Pero en lugar de hacerlo bien y de una vez, lo he hecho mal y de muchas veces.
Para empezar la pintura que tenía guardada estaba estropeada. Claro que de eso no me di cuenta hasta que se secó y empezó a oler…, y ¡qué olor a podrido!
A pesar de estar todo abierto no se iba el maldito tufo, así que me dije: "lo lavo bien y se irá con la pintura que he dado el olorcillo de marras". Una tarea sencilla, que se hace en un momentín.
Si, si… Resulta que llevo aquí ya muchos años. Y no recuerdo de uno para otro las cosas que hago y deshago. Al humedecer las paredes se fueron ahuecando, una tras otra, las diversas capas que a lo largo de mi vida he ido dando a las paredes de esta "¿santa casa?", que a lo visto han sido muchas.
Resultado, que las paredes se han retirado hacia dentro de sí mismas casi un centímetro, o sea, que han adelgazado, y el espacio útil ha aumentado, ¿me sigues?
Como moraleja debiera o debiese decirme (si me hiciera caso a mí mismo): "Miguel Ángel, sé más reflexivo, más cuidadoso, ya que te empieza a fallar la memoria apunta las cosas, no trabajes tanto y tan inútilmente, etc., etc."
Así concluyo que lo que parecía una cosa de nada, de un ratín, se ha convertido en varios ratos largos, y todavía falta ir a por pintura a la tienda. En fin, cosas…
Bueno, pero si has ganado un poquito de espacio útil, bienvenido sea!! (ni que sea un centímetro) :-))
ResponderEliminarÁnimo, ya verás que chula quedará esta pared cuando esté terminada!!
Gracias por tu visita a mi blog... el blog de la catequista-futbolera-seguidora de Jessica-Fletcher jeje