y dejó de ser nuestro puerto natural al mar. Eran otros tiempos. Ahora sólo queda como recuerdo el Canal de Castilla y el tren playero que funciona los domingos de verano.
Vuelvo volando y ¿qué me encuentro? Que Barcelona marca un nuevo récord de cruceros este fin de semana. “14 buques atracarán en la ciudad, entre ellos, Oasis of the Seas, el de mayor envergadura, con 8.600 pasajeros”. Por eso no podemos competir con ella, aunque le ganemos en la uve, que la nuestra es de natural.
Me doy también de bruces con la derrota en baloncesto. Y es que como dice algún jugador de la NBA, los españoles no somos serios. Tanto esperar la finalísima, y se cae a las primeras. ¡Y contra Francia! Igual pasó en fúrbol. Es lo que tiene ir por las bravas.
Y de lo demás, mejor no hablar. Al final no sé qué va a pasar, si habrá votación, elecciones o alguien muy importante ser acusado del delito de sedición, que no es moco de pavo y puede costarle muchos años de presidio.
Pero lo auténtico es otra cosa. Como la existencia de Isamari, que continúa a pesar de haberse acabado. Cuando me despedí por unos días, ella en silencio ya me dio a entender que tal vez no estuviera a mi llegada. Fui a saludarla al tanatorio y ayer la despedimos con los honores que tenía merecidos.
Yo traía esta luna para entregársela. La capté sobre la mar. Pero de camino, a pesar de la urgencia, cogí esta arboleda en los alrededores de Navacerrada.
Es la Boca del Asno. Y a quien fue esforzada caminante, deportista, intelectual, docente, esposa y madre, y otras muchas cosas más, casi seguro que no le disgustará que la dedique este paisaje.
Y de postre este poema bíblico que Isamari encarnó con el tesón y la fe creyente que tanto admiré en ella, el Cántico de Ana:
“Mi corazón exulta en Yahvéh,
mi cuerno se levanta en Dios,
mi boca se dilata contra mis enemigos,
porque me he gozado en tu socorro.
2No hay Santo como Yahvéh,
(porque nadie fuera de ti),
ni roca como nuestro Dios.

3No multipliquéis palabras altaneras.
No salga de vuestra boca la arrogancia.
Dios de sabiduría es Yahvéh,
suyo es juzgar las acciones.

4Los arcos de los fuertes se han quebrado,
los que tambalean se ciñen de fuerza.
5Los hartos se contratan por pan,
los hambrientos dejan su trabajo.
La estéril da a luz siete veces,
la de muchos hijos se marchita.

6Yahvéh da muerte y vida,
hace bajar al seol y retornar.
7Yahvéh enriquece y despoja,
abate y ensalza.
8Levanta del polvo al humilde,
alza del muladar al indigente
para hacerle sentar junto a los nobles,
y darle en heredad trono de gloria,
pues de Yahvéh los pilares de la tierra
y sobre ellos ha sentado el universo.

9Guarda los pasos de sus fieles,
y los malos perecen en tinieblas,
pues que no por la fuerza triunfa el hombre.
10Yahvéh, ¡quebrantados sus rivales!
el Altísimo truena desde el cielo.

Yahvéh juzga los confines de la tierra,
da pujanza a su Rey,
exalta el cuerno de su Ungido.”
(1 Samuel 2, 1-10)