Dos dedos de frente




Servidor tiene frente despejada, mucho pelo —ya que los burros de mi pueblo tienen eso de natural— y una capacidad para entender muy tirando a normalita. Más hábil en las manualidades que en las teóricas, tiene a gala no encogerse ni amilanarse ante ninguna situación que surja de improviso ni que se le acerque avisando. Como gato panza arriba o lebrel husmeador, ha salido bien parado, más o menos, de vicisitudes dispares y variopintas.
Es por eso que, —permítasele esta incorrección gramatical—, nunca le ha importado cuánto espacio de cara tiene sobre los ojos, ni cuánto pelo a modo de visillo alcance su apéndice nasal; tampoco, nunca, se ha sentido ofendido si alguien le ha espetado no tener ni dos dedos de frente. Pues muy bien, si tú lo dices.
Otra cosa es qué piense de quien usa esa expresión referida a terceros. Porque depende de quiénes sean éstos, la calificación que le asigne será una u otra.
Para el que caso que ahora se contempla, un alto cargo de una autonomía “cualquiera”, el muy mamón ha incluido en su afirmación a casi toda la población de “esa” autonomía, luego de haberla engañado y dirigido con descaro, hasta llevarla definitivamente al huerto. Y el huerto no huele a rosas, aunque abunde en espinos.
El tal alto cargo fue designado, no elegido, porque tal vez sea perito en su materia o muy amistoso de su designante; no creo que fuera porque por casualidad pasara por allí, aunque no podría negarlo. En cualquier caso, es posible que recibiera un encargo y al parecer lo realizara: “cualquiera con dos dedos de frente sabe que no se puede proclamar la independencia”. O puede que ni se molestara y sin más lo soltó; para qué trabajar inútilmente si estaba cantado.
Lo que hiciera o dejara de hacer, si mintió a su designador y a quienes estaban tras este porque lo eligieron, si… Allá todos ellos.
Pero si en lo de los dedos sobre la frente se estaba refiriendo a todo el resto, a quienes pretendía ningunear una vez más, tras haberlo hecho persistente y mantenidamente durante los últimos tiempos… Sepa el buen señor que tendremos la frente que nos corresponda y de la real gana. Pero no nos considere tan bobos como para no comprender la descomunal deslealtad que ha manifestado él y todo su alto equipo de cargos electos y designados a quienes sin pertenecer al pueblo con el que él se identifica, somos, man’que le pese, sus vecinos además de compañeros de tierra, historia y tradición. Y de futuro, téngalo por seguro, porque no hay otra.
Y no le dice quien esto escribe lo de “arrieritos somos” porque, a su pesar, seguimos y seguiremos juntos en el camino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario