Para Miguel y Miriam, en algún lugar de Argentina: mensaje en una botella

Creer no creo mucho en milagros, pero por probar que no quede.

Resulta, Miguel y Miriam, que nos perdimos en La Alhambra. Estuvimos esperándoos a la puerta del Palacio del Jeneralife mientras vosotros contemplabais las flores hasta que ya se nos cumplió el tiempo; no nos dejaron entrar porque eran las 2 y 10, y nuestra entrada era sólo hasta las 2 de la tarde. Miramos por todas partes entre el gentío y no os encontramos. Y nos fuimos, con pena, pero también con cansancio y con hambre.

Y aquí está el motivo de este mensaje lanzado al mar en una botella. Queremos que os llegue, cuando sea y como sea no importa; que os llegue para que sepáis cuánto sentimos no poder terminar con vosotros en cordial despedida, tal vez departiendo en la mesa conversación y viandas granadinas, tal vez con un abrazo fraternal.

Esta es la historia de aquella mañana del miércoles 17 de septiembre de 2008.

Granada, sobre las 9 de la mañana, dentro de La Alhambra. Quizás en el Salón de Embajadores o en la Sala de los Abencerrajes, o mira por donde a lo mejor era enfrente del oratorio del sultán y a espaldas de la clausurada y no visitable letrina regia. No recuerdo dónde, pero sí noté que, mientras yo leía a Pilar los folios reciclados en los que había fotocopiado las explicaciones que ofrece el Patronato en Internet, entre la multitud variopinta e internacional que ocupaba aquellas dependencias palaciegas, una sombra estaba pegada a mi espalda, y no era precisamente la mía. Pasaban y volvían a pasar personas a un lado y a otro, pero alguien se mantenía junto a mí, y no era Pilar, que la tenía justo por delante. Hasta que tú, Miguel, te adelantaste para preguntar si podías seguir escuchando mi lectura. Comentaste que no entendías que con la entrada no dieran algún tipo de folleto explicativo. Te dije que yo había preguntado lo mismo y me habían remitido a librerías para comprar una guía. Así empezó la cosa, y siguió junto con la visita un diálogo curioso sobre plantas, política, inmigración, costumbres…

Y nos presentamos, bueno os presentasteis vosotros: Miguel y Miriam, argentinos, tres hijos, tal vez de Mar del Plata, tú con raíces italianas, Miriam almerienses, que veníais a conocer las tierras de vuestros mayores y familiares que tenéis en Sicilia y en España, alojados en un apartamento en el Albaycín, qué más, ya no me acuerdo, pero irán saliendo cosas conforme vaya escribiendo…
Nosotros dijimos simplemente nuestros nombres, Miguel Ángel y Pilar, de Valladolid. Así de escuetos somos algunos castellanos viejos.

Total, que formamos un cuarteto de visita pormenorizada, pausada, reflexiva, curiosa de aquel emporio de belleza y de pequeños e interesantes detalles.

De los palacios nazaríes pasamos al palacio renacentista. Comentaste, Miguel, que a quién se le ocurre construir un edificio cuadrado con un patio redondo: todas las dependencias tendrían rincones "impracticables". Concluimos afirmando que tampoco importaría mucho, dado que tardaron en hacerlo 30 años, y dónde estaría entonces el bueno de Carlos V. Yo concluí que por lo menos en Yuste.

Sin prisas recorrimos todas las salas del museo de bellas artes, preguntando con avidez curiosidades a los celadores o "vigilantes", que qué barbaridad de ellos había. Entramos en el museo de la Alhambra y tú, Miguel, te interesaste por cómo los árabes mejoraron la técnica romana del agua al contemplar aljibes y botijos.
A la salida, en el patio o plaza de los aljibes, una multitud de jardineros calmaban su necesidad y tomaban fuerzas en el quiosco bar que ahí está instalado. Comentamos la cantidad de gente que vive de este monumento.
Entramos en la alcazaba y la recorrimos toda entera, desde el Cubo sobre el Albaycín y el Darro hasta la Torre de la Vela con su campana. Preguntasteis si los moros la usaban y yo respondí que no, pero no supe daros más explicaciones. Ahora sí puedo decir lo siguiente:

“La Alcazaba es la parte más antigua de la Alhambra. Fue construida en el siglo XIII por el sultán Alhamar, fundador de la dinastía nazarí, después de ser expulsado del norte de Andalucía.

La Torre de la Vela es la más grande de la fortaleza, la antigua Torre del Homenaje de los reyes moros. Cuando los cristianos tomaron Granada, trajeron una campana cuyo nombre era La Vela, o "la centinela", utilizándola para sonar las campanadas de la victoria desde el punto más alto de la Alcazaba mora. En la lucha entre las religiones, la campana se había hecho el símbolo del cristianismo, de la misma forma que la lámpara era el símbolo del Islam.

La campana es la gran protagonista de esta torre. Antiguamente, su toque servía como reloj nocturno a los agricultores de la Vega para regar sus campos. Comenzaba a sonar de 8 a 9:30 de la noche, y seguía sonando a distintos intervalos y con distintos toques hasta las 3 o las 4 de la mañana, según la estación del año. Esta campana también ha servido para llamar a los granadinos en caso de peligro. Hoy en día, es el día 2 de enero de cada año cuando la torre de la Vela y su campana recuperan el protagonismo que tuvo antaño. En conmemoración de la fecha en la que los Reyes Católicos tomaron Granada, existe una tradición por la cual todas las muchachas solteras de la ciudad que hagan sonar la campana el 2 de enero de cada año, contraerán matrimonio antes de que termine el año.

El paisaje que podemos observar desde la torre es maravilloso, ya que es posible disfrutar de un solo vistazo de una panorámica de la ciudad, Sierra Nevada, la vega y los pueblos de los alrededores.”

¡Fijaros de qué cosas me he enterado después!

Vimos la entrada a las mazmorras, y comentamos cómo estarían los presos en ellas, qué condiciones de humedad, oscuridad y frío tendrían.
Al salir recorrimos de nuevo la plaza de los aljibes y volvimos a entrar a los palacios nazaríes porque aún faltaban cosas por ver.
Recuerdo que me preguntaste por la Sala de las Dos Hermanas. Te respondí que los papeles decían que las dos hermanas eran las dos enormes losas idénticas de mármol blanco, que constituían la parte central del piso de esa sala, que no se trataba de otro tipo de hermanas.

Total que salimos en dirección a los jardines y entramos en la Torre de las Infantas. ¡Qué bonita es! Y eso que por fuera parece un fortín más. La Torre de la Cautiva no la pudimos ver por el interior, no era visitable. Ahora os confieso una circunstancia anecdótica sobre esta torre, que me dejó mal sabor de boca por no poder realizar una promesa.

