El que obedece, no yerra

     Han entrado en mi buzón estas dos fotos. Quien las envía me ordena que las publique. Y yo, que soy buen mandao, obedezco y callo.

      Pero callo después de decir que quien está en mis brazos en esta primera es Ibrahim, o sea Abrahán, nacido un 10 de enero, cuando nevaba en esta ciudad.




      Ahora es Astou Pilar a quien sostengo, y fijaros qué modosa y atenta está. Ellos son sus padres, Mariamma y Yankhoba.

      Hecho lo ordenado, esta vez no añado más.


      ¿A que estamos de foto?

Unas sábanas de auténtica gloria bendita


     Lo prometido es deuda, aunque sea con un pequeño retraso, que la noticia de la partida de Díez Alegría era prioritaria. Así pues, vengo a contaros que con las sábanas nuevas de Ramón, Tere y familia se duerme como en el cielo. ¡Ojalá José María, el s.j. sin papeles, muerto ya para estos pequeños placeres, tenga una sábanas tan cálidas, refrescantes y acogedoras como las que tengo yo ahora! Aunque con su buen humor seguro que a él no le importa ni que le pongan un puñado de paja como único jergón, que dormir, dormir, no creo que duerma más de lo imprescindible; y eso si es que por allá arriba se duerme, que está por ver. Él ya lo ve ahora, somos nosotros lo que tenemos que imaginárnoslo.
 
     Pasen ustedes, si gustan a mi "humilde dormitorio"; no tengan miedo a la oscuridad. Así luce mi cama y mi retiro. Todo a juego, como se merece (o no, que para todo hay opiniones, y hay quien dice que no me gano ni el pan que como; ¡qué mundo este, señor!) este su seguro servidor de ustedes.

 
     Desde mi más temprana infancia yo, como el caracol, allá donde voy llevo todo lo que tengo. En mi mochila de colores cabe todo un mundo, aunque sea algo pequeño para lo que se estila en estos tiempos tan modernos.
 
    Así que ustedes podrán comprender que ni me importe el partido de hoy; que digo yo, que también son ganas de complicar las cosas, que para que España, paña, juegue al fúrbol con la vecina Portugal no tenían necesidad de irse tan lejos; mismamente se citan en las Arribes,  del Duero por supuesto, y en plena dehesa, de este lado o del otro de la frontera sin fronteras, con una tortilla de patata, una bota de buen vino y algunos tacos de mejor jamón ibérico, se pasan, no digo yo una tarde, el día entero para recordar en los anales del reino, de éste por supuesto, que del otro ya no, que es república.


     En fin, que ahí está lo que quería mostrarles: el juego de sábanas que me han regalado Ramón, Tere e hijos, en los que duermo como entre nubes. Si hasta los angelitos dejan de hacer guardia para acompañarme en el sueño.
 
     Y ya que aparece por ahí la mochila, tengo que comunicarles que este verano, ¡sí!, voy a tener la gran suerte de volver al Pirineo. Me han concedido la venia y volveré a pasear y trotar entre trochas, cerros y bosques. ¡¡¡Bien!!!

     Y otra cosa más, sólo de pasada, que no caben tantas cosas en una misma entrada: hoy el Gumi cumple nueve - N U E V E - meses. Está hecho un toro… 


Y termino, que esto mío es de escándalo, de auténtico escándalo. Se sabe cuando empiezo, pero eso de terminar…

Acabo de pescar en este río revuelto de internet esta página. Por si la desconocierais o desconocieseis, se trata de Eduardo Haro Tecglen.

«Os he dicho estas cosas para que mi alegría esté dentro de vosotros, y vuestra alegría sea completa». (Jn 15,11) José María Díez-Alegría, "Alegría"


En la madrugada del viernes falleció José María Díez-Alegría.

Hay muchas personas que están escribiendo sobre este ser humano, enteramente alegre. Sírvanse ustedes mismos:






Rafael Fernando Navarro: «Vallecas se hizo Alegría»







Y si alguien quiere leer algo suyo, puede descargarse estas tres preciosidades, cargadas de buen humor, hondo sentir y profundísimo saber. No agobiarse, que son de balde, vamos que no hay que pagar:

Hoy voy a dormir en sábanas nuevas


A Ramón ya lo conocéis, que he hablado de él algunas veces y más o menos ya está presentado. Lo metí aquí hace algo más de un año.

Él, por su parte, también hizo lo que pudo para darse a conocer, que tuvo tiempo de mirar viejas fotos familiares y recordar tiempos pasados felices y fructíferos, de juventud y de madurez. A ratos y según el humor que mantenía,  fue hilvanando la historia suya y de los suyos, con la pretensión de darle él mismo el cosido definitivo. Tuvo, sin embargo, la previsión de ir dejando flecos para que otros completaran las lagunas o descuidos que él no pudiera o no supiera atender y rellenar.

Ramón era como un libro abierto. Se dejaba conocer sin ofrecer ninguna resistencia. Desde que llegó acompañado de Tere y de sus hijos, quien quiso le trató; y quien no, también supo de él. Sin forzar, te hacía hablar; sin molestarte, ocupabas sitio a su lado; sin ofender, se le escuchaba; con agrado recibíamos sus saludos, interpelaciones y reflexiones.

No tuvo, pues, nada de extraordinario que, a la vista del deterioro físico que fue sufriendo, unos preguntándole directamente y otros enterándose a través de unos, todo quisque estuviera al cabo de la calle de lo que le pasaba y él expresaba sin cortarse ni dar rodeos innecesarios: me ataca un cáncer de páncreas.

Un año entero vivimos sufriendo con él, y también alegrándonos, según el día que tuviera, las fuerzas o debilidad que mostrara, las ganas de hablar o de silencio. La operación que le realizaron apenas sirvió para mantener una esperanza colgada de un hilo… demasiado débil.

Aún así, Ramón siguió haciéndose presente donde ya era habitual, salvo en el trabajo, manteniendo un tono sobradamente alto al saludo de "aquí estamos, todavía".

El bautizo de sus nietas, Blanca y Nines, -nacidas en el invierno-, un 24 de abril, fue la última vez que le tuvimos con nosotros. Ya no volvió, hasta el 26 de mayo. Ese día le despedimos.

Muchas visitas le hice, muchos ratos pasamos charlando, otros casi sin palabras. Vi, él me enseñó, cosas de su vida, fotos, instrumentos de trabajo raros y ya fuera de uso, libros y papeles; en fin, esas cosas que se almacenan con el paso del tiempo y algún día se vuelven a sacar, se desempolvan y se curiosean para, qué se yo, hacer, por ejemplo, un blog personal y familiar.

Él sabía más de mí que yo de él. Tal vez porque Fidela, mi patrona del pueblo, le informó en su momento cuando él y Tere decidieron plantar casa en aquel lugar en las faldas de Torozos, mirando a Campos. Tal vez porque mirándome descubría más de lo que yo mismo expreso. Tal vez, que también puede ser, porque soy más transparente de lo que me apetece y quiero.

El caso es que Tere y él hablaron de tener conmigo algún detalle. Ya lo habían tenido, hace años. De un viaje que hicieron a la América Austral me trajeron este precioso belén hecho en madera de radal.


No pudo ser esta vez que la entrega fuera sino por encargo. Tere delegada se presentó con este ejemplar de Entremeses de Cervantes, adobado con la foto de la pareja en singular trance escénico y con la reseña manuscrita de las obras que interpretaron, quién sabe si fueron más, que no lo dice.


Entre paréntesis figuran los personajes que Ramón encarnó. Nada se dice, y debiera hacerlo, de los que interpretara Tere. Mecachis…

El caso, y es a lo que voy desde el principio, el caso es que Tere, junto con el libro que ahí os muestro, traía dos juegos de fundas nórdicas, para quita y pon, que Ramón y ella pensaron que yo no tenía y que me vendrían bien, cualquiera que fuera la manera en que yo duerma.

Y eso es lo que os quería decir, que esta noche estreno lienzo, que voy a dormir en sábanas nuevas. Estoy de suerte. Mañana os lo cuento.

El sur también existe

Un bloguero que me visita y a quien también yo visito, comentarios por ambas partes incluidos, me ha recordado que el Sur también existe. Y es verdad.


No sé qué tiene el Sur que, siendo uno más de los muchos picos de la rosa de los vientos, con harta frecuencia es apenas recordado para hablar del viaje que tenemos proyectado; para citar las playas en las que doramos nuestra piel; para temer invasiones por mar, que por tierra y aire parece que no es posible; para enviar hacia allá cooperantes de la tierra y también excesos que nos sobran; para, en fin, que nos surta de café, cacao, té y otras sutilezas, que al fin y al cabo el móvil nos es imprescindible y el oro y los diamantes son buena inversión en estos tiempos revueltos. ¡Ah!, y también para tener allá las guerras que nos son tan necesarias y aquí cerquita no están bien, que son ruidosas y hacen feo.

El caso es que Saramago nos hacía mirar hacia allá. Pero ya antes otros y otras también lo hicieron. Ahí están, y no sé si ahora es importante citarlos.

A bote pronto, y sin pretender ser exhaustivo, doy nombres sin orden ni concierto: Vicente Ferrer, Ignacio Ellacuría, Francisco Javier, Nicolás Castellanos, Teresa de Calcuta, Llanos, Millán Santos, Ventura Rodríguez, Gustavo Gutiérrez, Jürgen Moltman, Juan Bautista Metz, Jon Sobrino, Michel, Eloy Arribas, Luther King, y otros cien mil más.

El Sur está abajo, bien abajo. Está allí, pero también está aquí. Está en todas partes, pero sólo se ve cuando estorba, o cuando lo necesitamos.

En mi falta de erudición, -Fernando que es verdad que de erudito nada-, me levanté bien de mañana con un título para esta entrada en la cabeza. Llego a la red, y descubro que ya tiene propietario lo que yo creí original.

Esto es “El sur también existe”, de Mario Benedetti

Con su ritual de acero
sus grandes chimeneas
sus sabios clandestinos
su canto de sirenas
sus cielos de neón
sus ventanas navideñas
su culto a dios padre
y de las charreteras
con sus llaves del reino
el norte es el que ordena

pero aquí abajo abajo
el hambre disponible
recorre el fruto amargo
de lo que otros deciden
mientras que el tiempo pasa
y pasan los desfiles
y se hacen otras cosas
que el norte no prohíbe
con su esperanza dura
el sur también existe

con sus predicadores
sus gases que envenenan
su escuela de chicago
sus dueños de la tierra
con sus trapos de lujo
y su pobre osamenta
sus defensas gastadas
sus gastos de defensa
son su gesta invasora
el norte es el que ordena

pero aquí abajo abajo
cada uno en su escondite
hay hombres y mujeres
que saben a qué asirse
aprovechando el sol
y también los eclipses
apartando lo inútil
y usando lo que sirve
con su fe veterana
el sur también existe

con su corno francés
y su academia sueca
su salsa americana
y sus llaves inglesas
con todos sus misiles
y sus enciclopedias
su guerra de galaxias
y su saña opulenta
con todos sus laureles
el norte es el que ordena

pero aquí abajo abajo
cerca de las raíces
es donde la memoria
ningún recuerdo omite
y hay quienes se desmueren
y hay quienes se desviven
y así entre todos logran
lo que era un imposible
que todo el mundo sepa
que el sur también existe.


¿Quién le forzó a Saramago a escribir: "A caridade é o que resta quando não há bondade e justiça"?

Saramago, reconocido a nivel planetario como escritor, es a pesar de ello, una persona controvertida. Nada extraño, por otra parte, en una sociedad tan dividida por intereses de todo tipo. No soy yo el más indicado para hacer un balance de él, ni mirándolo bien de nadie en absoluto. Pero en mi entrada anterior quedaron algunos flecos sueltos que quiero dejar un poco mejor anudados.

La Red está repleta de blogs y páginas web sobre él, además de su propio portal, la Fundação José Saramago. En todos esos lugares se habla y se expone todo su universo literario, amén de otros escritos más ideológicos y de opinión. Como resumen y compendio, El País publicó el mismo día de su fallecimiento el especial José Saramago, el escritor que nunca se escondió.

Otro lugar que visito también dejó esta entrada José Saramago consumó hoy su obra.

Redes Cristianas, por su parte, me llevó enlazado a otro lugar donde encontré
Nos ha dejado un gran literato pero también una gran persona comprometida con la estética y la ética de la vida. Pero nos quedan sus obras y también sus reflexiones, para siempre. Recordemos algunas:
LITERATURA
- "Yo no escribo para agradar ni tampoco para desagradar. Escribo para desasosegar" (2009).
- "Sigo escribiendo, intentándolas comprender (las cosas), porque no tengo nada mejor que hacer y sabiendo que llegaré al final sabiendo lo mismo que sabía antes, es decir poco o casi nada" (2007).
- "El triunfo nunca ha sido un objetivo para mi" (2007).
- "En un tiempo como el de ahora, en el que tan fácilmente se desprecia a los mayores, creo que soy un ejemplo muy bueno. Entre los 60 y los 84 he hecho una obra. Por tanto ¡ojo con los viejos!" (2007).
- "Antes de empezar a escribir, tengo que escuchar lo que suena en mi cabeza, porque si acabo una frase con todo sentido, pero a esa frase le faltan armonía y melodía, es que aún sigue incompleta" (2007).
- "No es que sea pesimista, es que el mundo es pésimo" (2005).
- "El escritor es sólo un pobre diablo que trabaja" (2004).
- "Yo no escribo por amor, sino por desasosiego; escribo porque no me gusta el mundo donde estoy viviendo" (2003).
- "Si la literatura pudiera cambiar el mundo, ya lo habría hecho" (1999).
PREMIO NOBEL DE LITERATURA 1998 (DISCURSO DE ACEPTACIÓN)
- "El hombre más sabio que he conocido en toda mi vida no sabía leer ni escribir".
- "Conocí gente del pueblo engañada por una Iglesia tan cómplice como beneficiaria del poder del Estado y de los terratenientes latifundistas, gente permanentemente vigilada por la policía, gente que durante innumerables veces fue víctima inocente de las arbitrariedades de una justicia falsa".
- "No he tenido que renunciar al comunismo para llegar al Nobel".
POLÍTICA
- "Antes nos gustaba decir que la derecha era estúpida, pero hoy día no conozco nada más estúpido que la izquierda" (2007).
- "Disentir es uno de los derechos que le faltan a la Declaración de los Derechos Humanos" (2009).
- George Bush, Tony Blair y José María Aznar son ejemplos de "mentiras universales" (2005).
- La democracia se ha convertido "en un instrumento de dominio del poder económico y no tiene ninguna capacidad de controlar los abusos de este poder" (2004).
- Sobre los secuestrados en Colombia: "Tres mil personas exigen en Colombia que sus vidas no sean utilizadas como peones en un ajedrez de intereses que no son los suyos" (2004).
- "Hay que recuperar, mantener y transmitir la memoria histórica, porque se empieza por el olvido y se termina en la indiferencia" (2005).
- Con la elección del alemán Joseph Ratzinger como Papa "la Inquisición ha subido al poder" (2005).
- "Ser comunista, socialista, o tener cualquier otra ideología es una cuestión hormonal" (1999).
- Sobre el Sahara: "La ONU debe imponer a Marruecos la obligación de cumplir con sus resoluciones porque no se puede, no vamos a repetir aquí, en este caso, lo que pasó y continúa pasando con el problema de la causa palestina" (2009).
MODERNIDAD
- "El centro comercial es la nueva catedral de la sociedad actual" (2001)
- El bombardeo informático y de la televisión "nos ha rodeado de un ruido de fondo que nos impide pensar, dialogar y que las personas se encuentren frente a frente" (1997)
- "Estamos llegando al fin de una civilización , sin tiempo para reflexionar, en la que se ha impuesto una especie de impudor que nos ha llegado a convencer de que la privacidad no existe" (2001)
MUERTE
- La muerte es un proceso "natural, casi inconsciente". "Entraré en la nada y me disolveré en ella" (2005)
- "Nuestra única defensa contra la muerte es el amor" (2005)
- "Espero morir como he vivido, respetándome a mí mismo como condición para respetar a los demás y sin perder la idea de que el mundo debe ser otro y no esta cosa infame" (1998)
- "El menor de los males de nuestra civilización es la indiferencia y el mayor la violencia y ahora nos movemos inevitablemente entre ambos polos negativos" (1996)
De Wikiquote, la colección libre de citas y frases célebres
José Saramago (Azinhaga, 16 de noviembre de 1922 - Lanzarote, 18 de junio de 2010) escritor, periodista y dramaturgo portugués, Premio Nobel de Literatura 1998.

Citas

  • "Siempre acabamos llegando a donde nos esperan".
    • El Viaje del Elefante.
  • "...es lo que decimos cuando no queremos mostrar nuestra debilidad, decimos, Bien, aunque nos estemos muriendo, a esto le llama el vulgo hacer de tripas corazón, fenómeno de conversión visceral que sólo en la especie humana ha sido observado."
    • Ensayo sobre la ceguera.
  • "Si las conociéramos, las cosas del cielo tendrían otros nombres."
    • Memorial del Convento.
  • "Antes nos gustaba decir que la derecha era estúpida, pero hoy día no conozco nada más estúpido que la izquierda."
  • "Es hora de aullar, porque si nos dejamos llevar por los poderes que nos gobiernan, y no hacemos nada por contrarrestarlos, se puede decir que nos merecemos lo que tenemos."
  • "Si el mundo alguna vez consigue llegar a ser mejor, solo habrá sido por nosotros y con nosotros."
    • (En referencia a los izquierdistas), 24 de febrero de 2009
  • "Cuanto más te disfraces más te parecerás a ti mismo."
  • "La derrota tiene algo positivo, nunca es definitiva. En cambio la victoria tiene algo negativo, jamás es definitiva."
  • "Las tres enfermedades del hombre actual son la incomunicación, la revolución tecnológica y su vida centrada en su triunfo personal."
  • "Todo el mundo me dice que tengo que hacer ejercicio. Que es bueno para mi salud. Pero nunca he escuchado a nadie que le diga a un deportista; tienes que leer."
    • Encuentro cultural en la sede de Cajacanarias, Tenerife
  • "Los únicos interesados en cambiar el mundo son los pesimistas, porque los optimistas están encantados con lo que hay."
    • Fuente: Entrevista a Yamid Amat, periodista colombiano del diario EL TIEMPO.
  • "No creo en Dios y no me hace ninguna falta. Por lo menos estoy a salvo de ser intolerante. Los ateos somos las personas más tolerantes del mundo. Un creyente fácilmente pasa a la intolerancia. En ningún momento de la historia, en ningún lugar del planeta, las religiones han servido para que los seres humanos se acerquen unos a los otros. Por el contrario, sólo han servido para separar, para quemar, para torturar. No creo en Dios, no lo necesito y además soy buena persona."
  • "Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos, sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizá no merezcamos existir."
    • Cuadernos de Lanzarote
  • "Contar los días con los dedos y encontrar la mano llena".
  • "Soy un comunista hormonal."
  • "El pasado es el reino del fragmento"
    • En el prólogo del libro "Héroes de los dos bandos"
  • "Existen dos superpotencias en el mundo; una es Estados Unidos; otra, eres tú."
    • Manifestación contra la guerra de Irak en Madrid
    • Versión de la intervención del escritor portugués José Saramago, Premio Nobel de Literatura, el viernes 17 de junio de 2005 en la sala Che Guevara de la Casa de las Américas; «Pensar, pensar y pensar»
  • "Regreso a la filosofía no en el sentido absurdo de que ahora nos vamos a convertir todos en filósofos, […] pero apuntar la idea de que si el hombre es un ser pensante, pues entonces que piense."
  • "Vivir sería una experiencia realmente extraordinaria en la ahistoridad total del sentido de las cosas que ocurren."
  • "...en Todos los nombres hay una sola persona que tiene nombre y se llama José, no porque sea mi alter ego, yo buscaba un nombre insignificante y la verdad es que el más insignificante que encontré fue el mío."
  • "El hombre más sabio que he conocido en toda mi vida no sabía leer ni escribir."
    • Discurso de aceptación del premio Nobel
  • "Ni la juventud sabe lo que puede, ni la vejez puede lo que sabe"
    • La caverna
  • "Dentro de nosotros existe algo que no tiene nombre y eso es lo que realmente somos."
    • Fuente:Ensayo sobre la ceguera, 1995.
  • "Pienso que todos estamos ciegos. Somos ciegos que pueden ver, pero que no miran."
  • "Hay quien se pasa la vida entera leyendo sin conseguir nunca ir más allá de la lectura, se quedan pegados a la página, no entienden que las palabras son sólo piedras puestas atravesando la corriente de un río, si están allí es para que podamos llegar a la otra margen, la otra margen es lo que importa."
    • En su novela "La caverna"
  • "Pretendemos comprender la vida a través de sus coherencias e identidades, cuando ciertamente estas se explican por si solas y no nos aportan nada. Deberíamos buscar la comprensión a partir de sus contradicciones pues estas si nos aportan información de la vida y la realidad."
    • En su novela "La caverna"
  • "La alegoría llega cuando describir la realidad ya no sirve. Los escritores y artistas trabajamos en las tinieblas, y como ciegos tanteamos la oscuridad."
  • "Lo que realmente nos separa de los animales es nuestra capacidad de esperanza."
  • "El éxito a toda costa nos hace peor que animales."
  • "Se llega más fácilmente a Marte que a nuestro propio semejante."
  • "Yo no soy filósofo ni científico. No creo que haya un principio del mal ni del bien. Lo único que sé es que todo está dentro de nuestro cerebro."
  • "La vejez empieza cuando se pierde la curiosidad."
  • "Siempre hay un tuerto o un listo que nos gobierna."
  • "Es mentira que el Nobel sirva para fomentar la literatura del país al que pertenece el galardonado. Para lo único que vale es para engrosar la cuenta corriente del autor."
  • "Para qué sirve el arrepentimiento, si eso no borra nada de lo que ha pasado. El arrepentimiento mejor, es sencillamente cambiar."
  • "Me gustaría escribir un libro feliz; yo tengo todos los elementos para ser un hombre feliz; pero sencillamente no puedo. Sin embargo hay una cosa que sí me hace feliz, y es decir lo que pienso."
  • "He aprendido a no intentar convencer a nadie. El trabajo de convencer es una falta de respeto, es un intento de colonización del otro."
  • "El hombre es el inventor de la crueldad. Sé que tengo que gobernar la bestia que llevo dentro; algo así hacemos con la razón; pero la crueldad es fruto de la razón. La misma razón que crea."
  • "Sólo si nos detenemos a pensar en las pequeñas cosas llegaremos a comprender las grandes."
  • "La mejor manera de defender los secretos propios es respetando los ajenos."
  • "La República es algo que hay que cuidar, porque si no vamos con cuidado podemos conseguir una república, pero que un día esté presidida por Aznar."
  • "Sí, soy pesimista, pero yo no tengo la culpa de que la realidad sea la que es."
  • "Algunas veces, las vidas largas significan soledad."
  • "El tiempo no es una cuerda que se pueda medir nudo a nudo,  el tiempo es una superficie oblicua y ondulante que sólo la memoria es capaz de hacer que se mueva y aproxime."
    • Fuente: El evangelio según Jesucristo.
  • "No hay en el mundo nada que, en sentido absoluto, nos pertenezca."
    • De la obra "Ensayo sobre la ceguera"
  • "La muerte anda por las calles, pero en los corrales la vida no se ha acabado."
    • De la obra "Ensayo sobre la ceguera"
  • "No encontró respuesta, las respuestas no llegan siempre cuando uno las necesita, muchas veces ocurre que quedarse esperando es la única respuesta posible."
    • De la obra "Ensayo sobre la ceguera"
  • "(...) parecía que habíamos llegado al final del camino y resulta que era sólo una curva abierta a otro paisaje y a nuevas curiosidades."
    • Fuente: El año de la muerte de Ricardo Reis
  • "Para Dios el tiempo es todo uno."
  • "Dios es tanto más Dios cuanto más inaccesible resulte."
  • "El bien y el mal no existen en si mismos, y cada uno de ellos es sólo la ausencia del otro."
  • "El caos es un orden sin descifrar...."
    • El hombre Duplicado
  • "Al final descubrimos que la única condición para vivir, es morir".
  • "Actualmente los laboratorios invierten más en mejorar y producir viagra y en desarrollar mejores prótesis mamarias que en medicamentos para el Alzheimer. Ésto provocará -en el curso de unos años- que más gente de la tercera edad tendrá mejores erecciones y senos más prominentes, pero no recordarán para que los tienen".
    • Fuente: "Radio Mitre 15/12/2009".
  • "El mundo nunca está contento, si lo estará alguna vez, tan cierta tiene la muerte."
  • "Todo cielo tiene su lucifer y todo paraíso su tentación."
  • "Sabe Dios hermano, si cuando se me acabe el tiempo de ser tropa no habrá otro soldado que me prenda y me lleve así a Lisboa, en tren nocturno, en la oscuridad de esta tierra, hoy sabemos qué somos y dónde estamos, mañana quien sabe, te dan un fusil, pero nunca te dijeron que apuntaras al latifundio, toda tu instrucción de apunta y fuego se dirige contra los de tu arma, no comprendes nada de lo que haces y un día te dan orden de disparar y te matas."
  • "… como una invalidez del lenguaje: no es querer decir amor y que la lengua no llegue; es tener lengua y no llegar al amor."
    • El evangelio según Jesucristo
  • "Cuanto más viejo, más libre, y cuanto más libre más radical."

En tanto que "aunque lamenta sus polémicas contra la religión la Iglesia católica lusa ensalza la obra de Saramago."

He de confesar que he leído poca literatura de Saramago. O no la he entendido, o no me va; así de sencillo. Pero el Saramago pensador, observador del mundo y de la sociedad que somos, evaluador y crítico, profeta y vigía adelantado del futuro que estamos hilvanando sí me interesó. La persona humana, también. Y por supuesto, el comprometido con causas que a quienes estamos a pie de calle también nos interesan, preocupan y ocupan.

Por eso leía o visionaba lo que Saramago publicaba como columnista o articulista en los medios escritos, o cuando en televisión lo entrevistaban o era objeto de algún reportaje.

Le quedo eternamente agradecido por la luz que en tantas ocasiones me ha aportado con sus análisis y deducciones. Por su resistencia y su sumisión. Por sólo desear al final de todo vivir un poco más, tener más tiempo…

Seguiré conservando ahí a la derecha el reclamo de su blog, para ir repasando sus escritos cortos, apuntes, citas, qué se yo, lo que sea que coloquen, o simplemente para volver hacia atrás desde ahora hasta el principio, y volver luego a recorrerlo hacia adelante…

Y le ofrezco este sencillo pero sentido homenaje, a partir de un cuento que él escribió y he tomado de algún sitio, porque hoy en día, todo está a la mano de quien lo quiere tomar.

La Flor más grande del mundo

1. Versión para disfrutar mirando


2. Versión para disfrutar oyendo

3. Versión para disfrutar leyendo (esta es la menos cómoda, ya bien que lo siento; por eso la pongo la última)
Las historias para niños deben escribirse con palabras muy sencillas, porque los niños, al ser pequeños, saben pocas palabras y no las quieren muy complicadas.
Me gustaría saber escribir esas historias, pero nunca he sido capaz de aprender, y eso me da mucha pena. Porque, además de saber elegir las palabras, es necesario tener habilidad para contar de una manera muy clara y muy explicada, y una paciencia muy grande. A mí me falta por lo menos la paciencia, por lo que pido perdón.
Si yo tuviera esas cualidades, podría contar con todo detalle una historia preciosa que un día me inventé, y que, así como vais a leerla, no es más que un resumen que se dice en dos palabras… Se me tendrá que perdonar la vanidad de haber pensado que mi historia era la más bonita de todas las que se han escrito desde los tiempos de los cuentos de hadas y princesas encantadas…
¡Hace ya tanto tiempo de eso!
En el cuento que quise escribir, pero que no escribí, hay una aldea. (Ahora comienzan a aparecer algunas palabras difíciles, pero quien no las sepa, que consulte en un diccionario o que le pregunte al profesor.)
Que no se preocupen los que no conciben historias fuera de las ciudades, ni siquiera las infantiles: a mi niño héroe sus aventuras le esperan fuera del tranquilo lugar donde viven los padres, supongo que también una hermana, tal vez algún abuelo, y una parentela confusa de la que no hay noticia.
Nada más empezar la primera página, sale el niño por el fondo del huerto y, de árbol en árbol, como un jilguero, baja hasta el río y luego sigue su curso, entretenido en aquel perezoso juego que el tiempo alto, ancho y profundo de la infancia a todos nos ha permitido…
Hasta que de pronto llegó al límite del campo que se atrevía a recorrer solo. Desde allí en adelante comenzaba el planeta Marte, efecto literario del que el niño no tiene responsabilidad, pero que la libertad del autor considera conveniente para redondear la frase. Desde allí en adelante, para nuestro niño, hay sólo una pregunta sin literatura: “¿Voy o no voy?” Y fue.
El río se desviaba mucho, se apartaba, y del río ya estaba un poco harto porque desde que nació siempre lo estaba viendo. Decidió entonces cortar campo a través, entre extensos olivares, unas veces caminando junto a misteriosos setos vivos cubiertos de campanillas blancas, y otras adentrándose en bosques de altos fresnos donde había claros tranquilos sin rastro de personas o animales, y alrededor un silencio que zumbaba, y también un calor vegetal, un olor de tallo fresco sangrado como una vena blanca y verde.
¡Oh, qué feliz iba el niño! Anduvo, anduvo, hasta que los árboles empezaron a escasear y era ya un erial, una tierra de rastrojos bajos y secos, y en medio una inhóspita colina redonda como una taza boca abajo.
Se tomó el niño el trabajo de subir la ladera, y cuando llegó a la cima, ¿qué vio? Ni la suerte ni la muerte, ni las tablas del destino… Era sólo una flor. Pero tan decaída, tan marchita, que el niño se le acercó, pese al cansancio.
Y como este niño es especial, como es un niño de cuento, pensó que tenía que salvar la flor. Pero ¿qué hacemos con el agua? Allí, en lo alto, ni una gota. Abajo, sólo en el río, y ¡estaba tan lejos!…
No importa.
Baja el niño la montaña,
Atraviesa el mundo todo,
Llega al gran río Nilo,
En el hueco de las manos recoge
Cuanta agua le cabía.
Vuelve a atravesar el mundo
Por la pendiente se arrastra,
Tres gotas que llegaron,
Se las bebió la flor sedienta.
Veinte veces de aquí allí,
Cien mil viajes a la Luna,
La sangre en los pies descalzos,
Pero la flor erguida
Ya daba perfume al aire,
Y como si fuese un roble
Ponía sombra en el suelo.
Este niño se durmió debajo de la flor. Pasaron horas, y los padres, como suele suceder en estos casos, comenzaron a sentirse muy angustiados.
Salió toda la familia y los vecinos también salieron a la búsqueda del niño perdido. Y no lo encontraron.
Lo recorrieron todo, desatados en lágrimas, y era casi la puesta de sol cuando levantaron los ojos y vieron a lo lejos una flor enorme que nadie recordaba que estuviera allí.
Fueron todos corriendo, subieron la colina y se encontraron con el niño que dormía. Sobre él, resguardándolo del fresco de la tarde, se extendía un gran pétalo perfumado, con todos los colores del arco iris.
A este niño lo llevaron a casa, rodeado de todo el respeto, como obra de milagro.
Cuando luego pasaba por las calles, las personas decían que había salido de casa para hacer una cosa que era mucho mayor que su tamaño y que todos los tamaños.
Y ésa es la moraleja de la historia.
Éste es el cuento que yo quería contar. Me da mucha pena no saber narrar historias para niños. Pero por lo menos ya conocéis cómo sería el argumento de esta, y podréis explicarla de otra manera, con palabras más sencillas que las mías, y tal vez más adelante acabéis sabiendo escribir cuentos para los niños…
¿Quién me dice que un día no leeré otra vez esta historia, escrita por ti que me lees, pero mucho más bonita?…
¿Y si las historias para niños fueran de lectura obligatoria para los adultos? ¿Seríamos realmente capaces de aprender lo que desde hace tanto tiempo venimos enseñando?


Se le paró el reloj a Saramago


     Saramago, el hombre que paró todos sus relojes a la misma hora sólo por amor, ya no necesita medir más el tiempo porque desde ya lo tiene todo.

     A partir de este mediodía (13:30 -hora peninsular española-, una menos en Lanzarote) mantiene un diálogo con Dios, con quien según algunos sostuvo en vida una lucha titánica.

 

Foto: 20minutos.es

     Pilar del Río, compañera y confidente, traductora y admiradora, su otro yo desde hace más de veinte años, no ha podido secundarle en esta aventura.

     José Saramago ha partido solo, y nos ha dejado solos.

Este blog se queda huérfano de su análisis clarividente, coherente, crítico a más no poder, pero sobre todo, honesto y humano.

Pido la palabra. Jose Arregi, 17-Junio-2010


      Hace siete meses, en la víspera de Nochebuena, me quedé sin palabra como Zacarías. Y me vuelve a la memoria la historia de aquel sacerdote de Jerusalén temporalmente mudo, padre del profeta precursor de Jesús. Nació su hijo tan deseado y nadie sabía cómo llamarlo, salvo su madre Isabel, pues las madres saben siempre el nombre sagrado y único de cada hijo. “Se llamará Juan”, decía ella, es decir: “Dios consuela” (¿cómo podía llamarse si no?). Pero nadie le hacía caso. ¿Y qué decía el padre de la criatura? Poco podía decir estando como estaba transitoriamente mudo, pero quería ratificar la decisión de su sabia y resuelta mujer. Entonces, pidió por señas una tablilla, y en ella escribió: “Juan es su nombre. Dios es consuelo”. Y luego siguió hablando.

