Me dije después de siesta, tras hojear por internet lo que se dice y
comenta.
He terminado la prueba… y he despejado mis dudas. Me explico.
Yo tenía ya asentada una manera de nadar que me servía: mezclaba
estilos, a ratos apretaba y a ratos aflojaba sin dejar de bracear y patalear,
terminaba casi siempre en el mismo tiempo y salía del agua relajado y los
deberes hechos.
Desde que cambié, no. Durante dos meses he practicado sólo un estilo, el
crol, la w la omito por innecesaria. Y el resultado es que he ido más rápido,
pero me he cansado mucho al comienzo, en las primeras vueltas, y nunca he
podido saber cuántas he dado porque siempre me perdía en la numeración. Y lo
que es peor, sólo nadaba. No había lugar para divagar…
Decididamente eso no me hace feliz. Y yo quiero serlo mientras nado. Con
vuelta americana o con vuelta a la remanguillé, no ansío competir, sino
divertirme. Y de paso hacer el ejercicio físico adecuado a mi edad y condición.
Así pues, volveré a lo acostumbrado.
Quien no se ha movido un ápice de lo que acostumbra es el que acaba de
pontificar que en el espectro político español no hay partido político que
pueda ser votado coherentemente por una persona católica. Incluso se pregunta
si “es coherente que los católicos se integren en partidos políticos que acogen
en sus programas propuestas diametralmente contrarias a los valores
evangélicos”. Y claro, no encuentra ninguno libre del estigma.
Tampoco se ha salido de lo habitual aquel otro que, con palabras
bastante más ofensivas, ha definido al partido en el gobierno como un nido de
liberales e infectado por radicalismos perniciosos.
Hay un tercero que también es de piñón fijo. Con una diferencia respecto
a los dos de antes: éste sí puede mover molino. Le he escuchado unos trozos de
entrevista y lo he dejado. ¿Estará convencido de lo que dice? No me lo puedo
creer.
Yo he probado cambiar, y no me conviene. Estos tres personajes no. Tal
vez ellos no lo quieran, puede que ni les interese. Pero no se hacen ni idea de
a cuántas personas nos gustaría que lo hicieran… o se callaran.
Pero no, que sigan hablando. Así sabremos dónde están.
Me lo has puesto en bandeja, esta expresión es más comedida que la que a bote pronto me salió leyéndote.
ResponderEliminarAl asunto, qué listo te estás haciendo con los años, lo digo por lo del estilo o estilos natatorios que practicas. Esa es la cuestión para casi todo en la vida: lo que nos hace sentirnos bien (de verdad, quiero decir) es lo que debemos hacer, si podemos, porque no siempre, es más, pocas veces pasa que podamos hacer lo que nos hace felices. Qué estudiar, en qué trabajar, con qué divertirnos o distraernos, todo, claro está, sin hacer daño a nadie a ser posible de ninguna de las especies, personas, animales e incluso si me apuras cosas. Los reinos de la naturaleza que estudiamos en ciencias de 3º de nuestro bachillerato, son así por algo o mejor para algo. El desequilibro enferma a todos y así va el mundo. El personal no se entera, chico, esto es lastimoso. Sigo resentidas con nuestros congéneres.
Los otros susodichos que mencionas, ¡¡madre mía, madre mía, si se callaran lo que ganaríamos todos!!, bueno para ser exactos el tercero de ellos hace lo que debe y siempre se le puede no votar en las siguientes elecciones; a los otros dos, tu jefe o el siguiente, el papa, deberían mandarlos callar en nombre de la santa madre iglesia. No saben el daño que hacen a los oídos de las personas decentes. Vaya casta de cretinos integrales hay en las altas esferas de vuestra iglesia católica, Míguel.
Lo dicho, me lo pusiste en bandeja.
Besos, nadador estiloso.
Hola Julia. Está bien que te muestres comedida, que eso también es listura… o listeza. Y que a lo que puedo percibir o se tiene o no se tiene. Ya conozco ancianitas/os que no han ganado casi nada con los años, en tanto que personas bien jovencitas y sin experiencia parece que nacieron con la lección aprendida.
ResponderEliminarSentirse bien, rara cuestión. Porque depende el punto de mira, o sea del instrumento que se use para medir. En cuanto a lo del equilibrio, pues parecido. Hay equilibrio estables, inestables… e imposibles. Hay en Las Tuerces, un paraje natural de la provincia de Palencia, una enorme piedra que se está cayendo desde hace miles de años… y así sigue.
Y en cuanto a tu resentimiento con "tus congéneres"… ya será un poco menos. No te veo yo recalentada por el rencor hacia nadie.
En fin, que si yo te puse la bandeja, tú me lo serviste como manda el manual de la urbanidad y las buenas maneras.
Besos, mientras dure, o sea, siempre.