El día anterior recorrimos La Alpujarra, en especial y con detalle el Valle de Poqueira. La carretera recorre tres pueblos preciosos, Pampaneira, Bubión y Capileira. Los nombres no tienen nada que ver con gallegos, sino con los primitivos íberos que habitaron estos parajes. Como la carretera seguía subiendo tiramos para arriba por una pista bastante buena y llegamos hasta el final, una cadena que cerraba el paso y un puesto forestal de control del Parque de Sierra Nevada. Subiendo media hora por una senda, -nos dijeron-, nos acercaríamos a un mirador sobre el Valle y desde el que se contemplaban El Veleta y el Mulhacen. ¡Cómo no subir, aunque íbamos con mal calzado! Pues subimos y bajamos. De vuelta a Capileira eran las 4 y media. Ningún restaurante nos daba comida. Bajamos al siguiente pueblo, Bubión, y tampoco. Al final, en Capileira, una moza gallarda y granadina, abrió su cocina y se ofreció a prepararnos un plato alpujarreño. A todo esto ya eran casi las 6 de la tarde. Delicioso y abundante, comimos estupendamente. En el diálogo nos contó que ella no era de La Alpujarra, sino de cerca de la capital, Granada; que estaba enamorada de La Alhambra, que de niña había jugado entre los leones del Palacio de los Leones, y que su deseo es que cuando muriera sus cenizas se echaran al pie de un rosal que hay en la Torre de la Cautiva. Me pidió que lo recordara cuando fuera a visitar La Alhambra. ¡Ah! También nos dijo que no dejáramos de visitar el Carmen de los Mártires, donde dicen que enterraron a los artífices de la Alhambra, mutilados para que no volvieran a realizar obras de tal belleza; de Valladolid sólo le sonaba el vino de Yllera y que su cuñado era abulense, de Santa Cruz del Valle. Nosotros le dijimos que una amiga nuestra, Toñi, había estado allí de médico en sus primeros años de profesión.
Tan simpática moza me dio ese recado y encomienda que, por estar cerrada la Torre de la Cautiva, no puede cumplir. No os dije entonces todo esto, pero yo me quedé un poco mohíno.

Os digo que la joven andaluza estaba equivocada sobre el Carmen de los Mártires, porque luego he sabido esto:

“El Carmen de los Mártires se encuentra situado junto a los bosques de la Alhambra. El lugar toma su nombre de los silos y mazmorras que en él existían en tiempos de los árabes, donde se supone que algunos cristianos sufrieron martirio, por lo que los Reyes Católicos erigieron una ermita dedicada a los Santos Mártires. Posteriormente, se construyó en el lugar un convento de Carmelitas Descalzos, del que fue prior San Juan de la Cruz entre 1582-1588. Aún hoy, se puede contemplar en los jardines el cedro (o ciprés) de San Juan de la Cruz, del que la tradición dice fue plantado por el santo. El convento fue destruido en 1842 y los terrenos fueron adquiridos por un particular, quién edificó el actual palacete. En 1958, los terrenos pasaron a propiedad pública y, en 1974, se vendieron de nuevo para la construcción de un hotel que, afortunadamente, nunca llegó a edificarse; a pesar de ello, las obras dañaron una parte del jardín y el palacete. En 1984, volvió a ser adquirido por el Ayuntamiento, llevando a cabo una reforma de todo aquello que había sido dañado, abriéndose al público a medida que ésta se iba realizando. Actualmente, consta de un palacete rodeado por bellos jardines de diferentes estilos. De entre éstos, destacan el denominado jardín romántico, con lago, isla, torreón y escondidas fuentes; el jardín monacal, con cultivo de plantas aromáticas y medicinales; el jardín oriental, con una fuente rodeada de palmeras y el patio islámico, con acequia y gruta, entre otros. Todos ellos sorprenden por su variedad y belleza.”

Vuelvo al relato.
Durante el paseo por el jardín, comentamos con los jardineros detalles de las plantas. ¿Qué son arrayanes? En vuestra tierra, decíais, son árboles grandes. En la Alhambra son los setos recortados que dibujan los jardines. Yo comentaba el parecido que tienen con el boj.
Llegamos a unos naranjos que estaban enfundados en tela de yute. Preguntamos y nos respondieron que estaban recién plantados y el forro les protegía del sol.

Así seguimos viendo, charlando, preguntando…, fotos aquí y allí, estas flores son nenúfares, ¡qué trabajo tiene esto!, decías Miguel; los conserjes de dentro no trabajan tanto como los jardineros de aquí fuera…

Para terminar: no sé quién se desvió, si nosotros o vosotros, el caso es que dejamos de vernos y nos perdimos.

Echo este mensaje dentro de la botella de este blog al mar de Internet. No importa lo que tarde y por dónde le lleven las corrientes cibernéticas. ¡Que llegue al puerto que debe llegar, en algún lugar de Argentina, y que podáis leer estas letras, expresión del buen rato que pasamos juntos y del recuerdo que nos dejasteis dos argentinos a dos castellanos en el lugar más mágico de la tierra: La Alhambra!

Post data: Esto que he escrito Pilar podría haberlo hecho mucho más completo, porque ella y Miriam hablaron mucho más que tú, Miguel, conmigo, Miguel Ángel y, sobre todo, yo contigo; y es que soy de tan pocas palabras que a veces me avergüenzo de mí mismo.

Otra Post data: Si algún curioso internauta llega hasta aquí y puede ayudar en la tarea de buscar y encontrar para volver a enlazar a personas que tuvieron la suerte de conocerse en semejante trance, que sepa que le quedaríamos eternamente agradecidos.
Firmado: Pilar y Miguel Ángel

Fui a Granada. Volveré a Granada.

Este verano nos habíamos propuesto alterar la manera de disfrutar las vacaciones. Por supuesto preferimos la montaña a cualquier otra alternativa, pero dado que hace años que no hemos podido salir, estar de marcha durante veinte días seguidos nos parecía algo expuesto. De modo y manera que nos organizamos tres salidas distintas, ajustadas a la disponibilidad de nuestro tiempo: salir en domingo, al mediodía, y volver el sábado siguiente por la tarde. Así pues, seleccionamos Pirineos, Rías Bajas y La Alhambra.
A Pirineos en la primera semana de agosto, Rías Bajas en la última también de agosto y La Alhambra en septiembre, la semana después de las fiestas de la ciudad.
Y nos ha salido.

Ni que decir que en Pirineos disfrutamos y nos supo a poco. El Valle de Benasque, al que no volvíamos desde hace 7 años, es demasiado para tan poco tiempo. Pero mereció la pena volver a recorrer algunas zonas.

De Galicia, tomando como base Santiago, recorrimos las Rías Bajas y las Altas, saltándonos La Coruña y El Ferrol. De punta a punta, de La Guardia a Ribadeo, con dos pequeñas incursiones al interior: Tuy, para ver el casco histórico, y Lugo, para visitar su muralla. Bonita excursión.
Especialmente emotiva resultó la misa de los peregrinos, a las 12 en la catedral, repleta de gentes de todo el mundo, con ropa de caminantes y rostros cansados.

Por último la excursión a La Alhambra se transformó en un recorrido por parte de la provincia de Granada.


El camping Sierra Nevada, en la misma capital, fue la base que nos permitió subir a Sierra Morena, conocer La Alpujarra, descubrir Guadix y las casas-cueva, acercarnos a Gorafe para ver sus enterramientos del neolítico, para terminar contemplando la fortaleza palacio de La Calahorra.

El motivo principal era La Alhambra y a ella dedicamos toda la mañana del miércoles, de 8:30 a 14:00, que se dice bien; y por la nula información, que ésa es otra, que suministra el Patronato a sus visitantes, no pudimos hacer completo el recorrido por excedernos de tiempo.



Que digo yo que si no habrá peor manera de organizar institucionalmente una visita a un monumento universal.
Tienes que sacar la entrada con un mes de antelación o exponerte a ir a Granada y no encontrarla en taquilla.
Entras por el acceso que te indican y tienes que ir a toda leche al palacio real, distante 800 metros, porque en la entrada tienes esa hora y no otra. El recorrido es sinuoso, complicado y escasamente informado; hay puertas en las que el control no te permite volver para atrás (cosa muy normal cuando vas a tu aire disfrutando de detalles y comparando cosas) y hay puertas que te permiten volver una sola vez, justo para la alcazaba y el palacio de Carlos V. Pero este palacio incluye además el museo de bellas artes y el museo de la alhambra. Así que si te despistas de alguna de ellas, ya no la ves.



Hay cantidad de partes no visitables. Unas porque están en reparación; otras porque están muy delicadas; y otras sencillamente porque no les da la gana.
En resumen: cinco horas y media de visita, levantarnos a las 6 de la mañana para acceder al aparcamiento y encontrar sitio con sombra, contemplar lo que nos fue permitido y al final no poder entrar en el palacio del Jeneralife porque habían pasado 10 minutos después de las 14:00 horas, nos cabreó sobremanera.
Un consejo para navegantes: Si vas a visitar La Alhambra, saca con tiempo una entrada a primera hora (la tarde sólo son cuatro horas, mientras que la mañana son cinco y media) y organízate muy bien. Te controlan en el palacio real, pero también en el palacio del Jeneralife; así que primero visita estos dos sitios y el resto del tiempo dedícalo a lo demás.


Dedicamos una mañana a visitar la zona antigua de la ciudad, de la plaza nueva hacia la Alhambra y el carmen de los mártires; y una tarde/noche para visitar el Albaycin y contemplar desde el mirador de San Cristóbal la ciudad entera.

Un paseo sosegado por las estrechas calles y entre casas andaluzas y cármenes de todo tipo. Mereció la pena.


Subir a Sierra Morena por una carretera general no tiene mérito, pero no está mal. El Veleta a tiro de piedra, 3 horas de marcha, está al alcance de cualquiera.


La Alpujarra es visita obligada. Por lo menos el valle de Poqueira y acercarnos a Trevélez.



Conocer el Marquesado, Guadix y Gorafe era elemental.

Saber que Granada no es sólo la Alhambra ha sido todo un descubrimiento. Tratar a las gentes, amables, acogedoras y muy amantes de lo suyo, ha sido toda una experiencia.


Este cartel es un ejemplo de cómo se cuidan ahora las cosas y cómo te guían y te explican los parajes de visitas.

Y como dice Miguel Ríos, volver a Granada (aunque el tren vaya despacio) con autovías y autopistas por todos los lados se convierte en necesidad muy fácil de satisfacer.

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Este blog que empezó por casualidad y curiosidad, pasó a ser un diario al uso y ahora se ha transformado en un mal libro de viajes, pero ¡qué le vamos a hacer!
El complemento a todo esto está en http://mavs-enunlugardecastilla.blogspot.com/

No pudo ser

La hora hizo imposible mi presencia en mi pueblo, Castromocho, para participar en la novena a la Reina de los Ángeles en su 350º aniversario. La persona que me había "contactado" lo lamentó diciendo: "para otra vez estaremos más organizados y haremos las cosas con más antelación". Bueno, no sé si fueron éstas sus palabras, pero más o menos sí.
No creo que me pillen dentro de 350 años, ¡dónde estarán mis huesos!
De todas formas yo no soy ni mucho ni poco de novenas y, la verdad, tampoco de celebraciones. El tiempo pasa, y pasa. Aniversarios, homenajes, etc. para quienes los busquen y quieran.
A mí me había hecho ilusión volver a entrar en la iglesia de los Ángeles, de mi pueblo, en la que me bautizaron, la que recorría a gatas cuando me llevaban mis padres, la que veía durante todo el día porque está justo enfrente de lo que fue mi casa, donde aprendí a contestar a D. Dionisio en latín al ayudarle en Misa, donde me bebí un día de verano (eso dicen, que yo lo negué siempre) el vino de consumir, donde recibía diariamente 5 céntimos y los domingos 10 por ser monaguillo, donde… En fin, quisiera presidir o concelebrar una Eucaristía, que para eso soy cura del pueblo y aún no me he estrenado en él.

Para otra vez será, pues eso.

En otro orden de cosas, me he metido en un foro "internetiano" sobre "lo sagrado y lo profano" que me tiene un poco "revuelto". Hablar, es un decir, con quien ni sabes qué cara tiene, ni dónde vive y cómo lo hace, si estudia o trabaja, en fin, con alguien del que no sabes siquiera si habla de verdad o te "la está metiendo doblada" no va mucho conmigo. Los temas me interesan, es verdad, pero con enterarme de lo que hay tal vez sea suficiente. Me digo: "miguelangel, tú escucha (lee) y calla". Y eso voy a hacer.