     ¡Bien por Zacarías! Yo no llego ni a los flecos de su túnica sacerdotal, pero es la hora de decidir. Ya pasó el invierno, pasó la flor cuaresmal del laurel, la blanca flor del espino blanco también pasó, y las golondrinas volvieron (¡qué pena que este año hayan venido tan pocas!). Todo está tan verde en Arantzazu que hasta la peña blanca parece verde. No es una hora fácil, pero está llena de Dios. Me siento en paz y sin rencor, pero he de resolverme.

     Monseñor Munilla, obispo de San Sebastián desde hace seis meses, ya se ha resuelto. Hace diez días citó al superior provincial –junto con el vicario– de esta provincia franciscana a la que pertenezco, para transmitirles órdenes tajantes: “Debéis callar del todo a José Arregi. Yo no puedo, hasta dentro de dos años [hasta que haya  tomado las riendas de la diócesis], adoptar directamente esta medida contra él. Pero ahora debéis actuar vosotros. Os exijo que lo hagáis”. Y pidió a mi provincial y vicario provincial que me destinen a América a trabajar con los pobres, y ello –les dijo– como “como medida de gracia”, como “ocasión de gracia”. Soy – les dijo también – “agua sucia que contamina a todos, a los de fuera de la Iglesia al igual que a los de dentro”. O irme a América o callar del todo: he ahí la alternativa.

     Soy consciente de la gravedad de la hora y de la gravedad de mi decisión, pero me siento en el deber de decir: NO. No puedo acatar estas órdenes del obispo. Y creo que no debo acatarlas, en nombre de lo que más creo: en nombre de la dignidad y de la palabra, en nombre del evangelio y de la esperanza, en nombre de la Iglesia y de la humanidad que sueña. En nombre de Jesús de Nazaret, a quien amo, a quien oro, a quien quiero seguir. En nombre de Jesús, que nos enseñó a decir sí y a decir no. En nombre del Misterio de compasión y de libertad que el bendito Jesús anunció y practicó con riesgo de su vida. No callaré.

     Me consta que el gobierno de mi provincia franciscana se opone en conciencia a ejecutar las órdenes del obispo, pero doy por seguro que tarde o temprano se verán forzados a hacerlo, pues los tentáculos de la jerarquía eclesiástica son extensos y poderosos. Pero quiero dejarlo muy claro: el gobierno de mi provincia franciscana no tendrá ninguna responsabilidad en las medidas que se vayan a tomar. El obispo y sus curias superiores serán los únicos responsables.

     ¿Y cuáles son las razones del obispo? Es muy probable que la razón de fondo sea aquel asunto de la carpeta, cuya existencia y cuyo nombre (“mafia”) ha reconocido Monseñor Munilla ante mí mismo y ante muchos sacerdotes de la diócesis, aunque, eso sí, explicando el contenido a su manera. Pero no es ésa, evidentemente, la razón que ahora aduce. El obispo me atribuye numerosos errores y herejías teológicas. He mantenido con él varias conversaciones que en realidad han sido severos interrogatorios con el Catecismo de la Iglesia Católica en la mano. No aprobé el examen, y no porque desconozca el Catecismo, sino porque no acepto que sea la única formulación válida y vinculante de la fe cristiana en nuestro tiempo. Si la fe de la Iglesia es el Catecismo tal como Monseñor Munilla lo entiende y explica, admito sin reservas que soy hereje. Pero, ¡Dios mío!, ¿qué es una “herejía”? ¿Existe acaso mayor herejía que el autoritarismo, el dogmatismo y el miedo? ¿Cómo es que no hemos aprendido todavía cuántas verdades han resultado luego mentiras y cuántas herejías del pasado son ahora opinión común? ¿Por qué, si no, Juan Pablo II pidió tantas veces perdón por condenas pronunciadas en el pasado? ¿Cómo es que en este siglo XXI, en esta era de la información acelerada y globalizada, seguimos empeñados en poseer la verdad y en impedir la expresión de las opiniones, incluso de aquellas que se consideran erradas? ¿Cómo es que aún confundimos la fe con creencias y la identificamos con formulaciones, y no hemos aprendido que sólo merece fe el Indecible más allá de la palabra? ¿Cómo es que creemos tan poco en la madurez de los hombres y de las mujeres de hoy para discernir lo que han de pensar y hacer? ¿Cómo es que confiamos tan poco en el Espíritu Santo que habita en todos los corazones? ¿Y cómo es que en la Iglesia, en nombre de la verdad, se persiguen más los errores teológicos que la mentira, el orgullo, la ambición y la avaricia, por no decir la pederastia?

     Pero ésta es mi Iglesia. En ella he aprendido a respirar y a vivir. En ella he descubierto que no hay fronteras entre los de dentro y los de fuera, y que todos somos buscadores, peregrinos, hermanos, y que todos nos movemos, vivimos y somos en el corazón de Dios. En ella, también entre quienes piensan de otra manera, tengo infinidad de hermanas y de hermanos, cada uno con su error y sus heridas, cada uno con su fuente de agua limpia en el fondo de su ser. También Monseñor Munilla es mi hermano, aunque los dos hayamos de soportar este conflicto.

     Esta es mi Iglesia y en ella me quedaré. Pero en ella quiero ser libre y, como antiguamente Zacarías, yo también pido una tablilla. No callaré sino ante el Misterio.

Para orar

Guíame, dulce luz, en medio de las tinieblas que rodean,
guíame hacia adelante.
La noche es oscura y estoy lejos de mi casa.
¡Guíame hacia adelante!
Guarda mis pies.
No pido ver el horizonte lejano,
un paso me basta.
            (John Henry Newman)

La máquina de pelar patatas

     Es una de mis habilidades. Si de algo sé, es de pelar patatas. Claro que ya tengo en mi bagaje un montón de toneladas y buena parte de mi vida.

     La cosa empezaría + ó - por los últimos cincuenta, tal que 58 ó 59; Bujedo, Burgos. Las labores compartidas y repartidas, una semana te podía tocar huerta, otra retretes, otra granja, otra claustros, otra aulas, otra jardines y otra, p.e. cocina. Y cuando entrabas en ésta, siempre había que pelar patatas, porque este abnegado aunque humilde tubérculo entraba en todos los guisos, en ciertos refritos, en algunas salsas e incluso en el pienso de los cerdos, que se zampaban sus peladuras como el más dulzón de los manjares.

     En principio la cosa no era complicada. Una mesa larga, una hilera de guajes con mandilón a cada lado, un cuchillo de variado diseño para cada quien (ver imagen inferior) y un montonarro de patatas cuya cima sólo conseguiamos atisvar levantado bien en alto las cabezas.


     Pelar patatas no tiene ciencia. Tampoco la requiere. Con tal de que no cortes en un dedo, puedes hacerlo como te venga en gana. Eso sí, no vale dejar "cabras", ni "ojos", ni "verrugas". Tiene que resultar al final un producto refinado, limpio de piel y listo para el siguiente procesado.

     Pero si la patata era común, los peladores éramos variados y bien diversos. De modo y manera que unas salían perfectamente lisas y de superficie homogénea, otras en forma poliédrica; alguna tan reducida de tamaño que apenas era reconocible, y la mayoría pasaban la prueba y examen inspector sin pena ni gloria. El resultado final era que una montaña de patatas se había transformado en dos montones de volumen desigual: las peladuras por un lado, el resto por el otro.

     Por aquel entonces a nosotros no se nos ocurría pensar en el coeficiente de rendimiento de nuestro trabajo y deber. Se trataba simplemente de cumplir el cometido en el tiempo estipulado. Tanto montón en tanto rato. Y punto. O sea, que nos preocupaba la cantidad, y no tanto la calidad.

     Pero a la parte inspectora del asunto sí le preocupaba el dicho coeficiente. Porque aunque todo era aprovechable, los cerdos bien podían conformarse con algo menos, al objeto de que la chiquillería comiese algo más. Por eso insistía, la parte ya dicha inspectora, en recomendarnos cómo coger el cuchillo, cómo agarrar la patata, apercibirnos si éramos diestros o zurdos, indicarnos la posición de los pies, señalarnos la inclinación adecuada de espalda, y aconsejarnos fijar la mirada en lo que estábamos haciendo, que no se nos fuera el santo al cielo.

     Así, con el tiempo, llegamos a ser (y servidor uno más entre tantos) expertos peladores de patatas, consumados artistas en separar piel y carne; de tal manera que la mayoría desnudábamos la pieza de un solo corte, dando lugar a unas tiras de piel tan finas que se transparentaban y tan largas que nos servían para competir: la mía es más larga; pero la tuya es muy fina y la mía más gorda…

     Fue primero un rumor y luego un aviso oficial: han comprado una máquina de pelar patatas. Llega la semana que viene.

     Y en efecto, llegó. Todo el mundo expectante quiso asistir a la puesta en marcha de aquel artefacto que habían traído convenientemente embalado en una cajón de madera y que venía a resolver y realizar una tarea que nos tenía a todos tan ocupados.

     La cosa era más o menos redonda, como si fuera un bote de conserva, pero más grande. Bien mirado parecía similar a la hormigonera que usábamos para poner el piso nuevo en el patio, porque tenía un motor, un cable para enchufar y el bote grande que ya he dicho. Pero había otras cosas que no sabíamos qué podían ser, dos a modo de tuberías, una por arriba y otra por abajo.

     No tengo foto de entonces, y pongo esta que he encontrado, que para dar una idea es más que suficiente.


     Cuando la cosa entró en acción, nos enteramos. La máquina recibía agua por una goma enchufada bien arriba; dentro del bote otro bote giraba y giraba; las patatas se echaban por la boca superior, y por abajo otra goma expulsaba un verrón multicolor y espumoso que había que tirar por el desagüe. Al final, parada la máquina, había que sacar las patatas de su interior una a una, o dos a dos, según.

     Las patatas salían preciosas, redonditas, limpias, blancas como la nieve o con un tono amarillo particular, según. Todas suaves, una auténtica hermosura.

     Así fue como en mi más tierna adolescencia, o aún era infancia no lo sé, me apercibí de lo que se nos avecinaba; la mecanización del trabajo, la transformación de la sociedad en industrial pura y dura, la llegada del tan ansiado "coser y cantar".

     Los que de verdad perdieron fueron los cerdos, que a partir de entonces ya no volvieron a probar las peladuras de patata, unas finas y otras gordas, pero todas con algo de carne que llevarse a sus bocas.

     Ahora me guiso patatas + ó - una vez a la semana, según. Carne con patatas, patatas con congrio, acelgas con patatas, patatas guisadas, en fin, lo normal. Nunca fritas, eso seguro. Y en ocasiones, tortilla de patatas, que me chifla.

     Como es de suponer, para mí solo una máquina sería una auténtica pasada; con un cuchillo o una navaja me sobra y me basta. Pero algo aprendí desde muy pronto, que había que aprovechar bien las cosas. Por eso, a pesar de mi maestría en el oficio, para pelar patatas tengo un pelador, como este que figura aquí abajo, que lo compré en una ferretería por + ó - cien pesetas, treinta céntimos + ó - de euro, hace también + ó - veinte años.