No vamos a hacer caso de quienes dicen que eso ya no
está de moda, que son tradiciones que se mantienen por intereses espurios, que
nadie ya entiende el espíritu navideño, que son unas fiestas que sacan lo peor
y hasta dan tristeza. No vamos a tener en cuenta esas opiniones, no importa si
tienen o no razón en lo que afirman. Sabemos que hay guerras, y personas
muertas de hambre, y gentes huyendo del mal que sufren. No estamos en la inopia
y, aunque nos fastidia, suponemos que el mundo va a seguir girando y girando;
las guerras y las injusticias no se acabarán; la enfermedad y el dolor no
abandonarán su ataque; nuestros esfuerzos por mejorar siempre serán
insuficientes y a duras penas arañaremos a esta vida pequeños trocitos de
felicidad.
A pesar de todo, esta noche nos juntaremos para
cantar villancicos. Nos sale del cuerpo festejar que un niño nos nace que es
maravilla de las maravillas; su risa es la risa de Dios; sus pucheros son
también pucheros de Dios; sus manitas son como las nuestras, y patalea
juguetonamente con sus piernas que mueve un corazón tal que el nuestro.
Cantaremos villancicos a este niño que es el niño
Manuel, el Emmanuel. Dicen que nació en Belén. Esta noche vamos a decirle hola
porque también nace entre nosotros, aunque como todo nacimiento no tiene fijada
la hora.
Le esperaremos, si hace falta, pero una vez recibido
no le dejaremos en su cuna, nos lo llevaremos con nosotros para que sea urbi et
orbe la gloria de Dios en la tierra, la paz de todos los corazones, la
felicidad del ser humano y el amigo que quiere jugar con nosotros, porque
jugando se pasa muy bien.
Sí, esta noche cantaremos villancicos ante el Niño
de Belén.
Foto gentilmente cedida por Fuensanta Clares, de Jardín de Floridablanca |
No hay comentarios:
Publicar un comentario