Y otra cosa. Mañana me voy a Granada a visitar La Alhambra. Es un regalo en mi 60 año de vida. La visité desde el colegio, al terminar 6º de bachillerato, y no he vuelto. Me lo merezco. Además debo hacerlo por dignidad, por cultura, por civismo, por universalidad, por…

Para terminar, apunto esta dirección para que conste que también merece la pena: http://blog.chento.org/

He encontrado un tesoro

Haciendo el tonto por internet he encontrado un blog del profesor de la universidad de Valladolid Fernando Manero. Es una auténtica joya, y para que se entere quien se acerque por aquí, pongo su dirección:
http://fernandomaneromg.blogspot.com/

De nuevo vuelvo a tropezar…

Esto parece el "diario" que nunca quise escribir, y que por fuerza de tener un blog me siento constreñido a mantener vivo, a pesar de que nació con fecha de caducidad. Pero ya que lo tengo, voy a mantenerlo por ahora, para aprovechar los momentos lúcidos en favor de los menos luminosos.
El caso es que esta mañana, después del paseo por el pinar con los politos, he instalado los puntos luminosos de la nave de acción socio-caritativa y otros asuntos. Y como ya es costumbre en mí, seguro que los cambiaré. Ya lo he hecho en múltiples ocasiones: he pasado de simples bombillas convencionales de 75 w a bombillas de bajo consumo de 15 w. Luego puse las pantallas de aluminio. Ahora he colocado tubos fluorescentes dobles de 19 w. Pero nada más terminar de hacerlo, he pensado que si los cambio por tubos de 36 w por poco más de potencia tendré mucha más luz. Al fin y al cabo los tengo ahí muertos de risa, y no tengo que gastar ni un céntimo a la parroquia.
En fin, que siempre estoy cambiando las cosas que hago. Espero que en el cambio haya mejora, pero ¿cuándo va a ser la definitiva?
He de ser consciente que no estoy ya para estar subiendo y bajando a 7 metros de altura, y el accidente de mi vecino Roberto me debe hacer estar vigilante y no tentar tanto al riesgo.
Me lo voy a pensar un poco y a ver si consigo aguantarme las ganas de hacer las cosas para "ya". Me lo repito mucho, pero me hago poco caso: migualangel, sé más reflexivo y no te lances con tanta facilidad y precipitación; lo has dejado ya utilizable, no lo repasases más y déjalo, al menos, de momento.
Intentaré dejarlo estar hasta mañana, y luego veré…
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A estas alturas del día, creo que habría que cambiar el título de esta entrada, pero tengo tanta pereza…

En fin, me cuento: no lo he dejado para mañana, lo acabo de terminar. Ya están puestas las luminarias que espero serán las definitivas. Está ahora la nave iluminada más que suficientemente. Me enseñaron de pequeño que las cosas cuantos antes, mejor. El refrán, "no dejes…".

En estas estaba cuando llega el correo. Y me escriben de mi pueblo, que si la novena de la patrona, que si el 350 aniversario de la cofradía, que si los curas hijos del pueblo queremos participar…, y yo por la Virgen de los Ángeles y por el templo donde me bautizaron puedo hacer un esfuerzo y tener un detalle.
Me ha faltado tiempo para llamar a no sé quien, de la cofradía, para ofrecerme, aunque sólo sea el viernes día 12, el único que tengo libre.
Ya me avisarán si encaja el asunto. La hora no es nada cómoda, 9 de la noche, pero creo que me da algo de margen. En fin, el tiempo dirá…
¡Estoy tan contento que me he obsequiado guisándome un pisto sabrosón para comer!

