No sé qué tiene el Sur que, siendo uno más de los muchos picos de la rosa de los vientos, con harta frecuencia es apenas recordado para hablar del viaje que tenemos proyectado; para citar las playas en las que doramos nuestra piel; para temer invasiones por mar, que por tierra y aire parece que no es posible; para enviar hacia allá cooperantes de la tierra y también excesos que nos sobran; para, en fin, que nos surta de café, cacao, té y otras sutilezas, que al fin y al cabo el móvil nos es imprescindible y el oro y los diamantes son buena inversión en estos tiempos revueltos. ¡Ah!, y también para tener allá las guerras que nos son tan necesarias y aquí cerquita no están bien, que son ruidosas y hacen feo.
El caso es que Saramago nos hacía mirar hacia allá. Pero ya antes otros y otras también lo hicieron. Ahí están, y no sé si ahora es importante citarlos.
A bote pronto, y sin pretender ser exhaustivo, doy nombres sin orden ni concierto: Vicente Ferrer, Ignacio Ellacuría, Francisco Javier, Nicolás Castellanos, Teresa de Calcuta, Llanos, Millán Santos, Ventura Rodríguez, Gustavo Gutiérrez, Jürgen Moltman, Juan Bautista Metz, Jon Sobrino, Michel, Eloy Arribas, Luther King, y otros cien mil más.
El Sur está abajo, bien abajo. Está allí, pero también está aquí. Está en todas partes, pero sólo se ve cuando estorba, o cuando lo necesitamos.
En mi falta de erudición, -Fernando que es verdad que de erudito nada-, me levanté bien de mañana con un título para esta entrada en la cabeza. Llego a la red, y descubro que ya tiene propietario lo que yo creí original.
Esto es “El sur también existe”, de Mario Benedetti
Con su ritual de acero
sus grandes chimeneas
sus sabios clandestinos
su canto de sirenas
sus cielos de neón
sus ventanas navideñas
su culto a dios padre
y de las charreteras
con sus llaves del reino
el norte es el que ordena
sus grandes chimeneas
sus sabios clandestinos
su canto de sirenas
sus cielos de neón
sus ventanas navideñas
su culto a dios padre
y de las charreteras
con sus llaves del reino
el norte es el que ordena
pero aquí abajo abajo
el hambre disponible
recorre el fruto amargo
de lo que otros deciden
mientras que el tiempo pasa
y pasan los desfiles
y se hacen otras cosas
que el norte no prohíbe
con su esperanza dura
el sur también existe
el hambre disponible
recorre el fruto amargo
de lo que otros deciden
mientras que el tiempo pasa
y pasan los desfiles
y se hacen otras cosas
que el norte no prohíbe
con su esperanza dura
el sur también existe
con sus predicadores
sus gases que envenenan
su escuela de chicago
sus dueños de la tierra
con sus trapos de lujo
y su pobre osamenta
sus defensas gastadas
sus gastos de defensa
son su gesta invasora
el norte es el que ordena
sus gases que envenenan
su escuela de chicago
sus dueños de la tierra
con sus trapos de lujo
y su pobre osamenta
sus defensas gastadas
sus gastos de defensa
son su gesta invasora
el norte es el que ordena
pero aquí abajo abajo
cada uno en su escondite
hay hombres y mujeres
que saben a qué asirse
aprovechando el sol
y también los eclipses
apartando lo inútil
y usando lo que sirve
con su fe veterana
el sur también existe
cada uno en su escondite
hay hombres y mujeres
que saben a qué asirse
aprovechando el sol
y también los eclipses
apartando lo inútil
y usando lo que sirve
con su fe veterana
el sur también existe
con su corno francés
y su academia sueca
su salsa americana
y sus llaves inglesas
con todos sus misiles
y sus enciclopedias
su guerra de galaxias
y su saña opulenta
con todos sus laureles
el norte es el que ordena
y su academia sueca
su salsa americana
y sus llaves inglesas
con todos sus misiles
y sus enciclopedias
su guerra de galaxias
y su saña opulenta
con todos sus laureles
el norte es el que ordena
pero aquí abajo abajo
cerca de las raíces
es donde la memoria
ningún recuerdo omite
y hay quienes se desmueren
y hay quienes se desviven
y así entre todos logran
lo que era un imposible
que todo el mundo sepa
que el sur también existe.
cerca de las raíces
es donde la memoria
ningún recuerdo omite
y hay quienes se desmueren
y hay quienes se desviven
y así entre todos logran
lo que era un imposible
que todo el mundo sepa
que el sur también existe.
Saramago fue un hombre entregado a los demás y coherente. Circuló por la red un mail en el que hablaba de los africanos que llegaban a Lanzarote; precioso y desgarrador.
ResponderEliminarLo mejor es que todos (España con doble motivo) somos sur, el sur de algo. Pero eso no lo vemos.
Así dice una canción del gran Jorge Drexler:
ResponderEliminarAl sur del sur
hay un sitio que está olvidado,
que está cerrado como un baúl
el viento
cruza la calle buscando abrigo
y no hay testigos al sur del sur
“no vayas
la ruta no es buena...”
-me dicen-
“no vayas
no vale la pena...”
el tiempo
al sur del sur, se ha detenido,
se ha distraído con no se qué
y el aire
es en realidad una gelatina
tan cristalina que no se ve.
“no vayas
la ruta no existe,
después no digas :
no me lo advertiste”
“no pierdas
tu sitio en la mesa”,
-me dicen-
“no vayas,
¿a quien le interesa ?”
si hubiera en total
dos sitios,
sería el segundo,
el fin del mundo,
el sur del sur.
..Y ese sur nos invadirá (incluso a los que somos sur de algo, que es verdad) y la invasión seguirá hasta el norte que desprecia al sur si no cambian las, políticas o LA POLÍTICA, como sabiamente decía Saramago.
ResponderEliminarBesos Míguel
Glub... se me coló la coma donde no era: las, políticas perdón.
ResponderEliminarEl objeto por el que fue escrita esta carta que adjunto no corresponde con el tema aquí planteado, pero ilustra lo que es "estar en el sur" realmente.
ResponderEliminarSe nos llena la boca hablando de humanidad, de solidaridad,...Hablamos de pobrecillos, de inmigrantes, de alianza de civilizaciones,... De que las naciones , o el gobierno, o el papá estado,... tienen que atender los derechos de los desheredaros. Siempre hay que,...hay que,...Sí pero ¿quién?.La corrección política de nuestros discursos ni siquiera nos da náuseas. Nadie habla ya de deberes, solo existen los derechos. Nos amparamos en la colectividad eludiendo el esfuerzo directo y personal. Eso sí, apelamos y ensalzamos lo que decimos nos dicta el corazón o nos inspiran nuestros sentimientos y pretendemos ajustar nuestra vida a lo que nos sale o aflora desde nuestras vísceras.Nos da mucha pena todo, pero nadie metemos en nuestra casa a un inmigrante, ni alquilamos un piso para un pobre
Yo no sé si Saramagonos nos hacía mirar hacia el sur o si además estuvo en el sur. Pero los que sí están en el sur son al menos estos: