Así luce, visto por detrás, el socorrista de la piscina de la que soy socio usuario |
Mientras aligeraba a Tano de su abundante capa,
cortando pelo y guardándome al tiempo de sus feroces dentelladas, me dio por
pensar en la brevedad de la vida y de las muchas dificultades que a pesar de
ello sobrevienen sobre el humano ser tipo medio. Porque ¡hay que ver qué pronto
le crece la melena al condenado animal! Este verano, sin ir más lejos, le he
dado dos cortes, y ahora que entra el otoño, en realidad un verano continuo, me
veo obligado a infringirle otro más. En total tres, en cuatro meses. Lo de “las
dificultades” viene por el hecho constatado de que me lleva una mañana entera y
parte de una tarde, en fiera lid con él, reducir a poco la espesa pelambrera
que tiene por estricto cumplimiento de su natural. Tano es fiel a sí mismo y a
su especie, es un Shih Tzu auténtico,
y lo mismo luce que defiende su autonosuya.
A tomadura de pelo también me suena el césped
artificial que Madrid ostenta orgullosa en su plaza mayor desde hace unas
fechas. He visto fotografías en internet, y se me han quitado las ganas de
darme un garbeo por la capital del reino. Aquí todos los céspedes están pajizos
por la falta de riego ante la escasez de agua, así que ver Madrid en verde
donde debería lucir otro color, como que no.
No llega a tanto lo del ya conocido alemán cardenal
Müller. Pues, ¡habré oído mal!, ¿no acaba de tachar a Francisco papa de
marxista? Está claro que no coincide demasiado con su superior, lo ha expresado
de múltiples maneras, no todas desgraciadamente con fino tacto como debiera corresponder
a persona tan selecta. Pero que utilice munición de tan alto calibre sólo se
justifica por la inmunidad en que se cree instalado. Su anterior disparo errado
fue una propuesta de realizar una “disputatio”, al estilo de los medievales
juicios que sus antecesores en el cargo solían emplear para cargarse a los
disidentes.
Total tomadura de pelo me parece estar resultando el
“procés” a cargo del “molt
honorable” a todo el país llamado
España, Cataluña incluida. No le importa tenernos a todos con el alma en vilo,
él sonríe, siempre sonríe, y además ¿se ríe de nosotros?
Y tomadura de medio pelo, sólo y apenas, la que
Luna, mi perrita teckel, nos ha hecho pasar en unos días agobiantes a mí y a
mis dos machos. Menos mal que todo ha vuelto a la normalidad; así que hay paz y
esperemos también que nos toque gloria.
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