Siempre tropiezo más de un vez en la misma o parecida piedra

He pintado la escalera del medio. La hacía falta, porque l@s chic@s soban mucho las paredes. Y sobre todo cuando pintan van con las manos untadas hasta los lavabos rozando por todas partes. En fin, que he pintado.
Pero en lugar de hacerlo bien y de una vez, lo he hecho mal y de muchas veces.
Para empezar la pintura que tenía guardada estaba estropeada. Claro que de eso no me di cuenta hasta que se secó y empezó a oler…, y ¡qué olor a podrido!
A pesar de estar todo abierto no se iba el maldito tufo, así que me dije: "lo lavo bien y se irá con la pintura que he dado el olorcillo de marras". Una tarea sencilla, que se hace en un momentín.
Si, si… Resulta que llevo aquí ya muchos años. Y no recuerdo de uno para otro las cosas que hago y deshago. Al humedecer las paredes se fueron ahuecando, una tras otra, las diversas capas que a lo largo de mi vida he ido dando a las paredes de esta "¿santa casa?", que a lo visto han sido muchas.
Resultado, que las paredes se han retirado hacia dentro de sí mismas casi un centímetro, o sea, que han adelgazado, y el espacio útil ha aumentado, ¿me sigues?
Como moraleja debiera o debiese decirme (si me hiciera caso a mí mismo): "Miguel Ángel, sé más reflexivo, más cuidadoso, ya que te empieza a fallar la memoria apunta las cosas, no trabajes tanto y tan inútilmente, etc., etc."
Así concluyo que lo que parecía una cosa de nada, de un ratín, se ha convertido en varios ratos largos, y todavía falta ir a por pintura a la tienda. En fin, cosas…

Se murió Joaquín

En un foro que edita Atrio, a una aportación mía, alguien me respondió preguntando sobre mi comunidad:
"¿Cómo es su historia? ¿Cómo son sus miembros? ¿De dónde vienen? ¿Qué les preocupa? ¿En qué andan? ¿Qué hacen cuando se juntan, de qué hablan, cómo se tratan, cómo se escuchan? ¿Qué interés tienen por el otro, por sus cosas? ¿Cómo y quién decide lo que van a hacer juntos? ¿Qué esperan de la Comunidad? ¿Cuál es su vivencia de Dios? …"

El asunto versaba sobre lo aburridas que son la mayoría de las celebraciones de la Eucaristía. Yo me permití advertirles que estaban hablando del "cielo" -por decir un lugar incierto y no terreno-, que la realidad humana y terrena es más terca y no se puede acercar uno a ella con ideas preconcebidas desde un incierto idealismo.

Bueno, pues resulta que esta mañana hemos celebrado el funeral de Joaquín, el del 8º como decía mi madre, el marido de Lola, con quien tantas labores hizo ella en casa de una o de la otra.

¿Resultó aburrido el ceremonial? ¡Qué gilipollez preguntar eso! Yo estaba muy sensible y emocionado; por mí, y por Lola, y por Isabel (la hija que adoptaron, que yo vi crecer, que fui observando cómo se iba "asemejando" milagrosamente a sus padres adoptivos, que ya está casada y es madre…), y también por mis padres que tuvieron tan buena amistad con ellos dos.

El funeral fue una acción de gracias "agradecida" por la cantidad de gente buena que me ha tocado en suerte conocer; fue un acto comunitario en la fe aunque no conocía a la mayoría de la gente que estaba allí; fue un momento liberador porque sé que la muerte no es nada terrible, sino una puerta abierta a la Vida; fue y sigue siendo -porque me está durando todavía en la tarde- un "kairós" (tiempo fuerte), un mojón, un punto kilométrico, una señal en el camino que me orienta y me asegura que la dirección no es demasiado incorrecta.

Me queda el recuerdo de aquel señor con bigote con quien coincidía tantas veces en el ascensor, serio, poco hablador, que de pequeño me daba cierto miedo, que resultó ser una persona encantadora, vitalista, simpática y comunicadora, que a sus 88 años sentía que ya no podía ir a nadar de madrugada a la piscina “por prescripción facultativa”…

Joaquín, recoge el fruto de tus trabajos, enjuga nuestras lágrimas y sigue estando junto a Lola e Isabel que te necesitan aún.